miércoles, 31 de enero de 2018

POEMAS DE CHRISTINE LAVANT

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(4 de julio de 1915, Austria -  7 de junio de 1973, Wolfsberg, Austria)

la mística de la tristeza

Oigo la pesada luna aproximarse
Oigo al sonámbulo superficial,
Mi memoria afila los cuchillos
En la piedra de la memoria.
Cinco cuervos picotean las vacías cabezas de amapolas,
Su corona lleva una víbora
Y reposando en la oquedad del corazón
Las semillas llevan el sueño.
Los pequeños cuchillos cantan alegremente y armados:
Sacrificaremos la obesa luna,
Desnudaremos la serpiente insolente
Y limpiaremos el triste tazón.
Escucho caer la pesada luna,
Escucho el silbido de las delgadas criaturas,
Cinco bravías aves trasplantan
El corazón en la memoria.
Publicado por Valdemar Quijano

Rompe la campana en mi oído

REPITA LA CAMPANA en mi oído,
corta el nudo en mi garganta,
calienta mi corazón sofocado
y madura mis globos oculares.

Vine atrofiado desde el útero.
¡Oh, me habías arrojado al sol
y a la estrella de los perros por la noche! Tu ternura era la culpa de
que revolviera demasiado pronto a través de la escena del incendio.

¿Quién ha extinguido mi Tierra demasiado temprano?
Allí se habría lanzado la campana, se habría
quemado el nudo y mi corazón se
habría iluminado, mis globos oculares tendrían un núcleo. 

¿Quién me ayudará a morirme de hambre esta noche?

¿QUIÉN ME AYUDARÁ a pasar hambre esta noche
y todas las noches por venir?
La luna redonda traza una gran curva
muy lejos de mí, ya estoy demasiado delgada para eso.

Me gustaría mucho bajar los ojos
como guijarros por mi ventana,
para que un borracho, en la calle,
los aplastara en las primeras nieves.

Pero incluso ciego, todavía
sabría sobre todas las cosas y siempre
veré que te vas, ya que las chispas se elevan en mí
como estrellas de hambre por el llanto. 

Déjame entrar antes de que tu gallo despierte 

Déjame entrar antes de que tu gallo se despierte
y te serviré en la casa de los huesos,
golpearé el tambor del corazón, crearé tu aliento
y regaré la rosa sagrada tres veces,
mañana, tarde y noche.

Déjame entrar antes de que mis ojos ardan,
y fundiré tu reflejo libre
y lo haré rey sobre los ángeles
y se lo ofreceré a Dios como su semejanza
llena de fe, llena de esperanza, llena de amor.

Déjame entrar antes de que se me rompan las alas
y decapitaré a la serpiente de la muerte nueve veces,
desenterraré la raíz de la pena, la comeré yo mismo
y sacaré del
pan de malla del sol para ti, el vino y la paloma. 

*********************************************
Huele a nieve, la manzana del sol cuelga
tan hermosa y roja en el cristal de mi ventana;
si ahora desterraré la fiebre de mi reclamo
, se convertirá en una comadreja, los vecinos colmillos
y entonces nadie calentará mis dedos fríos.
A través de la aldea hoy pasearán cantantes de estrellas
y llegarán seguros al camino de mis hermanas.
Estoy un poco más triste que ayer,
pero no lo suficientemente triste como para ser puro.
Me encantaría tomar la manzana con seguridad
y oler en secreto su cáscara
solo para saber cómo sabe el cielo.
La comadreja se agazapa salvajemente y con temerosa prisa
tal vez busque el talón del vecino,
ya que mi corazón se siente tan estrechamente.
No sé si el cielo se arrodilla
cuando uno es demasiado débil para llegar allí?
Alguien ya tomó la manzana donde ...
Pero en realidad mi habitación está bien
y probablemente sea más cálida que un árbol lleno de nieve.
Sólo la mitad de mi cráneo me duele ahora
y, de todos modos, ahora en esa sangre mía
duermo con una flor que camina cerca y lejos
y canta para mí las canciones de las estrellas.
****************************************************
¡Oh eje en la luna, tómate tu tiempo!
Cuente las hojas de trébol en la colina de la veleta,
plante las rosas de la ira que el pavo critica
y si tiene que dar vueltas, entonces hágase una rienda
para el viento de burro silvestre del suizo.
¡Ve ahora al pueblo y prueba el perry!
Este año es tan fuerte como el vino turco,
emborracharse, hilar,
solo déjame girar solo el hilo de mi mortaja.
Gira demasiado flojamente, gira demasiado rápido
y, a menudo, tiene que comenzar a tejer de
nuevo en medio de un aullido de perros.
¡Qué harto estoy con estos nudos!
Mi muerte será tan suave como una hoja de plátano
y suave como la cola de un gato.
¡Mi campo de lino todavía florece en la tierra!
No es asunto tuyo y nunca lo encontrarás, ¡
tú eres un borracho! - Estoy de rodillas
en la penosa miseria del año pasado
y mi corazón podría enseñarte una cosa o dos, - tan suave
como el pelo de un arcángel y tan fuerte como su hilo.
No, rueda de luna, no puedes hacerme daño,
incluso si, incluso más redondo, dejas el límite del pueblo
y deformas todo más allá de las ramas de las manzanas.


martes, 30 de enero de 2018

Avelina Lésper: ALIENACIÒN ARTÌSTICA

Avelina Lésper: ALIENACIÒN ARTÌSTICA:  El museo contemporáneo es el refugio sectario para exhibiciones de banalidades politizadas, el proselitismo y las profecías oportunistas....

