miércoles, 22 de abril de 2020

POEMAS DE FRANCIS PONGE


Francis Ponge | Ythales
(27 de marzo de 1899, Montpellier - 6 de agosto de 1988, Le Bar-sur-Loup, Francia)



La adolescente

….Como un carro bien enganchado tienes las rodillas lisas, el talle fino; el busto hacia atrás como el cochero del cab.
….Te transportas, te conduces; tu espíritu no está para nada separado de tu cuerpo.
….¿Por qué te detuviste de repente?
Las dos amapolas de un reloj de arena poco a poco se comprenden.

….Se goza en el escote de las mujeres de la redondez y de la firmeza de un fruto; más abajo, del sabor y de lo jugoso de éste.

(1925)

Claro en invierno

….El azul renace del gris, como la pulpa eyectada de una uva negra.
….Toda la atmósfera es como un ojo demasiado húmedo, en el que razones y ganas de llover desaparecieron momentáneamente.
….Pero el chaparrón dejó en todas partes recuerdos que le sirve al buen tiempo de espejos.

….Hay algo enternecedor en este vínculo entre dos estados de humor diferente. Algo que desarma en ese desahogo terminado.

….Cada charco es entonces como un ala de mariposa puesta bajo vidrio.
….Pero hay una rueda de paso para hacer que del charco brote barro.

(1932)


Traducción y presentación de de Jorge Fondebrider.
Tomado de:


El insignificante


     - “¿Qué es más agradable que el cielo azul, a menos que sea una nube, sumisa a la luz del sol?
     “Por eso prefiero una idea común al silencio, y, incluso más que una página en blanco, algunos escritos se consideran insignificantes.
     "Este es mi único ejercicio y mi suspiro higiénico".

La vela


     A veces, la noche revive una planta singular cuyo brillo divide las habitaciones y sus muebles en masas sólidas de sombra.
     Su hoja de oro se aferra impasible al hueco de una pequeña columna de alabastro por medio de un tallo muy negro.
     Las polillas sembradas lo atacan con preferencia a la luna demasiado alta, que está vaporizando el bosque. Pero, al instante chamuscados o desgastados por la lucha, yacen temblorosos, al borde de una locura que está cerca del estupor.
     Mientras tanto, la vela alienta al lector con la luz parpadeante que arroja sobre su libro a cada lanzamiento repentino de un humo inusual, y luego se inclina sobre su plato para ahogarse en su comida.

Tomado de:

Hay mucho que decir sobre el jabón. Precisamente todo lo que cuenta sobre sí mismo hasta la desaparición completa, el agotamiento del sujeto. Este es solo el objeto adecuado para mí.

* *

El jabón tiene mucho que decir. Que lo diga con volubilidad, entusiasmo. Cuando ha terminado de decirlo, ya no lo es.

* *

El jabón fue hecho por el hombre para el uso de su cuerpo, pero no lo atiende voluntariamente. Esta piedra inerte es casi tan difícil de sostener como un pez. Vean cómo se me escapa y, como una rana, vuelven a sumergirse en la cuenca ... emitiendo también a su costa una nube azul de evanescencia, de confusión.

* *

Para un jabón, las principales virtudes son el entusiasmo y la volubilidad. En cualquier caso, facilidad de elocución. Esto, que es excesivamente simple, sin embargo, nunca se ha dicho. Incluso por el especialista en publicidad comercial. ¿Y qué me ofrecen los fabricantes de jabón, ni un centavo? ¡Nunca lo han pensado! Sin embargo, el jabón y yo les mostraremos lo que podemos hacer ...

* *

No hay nada en la naturaleza comparable al jabón. Ninguna piedra es tan modesta ni, al mismo tiempo, tan magnífica.

Para ser sincero, hay algo adorable en su personalidad. Su comportamiento es inimitable.

Comienza con una reserva perfecta.

El jabón muestra al principio un autocontrol perfecto, aunque con un aroma más o menos discreto. Entonces, tan pronto como uno se ocupe de él, no diré fuego, por supuesto, ¡pero qué magnífico élan! ¡Qué entusiasmo absoluto en el don de sí mismo! ¡Qué generosidad! ¡Qué volubilidad, casi inagotable, inimaginable!

