El desconocido
El desconocido que pasa
y te encuentra todavía digna
de una fugitiva palabra de deseo,
acaso porque en la sombra de la noche tan dulce de mayo
todavía brillan tus ojos,
todavía tiene veinte años la ligera figura deslizante,
no sabe que fuiste
amada por aquel que amaste,
amada en plena y soberbia
delicia de amor,
y en ti no hay mínimo rincón de la carne
o átomo del alma
que no tenga una marca de amor.
No sabe que viviste solo
para amar a aquel que amaba,
y ni aunque quisieras
podrían arrancar de ti
esa vestidura por el amor tejida.
Él, ignorante,
en ti ya no bella, en ti ya no joven.
saluda la gracia del dios:
respira, al pasar,
en ti ya marchita, en ti abandonada,
el aroma precioso del dios.
Tomado de:
http://elhacedordesuenos.blogspot.com/2015/04/el-desconocido-de-ada-negri.html
Así siento caer
La rosa blanca, sola en una copa
de vidrio, en el silencio se deshoja
y no sabe que muere y que la miro
morir. Uno tras otro se desprenden
los pétalos; intactos, impolutos.
Uno al lado del otro, con un toque
leve, se van posando y se quedan, dispuestos
por si un prodigio los reanima y los
devuelve, aún vivos, cándidos aún,
al tallo despojado. Así siento caer
sobre mi corazón los días de mi tiempo
fugaz: intactos; y el corazón quisiera,
y no puede, volver a componerlos
en una rosa nueva, sobre un tallo más alto.
Tomado de:
http://zumo-de-poesia.blogspot.com/2020/09/asi-siento-caer-por-ada-negri_27.html
nieblas
sufro—lejos
Las nieblas soñolientas
Surgen del silencio
Piso.
Alto graznido, los cuervos,
Confía en las alas negras,
cruzan los páramos
severo.
Del aire a los bocados crudos
Los Troncos Dolorosos
Ofrecen, rezando, los bronquios
Desnudos.
¡Qué frío tengo! Estoy solo;
A través del cielo gris impulsado
Un gemido de extinción
Volar;
Y me repite: Ven,
El valle está oscuro.
Oh triste, oh sin amor,
¡Vienes!...
Voz de la oscuridad
Soledad de la escarcha. —La oscuridad
Me atrapó aquí en el bosque.
Info escanear las nubes, y yo tal como es
Estoy de pie, pero no tengo miedo. ¡Oh, aura fría y
perturbada!
Aura fría de vísperas en agonía,
¡Háblale a mi alma!
.... Y habla. Habla con los arcanos
Voces del arbusto,
Ruidoso por el enorme bosque.
Como los espíritus aúllan en la batalla:
Y me dice: «¿Qué haces en la playa dura,
¿O gitana salvaje?
¿Buscas acaso la paz?... O el glaciar
¿Grosero bofetada de los vientos?
¿Nada aquí, nada para subyugarte vale la pena?
¿Qué temes, si pruebas tu mano en la oscuridad?
De que raza eres, si no te eclipsa
¿El velo de la sombra?
Nacido de amaneceres llameantes y vuelos
del águila que huye,
Nacido en el resplandor de los soles calientes
Sobre los dorados desiertos del Este,
Entre blasfemias cínicas y fes cansadas
¡Un ideal que pides!
Pero ata una cadena alrededor de tus muñecas,
La niebla te envuelve,
Y la vida te come y te envenena
El deseo inútil que te consume.
La fatalidad sobre tu cabeza pesa,
Y tú eres rebelde y esclavo.
Sin embargo, lucharás, hija fuerte
De luto y cancelación:
Sin freno de mano y sin freno
Tu estrofa será un grito y un rayo.
Irás entre las escarpadas rocas del dolor
alabando el amor;
Irás con los pies en el barro y la mirada altanera
En la luz extasiado,
Las magníficas larvas del pensamiento
Buscando los caminos del infinito:
Serás empujado por un poder viril,
Mayor incluso si se gana".
*
Así me habla la oscuridad: escucha
mi alma pensativa.
Hay lágrimas y relámpagos en la noche espesa,
Misterios oscuros en el bosque sombrío:
Pero el soplo de un Dios fuerte y sereno
Lo siento flotando en mi pecho.
