Declaración
En tu belleza sumergida
veo la vida explicada
y la respuesta del enigma oscuro
revelada.
En tu belleza sumergida
orar yo quiero.
Bienaventurado es el mundo,
puesto que existes.
Muda de claridad,
en luz ahogada,
quise morir en tí,
en tu belleza sumergida.
Eres mi consuelo más puro
Eres mi consuelo más puro,
eres mi más firme protección,
eres lo mejor que tengo,
pues nada duele tanto como tú.
No, nada duele tanto como tú.
Quemas como hielo y fuego,
cortas mi alma como acero:
tú eres lo mejor que tengo.
Los dioses
Los carros de los dioses
no sacuden las nubes,
avanzan deslizándose
callados como rayos de luz.
Los pasos de los dioses son
casi inaudibles,
como el susurro de la hierba
apenas presentido.
Cautelosamente, cautelosamente
sigues los senderos
que tienen el aroma
de su proximidad vivificante.
¡No grites nombres!
Ellos huyen, te dejan
llena de palabras
en un mundo vacío.
El triunfo
El triunfo, el triunfo no tiene voz
ninguna,
ningún frenético clamor de júbilo.
¿Existen caminos tan sencillos y llanos
bajo esa luz tan sobriamente austera?
El triunfo, el triunfo no tiene color
alguno.
Frente a su mirada, la opulencia parece lastimosa.
Sereno y pálido en su pálida aureola
se aleja, silencioso, de la mentira y el estrépito.
El triunfo, el triunfo, es raras veces
visto,
pasa de largo, como un espíritu en visita.
Bienaventurado aquel a quien su claro espectro
espera con luces en la fiesta de la muerte.
El canto de Lilith
Las nubes cuelgan, pesadas,
maduran en la tibia oscuridad, donde se ocultan
racimos de uvas de nocturno azul
grávidas de vino,
que silenciosamente se vacían sobre la tierra,
grávidas del vino de la Profundidad,
grávidas de poder secreto
succionado del mar y del cielo
y amargo rocío en la región de la última tiniebla.
El vapor caliente de la vida
se condensa en gotas,
cae en la noche mortalmente silenciosa.
¡Alza la copa! Vas a aprisionar
la llave que conduce a donde nadie ha puesto su pisada,
la tierra donde el espíritu, libremente,
más allá de los límites del tiempo,
goza durante eternidades
cosas que nunca se imaginan, ni se ven, ni se sienten.
Detrás de mundos en vigilia
hierven extraños mares de deseo y maldición,
hornos de fundición de las profundidades,
de los que saltó, como una salpicadura,
cuanto podemos ver.
¿Te atreves a recorrer ese camino
trazado en el ebrio arrebato del horror?
Aterrorizada, dichosa,
llegarás a la oscura casa de las Madres eternas...
Frágil sobre aguas infinitas,
flor de la Profundidad, que no vió nunca su raíz,
libélula de un día, miedosa de la noche,
alguna vez te habrá de recibir la noche de las Madres!
La Muerte es negra de dolor.
La Muerte es blanca de deseo.
Sumergida en sus olas susurrantes
olvidarás la pálida costa brumosa de la vida.
Conocimiento
Todos esos prudentes de largas redes,
sólo encuentran la enorme carcajada del mar.
Amigos, ¿qué buscan ustedes en la playa?
El conocimiento nunca puede ser aprisionado,
jamás puede ser poseído.
Pero si tú, audaz como una gota
caes en el mar para disolverte
dispuesta para cualquier metamorfosis,
entonces despertarás con piel de ostra
y ojos verdes,
en vegas donde pacen los caballos de mar
y serás conocimiento.
DUELE CUANDO LLEGA LA PRIMAVERA
Traducción del sueco Omar Pérez Santiago
Sí, duele cuando los tallos
brotan
¿Por qué sino la primavera vacila?
¿Por qué todo el ardiente deseo
Se lía a lividez amarga y fría?
El brote fue un capullo todo el invierno
¿Qué es esa cosa nueva, que socava y estalla?
Sí, duele cuando los tallos brotan
dolor del que crece
y del que se encapulla
Sí, es difícil cuando las gotas caen
Temblando de miedo pesadamente cuelgan
Asidas a la rama, se hinchan, se deslizan
La gravedad las tira hacia abajo, aunque se adhieran
Difícil ser incierto, temeroso y dividido
Difícil sentir la profundidad que tira y llama
Sin embargo quedarse y solo temblar
Difícil desear permanecer
Y desear caer.
