sábado, 12 de octubre de 2019

POEMAS DE GUILLERMO SOLANO FIGUEROA


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(Colombia, 17 de octubre1926- 28 de agosto 2014) 

LA LOCA


Tenía sed de caminos
y la ahogaron sus rutas.
Con su morral al hombro
de día o de noche
iba sin rumbo fijo,
comía lo que le daban
pan, cáscara o basura,
el sucio marcaba su piel
y se confundía con la nada
buscando un espejismo
que no fuera mentira.

No tenía pesadumbre,
ni origen, ni destino.
Si caminar es bueno
eso la sostenía.
Sin recuerdos,sin esperanza,
por el camino iba
y su puerto era el cansancio
que la detenía en cualquier parte
y allí se ponía a soñar.
Dejaba su carga, de fatiga,
y comenzaba de nuevo a caminar
medio dormida, como un fantasma.

Y un día, una madrugada quizá,
un carro la mató. Como un harapo
ella y su ropa sucia quedaron sin camino.
El viento movía su canasto
regaba sus jirones de miseria
despeinaba su largo cabello
y ella seguía mirando,
los caminos del cielo,
espejismos del alma
que no encierran mentira,
amor y agua bendita.

Así van por la vida
muchos menesterosos
con su alma solitaria,
itinerario incierto
que marca la fatiga
y que los espejismos
les hacen retomar
porque creen que es verdad
pero cada mentira los vuelve a engatusar.



SE ROBARON EL MONTE


Se robaron el monte y mataron la gente
y de muchos se ignora su destino final
ene ene, exiliados o desaparecidos
en la balaca gris de las grandes ciudades.
Se robaron el monte, vendieron la madera
o quemaron su cuerpo que era como esmeralda
y dejaron los ríos sin flora en sus riberas
al socolar el monte y desnudar su falda.
Se robaron el monte, destruyeron los nidos,
los pájaros no trinan, la muerte los calló,
y las flores silvestres se fueron al olvido
no hay colibríes ni abajas, el campo se acabó.

EXODO


El llano quedó desierto
sin pájaros en su cielo
y los nidos sin garganta
se deshilachan de tedio
pues se fueron los turpiales
y los han visto en la sierra,
se fueron por la violencia
contra ellos desatada
para extinguirlos cual fieras
sin respetar su belleza,
adorno en la primavera
y consuelo en el estío.

Allá los vieron cantando
se fueron sin hacer ruido
emigraron quedamente
una mañana llorosa
con gotas de lluvia leves
que refrescaron su vuelo
para aligerar la fuga,
borrar la huella en el viento
y ocultar así el sendero
de la ruta hacia el olvido,
que se convirtió en recuerdo
de una vivencia extinguida.

En mi infancia el llano era
un enjambre de turpiales
amarillos como el oro
negros como el azabache
que dulcemente con trinos
hacían sonora la vida
pero ya todos se han ido
para la lejana sierra
dejando el llano desierto
como terreno vedado
porque apagaban sus trinos
las gentes de la comarca.

Así se acaban las cosas
que hacen la vida dichosa
y va naciendo el desierto
huérfano de inspiraciones
con su soledad amarga
y sus vidas destrozadas
sin esperanza que vuelvan
a su regazo marchito
los turpiales que se fueron
huyendo de la perfidia
de los que sentían placer
en amordazar su trino.

Hoy he visto comentar
con nostalgia a algún vecino
de las cosas que se van
para nunca más volver
y recordó, conmovido
los turpiales sonorosos
las bandadas de canarios
los burros que rebuznaban
los alcaravanes tristes
con su voz de clarinete
y las campanas del pueblo
que sonaban más bonito.

Es el proceso siniestro
que a la nada nos conduce
por no saber apreciar
la sabia naturaleza
que nuestras manos resienten
con su anhelo de hacer todo
y nos va negando cosas
que ni mostrarnos quisiera
pero que el tiempo nos muestra
cuando remedio no tienen
como si de a poco el mundo
su fuerza fuera perdiendo.
El llano quedó desierto
sin pájaros en su cielo
y los nidos sin garganta
se deshilachan de tedio
pues se fueron los turpiales
y los han visto en la sierra,
se fueron por la violencia
contra ellos desatada
para extinguirlos cual fieras
sin respetar su belleza,
adorno en la primavera
y consuelo en el estío.

