La tartamudez en el arte actual [6]
Leo la historia en la revista La Otra Gaceta.
La cuenta José Ángel Leyva, y trata sobre el poeta y pintor Fausto Ávila, quien porta alojada en su cerebro una bala de 9mm y a quien Leyva le dedicó su poema “El poeta lleva un tiro en la cabeza”.
La historia sucedió el 24 de diciembre del 2000, a las dos de la mañana; Fausto Marcelo Ávila iba en la parte delantera de un camión lleno de pollos que venía por la vía Facatativá a Bogotá.
En El Tiempo lo relatan así:
“Había neblina. El carro subía lentamente. Fausto, entre el chofer y un ingeniero de alimentos, era el escolta contratado por la empresa de pollos para la seguridad del viaje. Llevaba puesto chaleco antibalas y una pistola 9 mm. en su cintura. Los atracadores se atravesaron en la vía y dispararon: Fausto no alcanzó a reaccionar. El cigarrillo, las balas, los gritos, el camión robado. Y, después, él tirado en una cuneta con la sensación de que de su frente rodaba un chorrito de algo. Era su cerebro” [1].
A día de hoy, Fausto toma 23 pastillas diarias para soportar el dolor.
Lo interesante del caso es que Fausto Ávila comenzó a pintar (sin tener nociones de artes plásticas) justo después de sus lesiones en el lóbulo frontal por efecto de la bala y que, en 2004, por causa de los ataques epilépticos que sufría, dejó la escritura (que sí venía practicando de antes).
Por ello, diríamos que se trata más bien de un caso de afasia que no específicamente de tartamudeo, pero igual es una intermitencia de la escritura (y por ello nos interesa para nuestra cartografía aquí), pues a lo que parece y según cuenta Leyva, Fausto ha recuperado la poesía, y una serie breve de poemas han sido publicados en La Otra Gaceta.
Nos dice Leyva también que lo más probable es que esos versos se publiquen también en formato libro, en adelante.
En cualquier caso pueden leer la selección de poemas Vds. mismo aquí.
Yo, por mi parte, resalto estos versos:
“Dos pequeños
yo y mi sombra
jugamos al escondite
en las hendiduras
de la vida.”
Y estos otros:
“Del dolor
permanece el dolor
intacto
Del recuerdo
no ha cambiado nada
es el mismo sabor
de la orfandad.”
Y los más estremecedores de todos, por su verismo:
“Grabé mi voz
para tener
con quien hablar”
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[1] María Paulina Ortiz, “Fausto Ávila, pintor a bala”, El Tiempo, 09-Enero-2010.
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ADDENDA:
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Pueden ver un breve portfolio de las pinturas de Fausto Ávila aquí.
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FURTHER READING:
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