jueves, 13 de agosto de 2015

Poemas de Djuna Barnes

A UNA DE OTRO HUMOR

¿Oh amada querida, debería dejar
de mirarte, siempre con ojos húmedos,
y quejumbrosos besos de estos labios donde yace
más miel que en tus áloes? ¿Debería romper
aún más oscuras hierbas, y suspirando no perder de vista
con fingida lamentación y gritos temerosos,
rodeándote lentamente con blasfemias
porque estaría bailando? No, me falta
la necesaria torpe salmodia de la desesperación.
No resuena en mí tu sombrío humor,
ni está en mi corazón. Ni en ningún lugar
dentro de mi carne, la misma carne que enamoraste.
¿Entonces para qué aflojar mi trenzado pelo
ocultando mis ojos, y pretender que cavilo?

VERSO

Si alguien pregunta «¿cómo es enamorarse
De una que no puedes desechar, al ser ella más joven?»
Cómo debería ser, contestamos, quién puede probar que
La caída del diente de leche en la lengua,/
Es ya suficiente otoño en la boca.
(¿Los jóvenes?)

ELLA PASÓ POR AQUÍ

Aquí donde los árboles aún tiemblan por tu huida
Estoy yo y trenzo finos látigos para castigarte.
¿Cómo podremos encontrarte, a ti que te has ido
Toda vestiditos, ceceando por la ciudad?
Grandes hombres a caballo te cazan, y fuertes jóvenes
Usan sus flechas en el leve aire.
Pero a mí me escucharán silbando a donde voy
Trenzando largos mechones de hierba y de pelo semental.
Y en la noche cuando treinta halcones se eleven
En ritmo pendiente, y el borde del camino en ruidos;
Cuando ellos quemen campo y mata y seto,
Yo te robaré como un penique entre la multitud.
A UNA DE OTRO HUMOR
¿Oh amada querida, debería dejar
de mirarte, siempre con ojos húmedos,
y quejumbrosos besos de estos labios donde yace
más miel que en tus aloes? ¿Debería romper
aun más oscuras hierbas, y suspirando no perder
de vista
Con fingida lamentación y gritos temerosos,
Rodeándote lentamente con blasfemias
Porque estaría bailando? No, me falta
La necesaria torpe salmodia de la desesperación.
No resuena en mí tu sombrío humor,
Ni está en mi corazón: ni en ningún lugar
Dentro de mi carne, la misma carne que enamoraste.
¿Entonces para qué aflojar mi trenzado pelo
Ocultando mis ojos, y pretender que cavilo?

ANTIGÜEDAD

Una dama en una capucha de tela ligera
Con rectas lengüetas fijas y ojos mudos,
Y bellos labios finos y hábilmente dibujados
y extrañamente sabios.
Un camafeo, una gola de encaje,
Un cuello cuadrado con los ángulos bien puestos;
Una fina nariz griega y junto al rostro
una lustrada trenza.
Bajas, curvas hacia los lados, teñidas de ámbar
Las pálidas orejas atrapadas en su trampa.
Y un perfil como una daga yaciendo
entre el pelo.

TRANSFIGURACIÓN



Con manos de hierro cava el profeta
en la arena cambiante del desierto.

El insecto retorna a su estado de larva,
vuelve a ser semilla la rosa trepadora.

A la garganta vacía de Moisés, como humo
regresan todas sus palabras.

El cuchillo de Caín deshace la estocada,
Abel se levanta del polvo.

Pilatos no puede encontrar su lengua.
Está desnudo el árbol del que Judas colgó.

Desde la tierra brama Lucifer,
Cristo cae en su muerte.

La costilla se pliega otra vez a Adán,
una criatura llora en su costado.

La extensión del Edén es verde y espesa.
El bosque jadea, sin bestias a la vista.

Con sed furiosa, el sol liberado
alimenta al primer día con el último día.




SUICIDIO



Cadáver A



La trajeron adentro, un pequeña crisálida
    hecha trizas,
con un cuerpito golpeado como
una luna con miedo
y todas sus sutiles sinfonías,
una runa crepuscular.


Cadáver B


Rápido, le dieron unos empujones de acá
       y de allá.
Su cuerpo abreviado por el shock
como un gato de urbe.
Ella estaba lánguida como un jarrito
de cerveza que se quedó sin espuma.



Transfiguration


The prophet digs with iron hands
Into the shifting desert sands.

The insect back to larva goes;
Struck to seed the climbing rose.

To Moses’ empty gorge, like smoke
Rush inward all the words he spoke.

The knife of Cain lifts from the thrust;
Abel rises from the dust.

Pilate cannot find his tongue;
Bare the tree where Judas hung.

Lucifer roars up from earth;
Down falls Christ into his death.

To Adam back the rib is plied,
A creature weeps within his side.

Eden’s reach is thick and green
The forest blows, no beast is seen.

The unchained sun, in raging thirst,
Feeds the last day to the first



Suicide


Corpse A


They brought her in, a shattered small
Cocoon,
With a little bruised body like
A startled moon;
And all the subtle symphonies of her
A twilight rune.

Corpse B


They gave her hurried shoves this way
And that.
Her body shock-abbreviated
As a city cat.
She lay out listlessly like some small mug
Of beer gone flat.


La soñadora


Cae la noche, en oscurecidas formas que parecen-
Tantear, con misteriosos dedos hacia la ventana -luego-
Descansan en el dormir, envolviéndome, como en un sueño
Fe mía -¡que yo pueda despertar!

Y gotea la lluvia con el mismo triste, insistente ritmo.
Temblando a través del vidrio, inclinándose lacrimosa,
Y suave golpetea, como pequeños pies temerosos.
Fe mía -¡qué tiempo este!

El plumoso fresno aletea; allí sobre el vidrio,-
El fuego moribundo lanza un parpadeante rayo fantasmal,-
Y luego se cierra en la noche y la lluvia cae suave.
Fe mía -¡qué oscuridad!


(Harper’s Weekly, 1911)




Ocaso de lo ilícito


Tú, con tus largas y vacías ubres
Y tu calma,
Tu ropa blanca manchada y tus
Fláccidos brazos.
Con dedos saciados arrastrándose
En tus palmas.

Tus rodillas muy separadas como
Pesadas esferas;
Con discos sobre tus ojos como
Cáscaras de lágrimas,
Y grandes lívidos aros de oro
Atrapados en tus orejas.

Tu pelo teñido cardado a mano
Alrededor de tu cabeza.
Labios, mucho tiempo alargados por sabias palabras
Nunca dichas.
Y en tu vivir todas las muecas
De los muertos.

Te vemos sentada al sol
Dormida;
Con los más dulces dones que tenías
Y no has conservado,
Nos afligimos de que los altares de
Tu vicio reposen profundos.

Tú, el polvo del ocaso de
Un amanecer húmedo de fuego;
Tú la gran madre de
La cría ilícita;
Mientras las otras se encogen en virtud
Tú has dado a luz.

Te veremos mirando al sol
Unos cuantos años más;
Con discos sobre tus ojos como
Cáscaras de lágrimas;
Y grandes lívidos aros de oro
Atrapados en tus orejas.

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