(27 de marzo de 1899, Montpellier - 6 de agosto de 1988, Le Bar-sur-Loup, Francia)
La adolescente
….Como un carro bien enganchado tienes las
rodillas lisas, el talle fino; el busto hacia atrás como el cochero del cab.
….Te transportas, te conduces; tu espíritu no está
para nada separado de tu cuerpo.
….¿Por qué te detuviste de repente?
Las dos amapolas de un reloj de arena poco a poco
se comprenden.
….Se goza en el escote de las mujeres de la
redondez y de la firmeza de un fruto; más abajo, del sabor y de lo jugoso de
éste.
(1925)
–
Claro en invierno
….El azul renace del gris, como la pulpa eyectada
de una uva negra.
….Toda la atmósfera es como un ojo demasiado
húmedo, en el que razones y ganas de llover desaparecieron momentáneamente.
….Pero el chaparrón dejó en todas partes recuerdos
que le sirve al buen tiempo de espejos.
….Hay algo enternecedor en este vínculo entre dos
estados de humor diferente. Algo que desarma en ese desahogo terminado.
….Cada charco es entonces como un ala de mariposa
puesta bajo vidrio.
….Pero hay una rueda de paso para hacer que del
charco brote barro.
(1932)
–
Traducción y presentación de de Jorge Fondebrider.
Tomado de:
El insignificante
- “¿Qué
es más agradable que el cielo azul, a menos que sea una nube, sumisa a la luz
del sol?
“Por
eso prefiero una idea común al silencio, y, incluso más que una página en
blanco, algunos escritos se consideran insignificantes.
"Este es mi único ejercicio y mi suspiro higiénico".
La vela
A
veces, la noche revive una planta singular cuyo brillo divide las habitaciones
y sus muebles en masas sólidas de sombra.
Su hoja
de oro se aferra impasible al hueco de una pequeña columna de alabastro por
medio de un tallo muy negro.
Las polillas
sembradas lo atacan con preferencia a la luna demasiado alta, que está
vaporizando el bosque. Pero, al instante chamuscados o desgastados por la
lucha, yacen temblorosos, al borde de una locura que está cerca del estupor.
Mientras tanto, la vela alienta al lector con la luz parpadeante que
arroja sobre su libro a cada lanzamiento repentino de un humo inusual, y luego
se inclina sobre su plato para ahogarse en su comida.
Tomado de:
Hay mucho que decir sobre el jabón. Precisamente
todo lo que cuenta sobre sí mismo hasta la desaparición completa, el
agotamiento del sujeto. Este es solo el objeto adecuado para mí.
* *
El jabón tiene mucho que decir. Que lo diga con
volubilidad, entusiasmo. Cuando ha terminado de decirlo, ya no lo es.
* *
El jabón fue hecho por el hombre para el uso de su
cuerpo, pero no lo atiende voluntariamente. Esta piedra inerte es casi tan
difícil de sostener como un pez. Vean cómo se me escapa y, como una rana,
vuelven a sumergirse en la cuenca ... emitiendo también a su costa una nube
azul de evanescencia, de confusión.
* *
Para un jabón, las principales virtudes son el
entusiasmo y la volubilidad. En cualquier caso, facilidad de elocución. Esto,
que es excesivamente simple, sin embargo, nunca se ha dicho. Incluso por el
especialista en publicidad comercial. ¿Y qué me ofrecen los fabricantes de
jabón, ni un centavo? ¡Nunca lo han pensado! Sin embargo, el jabón y yo les
mostraremos lo que podemos hacer ...
* *
No hay nada en la naturaleza comparable al jabón.
Ninguna piedra es tan modesta ni, al mismo tiempo, tan magnífica.
Para ser sincero, hay algo adorable en su
personalidad. Su comportamiento es inimitable.
Comienza con una reserva perfecta.
El jabón muestra al principio un autocontrol
perfecto, aunque con un aroma más o menos discreto. Entonces, tan pronto como
uno se ocupe de él, no diré fuego, por supuesto, ¡pero qué magnífico élan! ¡Qué
entusiasmo absoluto en el don de sí mismo! ¡Qué generosidad! ¡Qué volubilidad,
casi inagotable, inimaginable!
