lunes, 19 de agosto de 2019

POEMAS DE HÉCTOR DE SAINT-DENYS GARNEAU


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(13 de junio de 1912, Montreal, Canadá - 24 de octubre de 1943, Sainte-Catherine-de-la-Jacques-Cartier, Canadá)

SPLEEN



¡Ah! Qué viaje haré
Con mi alma, qué lento viaje

Y qué país veremos
Extenso país, país de tedio

¡Ah! Ya estar exhausto por la noche
Y regresar y no ver nada

Y morir durante la noche
Muerto de mí, de nuestro tedio
....................................
Una especie de reposo
al ver pasar el cielo

Todo lo que pesa fue relegado
La desesperación duerme sin ruido bajo la lluvia

La Poesía es una Diosa
de la que hemos oído hablar

Su cuerpo demasiado puro para nuestro corazón
Duerme bien derecho
Por suerte del otro lado

No será esta vez cuando nos propongamos
Robarle las joyas
que no tiene por estar desnuda.
.......................................
Un buen golpe de guillotina
Para acentuar las distancias

Pongo la cabeza sobre la chimenea
Y lo demás se concentra en sus negocios

Mis pies se van a sus viajes
Mis manos a sus pobres trabajos

Sobre la consola de la chimenea
Mi cabeza da la impresión de estar de vacaciones

Hay una sonrisa en mi boca
Como si acabara yo de nacer

Mi mirada pasa, tranquila y ligera
Igual que un alma liberada

Se diría que he perdido la memoria
Y todo ello forma una dulce cara de loco.
............................................
Hay ciertamente alguien que se muere
Yo había decidido no prestar atención y abandonar
el cadáver por el camino
Pero se va perdiendo la ventaja y ahora soy yo
El moribundo que se me empareja.


Sauces


Los sauces a orillas de las ondas
La cabeza inclinada
El viento peina sus cabelleras largas
Las agita sobre el agua
Mientras que sueñan
Y se complacen indefinidamente
Con los juegos del sol en su follaje frío
O cuando la noche enmaraña sus corrientes.


Los olmos


En los campos
Quietos parasoles
Esbeltos, en una elegancia tranquila
Los olmos se encuentran solos o en pequeñas familias.
Los olmos calmos arrojan sombra
Para las vacas y los caballos
Que los rodean al mediodía.
No hablan
No los he escuchado cantar.
Son simples
Traman una sombra ligera
Llanamente
Para las bestias.

Sauces


Los grandes sauces cantan
Enredados con el cielo
Y sus follajes son aguas vivas
En el cielo

El viento
Hace girar sus hojas
De plata
En la luz
Y es resplandeciente
Y móvil
Y fluye
Como ondas.

Se diría que los sauces se vierten
En el viento
Y es el viento
El que se vierte en ellos.

Hay remolinos en el cielo azul
En torno a las ramas y los troncos
La brisa da vueltas a las hojas
Y la luz salta alrededor
Una fantasía
Con miles de reflejos
Como trinos de colibrí
Como baile sobre las quebradas
Inquieto
Con todos sus diamantes y todas sus sonrisas.

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