POEMAS DE JOSÉ LUIS DÍAZ-GRANADOS

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(Santa Marta, Colombia, en 1946)

En un bar frente a La Mar Oceáno



A Javier Bozalongo
Una vez, hace cuarenta y cinco años,
me refugié en un café mientras llovía.
Dos hombres jóvenes hablaban de literatura,
Disertaban de temas y de autores
Sobre los que sólo yo pensaba que tenía dominio.
Me acerqué sin pudor y discutí con ellos.
Me recibieron con simpatía, me invitaron
A un café; al rato, todo había concluido.
Me ocurrió muchas veces, en Bogotá,
En La Habana, en Gera, en Leningrado
---donde veía a una muchacha rubia leer en el Metro
O a un joven escribiendo en un café
O a un anciano tranquilo leyendo Moby Dick---.
Algo anotaba yo, me sumergía en sus mundos,
Imprudente, sin pedirles permiso,
Manifestaba algo haciéndome notar,
Como queriendo decirles a todos:
Yo conozco los temas de su interés preciso,
Yo leo, también escribo, por favor,
Dénme paso para seguir avanti,
Yo también he afinado mi flecha
Y he apuntado hacia un blanco
Al que siempre he acertado a equivocarme.
Pero aquí estoy ahora, frente al mar de Almuñécar,
Contemplando su bahía
---tan parecida a la de Santa Marta---,
En un bar donde un hombre joven de barba incipiente
Le lee a su bella novia un párrafo de MacBeth,
Y les digo en silencio: acepten un minuto
De interrupción, pero es que necesito
Que sepan que yo existo, que hago parte del orbe,
Que también he inscrito las huellas de mi alma
En palabras que a lo mejor leerían
Y algo les podría encantar o hechizar o cautivar.
Sí, por favor, no me espanten tan pronto,
No soy Melville, ni Shakespeare, ni Neruda,
Pero algo he soñado para que ustedes sueñen
Y sé que alguna línea mía derrotará la muerte.
Almuñécar (Andalucía) España, 17 de mayo de 2014.


Instanténeas de Jorge Gaitám Durán 

Años sesenta, un día, una mañana.
Gaitán Durán, amable, me indicó que Gonzalo
González, el director del suplemento,
Estaba por llegar. Siéntese, espérelo…
No sabía él que yo conocía Amantes,
Su mejor libro, y que había jurado
Dejarme barba, como él, cuando fuera mayor,
Y ser viajero del mundo, como él,
Revelador de Sade y de asombros perdidos.
Lo vi, noches después, en la librería
La Gran Colombia, de pie, recostado
Sobre estantes con libros que alumbraban
La estancia, indiferente, hojeando un tomo
De poesías de Quevedo, mientras discutían
Estanislao Zuleta y el psiquiatra Socarrás.
Lo vi una tarde en la Biblioteca Nacional,
Con una joven rubia. Lo vi después
Con otra muchachita en una exposición.
Lo vi junto a Eduardo Cote y Alejandro Obregón
En el Teatro “El Búho”, callado y expectante,
Rojo, sonriente y contenido, frente a una riña
De brasas de todos los colores verbales
Entre Marta Traba y Oswaldo Guayasamín.
Y lo vi un mediodía caminando de prisa
Por la Carrera Séptima, con su gabán azul
Y unas gafas oscuras pequeñas y cuadradas.
Iba con su elegancia descuidada
Repartiendo fulgores invisibles.
Era el emperador de la poesía. Era el rey,
Era el as, era el relámpago
De la eternidad cruzando la ciudad.
Meses después, un día, una tarde,
Manuel, mi hermano, trémulo, agitado,
Me informó que el rey había caído
De una nave sin dios al mar eterno.
En ese instante helado también murió mi infancia.

Júbilo



No faltarán palabras para cantar el júbilo,
siempre tendré un murmullo.
Para abrir el silencio,
para herir la clausura de la noche
siempre tendré en mis labios un balbuceo,
un canto, una balada,
nunca un eco que roce mi boca o mi destino.
Nunca vendré de nadie para alabar tu cáscara,
sobrarán los instantes para besarte íntegra.
No faltarán las sonrisas
ni goces en las ceremonias improvisadas.
Todo se hará a su tiempo y será pronto.
Ahora abandonémonos a este ocio invisible.