Además, uno puede terminar pronto, pero esta
aventura, este breve encuentro te deja, esto es lo que es sublime, con las
manos tan limpias como alguna vez has tenido.
* *
Debido a las cualidades de este objeto, debo
expandirme un poco, hacer espuma ante tus ojos.
* *
Deseo violento de lavarse las manos.
Estimado lector, supongo que a veces quieres
lavarte las manos.
Para su inodoro intelectual, lector, aquí hay un
texto sobre jabón.
Este huevo, este
toque plano , esta pequeña
almendra, que
crece tan rápidamente
(casi instantáneamente)
en un pez chino
con sus velos y kimonos
y mangas anchas.
Así celebra su matrimonio
con agua. Tal es el vestido de su matrimonio con
el agua.
* *
¡Uno nunca habría terminado,
con jabón!
... Sin embargo, es necesario devolverlo a su
platillo, a su aspecto estricto, su óvalo austero, su paciencia seca y su poder
para servir de nuevo.
Traducido
del francés por Lane Dunlop.
Tomado de:
Los árboles se deshacen en el interior de una esfera de niebla
Entre la niebla que envuelve los árboles, las
hojas les son robadas; las mismas que, desconcertadas por una lenta oxidación y
mortificadas por la retirada de la savia en provecho de las flores y frutos,
desde los grandes calores de agosto ya estaban menos unidas a ellos.
…..En la corteza se labran regueros verticales por
donde la humedad es conducida hasta el suelo, desinteresándose de las partes vivas
del tronco.
…..Se dispersan las flores, se desprenden los
frutos. Desde la edad más temprana, el abandono de sus cualidades vivas y de
partes de su cuerpo ha llegado a ser para los árboles un ejercicio familiar..
El fuego
El fuego hace una ordenación: primero, todas las
llamas se mueven en un sentido…
…..(No se puede comparar el modo de andar del
fuego más que con el de los animales: debe dejar un lugar para ocupar otro;
camina a la vez como una ameba y como una jirafa, salta con el cuello, repta
con un pie)…
…..Luego, mientras las masas contaminadas con
método se desploman, los gases que escapan se van transformando en una sola
rampa de mariposas.
Tomado de:
Las moras.
En los matorrales tipográficos constituidos por el
poema sobre una ruta que no lleva fuera de las cosas ni al espíritu, algunos
frutos están formados de una aglomeración de esferas llenas de una gota de
tinta.
*
Negros, rosados y caquis juntos en el racimo,
ofrecen más bien el espectáculo de una familia arrogante en sus diversas edades
que el de una tentación muy viva en la cosecha.
Vista la desproporción de las pepitas y la pulpa
los pájaros los aprecian poco, tan poca cosa en el fondo les queda cuando del
pico al ano han hecho su travesía.
*
Pero el poeta en el curso de su caminata
profesional, va al grano a saciedad:[4] “Así, pues, se dice, dan resultado en
gran medida los esfuerzos pacientes de una flor frágil aunque defendida por una
maraña ingrata de zarzas. Sin muchas otras cualidades —moras, están
perfectamente maduras[5] —como también este poema está hecho.”
La naranja.
Lo mismo que en la esponja, hay en la naranja una
aspiración a recobrar su contenido después de haber padecido la prueba de la
expresión.[6] Pero adonde la esponja siempre tiene éxito, la naranja nunca:
puesto que sus células han sido reventadas, sus tejidos destrozados. Mientras
que solo la cáscara se recupera muellemente en su forma gracias a su
elasticidad, un líquido ambarino, acompañado de sensación de refresco, de
perfume suaves, se ha derramado, por cierto, —pero acompañado también a menudo
de la conciencia amarga de una expulsión prematura de las pepas.[7]
¿Hay de veras que tomar partido entre ambas
maneras de soportar mal la opresión? —La esponja no es más que músculo y se
llena de viento, de agua limpia o sucia según sea: esta gimnasia es innoble. La
naranja tiene mejor gusto, pero es pasiva en demasía —y ese sacrificio oloroso…
es dejarle verdaderamente demasiado campo al opresor.
