domingo, 4 de agosto de 2019

POEMAS DE CLEMENCIA TARIFFA



Velada


¡hermosa luna de volcanes!

Esta noche no tiene luna

Sin embargo

Escribo y hablo

A la sombra

Que ocupa su lugar.

¡dulce luna de azúcar!

Cubre tu rostro

Con un velo seguro

Porque de noche

Salen los niños

Sobre hormigas doradas

Y creerán tener derecho

Sobre ti.

¡cóncava luna de agua!

Yo estoy aquí

En una patria infiel

En la mira de tus ojos

En un mecedor azul

Triste y desnuda

Cantando

Frente al espejo.

Yo no puedo pedir

Un aro de saturno

Para mi delgado puño

Ni una cinta de agua

Para amarrar tristezas.


En cambio, sí puedo ofrecer

La excitante abertura

Que centra mis labios.

Intrusa


Me habita otra mujer.
Una extraña, una intrusa
Que no alcanzo a entender.



Yo no puedo pedir
Un aro de saturno
Para mi delgado puño
Ni una cinta de agua
Para amarrar tristezas.

En cambio,
Sí puedo ofrecer
La excitante abertura
Que centra mis labios.


Senos


Suaves, pequeños y tiernos
Siempre erguidos, siempre firmes.

Senos de carne blanda
Grácil figura y vaivén excitante,
Que invitan a probar
Las delicias de la tez canela.
Tallados sin aguja ni cincel
Sobre musgo secreto
Son montes cubiertos de azúcar
Para una boca insaciable.



No me conoces
Aunque he frotado mis labios
En tu lampiño pecho,
He cantado consignas
Con la boca rota,
He pintado en mi cintura
Una estrella roja
Y he aprendido en tus brazos
A hacer el amor
En un beso.
Aún así,
No me conoces.


Trípoli


Allí la tarde parecía
El hermoso cuello
De un cirio pálido.

Pensaba yo,
En la estrechez de su frente,
Sus dientes separados
Y, a la distancia en que ama.
Tal vez nunca vuelva a sentir
Su convexo vientre
Besando mi ahuecado vientre.

La tarde hoy,
Débilmente se recuesta,
Malherida… asombrada.



***

 del libro cuartel, ediciones exilio, santa marta, 2006.



Vacío


En las noches
De mis días,
Maullando,
Mendigo
Un trocito de luna.

¿y qué he conseguido?

 

Ahora


Tómame ahora que aún
No tengo peso en los años.

Ahora que tu promesa no es amarga
Y la edad, aunque igual,
No imagina cobre en el amor
Para atar la misma barra
En el mismo bar.

Ahora que la codicia
No ha goteado el corazón fiel.

Ahora
Cuando aún puedo decir sí.


Pluma


La plaza vieja
De hojas secas, campanas;
Palomas y gorriones se aplacan
Con el agua de la noche.
¡hum! Qué lindo es mirarlo de madrugada.
Qué delicia en sus brazos
Ser la pluma encarcelada.
Qué bello es despertar
Y pensar inmediatamente
Que volverá íntegro
De mi boca roja.




                                                         publicación virtual bogotá, 23 de julio de 2014



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