La fiesta perpetua



Mi historia está llena de silbidos y dédalos,
de voces y de veces, de jodidas preguntas,
de estaciones narradas para un inventario
de cicatrices y de resonancias.
Mi historia es una casa que envejece
con sus recintos intactos. Mi historia
es un cuerpo que habita entre estupores
y una boca que incendia las palabras
cuando bebe el amor. Mi historia debe ser
un banquete,
una fiesta perpetua
donde conviven el duende y el disturbio.



Las palabras


El niño Sartre me enseñó su parábola
Una noche, a través de millares
De piedrecitas plateadas.
No cabía en mi cuerpo de diecisiete años
Tanto júbilo claro y oscuro y culminante.
Cada palabra de Las palabras era una piedra
De plata, pero también una gota de lluvia,
Una brasa en la nieve y una uva.
Al amanecer, estaba embriagado de campanas.


Matrimonios

Me casé dos, tres veces. Fue en el siglo
Pasado. Con cada mujer escribí libros, poemas.
Escribí libros y letrillas. Con cada una de ellas
Bebí y viví rones y estancias. Crucé en navíos
Los insondables lagos, extraviados
De todo el mundo y de nosotros mismos.
Éramos fábricas de sangre y de cansancios.
Éramos a la vez perfumes y batallas,
En danzas de alboradas aún llenas de estrellas.
Me casé dos, tres veces. Y tal vez fui feliz
Porque ahora es de miel y leche puras
La tinta con que escribo estos silencios.


Peldaños 

Me veo vivir
subiendo una escalera.
En un peldaño hay una espada,
en el siguiente un aguijón,
en el ulterior un gato
y luego veo una cerradura.
¿En qué peldaño saldrá el sol?


Saudades



(Invierno aun golpeando en primavera).
Viendo y oyendo a Charles Aznavour
En La Habana, al filo de la medianoche,
Mientras estallan olas contra el Malecón,
Veo y escucho sordas oquedades
Y siento vuelos y palpo rupturas,
Tantas, que siento que la noche es sol
De cielos rojos y Bogotá es París
De tiempos idos, tiempos aturdidos
Que ahora son sólo sueños, sólo sueños,
Sólo sórdidos sueños o suspiros.

Alba

de la antología "La fiesta perpetua"
José Luis Díaz-Granados
jldg46@yahoo.es
Para mi loca vida, al mediodía
un día más día que todos el sol regó la lluvia
y el alba al mediodía aún era alba,
más sutil que un minuto transparente
y más minuto que un océano eterno.

Cisterna pura donde cabe mi ser entero,
mar de rocío que me acaricia incesante,
patria perenne de mi corazón,
jaula donde descansa para siempre mi alma.

Alba-luz, Alba-sol, Alba-marina,
Alba-día, Alba-siempre, Alba-del-alma,
Alba hoy, Alba-azul, Alba-de-julio,
Alba-amor, Alba-esposa, Alba-dormida,
Alba-verso, Alba-única, Alba-mía.

Navío, vasija, cueva, balandra de mis sueños,
gaveta donde guardo todos mis pensamientos,
cofre donde se esconde mi sonrisa,
donde moran mis ansias y mis recuerdos.

Alba, norte presente, norte eterno,
carne mía, mi sombra, mi gemela,
mi compañera loca, mi pulsera,
mi mágico aposento, mi pequeño castillo,
donde habita el amor definitivo.


República de sombras

 
1810


En este poema he utilizado frases y versos -van en letra cursiva- de Humboldt, Bolívar, Rafael Núñez, M. A. Caro, Marroquín, León de Greiff, Luis Vidales, Eduardo Caballero Calderón y Juan Gustavo Cobo Borda, entre otros.

Insípida paloma de desganado vuelo
brotó de la estampida del relumbrón de bravos
que emocionados e impulsivos galoparon
una especie de historia grandilocuente y vacua.
Boba la patria fue, pero sangrienta.
Cruel e injusta fue, aunque república.
Mártires valerosos, sin duda, los patriotas.
Arrogantes y heroicos los héroes arrogantes.
Feúcos y canallas los duros capataces,
pero buenos y malos eran casi los mismos.
Todo estaba maduro. ¿Para quién? ¿Para quiénes?
Todo por un florero, nos dijo un caballero.
Todo cambió cuando vio a Bonaparte
colocarse a sí mismo la corona imperial.
Todo, gracias a Humboldt quien dijo al mozalbete:
Falta el as que lidere las repúblicas nuevas”.
Toda la tierra, pues, para los que ganaron…
¿Y si los nuevos reyes se burlaron de todos?
¡Oh confusión! ¡Oh caos!, se burlaron.
Te adoro en mi silencio mudo, nos burlamos.
Porque en más de una ocasión / sale lo que no se espera…
¿Y qué quedó de todo? Un país sin destino.
País mal hecho / cuya única tradición / son los errores,
porque la patria dejó de ser amiga
y yo me quedé solo / solo / y mío…

 ¿Qué somos? ¿Qué perdimos? ¿Qué callamos?

