jueves, 30 de abril de 2020

POEMAS DE MINERVA MARGARITA VILLARREAL


Descanse en paz la poeta Minerva Margarita Villareal - YouTube
(Montemorelos, Nuevo León; 5 de abril de 1957-Ciudad de México; 20 de noviembre de 2019)

De retórica y poética


a Julio Ortega



No hay palabra que no esté en el diccionario.

Los vicios del poema dejan de serlo

si son verificados en su retórica.

Las inversiones del retruécano

se tornan, a punto de sutura,

lisas superficies del verbo.

Puedes levantar monumentos con la hipérbole,

monstruos con el oxímoron,

acicatear con la ironía,

evitar excesos y lugares comunes,

pero la poesía,

una vez que aparece,

no conoce de regla ni ley que detengan

la fuerza de su paso.

Ayer despedimos a Kyria Laurentia


Ha muerto Kyria Laurentia, matrona de severa viudez,

ejemplo de rectitud y dones.

Después de las honras el cortejo tomó la ruta del cementerio.

Incontenible era el llanto de Zephas, el menor de sus hijos,

a quien todos vinculan con el narco.

—Ha de estar arrepentido del negocio.

—Hizo sufrir mucho a su madre.

—Míralo, cómo llora.

Seguimos hasta enterrar el cuerpo.

Si esta desgracia no hubiese acontecido,

el nuevo capo

no tendría que derramar tanta lágrima

a la sombra de su madre

como dinero dilapida

por los favores de las mujeres

que en el camino encuentra.


Latomías del Topo Chico y Apodaca


En Siracusa se plantó la semilla que,

cerca de tres mil años después,

germinó en campos de concentración:

dejaban morir a los reos.

Aquí no tenemos esclavos

pero las cárceles se han transformado en letrinas infectas.

Antes, dos niños por año,

hoy nacen ciento treinta criaturas en cautiverio.

Inventaron un túnel,
aseguraron una fuga de presos

que solo era una treta para eliminar al joven director.

En las cárceles del Topo Chico y Apodaca,

desde el lujo de sus celdas,

los capos controlan

drogas, mujeres y venganzas;

deciden cómo y cuándo

el resto de los reclusos

y todos nosotros

habremos de morir.


La litera de Claudia es detenida ante el paso de las masas


¡Esta aberrante multitud,

esta imprevista marcha que obstaculiza mi paso!

Ojalá mi hermano

volviera del Hades y estuviera aquí

para ordenar una leva

y así limpiar

nuevamente

las calles de Iguala.

43 d. C.


Desde su trono, Herodes pide superar el duelo,

viste Gucci, posa con Herodías, su bella mujer,

y los hijos que ha engendrado cada uno por su cuenta.

La fotografía los muestra altivos y radiantes;

en joyas, vestuario y maquillaje

dispendian el erario público

mientras el pueblo,

entre los basurales,

busca el cadáver de sus hijos.


Catulo en los confines de la guerra del narco




                                                                                                    a la memoria de Antonio Cisneros



Con su cuerno de chivo en la patrulla blindada

avanza contra legiones de narcos y bandidos;

en esa troca, con su chaleco antibalas,

no teme a los mil carros de combate.

Pero, valiente Catulo,

si mis ojos alcanzan tus pupilas

nada serás sino

el sobreviviente herido y sin caballo

que las fieras se rifan

cuando llega la noche.

El acto de caer


Una caída siempre obliga a las cavilaciones.

Si el golpe deriva en fractura

se requiere reposo y mucha materia gris

para aquilatar los pasos por andar,

y, sobre todo,

reconstruir en la imaginación

lo que mente alguna hubiera deseado:

la forma en que nosotros mismos

nos metemos el pie

para caer,

como si solo así, en la caída,

tuviéramos la dicha de contemplar el cielo.
Tomado de:

LA CASA

La casa que construiste fue arrasada
Vi cómo sucedió
cómo se desprendían paredes y ladrillos
El techo voló
sobre los huesos
y el paisaje entre la hierba abrió
echó raíces bajo las plantas de mis pies
Estoy anclada
y esta casa mojada por la lluvia
esta casa azotada por el viento
hecha polvo
y materia que crece
Esta casa soy yo