Entonces, cuándo es peor y nada
ayuda
Los brotes del árbol rasgan en júbilo,
Entonces, cuando ya no existe ningún temor,
Caen brillantes las gotas de la rama
Se olvidan de su temor ante lo nuevo
Se olvidan de su ansiedad por el viaje
Viven su mayor certeza por un segundo,
Y descansan en esa confianza
Que
crea el mundo.
Sí, por supuesto duele
Sí, por supuesto duele
Sí, claro que duele al romper los capullos.
¿Y por que habría de temblar la primavera?
¿Por qué toda nuestra ardiente añoranza
en helada palidez amarga se uniera?
Si todo el invierno estuvo cubierto, ¿qué pudo
de nuevo traer lo que estalla la tierra?
Sí, claro que duele al romper los capullos,
duele por lo que crece
y por lo que encierra.
Sí, es duro el caer de las gotas.
Pesadamente cuelgan y de miedo, temblorosas,
se pegan al vástago, crecen, rolan -
el peso tira hacia abajo, pero siguen las
notas.
Es duro ser incierto y temeroso, escindido,
duro sentir como el abismo llama y atrae,
sentarse de pronto y apenas temblar -
es duro querer quedarse
y querer caer.
Entonces, cuando empeoran las cosas y no
hallan
ayuda los brotes para romper en su júbilo.
Entonces, cuando ningún miedo ya retiene,
en resplandor caen y se hunden del vástago las
gotas
olvidan que han sido espantadas por lo nuevo
olvidan su miedo antes del vuelo desplegado -
por un segundo sienten la seguridad suprema,
en la confianza quedan
que ha creado el mundo.
A UN AMIGO
Vuela
el águila por el espacio con alas extendidas.
Ligero
es el aire donde se desliza, y difícil respirar.
Se
ve tan sola en el aire de las montañas invernales.
Ocaso
y frío son su séquito --
su
única alegría
la
de sentirse volar con fuertes alas.
Tan
alto viajas por el vacío cielo de invierno,
valiente
como el águila por voluntad del rayo.
Renunciaste
a buscar la dicha y elegiste sendas
empinadas
que a los débiles nos asustan.
Y
qué pálido yerras,
como
el viento, con fuertes y rápidos pasos.
Mi
mundo se parece y no se parece sin embargo al tuyo.
Danza
y ríe mi estrella entre misterios celestes.
Tu
dicha gris de hierro, que amo en la honda lejanía.
Déjame
andar a tu lado
y
entrar con una sola mirada
en
tu mundo invernal, en tu voluntad de rayo.
LOS SERENOS PASOS QUE ME SIGUEN
Si escucho, oigo escaparse
la vida
ahora cada vez con mayor rapidez.
Los serenos pasos que me siguen
muerte eres tú.
Antes estabas muy lejos
yo te quería demasiado.
Ahora que ya no te deseo,
ahora estás ahí.
Muerte querida, hay algo en tu
esencia
que consuela dulcemente:
¡cómo preguntas si uno se ha
hecho grande
o ha malgastado toda su vida!
Muerte amada, ahí hay en tu
esencia
algo que te deja limpia y
transparente:
aquello que es igual en los malos
y los buenos
lo pones al descubierto, lo
desnudas.
Ven conmigo y deja que te tome de
la mano,
tranquiliza profunda y
buenamente.
Lo hermoso lo haces esencialmente
grande,
lo feo lo haces pequeño.
Es como si quisieras algo de mí.
Claro que quieres un regalo:
una llavecita extraña
la palabra sí.
¡Si, si, yo quería!
¡Si, si, yo quiero!
A tus pies deposito mi devoción
así crece la vida.
Traducción Francisco J Úriz
PEDÍ UNA COSA
Pedí una cosa
profunda seriedad
-lo que fue la muerte de muchos-.
Pero pedí todavía una cosa más,
una que sólo se les concede a los fuertes:
el mutismo del corazón.
de Moln, 1922
Memoria
En silencio Quiero agradecer a mi destino:
no soy de estar
completamente sin ti.
Como una perla crece en una
ostra,
por lo que dentro de mí
tu esencia húmeda crece con
dulzura.
Por fin un día me he
olvidado -
a continuación, va a ser la
sangre de mi sangre ,
a continuación, va a ser uno
y yo -
que está en el poder de los
dioses.
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