 ¿Qué somos? ¿Qué perdimos? ¿Qué callamos?
Sobre el hueco del oro que se fue,
sobre el constante fluir de los ríos rojos,
sobre el espanto de esperar la noche sin abrigo,
aún estamos aquí esquivando las serpientes
de la sinrazón que hacen del sol la noche,
mientras sigo las huellas de zozobra
de este loco corazón que no encuentra su sitio.
Despertamos de pronto entre las ruinas
de los siglos que otros inventaron
para someter las sonrisas y los vanos designios
a la voluntad de los dueños de la carne
y del hueso, abominables zorros,
y hasta de la palabra. ¡Qué extravío!
Y crecimos andando por caminos porfiados
de anécdotas perversas, mientras los amos
de la historia se guardaban la tierra
en su historieta, bajo los tétricos hábitos
de los administradores de fantasmagorías.
Y así fuimos andando, mirando todo con la ceguera
de nuestra luz intacta, cómo por siglos
sobre la sangre fresca, dioses inalcanzables
han retorcido el sueño de los justos
y han alejado el oro de la verdad y el grito.
El germen de la muerte ríe en los falsos dioses
que embozaron nuestra íntima música secreta.

 Covacha de bufones

 Los invisibles, los humillados ángeles ancestrales
de la añeja comarca, los abuelos oscuros
junto a abuelas inciertas a quienes las lluvias
ahogaron en los canales del olvido,
que vivieron edades sin memoria anteriores al tiempo
de nuestro idioma que fue también el tiempo
de ensangrentadas cruces invasoras,
todos los que arrastraron sin culpa sus rodillas
bajo zipas, virreyes, repúblicos y monstruos
-millares y millares de estrellas seminales-,
observan, vigilantes, la historia repetida:
una tragicomedia que se muerde la cola.
Covacha de bufones y de cicatrices,
horno donde se cuecen coágulos y mentiras,
fábrica de lujurias en la miel del verdugo,
árbol de lágrimas sembrado por la usura:
en las noches se oyen gemir las almas rotas
que en el día se recomponen en silencios de espanto.
Pero de esa sustancia de pájaros borrachos,
donde prevalecen la medrosa plegaria
y el cobarde ulular de los serviles,
se alimenta el ascenso de un alba poderosa
labrada en la fragancia de húmedas fundaciones
de patrias tutelares que fueron nuestra casa.

  Las bellas intemperies

 Colombia, parece que tuvieras el corazón amargo,
y yo bien sé que lo tienes cercano a la dulzura
como un remanso familiar o una canasta de mangos.
Eres solo un fragmento de la zarza que arde
y la totalidad de una esmeralda que fulge en su escondite.
Canto de donde nacen las bellas intemperies,
por donde se incendian las heridas.
Y las alas de los cóndores
son semanas y meses salpicados de cráteres.
Hora siempre desnuda de la historia
donde agonizan las auroras públicas.
Riamos, lloremos, establezcamos búsquedas
entre las furias metálicas del viento.
Pero silenciémonos con un grito en la mano
ante el aullido arrogante de los ríos,
que como copas de lágrimas enfermas
son lavas negras que azotan las vigilias,
son olas rojas que marean nuestras labores,
son húmedas cenizas que día a día vuelven mierda
las cordilleras, las orillas del mar y las conciencias.

Maremoto verbal

 Maremoto verbal fue la emergencia
de la madre y el hijo de las aguas sagradas.
Se pierde entre los tiempos ese tiempo
de paisajes indómitos entre bosques de fuego.
Allí brotó la luz en la palabra
de convivencia y tímidos tumultos
antes que adelantados y virreyes,
antes que purpurados y repúblicos
desmantelaran con siniestra holgura
el esplendor del límite usurpado.
Fue la verdad teñida de doctrina,
la hipócrita tiniebla de la infamia.
Así olvidamos el sonoro hechizo
de aquel silencio lleno de alaridos
hace quinientos años, cuatrocientos,
hace trescientos y doscientos años,
entre cochas y pampas,
entre mares y cóndores
y exacerbadas ansias
entre las cordilleras.
Le llamamos Colombia, río rotundo,
relámpago más díscolo que el trueno,
intensidad de músicas y búsquedas,
joyería arrebatada y permutada
por joyel de esplendentes silabarios.
Catedral del asombro,
rumor de innumerables hondonadas,
oro ausente entre moscas y anchas ánimas
heroicas, y de manos y de súplicas,
entre reinos torcidos que sonríen.
Dedos que arañan la imposible cima,
océano que no muerde sus orillas.
Hace doscientos años hubo un fragor intrépido
a partir del sainete del florero
y la loca guitarra surreal de Bolívar,
a quien robaron pronto su corona de pueblos
—aquella noche sucia de Bogotá, en septiembre—,
los precursores ácidos e hipócritas
del siglo claroscuro que habitamos.

 Voy caminando

 1
Voy caminando. El camino
bebe el viento de la noche.
La noche, ardiente, rebelde,
sueña ser día o ser agua.
2
En el país del odio
el amor es pecado.
Hay que amigrañar las ansias.
3
El cóndor
huye de sus alas.
Se esconde
en el eco de su vuelo.
4
Atardecer.
Sangre en las hondonadas.
Ríos sedientos de ecos.
Follaje con relámpagos.
5
Amanecer.
Muerte.
Noticias de la muerte.
Muertos.
Sol que huele a jazmines.
Sol que duele.
6
Ha aparecido el día,
por fin.
Pero sigue la noche.
Son solo fábulas
Son sólo fábulas
escondidas en el sueño:
vividas un instante,
allí instaladas,
trasmañanadas,
desmenuzadas
por el viento.