FARMACIA

Como si un papalote se alzara por el aire
el velo desprendido los niños
el cabello trenzando
la corona de azahares
los perros mi vestido
niños que el viento aleja
y yo intento unir

Entre esos niños estaba mi padre
que siempre soñó tener una farmacia
en esa esquina donde todo era viento

El salón
donde debo encontrarte
es el mostrador de esa farmacia

Tú pasas sujetando a tu madre en la silla de ruedas
Velar te come las palabras

Estoy sola frente a tu madre
tiene dolor de cabeza cabellos de nieve y morena la tez
Yo le doy dos pastillas que como flores
brotan de mis manos
Le toco la frente
le aliso el cabello
le digo que la amo

Entre el olor de asepsia y las vitrinas
vestida de novia con un satín de cisne
sé que vino a entregarte

EL PUENTE

a Bernard Pozier

Hace años el puente no existía
lo que hoy es el puerto fue un cerco de piedra
Esa casa tan alta de ladrillos rojos
era la primaria
donde yo estudié
Hoy la habitan ancianos
Ancianos:
los primeros niños
que pisaron la escuela
regresan a ella
para nunca salir

LA CAÍDA

La piedra cruzo todos los días
la piedra laja la piedra bola la piedra pinta
la caliza piedra blanda de tus labios
la tigre que con tus ojos me liga
como el cazador a su presa
y hace que caiga en la piedra
que repentinamente
se puso de pie
y me llamó desde un tiempo de silencio
me llamó
para que me aquietara
Tomado de:

Probar el fruto

y saber

que eres tú
__

Adamar. México, Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León/Verdehalago, segunda edición, 2003.

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Sueño de un lienzo

en la ruta del agua

los zapatos de noche

en la lluvia cerrada

De noche

mis zapatos

se internan

se derraman

Somos un sueño

en la ruta del agua

Zapatos de la noche

que interna se derrama

en busca de esos barcos

que flotan por mi casa

__

La condición del cielo. As de Oros, México, Colibrí/Gobierno del Estado de Puebla, 2003.

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Era agosto y eras tú

y toda la parsimonia un calor que espejeaba

bajo las vigas de los álamos en pasadizos nubilosos

El púrpura intenso del follaje disolvía los cuerpos

La niebla abrazaba

Los pájaros   las nubes

El lago de nubes que cubre nuestra casa
Tu cuerpo   el bosque acelerando su ritmo

el corazón del bosque bebiendo nuestros pasos

y el tropel de caballos a galope encendido

La flor más tibia de tu cuerpo abría

La jacaranda echaba alfombra y un jardín a tus pies

y al borde del estanque tensábanse

lienzo de su esmero

como tus arrebatos

las cúspides del fuego

Ese abaratamiento

esa cautiva humillación

Mármol   día de manos breves

Soles   día que huía

Por los peldaños de la biblioteca el azul indomable de los árboles

La dorada rejilla
los asientos de cuero suspendidos

Lomos del Libro abriéndose en su albergue de plata

Nubes en lo hondo del techo

Nubes    papeles dispersos como golpes de lluvia que la diosa lanzaba

La flor más tibia de tu cuerpo y el tropel de caballos   labios   latidos

El sol perdiéndose en la distancia

El rumor creciente   la canción del follaje

El latín dominaba las tardes densas como reptiles

con sus nubes de moscas

Nuestros cuerpos hundidos

Ese diván   la lengua   ese jardín de lenguas bajo la cerradura

El sol   el hielo ardiente de la página

abriéndose a otro cielo de ala enmohecida

otro cielo el moribundo pez

carnada de la melancolía
esa lluvia   esa u   ese furor del mar

goteando

mojando nuestra sombra

empapaba el cabello

las finas terminales con mis dientes

bajo de ti

el golpeteo de la lluvia   el marco humedecido

Desatabas mis trenzas

Me llevabas al cielo con tu roce de uñas de mi cuello a la nuca

La saliva del verbo   conjugaciones   pupitres en las aulas lejanas
Arrojados de sí   la saliva del verbo

El rumor de los cisnes

Ese oleaje de arena

de saliva del verbo

Sal   sal a la luz de esta declinación

Los días se apagan como una veladora en lo oscuro del cielo

Sal   sal de ti

Un movimiento y otro lejos de Dios

Un movimiento hacia Dios

Por más que lo medite quedaré tajada

Sal   vuélvete paloma que muero de la luz del agua donde llamas

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Herida luminosa. Práctica Mortal, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, segunda edición, 2009.