Además, uno puede terminar pronto, pero esta aventura, este breve encuentro te deja, esto es lo que es sublime, con las manos tan limpias como alguna vez has tenido.

* *

Debido a las cualidades de este objeto, debo expandirme un poco, hacer espuma ante tus ojos.

* *

Deseo violento de lavarse las manos.

Estimado lector, supongo que a veces quieres lavarte las manos.

Para su inodoro intelectual, lector, aquí hay un texto sobre jabón.

Este huevo, este
toque plano , esta pequeña
almendra, que
crece tan rápidamente
(casi instantáneamente)
en un pez chino
con sus velos y kimonos
y mangas anchas.
Así celebra su matrimonio
con agua. Tal es el vestido de su matrimonio con el agua.

* *

¡Uno nunca habría terminado,
con jabón!

... Sin embargo, es necesario devolverlo a su platillo, a su aspecto estricto, su óvalo austero, su paciencia seca y su poder para servir de nuevo.
Traducido del francés por Lane Dunlop.
Tomado de:

Los árboles se deshacen en el interior de una esfera de niebla

Entre la niebla que envuelve los árboles, las hojas les son robadas; las mismas que, desconcertadas por una lenta oxidación y mortificadas por la retirada de la savia en provecho de las flores y frutos, desde los grandes calores de agosto ya estaban menos unidas a ellos.
…..En la corteza se labran regueros verticales por donde la humedad es conducida hasta el suelo, desinteresándose de las partes vivas del tronco.
…..Se dispersan las flores, se desprenden los frutos. Desde la edad más temprana, el abandono de sus cualidades vivas y de partes de su cuerpo ha llegado a ser para los árboles un ejercicio familiar..

El fuego

El fuego hace una ordenación: primero, todas las llamas se mueven en un sentido…
…..(No se puede comparar el modo de andar del fuego más que con el de los animales: debe dejar un lugar para ocupar otro; camina a la vez como una ameba y como una jirafa, salta con el cuello, repta con un pie)…
…..Luego, mientras las masas contaminadas con método se desploman, los gases que escapan se van transformando en una sola rampa de mariposas.

Tomado de:

Las moras.

En los matorrales tipográficos constituidos por el poema sobre una ruta que no lleva fuera de las cosas ni al espíritu, algunos frutos están formados de una aglomeración de esferas llenas de una gota de tinta.

*

Negros, rosados y caquis juntos en el racimo, ofrecen más bien el espectáculo de una familia arrogante en sus diversas edades que el de una tentación muy viva en la cosecha.

Vista la desproporción de las pepitas y la pulpa los pájaros los aprecian poco, tan poca cosa en el fondo les queda cuando del pico al ano han hecho su travesía.

*

Pero el poeta en el curso de su caminata profesional, va al grano a saciedad:[4] “Así, pues, se dice, dan resultado en gran medida los esfuerzos pacientes de una flor frágil aunque defendida por una maraña ingrata de zarzas. Sin muchas otras cualidades —moras, están perfectamente maduras[5] —como también este poema está hecho.”

La naranja.

Lo mismo que en la esponja, hay en la naranja una aspiración a recobrar su contenido después de haber padecido la prueba de la expresión.[6] Pero adonde la esponja siempre tiene éxito, la naranja nunca: puesto que sus células han sido reventadas, sus tejidos destrozados. Mientras que solo la cáscara se recupera muellemente en su forma gracias a su elasticidad, un líquido ambarino, acompañado de sensación de refresco, de perfume suaves, se ha derramado, por cierto, —pero acompañado también a menudo de la conciencia amarga de una expulsión prematura de las pepas.[7]

¿Hay de veras que tomar partido entre ambas maneras de soportar mal la opresión? —La esponja no es más que músculo y se llena de viento, de agua limpia o sucia según sea: esta gimnasia es innoble. La naranja tiene mejor gusto, pero es pasiva en demasía —y ese sacrificio oloroso… es dejarle verdaderamente demasiado campo al opresor.