Pero no es haber dicho bastante de la naranja con
haber recordado su manera personal de perfumar el aire y de regocijar a su
verdugo. Hay que poner el acento en la coloración gloriosa del líquido que
resulta, y que, mejor aún que el jugo de limón, obliga a la laringe a abrirse
ampliamente para la pronunciación de la palabra tanto como para la ingestión
del líquido, sin ninguna mueca aprehensiva del umbral de la boca cuyas papilas
no llega a hacerlas erizarse.
Uno se queda por lo demás sin palabras para
confesar la admiración que merece la envoltura del tierno, frágil y rosado
balón ovalado en aquel espeso tampón de papel secante húmedo, cuya epidermis
extremadamente delgada pero muy pigmentada, acerbamente gustosa, es junto lo
bastante rugosa como para capturar dignamente la luz en la perfecta forma del
fruto.
Pero al cabo de un estudio demasiado corto,
llevado a cabo tan redondamente como es posible, ‑hay que llegar a la pepa. Este grano,
con forma de minúsculo
limón, presenta al exterior el color
de la madera blanca del limonero, al interior un verde de guisante o de germen
tierno. Es en él que se encuentran, luego de la explosión sensacional de la
lámpara veneciana de sabores, colores y perfumes que constituye el balón
frutoso mismo, la dureza relativa y el verdor (por otra parte no insípido del
todo), de la madera, de la rama, de la hoja: suma harto pequeña aunque con
certeza la razón de ser del fruto.
La ostra.
Del grosor de un pedrusco mediano, la ostra es de
apariencia más rugosa, de color menos uniforme, brillantemente blanquizca. Es
un mundo testarudamente cerrado. Sin embargo, se puede abrirlo: se requiere
para ello sostenerla en el hueco de un estropajo, servirse de un cuchillo
mellado y poco franco, darse maña varias veces. Ahí los dedos curiosos se
cortan, se quiebran las uñas: es un trabajo grosero. Los golpes que se le
propina marcan su envoltura de círculos blancos, de una suerte de halos.
En su interior se encuentra todo un mundo que
beber y que comer: bajo un firmamento (para hablar con propiedad)[8] de nácar,
los cielos de arriba se aplastan sobre los cielos de abajo, para formar solo un
charco, un saquito viscoso y verdoso, que fluye y refluye al olor y a la vista,
franjeado por un encaje negruzco en los bordes.
Muy rara vez, una fórmula[9] perla en su gaznate
de nácar, con la que pronto sabremos adornarnos.
Los placeres de la puerta.
Los reyes no tocan las puertas.
No conocen esta felicidad: empujar delante de sí
con suavidad o rudeza uno de esos grandes paneles familiares, volverse hacia él
para dejarlo de nuevo en su lugar, — tener en sus brazos una puerta.
…La felicidad de empujar del vientre, por su nudo
de porcelana, uno de esos altos obstáculos de una pieza; ese cuerpo a cuerpo
rápido por el cual, un instante detenida la marcha, el ojo se abre y se acomoda
el cuerpo todo a su nuevo departamento.[10]
Con una mano amistosa él la retiene todavía, antes
de impulsarla con decisión y encerrarse —de lo que el clic seco del resorte
poderoso pero bien aceitado agradablemente le da seguridad.
Notas del traductor
[1].
“La pluie (…) se suspend en berlingots convexes”: “berlingot” es el nombre
corriente de un bombón duro, hecho de azúcar caramelizada, de forma
tetraédrica, a menudo decorado con rayitas y aromatizado con anís, menta o
frutas.
[2].
“La sonnerie au sol des filets verticaux…”: el término francés “sol” es tomado
en este enunciado en su doble significación de el ‘suelo’, o la ‘tierra’, y la
nota musical ‘sol’, juego éste en conformidad metafórica con el texto todo que,
entre otras identificaciones figuradas, aborda la lluvia como un ‘mecanismo’,
una ‘maquinaria’ a la vez visual y sonora, dando lugar a leer dicha frase como
‘el repique en sol de los hilillos verticales…’.
[3].
“…il a plu”: por homonimia (el participio pasado de ambos verbos, “plaire”,
‘gustar’ y “plevoir”, ‘llover’ es homógrafo), esta misma frase que remata el
poema puede significar en francés ‘ha llovido’ y ‘ha gustado’, o sea, ‘fue del
agrado de todos’.