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 En esta piedra yo te espero

en el estómago en el regazo de esta piedra

junto al río cuyas aguas dejaron cicatriz

Como jauría con hambre

como perro
te espero

sobre la piedra que contempla

las grandes aguas que no volvieron más

la vista fija de las vacas que la tarde apacienta

estrellas caídas las botellas que alguna vez

guardaron la pureza

Excepto tú todo pasa

y todos pasan por aquí

Excepto tú

por esta piedra

pasan
y en mi mente

quedan    

como regalos

de tu ausencia

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Tálamo. Monterrey, Ediciones Hiperión/Universidad Autónoma de Nuevo León, 2013.
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Aparece

Antes del alba sus manos traen el cielo hasta el muro de piedra

y en lecho de madera abro los ojos que no abro

Su hábito solar   su descalzo venir

estando aún dormida con otros ojos vi

Tersa Teresa de las metamorfosis

blanca es rosa su piel   roza casi su rostro 

Detrás del respaldo que no hay

ella misma es respaldo:

Cara   brazos   torso   manos   sobre mi cabeza 

Inclinada está:

Cúmulo de luz Teresa bajo el velo negro en la tiniebla rémora

sus pies desde otro plano

la vigilia previa de atravesar

el curso de los astros

e irrumpir

Tersa de las meditaciones

En la tierra el espanto:

Más que asombro 

mantequilla líquida penetrando

por no sé qué resumidero

el cuerpo:
Seré una alcantarilla en manos de Teresa

una fiebre de oro de las llagas de Cristo

un cielo desprendido del siglo dieciséis

una viuda oscilante   un dominico en ascuas

una familia perseguida  

y de cuatro maneras germinará lo plantado:

Agua del pozo

Agua de noria sin anegar el huerto

Agua de río o del arroyo      

Lluvia del cielo:

La humanidad de Cristo desnuda tus pupilas 

su tórax alanceado aún gotea

Bañémonos Teresa en esta rojedad

En la tierra el espanto

Bañémonos Teresa

El espanto Teresa
Bañémonos Teresa en esta rojedad

__

Las maneras del agua. México, Instituto Nacional de Bellas Artes/Instituto de Cultura de Aguascalientes/Fondo de Cultura Económica, 2016.



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El ojo de agua de sus manos

Con sólo tocarme la cabeza mientras dormía

con sólo decirme sin decirme

al fuego celeste

desperté

Adicta

arrodillada

hasta las fundaciones

En la inmensidad de Icamole

cuando más amo el desierto

el ojo de agua de sus manos 

su delirio

su tibieza feroz en mis rodillas

Vi sucederse las señales

hasta que se ausentó de la carne

como una virgen que desaparece

__

Las maneras del agua. México, Instituto Nacional de Bellas Artes/Instituto de Cultura de Aguascalientes/Fondo de Cultura Económica, 2016.

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Este parque quedó huérfano de ti

Este Vergel maltrecho

Estas calles    esta botella vacía

Estas matas que bajaron su vista

al no encontrarte

con sus cabezas gachas y sus cuellos

a punto de secarse

Esta casa cuyas paredes rosas se diluyen

Este solar que fluye en la ardentía

y resplandece cargado de naranjas

y perfuma de azahares el aire de la noche

para que todo El Vergel

recuerde el tránsito de tu reino

y cómo tu padre robó la luz de tus ojos

y cuánto amor diste a pesar de esto

__

Vike. Un animal dentro de mí. Monterrey, Nuevo León, Editorial An.alfa.beta, 2018.
Tomado de:




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