Pero no es haber dicho bastante de la naranja con haber recordado su manera personal de perfumar el aire y de regocijar a su verdugo. Hay que poner el acento en la coloración gloriosa del líquido que resulta, y que, mejor aún que el jugo de limón, obliga a la laringe a abrirse ampliamente para la pronunciación de la palabra tanto como para la ingestión del líquido, sin ninguna mueca aprehensiva del umbral de la boca cuyas papilas no llega a hacerlas erizarse.

Uno se queda por lo demás sin palabras para confesar la admiración que merece la envoltura del tierno, frágil y rosado balón ovalado en aquel espeso tampón de papel secante húmedo, cuya epidermis extremadamente delgada pero muy pigmentada, acerbamente gustosa, es junto lo bastante rugosa como para capturar dignamente la luz en la perfecta forma del fruto.

Pero al cabo de un estudio demasiado corto, llevado a cabo tan redondamente como es posible, hay que llegar a la pepa. Este grano, con forma de minúsculo limón, presenta al exterior el color de la madera blanca del limonero, al interior un verde de guisante o de germen tierno. Es en él que se encuentran, luego de la explosión sensacional de la lámpara veneciana de sabores, colores y perfumes que constituye el balón frutoso mismo, la dureza relativa y el verdor (por otra parte no insípido del todo), de la madera, de la rama, de la hoja: suma harto pequeña aunque con certeza la razón de ser del fruto.

La ostra.

Del grosor de un pedrusco mediano, la ostra es de apariencia más rugosa, de color menos uniforme, brillantemente blanquizca. Es un mundo testarudamente cerrado. Sin embargo, se puede abrirlo: se requiere para ello sostenerla en el hueco de un estropajo, servirse de un cuchillo mellado y poco franco, darse maña varias veces. Ahí los dedos curiosos se cortan, se quiebran las uñas: es un trabajo grosero. Los golpes que se le propina marcan su envoltura de círculos blancos, de una suerte de halos.

En su interior se encuentra todo un mundo que beber y que comer: bajo un firmamento (para hablar con propiedad)[8] de nácar, los cielos de arriba se aplastan sobre los cielos de abajo, para formar solo un charco, un saquito viscoso y verdoso, que fluye y refluye al olor y a la vista, franjeado por un encaje negruzco en los bordes.

Muy rara vez, una fórmula[9] perla en su gaznate de nácar, con la que pronto sabremos adornarnos.

Los placeres de la puerta.

Los reyes no tocan las puertas.

No conocen esta felicidad: empujar delante de sí con suavidad o rudeza uno de esos grandes paneles familiares, volverse hacia él para dejarlo de nuevo en su lugar, — tener en sus brazos una puerta.

…La felicidad de empujar del vientre, por su nudo de porcelana, uno de esos altos obstáculos de una pieza; ese cuerpo a cuerpo rápido por el cual, un instante detenida la marcha, el ojo se abre y se acomoda el cuerpo todo a su nuevo departamento.[10]

Con una mano amistosa él la retiene todavía, antes de impulsarla con decisión y encerrarse —de lo que el clic seco del resorte poderoso pero bien aceitado agradablemente le da seguridad.

 Notas del traductor

[1]. “La pluie (…) se suspend en berlingots convexes”: “berlingot” es el nombre corriente de un bombón duro, hecho de azúcar caramelizada, de forma tetraédrica, a menudo decorado con rayitas y aromatizado con anís, menta o frutas.

[2]. “La sonnerie au sol des filets verticaux…”: el término francés “sol” es tomado en este enunciado en su doble significación de el ‘suelo’, o la ‘tierra’, y la nota musical ‘sol’, juego éste en conformidad metafórica con el texto todo que, entre otras identificaciones figuradas, aborda la lluvia como un ‘mecanismo’, una ‘maquinaria’ a la vez visual y sonora, dando lugar a leer dicha frase como ‘el repique en sol de los hilillos verticales…’.