Salen del sitio de construcción
Salen de la obra, en parejas, en manadas,
con chaquetas al hombro. —Muraglia
forma viva en el camino que deslumbra
al sol. —La ira y la tristeza los emblanquecen.—
En cada movimiento de los músculos reflejados
la huella se encuentra con la materia inerte
por el poder de armas expertas
moldeado, martillado, sometido.
El hombre con la opra forma una sola fuerza.
que no se parte. —Ellos lo saben. —Y los rudos
edificio lo sabe, que cierra hoy
detrás de los rebeldes, y parece que duerme invicto;
pero mañana, en la pura serena aurora,
abrirá de par en par las puertas a la horda muda:
—el corazón no puede latir si uno se niega
la sangre fluya vena y vena.
Autopsia
Doctor delgado, que con ojos atentos
Fuera de un anhelo crudo e intenso,
Mi carne desnuda corta y atormenta
Con hoja fría y afilada,
Tu odias. ¿Sabes quién fui?... De tu puñal
Desafío al mordisco despiadado;
Aquí en la horrible cámara funeraria
Te contaré sobre mi pasado.
Sobre las piedras de las calles crecí. Nunca
tenía casa o parientes;
Descalza, discreta y sin nombre vagabas
Detrás de las nubes y los vientos.
Conocí las noches de insomnio y las inquietas
pensando en el mañana,
La oración inútil y la desesperación secreta,
Y los días sin pan.
Todo lo que sabía de las arduas labores
y las oscuras miserias,
pasé entre pueblos escuálidos y hostiles,
Entre lágrimas y miedos;
Y finalmente un día, en una cama
agudo de hospital,
Una aguja negra con una garra torcida
En mí recogió la cerveza.
Y así morí, entiendes, solo,
como un perro perdido,
Así que morí sin escuchar una palabra
Speme o saludo!...
¡Qué brillante y negro y qué tupido,
¡Mi cabello suelto!...
Sin un beso de amor ella será enterrada
Bajo la tierra algente.
Qué joven y blanca la ágil
¡Mi cuerpo, y que delgado!
Ahora el cupido codicioso lo ignora.
Beso de tu cuchillo.
Vamos, corta, rasga, talla y rasga,
Incansable y silencioso.
De mis entrañas gozas y te satisface
¡Sobre mi cuerpo vendido!...
Rebusca, sonriendo siniestramente.
¿Qué importa?... Soy estiércol.
Busca en mi vientre, busca lo horrible
¡Misterio del hambre!...
Baja con tu puñal al ime
entrañas, y arrancan el corazón.
Búscalo en mi corazón, busca lo sublime
¡Misterio del dolor!...
Todo desnudo así bajo tu mirada,
todavía sufro; ¿tú lo sabes?...
Con pupilas inmóviles aún te miro,
Ni me olvidarás:
Entonces qué arcadas en mi labio
multitudes de pasión,
Ronco gorgotea un traqueteo sin aliento
de maldición
Tomado de:
https://www.poeticous.com/ada-negri?locale=es
Mi juventud
No te he perdido. Te has quedado
en el fondo de mi ser. Eres tú, pero otra eres:
sin fronda ni flor, sin la risa brillante
que tenías en el tiempo que no vuelve,
sin aquel canto. Otra eres, más bella.
Amas, y no esperas ser amada: ante
cada flor que se abre o fruto que madura,
o párvulo que nace, al Dios de los campos
y de las estirpes das gracias de corazón.
Año tras año, dentro de ti, fuiste cambiando
rostro y sustancia. Cada dolor más firme
te hizo: a cada huella del paso
del tiempo, tu linfa oculta y verde
opusiste, como remedio. Ahora miras la luz
que no engaña; en su espejo contemplas
la vida perdurable. Y permaneces
como una edad sin nombre: humana
entre las humanas miserias, pero viviendo
solo de Dios y solo en Dios feliz.
Oh juventud sin tiempo, oh siempre
renovada esperanza, yo te confío
a los que vendrán, para que en la tierra
vuelva a florecer la primavera, y en el cielo
nazcan las estrellas cuando se oculte el sol.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario