*
Agotado, necesitas una esquina, guantes
y la forma en que un boxeador pega ambos puños
, estas dos paredes pueden salvarte.
toma la pintura, este pincel
hace todos los movimientos correctos
aunque la escalera se tambalea a medias
la mitad tiene la oportunidad de construir cada pared
cambiando de color
: es domingo y una vez a la semana
tratas de reparar su gran pérdida
: con ambos brazos, cuerdas fuera de la habitación
para llegar a un fin por algo
que todavía entra y mano sobre mano
vuelve a poner como si la campana todavía funcionara
está acostumbrado al miedo constante y las distancias.
*
Un simple chaleco, aunque sospechas que
hay una silla cerca, con la espalda
acosada por las mangas y sin vida.
–no tocas las heridas
desnudas como la lluvia
da su vida por un lugar
la suciedad podría querer
ahora que no hay nada más allí
excepto la oscuridad cubierta de barro
aferrándose a ti y en los
pliegues astutos en tus brazos los
deja circular hacia abajo, por todos lados
queda vacío por tantos muertos
tendidos a secar una chaqueta de cuero de la
que alguna vez estuviste enamorado.
*
Cojeas de la forma en que un arroyo
calmará una sola roca
y a lo largo del fondo
recuerda este camino
como oscuridad y hojas secas
aunque no mires hacia abajo
–escuchas que está lloviendo: el silencio
no ahora, pero por la noche
estas cenizas flotan en la superficie
mantener un pie hinchado, el otro
tiene tan poco y desde hace mucho tiempo ahora
la escucha en secreto.
*
Leche caliente, mitad con mariposas
y la taza te ayuda a pensar
lo que paso paso claro
dejando que su blusa se abra para que un seno se
enfríe antes que el otro, aunque estés
5 yendo a 5½, tirando de una manta
desde lejos como la hora de la siesta, tus dedos
bajo los buenos días, niños y niñas,
acaricias este borde suave como la luz de la luna
Una vez desbordada una campana dando vueltas hacia abajo
vació la habitación, su boca, años
ahora inmóvil y entre sus manos.
Tomado de:
http://www.ilanotreview.com/theft/five-poems-by-simon-perchik/
*
Ya no te bañas
aunque una lluvia fría
corre por un brazo
duele la forma en que cada río
lleva a cabo su lento descenso
con un agarre mortal
—alrededor de estas lápidas
tu apestosa chaqueta de cuero
aún arreglada para que sus mangas
águila extendida, están llenas
de un cielo ya oscurecido
por las más y más plumas
que aún no tienen rumbo
y tus hombros sin esperanza
ingrávidos sobre el agua.
*
Estas piedras demasiado empinadas, se aferran
a la forma en que las nubes, una al lado de la otra,
dejan pasar una estrella, al aire libre
devoras su luz incineradora
y las distancias, aunque la hierba
recién cortada y regada
Sabe todo acerca de cómo el cielo nocturno
retrocede, erguido, justo
entre cada tumba y el invierno.
donde te inclinas a beber
—siempre el mismo aire frío
dos mañanas a la vez, y te atragantas.
Tomado de:
https://www.cleavermagazine.com/two-poems-by-simon-perchik/
*
Alimentas a estos pájaros por la noche de
la misma manera que cada pluma que usan
proviene de una cantera donde el aire
oscurece con cada aterrizaje –es martes
y todavía no has olvidado
su vuelta por las semillas, interminablemente
llorando por un niño perdido
un hermano, madre, aunque sus ojos
no están seguros de cómo cerrar
al escuchar un nombre, una flor
un río –te llenas la mano de una bolsa
como si en el fondo pudieran oír
un vacío que no es una noche que se va
quedando atrás paso a paso en el suelo
–qué abierto estaba, ya hierba.
*
Y obstinados, sin embargo, estas mechas
calientan la luz que necesitan
para florecer como piedra
luego se aferran, el olor del cabello
quema por dentro, arañando raíces
calentadas por mariposas
y las tardes juntándose
a encender el fuego, sea un mediodía
donde antes no lo hubo.
*
Sin un padre o una madre este silencio
anhela el hogar como las rocas lejanas
vienen para calmarte poco a poco y quedarse
gire su lápida apuntando hacia el este
donde debería estar el oeste, dando vueltas y vueltas
alisando la Tierra para el viento
una y otra vez escribiendo tu nombre en el aire
firmando todo –necesitas esta brújula
para volver, encontrar el río otra vez
lleno sin tocar tus dedos
o la pequeña roca en la parte superior ya no se mueve
vaciado para encontrarte una orilla cercana.
*
Te enfrentas cada tarde a la forma en que esta ventana
se convierte en una herida, se pega al alféizar
aunque en la oscuridad es la cortina.
que apesta a humo cuando las
mangas vacías se desprenden cuando se cubren con encajes
aún calientes de alcanzar esas plumas
los dolientes salen por el suelo a echar raíces
saben qué hacer con los cristales rotos
con el agujero tan cerca y siguiendo.
*
Aunque no hay tumba para su sombra
, la piedra que cubre tu rostro
tiene un lugar para una boca como el vacío
que llega sedienta, cansada, lado a lado
–muertos ya no tienes mejillas
necesitas una máscara y detrás de su silencio
el toque cuando las lágrimas se hacen demasiado pesadas
–era el entierro habitual –flores, tierra
y a puñados una costa
para que no caigas – tus ojos
usan esta oscuridad ahora para las lunas
que hace mucho tiempo dejaron de pasar.
*
Para terminar su día apuntas hasta que la lámpara
cede, oscureciéndose como si esta vez
las estrellas quedaran desnudas en la punta de tu dedo
y escuchas que la habitación se despliega y
se convierte en un testigo que no es una flor
que te lleva a ver por ti mismo
lo que pasa por esquinas y raíces
en paredes que ya no se mueven –acusas
y la luz retrocede lenta y sola.
Tomado de:
https://www.sonsanddaughtersjournal.com/poetry/4-poems-by-simon-perchik
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