[4].
“…en prend de la graine à raison”: este enunciado reúne, y, en el contexto,
actualiza simultáneamente, ambos sentidos figurado y recto de dos locuciones
habituales; la primera, “en prendre de la graine”, literalmente ‘coger semillas
(de un vegetal)’, sentido que desaparece en la aplicación corriente de su
significado estereotípico: ‘obtener una enseñanza, un ejemplo que seguir’. La
segunda, “à raison”, significa ‘en cantidad’, ‘a saciedad’, al mismo tiempo que
‘con razón’.
Este
juego de palabras que religa dos niveles de realidad, sostiene, como se
advertirá, el postulado retórico de la analogía entre las moras y el poema, al
servicio del principio imaginario según el cual el poema, todo poema, es
semejante a un matorral de moras, postulado del cual este texto es la “teoría”
y su ilustración.
[5].
“…mûres, parfaitement elles sont mûres”: este enunciado está construido sobre
una ambigüedad semejante a la del juego de palabras anotado anteriormente, pues
“mûre” es al mismo tiempo el fruto de la zarzamora, y, sin relación etimológica
con ese nombre común, el adjetivo femenino plural ‘maduras’; puesto en relación
con el comienzo del poema, la ‘mora/madura’ es el equivalente metapoético del
poema mismo llevado a su término.
[6].
En sentido recto, el verbo transitivo “oppresser”, ‘oprimir’, significa, como
en castellano, ‘ejercer (sobre alguien) una presión que molesta o dificulta la
respiración’, y por otra parte, ‘mortificar’, ‘causar, infligir gran agobio
psíquico o moral’; utilizado aquí de modo figurado, adquiere el valor de
sinónimo de “presser” con el sentido de ‘exprimir un fruto’. El juego
polisémico así compuesto confiere primero pertinencia metafórica a los
enunciados sucesivos de “…l’épreuve de l’expression” “…mal supporter
l’oppression” y “…faire à l’oppresseur trop bon compte”, y enseguida a la
locución familiar “faire bon compte (à quelqu’un)”, o sea, ‘mostrarse demasiado
indulgente o tolerante (con alguien)’.
[7].
“…expulsion prématurée des pépins”: en el registro familiar, “pépin” tiene el
doble sentido de ‘traba, atollo, contrariedad o contratiempo, dificultad
accidental que sobrellevar, etc.’.
[8].
“Firmament”, ‘firmamento’, proviene tanto en francés como en castellano, del
latín firmamentum, ‘apoyo’, ‘sostén’; de firmare, volver sólido, en el sentido
metafórico de la Vulgata; de donde su ulterior sentido de ‘bóveda celeste’.
[9].
“Formule”, es también diminutivo de ‘forma’, o sea ‘pequeña forma’; aquí,
obviamente, se trata de la perla denotada cursivamente por un homófono verbal
del nombre del objeto “perle” —“une formule qui perle”—, y que no hemos podido
mejor que traducir acudiendo al galicismo ‘perlar’, de “perler”, que en francés
tiene el doble sentido de ‘realizar algo con gran cuidado’, y de ‘formar
pequeñas gotas’. Se advertirá, asimismo, el juego metapoético pongiano en el
que la ‘fórmula’ en cuestión, esta vez con el significado de ‘enunciado o
imagen verbal’, es al mismo tiempo un ‘hallazgo’, esto es, como se dice
figuradamente, una ‘perla’ poética.
[10].
“…le corps tout entier s’accommode à son nouvel appartement”: son
simultáneamente convocados en este enunciado ambos sentidos del giro “(son
nouvel) appartement”, en donde ‘apartamento’ lleva el significado de
‘habitación’, y por otro lado el sentido de “(sa nouvelle) mise à part”, en
cuyo caso “appartement” debe leerse como ‘apartamiento’, ‘separación’. Del
mismo modo “s’accommoder à” admite ser leído ya sea como ‘acomodarse en’
(ponerse a sus anchas) o bien como ‘acomodarse a’ (conformarse, contentarse
con).
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