Allá los vieron cantando
se fueron sin hacer ruido
emigraron quedamente
una mañana llorosa
con gotas de lluvia leves
que refrescaron su vuelo
para aligerar la fuga,
borrar la huella en el viento
y ocultar así el sendero
de la ruta hacia el olvido,
que se convirtió en recuerdo
de una vivencia extinguida.

En mi infancia el llano era
un enjambre de turpiales
amarillos como el oro
negros como el azabache
que dulcemente con trinos
hacían sonora la vida
pero ya todos se han ido
para la lejana sierra
dejando el llano desierto
como terreno vedado
porque apagaban sus trinos
las gentes de la comarca.

Así se acaban las cosas
que hacen la vida dichosa
y va naciendo el desierto
huérfano de inspiraciones
con su soledad amarga
y sus vidas destrozadas
sin esperanza que vuelvan
a su regazo marchito
los turpiales que se fueron
huyendo de la perfidia
de los que sentían placer
en amordazar su trino.

Hoy he visto comentar
con nostalgia a algún vecino
de las cosas que se van
para nunca más volver
y recordó, conmovido
los turpiales sonorosos
las bandadas de canarios
los burros que rebuznaban
los alcaravanes tristes
con su voz de clarinete
y las campanas del pueblo
que sonaban más bonito.

Es el proceso siniestro
que a la nada nos conduce
por no saber apreciar
la sabia naturaleza
que nuestras manos resienten
con su anhelo de hacer todo
y nos va negando cosas
que ni mostrarnos quisiera
pero que el tiempo nos muestra
cuando remedio no tienen
como si de a poco el mundo
su fuerza fuera perdiendo.

EL RANCHERIA


En la solemne música del río
que ameniza la danza de los peces
una sutil sonoridad de estío
preludia estertores y vejeces.

¡Hermoso Ranchería! cuando creces
inundas y doblegas el plantío
pero el maltrato, que tú no mereces
va agotando tu antiguo poderío.

Se acabó tu ictiológica riqueza
tus riberas parecen un erial
y declina tu mágica belleza.

Es tan grave y patético ese mal
que sólo si te hacen la represa
volverá tu pujanza a ser igual.

ANTEPENULTIMA


Sandunga lúbrica
exótico cántico
lánguida luna
tétrica fronda.

Rústica loma
límpido arroyo
fétido fango
pérfido balance.

Séquito armado
diáfano cielo
pútrido remanso
inhóspita montaña.

Clásica melodía
sancocho trifásico
pésimo augurio
tácito empeño.

Armónico despliegue
terrorífico grito
trámite loco
pírrico debate.

Simétrico montaje
estúpido paciente
sistemático error
retórica vibrante.

Húmedo plantío
tónico mensaje
público amorío
drástico rugido.

Paupérrima zona
paralítica ola
ínfima tarea
trágica ruta.

Histérica charla
diabólico pacto
rítmica canción
metáfora ocurrente.

Esférico cumbión
folclórica función
famélica emoción
límpida estancia.

Traslúcida ventana
indómita fontana
célebre carnaval
cálida fiesta.

Ágape suculento
intrépida jornada
explícita expresión
vernácula canción.

Réplica de la noche
cúspide del ensueño
crisálida naciente
libélula estridente.

Élitro bullicioso
cándido peregrino
ósculo temerario
víctima improvisada.

Cómico fracasado
tímido enamorado
bálsamo ennegrecido
mútila orfebrería.

Émulo sin rival
icástico paisaje
rútila pedrería
dinámico rastreo.

CUENTO SIN VOZ


Mi madre era un cuento azul
que ella misma me contó
cuento de amor y ternura
que su muerte disipó.

No puedo contar el cuento
mi madre se lo llevó
porque el cuento era su vida
y esa vida se acabó.

Digo que era azul el cuento
que mi madre me contó
porque en su final partida
en el azul se perdió.

Diluido en el cerúleo
no lo puedo repetir
cuando terminó esa vida
se murió el cuento también.

El cuento era su destino
el cuento era su vivir
ella misma era ese cuento
paradoja, unión feliz.

Es que una vida tan buena
sólo un cuento puede ser
tan extraño en este tiempo
que nadie lo puede creer.

Vamos a vivir del cuento
que mi madre relató
vivirlo sin recordarlo
fuente es de dicha y amor.

Como ahora quiero narrar
de esa vida que era un cuento
nó, era un cuento y una vida
y ambos de aquí se alejaron.

Sí, ellos volaron muy juntos
cuento y vida ¿ Adónde están?
deben estar en el cielo
¿ Quién puede el cuento contar ?