 Yo escribo y vivo esto

Quizás esta semblanza de Colombia
(o de mí mismo, que es lo mismo),
caiga en el hondo abismo del desdén.
De todos modos, allí dormida y sola,
en el sitio más negro de la oscuridad,
alguien alguna vez la mirará,
alguien alguna vez le dará agua,
alguien alguna vez, al despertarla,
dirá que dice algo, dirá que dice cosas,
que tiene esencia, que vale alguna pena,
y quizás sirva para encender el día.
Yo escribo y vivo esto. Sin embargo,
sé que a nadie le importa
lo que escribo.

País de pies en derrota

País de pies en derrota
con mis pies tropiezo con tu aliento
de dulzura en acecho
palabra de piedra país de inevitables
batallas para vencer las derrotas
con mis derrotas me estrello
contra tu voz particular de sangre antigua
soy la tempestad tú me emborrachas
todos somos testigos de la sed
que se beben las lágrimas país que indaga
respuestas que respiran resplandores cercanos
patio de recuerdos cada vez que respiro
soy la mano del mapa del deseo
del ácido volcán de mis derrotas
huelo a corazón tardío a arrabales
donde un torrente de amor vuela a lo lejos
y a lo cerca entre la furia y lo que calla
este trago difícil de glorias y de muertes
hay que pelear país contra la sombra
que ahora mismo está robándose la luz.

 Habitante de Colombia

He habitado a lo largo de medio siglo largo
un país llamado Colombia que es como una colmena
llena de llagas y de mariposas.
Y he visto allí entre sueños y burbujas llameantes
primaveras que nunca conocieron veranos.
agujas que antes fueron palomas en su vuelo,
tufaradas de ánimas torturadas que un día
fueron rosas u orquídeas que aromaron los bosques.
Vi montes en cuclillas, cenizas entre nubes,
besos encaletados, gemidos de guarichas,
tiendas tristes en las carreteras andinas,
y la bofetada del bullerengue a las bodas negras,
la arquitectura de una enlutada geografía,
las tinieblas de sangre de su luz,
y  el hórrido reir de los fantasmas
en el fondo de unos vagones oscuros.


lunes, 29 de enero de 2018

POEMAS DE PAULO LEMINSKI

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(24 de agosto de 1944, Curitiba, Estado de Paraná, Brasil - 7 de junio de 1989, Curitiba, Estado de Paraná, Brasil)

el viejo leon y natália en coyoacán


  
esta vez no habrá nieve como en petrogrado aquel día
el cielo va a estar limpio y el sol brillando
vos durmiendo y yo soñando

ni sacos ni cosacos como en petrogrado aquel día
apenas vos desnuda y yo como nací
yo durmiendo y vos soñando

no van a haber más multitudes como en petrogrado aquel día
silencio nuestros dos murmullos azules
yo y vos durmiendo y soñando

nunca va a haber un día como en petrogrado aquel día
nada como un día yendo tras de otro llegando
vos y yo soñando y durmiendo


DANZA DE LA LLUVIA



señorita lluvia
me concede la honra
de esta contradanza
y vamos a salir
por esos campos
al son de esta lluvia
que cae sobre el teclado


aquí

en esta piedra

alguien se sentó
mirando el mar

el mar
no paró
para ser mirado

fue mar
para todo cuanto es lado


tengo andado débil

levanto la mano
es una mano de mono

tengo andado solo
recordando que soy polvo

tengo andado tanto
diablo queriendo ser santo
tengo andado lleno
el vaso por el medio

tengo andado sin padre

yo no creo en caminos
pero que los hay
                                              hay


dos hojas en la sandalia

el otoño
también quiere andar


°°°



tanta maravilla
maravilla durar
aquí en este lugar
donde nada dura
donde nada para
para ser ventura


°°°



te paras
para ver
lo que te espera

sólo una nube
te separa
de las estrellas


°°°



verde el árbol caído
al amarillo vira
la última vez en la vida


°°°



el sol escribe
en tu piel
el nombre de otra raza

olvida
en cada uva
la historia del cielo
del viento
y de la lluvia


°°°



  la estrella cadente
me cayó aún caliente
  en la palma de la mano


°°°



MALLARMÉ BASHÔ



  un salto de sapo
jamás abolira
  el viejo pozo


°°°



SOL
LUNA
PORQUE SOLO UNO
DE CADA
               EN EL CIELO
               FLUCTUA


°°°

AVISO A LOS NAUFRAGOS



Esta página, por ejemplo
no nació para ser leída.
Nació para ser pálida,
un mero plagio de la Ilíada,
alguna cosa que cala,
hoja que vuelve a la rama,
mucho después de caída.

