miércoles, 5 de agosto de 2015

Poemas de Ciro Mendia

  • Mejor Así

Así quería verme, abandonado,
sin quién caliente para mí una sopa,
sin quién remiende mi raída ropa
ni coja las goteras del tejado.

No hay quien me sirva un tiro ni una copa,
no hay quien me haga mi lecho desolado,
estoy hace diez días levantado
y no ha vuelto ya más la antigua tropa.

Así quería verme, pobre, viejo,
de púas erizado el entrecejo
y la mirada llena de pistolas.

Sólo me hablan los libros, los retratos,
y sin embargo tengo buenos ratos,
cuando me veo con el diablo a solas.

  • Cambio de Escena

Yo vivía al derecho y buenamente,
era dueño y señor de mi pobreza,
pero nunca faltaron en mi mesa
el pan ni la botella de aguardiente.

Yo era el amigo de la buena gente,
yo no dejaba entrar a la tristeza
en mi sangre y reía con largueza
y era ingenioso y casi inteligente.

Me divertía con sabrosas ganas
y al aire echaba canas, tantas canas,
que invadió la calvicie mi cabeza.

Pero un día la muerte —actriz notable—
abrió otra vez mi puerta respetable
y la velada convirtió en tragedia.

  • En Casa

Yo soñaba en mi casa, viejo, oscuro,
entre libros y lágrimas y penas,
y aspiraba a quitarme las cadenas
y huir, saltando por el alto muro.
Ya mi razón se iba del seguro,
mis manos no eran ya las manos buenas
que de heridas con sal se alzaban llenas
y a un milímetro estaba del cianuro.

Entró una sombra azul, qué bien lucía,
y dijo en baja voz —¿Decirme quiere
si vive aquí el cantor Ciro Mendía?

Yo que al piano ensayaba un miserere,
le dije sin creer lo que veía:
—No, señor, aquí muere.


 SOLEDADES

.
Pesa el ambiente y un doliente peso
hace llorar la página del día;
se me rompen la voz y la alegría
en esta soledad de carne y hueso.
.
Se me clava la ausencia de tu beso
y hace sangre mi luz. Yo te diría
que ya mi corazón perdió la vía,
porque el tuyo ha olvidado su regreso.
.
A esta casa sin miel y sin objeto,
hasta la lumbre le faltó al respeto
y el viento y el amor la han golpeado.
.
Es una isla conmovida, en donde
se oye de noche, pávido, y se esconde,
el grito de un fantasma enamorado.

LAS DOS AVENIDAS

.
Por la avenida del olvido, lento
iba mi corazón convaleciente,
iba medio feliz, medio sonriente,
casi sin un dolor, casi contento.
.
Ya no tenía nubes en la frente
y estaba más sumiso el pensamiento,
y en ese fino y cálido momento
nada oscuro guardaba ya en la mente.
.
Yo miraba las aves y las hojas,
la tarde ardía de pinturas rojas,
cuando te ví de nuevo y no me viste.
.
Yo dejé del olvido la avenida
y tomé del amor, la conocida,
y por la del olvido tú seguiste.

TRAGEDIA DE UNA VIRGEN


Era una buena chica, bien plantada,
Vivaz, alegre, fina, coquetona,
Era una gran delicia su persona
Por dioses y por diosas alabada.

Las tres gracias le dieron la corona, 
Y por grandes poetas celebrada
Fue en el alto Parnaso señalada
Como la más picante y la más mona.

Pero el amor –el bicho entre los bichos-
Que tiene sus manías y caprichos
De su moral va siempre a la defensa.

-Virgen y rica soy… me dijo un día,
Y exclamé sin creer lo que decía:
¿Virgen y millonaria? ¡Que vergüenza!




Nada de Misereres

Yo no quiero morir, morir me asusta
y la muerte se me hace muy pesada,
me cae gorda la desnarigada,
pues no sabe de amor, ni a nadie gusta.
Me molesta y fastidia con su fusta
y con perdón, no sirve para nada,
es una pobre hembra fracasada,
y es aguafiestas y además injusta.
Yo no quiero morirme ni de broma,
me gusta más la pera que el fibroma,
más la luz que los largos apagones.
Me gusta más la risa que el lumbago,
por un responso que me den un trago
y el cielo se lo dejo a los gorriones.

Discurso del Homenaje

En el mar de mi vida, un oleaje
cortó mi nave con su doble filo
y un dolor negro con su viejo estilo
ha malogrado mi terrestre viaje.
Para poder venir a este homenaje
tuve que alzar mi corazón en vilo;
saqué mi alma de su helado asilo
y hasta mi casa con amor la traje.
Y al corazón le dije: —Viejo, vamos
a agradecer honores. Y aquí estamos
en esta noche grata pero yerma.
Mas sabed que mi alma azul no vino,
porque del goce ya olvidó el camino,
y porque estaba demasiado enferma…

Antes de Caer el Telón

Muy bien, queridos, en morir consiento,
me les entrego ya de pies y manos,
preparen la madera y los gusanos,
que está finando aquí mi último aliento.
Se terminó esta farsa y este cuento,
yo les deseo permanezcan sanos.
Va a caer el telón… ¿Decís, hermanos,
que deje blanca para el gran momento?
Nada de misas ni de plañideras,
ni músicas, ni mármoles, ni ceras,
yo me niego a dejar —rotundo, ufano—
para tales minucias mis dineros.
Me entierran en el hueco más cercano,
o los apesto gratis, caballeros.

Sacándole el Cuerpo

Permita el moribundo me retire
que a la muerte le tengo mucho miedo,
nunca en sus mañas viejas yo me enredo
y ni siquiera admito que me mire.
Mas yo quiero saber si cuando estire
mi ilustre pata —si es que hacerlo puedo—
y cuando quede por completo quedo,
mi modo de morirme se me admire.
Como homenaje póstumo quisiera
que amigos ebrios a mi cabecera
celebraran mi último suspiro.
No soy rey —ni de copas— te lo advierto,
pero qué grato oír después de muerto:
¡Ciro Mendía ha muerto! ¡Viva Ciro!

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