Cómo se mueren las flores
cómo se diluye un cuento
cuando efímera es la espiga
sobrevive la simiente.

Las madres quizá son hadas
como aves de una leyenda
que nadie sabrá contarla
sólo ellas con su excelencia.

Las madres tejen un cuento
con hilos del corazón
y la plástica de un sueño
con tintes de luz y amor.

Y como la madre es una
su imagen no se repite
se va con ella a la tumba
que borra el cuento y la vida.

Y si yo les cuento un cuento
será otro, malhaya el día
en que aquel se fue al olvido
y murió la madre mía.

LOS MAIZALES


Cuando vuelvan los maizales
A ver paz en sus espigas
Y el campesino en su grano
Vea un futuro de abundancia
No veremos niños tristes,
Ni la tierra desolada,
Lo que impide la contienda
Que ojalá pronto pasara,
Para que Colombia cante
A la redención deseada.

LAS HOJAS


Las hojas son alas vivas
con calor de primavera,
son libélulas cautivas
del jardin y las praderas.

Seres de extraño destino,
algas de río misterioso
que recubren el camino
y ponen el valle umbroso.

Son de las sombras el alma,
del céfiro son el nido,
son mariposas en calma
de uniforme colorido.

Augurio de bienandanza,
preludio de miel y grano,
verde voz de la esperanza,
glauco dédalo de manos.

IMMORTALIDAD


Letra por letra
sílaba por sílaba
palabra por palabra
hoja por hoja
libro por libro
se consumió en la llama
la amada biblioteca
de Pablo, voz de América.

Si eso fue con Pablo
¿qué importa lo demás?
y con Pablo ya muerto
el cuerpo carcomido
sin ardor en la sangre
sin voz en la garganta
sin armas en la mano
vencido por la muerte.

Como quien dice
Muera la poesía!
Abajo la elocuencia!
Maldita la libertad!
Viva el fuego asesino!
Como quien ama la noche
para esconder la culpa,
como las hienas en su impiedad.

Pero la voz de Pablo
se diluyó en el mundo
sin que nadie su fuerza
pueda disminuir
no se perdió una sílaba
ni una gota siquiera
tenía enchufes astrales
con la inmortalidad.

BOLIVAR


Bolívar en los llanos y las cumbres
volaba como águila bravía
quería la libertad
para que el yugo hispano
no fuera en esta América
como eterna coyunda,
augurio de opresión.

Cruzaba heladas serranías,
inmensos ríos, largas llanuras,
anchos mares, penosas vías,
oteaba con recia certidumbre
la luz de un mundo nuevo
y su firme propósito idealista
era crearlo, dueño de su destino.

Culminó su tarea
como un gigante, ileso,
ni espadas, ni balazos,
ni indómitos caballos,
de su sangre valiosa
las gotas dispersaron,
pero la ingratitud minó su alma,
su sueño destrozó, cambió su mundo,
de espacio gigantesco,
por uno reducido,
escuálido y pequeño.

Era águila en las cumbres,
en el llano era un tigre,
un delfín en el agua,
un león en el combate.
Pero perdió una guerra,
con muchos insensatos,
torpes y desleales,
que, arruinada su vida,
le negaron cariño,
lo dejaron muy solo.

Efímero laaurel, traición,
vileza, humano yerro,
que la historia sensata desaprueba
para elevar el genio sempiterno
al solio que enaltece su memoria
donde, invicto y glorioso,
por la senda transita
de la inmortalidad
mientras sus detractores
sin voz ni pies, no se levantarán.

LA FINQUITA QUE ANHELO


Un molino de viento, 300 cocoteros
una vaca, una yegua,
un caballo tranquilo,
un jardín, una casa,
y un florero en la sala
para poner las rosas.

Es la finca que quiero,
sin perros y sin gatos
con una pajarera
y un gallo que me avise
que ya la madrugada
vierte su azul fragancia.

Unos palos de mango,
de ciruela y guayaba,
maticas de tomate y ají para el sancocho,
un cenacho repleto de frutas tropicales
y una hamaca en el patio
para escuchar el viento.

¿Qué más pedir para una vida buena?
la luz de una mujer en la casita
y unos niños que charlen con la luna
para que nunca el pan desaparezca.
Que pájaros invadan el alero,
que la lluvia nos preste su bonanza,
que haya mansos corderos
y un bombillo de luz
para ver la esperanza.

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