[3]. “…il a plu”: por homonimia (el participio pasado de ambos verbos, “plaire”, ‘gustar’ y “plevoir”, ‘llover’ es homógrafo), esta misma frase que remata el poema puede significar en francés ‘ha llovido’ y ‘ha gustado’, o sea, ‘fue del agrado de todos’.

[4]. “…en prend de la graine à raison”: este enunciado reúne, y, en el contexto, actualiza simultáneamente, ambos sentidos figurado y recto de dos locuciones habituales; la primera, “en prendre de la graine”, literalmente ‘coger semillas (de un vegetal)’, sentido que desaparece en la aplicación corriente de su significado estereotípico: ‘obtener una enseñanza, un ejemplo que seguir’. La segunda, “à raison”, significa ‘en cantidad’, ‘a saciedad’, al mismo tiempo que ‘con razón’.
Este juego de palabras que religa dos niveles de realidad, sostiene, como se advertirá, el postulado retórico de la analogía entre las moras y el poema, al servicio del principio imaginario según el cual el poema, todo poema, es semejante a un matorral de moras, postulado del cual este texto es la “teoría” y su ilustración.

[5]. “…mûres, parfaitement elles sont mûres”: este enunciado está construido sobre una ambigüedad semejante a la del juego de palabras anotado anteriormente, pues “mûre” es al mismo tiempo el fruto de la zarzamora, y, sin relación etimológica con ese nombre común, el adjetivo femenino plural ‘maduras’; puesto en relación con el comienzo del poema, la ‘mora/madura’ es el equivalente metapoético del poema mismo llevado a su término.

[6]. En sentido recto, el verbo transitivo “oppresser”, ‘oprimir’, significa, como en castellano, ‘ejercer (sobre alguien) una presión que molesta o dificulta la respiración’, y por otra parte, ‘mortificar’, ‘causar, infligir gran agobio psíquico o moral’; utilizado aquí de modo figurado, adquiere el valor de sinónimo de “presser” con el sentido de ‘exprimir un fruto’. El juego polisémico así compuesto confiere primero pertinencia metafórica a los enunciados sucesivos de “…l’épreuve de l’expression” “…mal supporter l’oppression” y “…faire à l’oppresseur trop bon compte”, y enseguida a la locución familiar “faire bon compte (à quelqu’un)”, o sea, ‘mostrarse demasiado indulgente o tolerante (con alguien)’.

[7]. “…expulsion prématurée des pépins”: en el registro familiar, “pépin” tiene el doble sentido de ‘traba, atollo, contrariedad o contratiempo, dificultad accidental que sobrellevar, etc.’.

[8]. “Firmament”, ‘firmamento’, proviene tanto en francés como en castellano, del latín firmamentum, ‘apoyo’, ‘sostén’; de firmare, volver sólido, en el sentido metafórico de la Vulgata; de donde su ulterior sentido de ‘bóveda celeste’.

[9]. “Formule”, es también diminutivo de ‘forma’, o sea ‘pequeña forma’; aquí, obviamente, se trata de la perla denotada cursivamente por un homófono verbal del nombre del objeto “perle” —“une formule qui perle”—, y que no hemos podido mejor que traducir acudiendo al galicismo ‘perlar’, de “perler”, que en francés tiene el doble sentido de ‘realizar algo con gran cuidado’, y de ‘formar pequeñas gotas’. Se advertirá, asimismo, el juego metapoético pongiano en el que la ‘fórmula’ en cuestión, esta vez con el significado de ‘enunciado o imagen verbal’, es al mismo tiempo un ‘hallazgo’, esto es, como se dice figuradamente, una ‘perla’ poética.

[10]. “…le corps tout entier s’accommode à son nouvel appartement”: son simultáneamente convocados en este enunciado ambos sentidos del giro “(son nouvel) appartement”, en donde ‘apartamento’ lleva el significado de ‘habitación’, y por otro lado el sentido de “(sa nouvelle) mise à part”, en cuyo caso “appartement” debe leerse como ‘apartamiento’, ‘separación’. Del mismo modo “s’accommoder à” admite ser leído ya sea como ‘acomodarse en’ (ponerse a sus anchas) o bien como ‘acomodarse a’ (conformarse, contentarse con).
 Tomado de:

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