DE LA PAZ
De la paz, de la que a diario proclamamos
De la que decimos y tanto decimos buscar
No es más que la vanidad de los que como políticos
han decidido apoyar...
Esos mismos que se lucran con la sangre de tantos jóvenes soldados
que abandonaron a sus padres y sus parcelas para empuñar los fusiles del odio y el rencor...
los mismos que defienden a quienes hurtaron las tierras de sus abuelos
los que se entregan a las falsas banderas
a los himnos que destacan la fiera sanguinaria de sus
ejércitos armados con las tristezas de tantos campesinos analfabetos que arriban como mano de obra a esta oscura ciudad indolente.
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