Nació para ser playa,
quién sabe Andrómeda, Antártida,
Himalaya, sílaba sentida,
nació para ser última
la que no nació todavía.

Palabras traídas de lejos
por las aguas del Nilo,
un día, esta página, papiro,
va tener que ser traducida,
para el símbolo, para el sánscrito,
para todos los dialectos de la India,
va tener que decir buen día
a lo que sólo se dice al pie del olvido,
va tener que ser la piedra brusca
donde alguien dejó caer el vidrio.

¿No es así que es la vida?


°°°
  

ADMINIMISTERIO



  Cuando el misterio llegue,
me va a encontrar durmiendo,
  mitad dando al sábado,
la otra mitad, domingo.
  No haya son ni silencio,
cuando el misterio aumente.
  Silencio es cosa sin sentido,
no dejo de observar.
  Misterio, algo que pienso,
más tiempo, menos lugar.
  Cuando el misterio vuelva,
mi sueño esté tan suelto,
  ni haya susto en el mundo
que me pueda sustentar.

  Media noche, libro abierto.
Mariposas y mosquitos
  se posan en el incierto texto.
¿Sería el blanco de la hoja
  luz que parece objeto?
¿Quién sabe el olor del negro,
  que cae allí como un resto?
¿O será que  los insectos
  descubrieron parentesco
con las letras del alfabeto?


°°°



ICEBERG



  Una poesía ártica,
claro, es eso que yo deseo.
  Una práctica pálida,
tres versos de hielo.
  Una frase-superficie
donde vida-frase alguna
  no sea más posible.
Frase, no. Ninguna.
  Una lira nula,
reducida al puro mínimo,
  un pestañear del espíritu,
la única cosa única.
  Pero hablo. Y, al hablar, provoco
nubes de equívocos
  (¿o un enjambre de monólogos?).
Sí, invierno, estamos vivos.



PLENA PAUSA



  Lugar donde se hace
lo que ya fue hecho,
  blanco de la página,
suma de todos los textos,
  se fue el tiempo
cuando, escribiendo,
  era preciso
una hoja exenta.

  Ninguna página
jamás fue limpia.
  Incluso la más Sahara,
ártica, significa.
  Nunca hubo eso,
una página en blanco.
  En el fondo, todas gritan,
pálidas de tanto.


°°°



  oscurece
crece todo
  lo que carece


°°°



  EL PAR QUE ME PARECE



  Pesa dentro de mí
el idioma que no hice,
  aquella lengua sin fin
hecha de allís y de aquís.
  Era una lengua bonita,
música, más que palabra,
  alguna cosa de hitita,
playa de mar de Java.
  Un idioma perfecto,
casi no tenía objeto.
  Pronombres del caso directo,
nunca acababan sujetos.
  Todo era su múltiplo,
verbo, triplo, prolijo.
  Gritos eran los únicos.
El resto, a la basura iba.
  Dos leones en cada pardo,
dos saltos en cada salto,
  yo que vi sólo la mitad,
silencio, está todo duplo.


°°°



DESENCONTRARIOS



   Mandé a la palabra rimar,
ella no me obedeció.
  Habló en mar, en cielo, en rosa,
en griego, en silencio, en prosa.
  Parecía fuera de sí,
la sílaba silenciosa.

  Mandé a la frase soñar,
y ella se fue por un laberinto.
  Hacer poesía, yo siento, apenas eso.
Dar órdenes a un ejército,
  para conquistar un imperio extinto.


°°°



  ¿qué puede ser aquello,
largura, en el azul, tranquila?

  si nube, ¿por qué perdura?
montaña,
                               ¿cómo vacila?


°°°



LO QUE QUISIERAS DECIR



  Lo que quisieras decir, di.
No quedes haciendo
  lo que, un día, siempre hice.
No quedes sólo queriendo, queriendo,
  cosa que nunca yo quise.
Lo que quisieras decir, di.
  Sólo diciéndose en el otro
lo que, un día, se dice,
  un día, va ser feliz.


°°°



  brisa caliente
que te precisa
  presente


°°°




EL NAUFRAGO NAUGRAFO



  la letra A a
braza el A
  tlántico
y pacífico con
  templo la lucha
entre la rápida letra
  y el océano
lento

  así
abrazo y me abraso
  de entre todos los náufragos
náugrafo
  el náufrago
más
  profundo

                               [traducción Ignacio Vázquez]


°°°



  luna creciente
lo oscuro crece
  la estrella siente


°°°



LA LUNA EN EL CINE



  La luna fue al cinema,
pasaba un film divertido,
  la historia de una estrella
que no tenía enamorado.

  No tenía porque era apenas
una estrella bien pequeña,
  de esas que, cuando se apagan
nadie va a decir: ¡qué pena!

  Era una estrella solita,
nadie miraba hacia ella,
  y toda la luz que ella tenía
en una ventana cabía.

  La luna quedó tan triste
con aquella historia de amor,
  que hasta hoy la luna insiste:
—¡Amanezca, por favor!


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PARADA CARDIACA



  Esa sequedad mía
esa falta de sentimiento
  no tiene a nadie que asegure
viene de adentro

  Viene de la zona oscura
donde viene lo que siento
  siento mucho
sentir es muy lento


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HAI



  He aquí que nace completo
y, al morir, muere germen,
  el deseo, analfabeto,
de saber cómo regirme,
  ah, saber cómo me arreglo
para que yo sea quien fui,
  he aquí lo que nace perfecto
y, al crecer, disminuye.




KAI


  Mínimo templo
para un dios pequeño,
  aquí os guarda,
en vez del dolor que peno,
  mi extremo ángel de vanguardia.

  De qué máscara
se alaba su lástima,
  de qué ola
se vanagloria su historia,
  sepa quien sepa.

  A mí me basta
la sombra que se deja,
  el cuerpo que se aparta.


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  esta vida es un viaje
pena yo estar
  sólo de pasaje


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SUJETO INDIRECTO



  Quien diera yo hallase un modo
de hacer todo perfecto,
  hecho la cosa fuese el proyecto
y todo ya naciese satisfecho.
  Quien diera yo viese el otro lado,
el lado de allá, lado medio,
  donde el triángulo es cuadrado
y lo sinuoso parece derecho.
  Quien diera un ángulo recto.
Ya comenzó a quedar lleno
  de no saber cuando yo falto,
de ser, mí, sujeto indirecto.


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  completa la obra
el viento sopla
  y el tiempo sobra


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VOLATILES



  Años andando en el mato
nunca vi un pajarito muerto,
  como vi un pajarito nato.

  ¿Dónde acaban esos vuelos?
¿Se disuelven en el aire, en la brisa, en lo alto?
  ¿Son solubles en agua o en vino?

  ¿Quién sabe, una dolencia de los ojos.
¿O serán eternos los pajaritos?


°°°



  medianoche
el silencio tiñe
  la sombra se torna escena
el sueño cine


°°°


TRES MITADES



Medio día
un día y medio
mediodía, medianoche,
mitad de este poema
no sale en la fotografía,
mitad, mitad se fue.

Pero he aquí que la tercera mitad,
aquella que es menos dosis
de matemática verdad
que puñetazo, tiro, o coz,
va y viene como cosa
de o, de ni, o de casi.

Como si se tuviese
mitades que no combinan,
tres partes, destempestades,
tres veces o veces tres,
como si casi, existiendo,
sólo nos faltase el tal vez.



DIVERSONAGENES SUSPERSAS


  Mi verso, temo, viene de la cuna.
No versifico porque quiero,
  versifico cuando converso
y converso por conversar.
  ¿Para qué sirvo si no para esto,
para ser veinte y para ser visto,
  para ser versa y para ser vice,
para ser la super-superficie
  donde el verbo viene a ser más?

  No sirvo para observar.
Verso, persevero y conservo
  un susto de quien se pierde
en el exacto lugar donde está.

  ¿Dónde estará mi verso?
En algún lugar de un lugar,
  donde lo avieso de lo inverso
comienza a ver y quedar.
  Por más prosas que yo pervierta,
no permita Dios que yo pierda
  mi modo de versificar.


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    desnudo como un griego
oigo un músico negro
  y me desagrego


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DESPROPOSITO GENERAL



  Ese extraño hábito,
escribir óperas-primas,
  no me vino rápido.
Me costó rimas.
  Unas, pagué caro,
liras, vidas, precios máximos.
  Otras, no hablo.
Me acuerdo de una
  que deshice a puñetazos.
Dos, en suma.
  Golpeé, pero un poco.
Ese extraño abuso,
  adquirí, hace siglos.
A los otros, las músicas.
  Yo, señor, soy todo ecos.


°°°



MAS O MENOS EN PUNTO



  Condenado a ser exacto,
quién diera poder ser vago,
  fuego fatuo sobre un lago,
ludibriando igualmente
  quien vuela, quien nada, quien miente,
mosquito, sapo, serpiente.

  Condenado a ser exacto,
por un tiempo escaso,
  un tiempo sin tiempo
como si fuese el espacio,
  exacto me sorprendo,
rombo, metro, compás,
  lo que no quiero, queriendo.


°°°



la lluvia es frágil
crezcan con fuerza
lenguas de vaca


                               [trad. Reynaldo Jiménez]


°°°



SIETE DIAS EN LA VIDA DE UNA LUZ



  durante siete noches
una luz transformó
  el dolor en día
una luz que yo no sabía
  si venía conmigo
o nacía solita

  durante siete días
una luz brilló
  en el ala de los quemados
quemó el dolor
  quemó la falta
quemó todo
  lo que precisaba ser cauterizado

  milagro más allá del pecado
¿qué sentido puede tener
  más significado?


°°°



PROFESION DE FIEBRE



  cuando llueve,
yo lluevo,
  hace sol,
yo hago,
  de noche,
anochezco,
  se tiene dios,
yo rezo,
  no se tiene,
olvido,
  llueve de nuevo,
de nuevo, lluevo,
  silbo en el viento,
de aquí me veo,
  allá donde voy,
gesto en el movimiento


°°°



Es cuando la vida váse
Es cuando como casi
O no, quién sabe.


                               [trad. Reynaldo Jiménez]


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LO QUE PASO, ¿PASO?



  Antiguamente, se moría.
1907, digamos, aquello sí
  que era morir.
Moría gente todo el día,
  moría con mucho placer,
ya que todo el mundo sabía
  que el Juicio, al final, vendría,
y todo el mundo iría a renacer.
  Moríase prácticamente de todo.
De dolencia, de parto, de tos.
  Y aun se moría de amor,
como si amar muerte fuese.
  Para morir, bastaba un susto,
un pañuelo en el viento, un suspiro y pronto,
  allá se iba nuestro difunto
para la tierra de los pies juntos.
  Día de años, casamiento, bautismo,
morir era un tiempo de fiesta,
  una de las cosas de la vida,
como ser o no ser convidado.
  El escándalo era costumbre.
Mas los daños eran pequeños.
  Descansó. Partió. Dios lo tenga.
Siempre alguien tenía una frase
  que dejaba aquello más o menos.
Tenía cosas que mataban por cierto.
  Pepino con leche, viento canalizado,
maldición de vieja y amor mal curado.
  Tenía cosas que tienen que morir,
tenía cosas que tienen que matar.
  La honra, la tierra y la sangre
mandó mucha gente para aquel lugar.
  ¿Qué más podía un  viejo hacer,
en los idos de 1916,
  a no ser pegar neumonía,
dejar todo para los hijos,
  volverse fotografía?
Nadie vivía para siempre.
  Al final, la vida es una upa.
No dio para ir más allá.
  Pero nadie tiene culpa.
¿Quién mandó no ser devoto
  de San Ignacio de Acapulco,
Niño Jesús de Praga?
  El diablo anda suelto.
Aquí se hace, aquí se paga.
  Almorzó y se hizo la barba,
tomó un baño y se fue en el veinte.
  No tengo qué reclamar.
Ahora, vamos al testamento.
  Hoy, la muerte está difícil.
Tiene recursos, tiene asilos, tiene remedios.
  Ahora, la muerte tiene límites.
Y, en caso de necesidad,
  la ciencia de la eternidad
inventó una criónica.
  Hoy, sí, personal, la vida es crónica.


°°°



TRAVELLING LIFE



  es como si fuese una guerra
donde el mal cabrito pelea
  y el buen cabrito no berrea

  es como si fuese una tierra
extranjera hasta para ella
  como si fuese una tela
donde cada film que pasa
  toda la imagen congela

  es como si fuese la fiera
que a cada día que gira y rueda
  más y más se revela


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    fiesta en el pabellón de primavera
  la música en los perfumes
las flores de las fieras

                               [trad.: Reynaldo Jiménez]


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IMPAR O IMPAR



  Poco rimo tanto con haz.
Rimo luego ando con cuando,
  mirando menos con más.
Rimo, rimas, miras, rimos,
  como si todos rimásemos,
como si todos nos riéramos,
  si amar(rimar) fuese fácil.

  Vida, cosa para ser dicha,
como es cinta este destino que me mata.
  lo digo, ya mi juicio se confunde
con la manía que, infinita, me dilata.


°°°



  leche, lectura,
letras, literatura,
  todo lo que pasa,
todo lo que dura
  todo lo que duramente pasa
todo lo que pasajeramente dura
  todo, todo, todo,
no pasa de caricatura
  de vos, mi amargura
de ver que vivir no tiene cura

                               [trad.: Reynaldo Jiménez]


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HEXAGRAMA 65



               Ningún dolor por el daño.
Todo daño es bendito.
               Del año más maligno,
nace el día más bonito.

1 día,
    1 mes, 1
        año.

                               [trad.: Reynaldo Jiménez]


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DATILOGRAFANDO ESTE TEXTO



leer se lee en los dedos
no en los ojos
que los ojos son más dados
a secretos

                               [trad.: Reynaldo Jiménez]


°°°



Poeta itinerante y peregrino,
por las calles del mundo,
arrastro mi destino.
¿Mundo? Una aldea de nombre tupi,
un monstruo con nombre de santo,
Curitiba, San Pablo,
con ustedes me acuesto,
con algo me levanto.
Ustedes ahí parados
la misma vida de siempre,
como ustedes envidio y desprecio,
voz de nosotros, voz de mis abuelos,
plazos, premios, plazas, precios,
llueve sobre mí
la lluvia que yo merezco.
Invoco fuerzas poderosas.
¿Cuándo podré transformar
mis ruinas en rosas?

                               [trad.: Reynaldo Jiménez]


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un dios también es el viento
sólo se ve en sus efectos
árboles en pánico
banderas
agua trémula
naves por zarpar

me enseña
a sufrir sin ser visto
a gozar en silencio
mi propio pasar
nunca dos veces
en el mismo lugar

a este dios
que levanta el polvo de los caminos
llevándolos a volar
consagro este suspiro

en él crezca
hasta volverse vendaval