MAMÁ CÓLERA
P E R S E C U C I Ó N
–
……….. Repto lo oscuro de la aorta de un
bisonte atravesado por el mar
………….en medio de la teoría humana más
violenta del poema.
Tus brazos umbilicales
……….madrezebra en las llanuras
ahorcan la prehistoria de la leche de
montaña
……….leche de cal apagada,
……….leche de higo en cristal,
……….leche en la roca de la pintura sagrada
del calavera poem
gruta de naturaleza táctil al Amazonas de
tus glándulas rellenas de humores:
……….. Big Bang de dios por siempre muerto
en los maremotos amén.
Palpo la atmósfera que humedece su atlas
de la ira,
escarabajo mutante rodando las escaleras
del magma de tu vientre,
…………….. ¿me romperás contra la musculatura
de los cetáceos axiales?
…………………………………………….madretundra de las orcas
……………………… ¿abrirás las cejas al frío goce
de los volcanes?
Ellos se sueñan en la blancura de los
fermentos de la noche en torrente.
Pliego mi ala junto a una noria de eterna
venganza,
……….. madrepiedra de los pálidos
trasmundos
……….. madrecidra constelando un infierno
de intestinos que doran los rosales.
Tu baba salpica en todas las direcciones
de los paisajes algebráicos:
….CRÁNEO – CALAVERA = X
Incógnita en la lengua de los muertos.
………………………………………………….. Poema cero.
He oído que montas sobre las cabezas de
las Furias
y te desbocas
y manchas los eriales de leche cuajada
……….leche mía coagulada
y ellas te la beben y te alumbran
un cráneo con cañones de plata apuntando
hacia mi pecho
suite de estelas eléctricas y membranas
saladas
……….madrealambre de las navajas
……….madrebuitre de los cinerarios
las tres se relamen las encías bajo el
umbral tibio de tus riñones en flor:
tienen pezuñas y desgarran el camino de
los ríos gástricos a los maizales.
………………….. Se derraman sobre la vía láctea
cabalgándote.
……….Se orinan sobre las mazorcas de
dientes pelándose al poniente.
«Madre e hija es una antinomia»,
te canta la clarividencia subacuática de
tu trinomio de canes perfecto
y repites al sur de su estampida:
…………………………………………………………….«Madre e hija es
una antinomia
………………………………………………………………con patas y pelos
de tarántula
……………………………………………………………………..en una jaula
vacía».
Arden tus cabellos de elefantes marciales
cruzando los desiertos
………..madremandril de sable
………..madreladrido de pez aéreo.
Quieres mi carne en tu leche terrible
cociéndose a la alta temperatura de los
huracanes
………………………………………………………(cardúmenes de
esperma del dios muerto
………………………………………………….pueblan encima de las
aguas galácticas del norte).
Tiemblo en los refugios colapsados por tu
vientre de ballena en histeria
……….Madremendrugo de la explanada
……….Madredrácula de los mausoleos
Las cabezas de las Furias sonríen torcidas
a la sangre,
ateridas bajo muslos galgos y la perfecta
escultura del tórax;
quieren cocinarme en tu néctar vencido de
yedra,
forzarme la leche de hígados por la ranura
celeste de sus madrugadas.
…..Mazorcas de dientes se pelan y muerden
mis escombros quietos al pasar.
Me oculto entre las pieles de los
vertebrados
y convierto mi cuerpo en un saco de plumas
que emerge fresco entre los fémures
silvestres.
……………………………….Madre e hija es una
antinomia.
Un cráneo gastado vigila mi señal desnuda:
……………………………….toda suerte de escape termina
………………………………..en las profundas cavidades
…………………………………….de un animal muerto.
IV
EL LIBRO DE LOS ABISMOS
fragmentos de Caína
*
:
El tórrido aliento de un órice despierta
la montaña,
te despierta con ella y despierta a los
viejos leones:
es hora de almorzar.
Todos los días en tu mente habrá un
desierto sepultando la calavera de la poesía;
la llevarás contigo al exilio para
defenderte de la inclemencia de tu sombra
siempre extendiéndose con movimientos de
astros oscuros sobre los senderos.
……………………………………………Tu sombra es el reflejo
más antiguo de tu cuerpo.
Pero cada mañana la calavera de la poesía
pesará un poco más que ayer.
La arrastrarás hacia la cima de la montaña
como una constante de vapor
nublando los sentidos de los cazadores;
una amenaza que el viento cubre de arena y
que barres con tu única ala.
Sus cuencas libres empañarán tu interior
y escaparás manchando de sombra un dolor
antes temido:
una fiebre que reblandece los picos y tiñe
la hierba con moscardones.
A pesar del fracaso no soltarás la cabeza
del misterio:
la subirás a la montaña
con el peso de su mandíbula empujándote a
los cuernos en manada.
Descansarás con ella en un nido
improvisado.
Retozarás con sus cuencas abiertas a la
noche.
No te curará la carne, pero al día
siguiente será tu casa.
.
.
*
La poesía es lo perfecto del muerto:
lo incorruptible, la selva encadenada.
VI
EPÍLOGO
T E O R Í A D E
L A L E C H E
.
1
Un poema es un cráneo de leche.
:
2
La leche es una dramaturgia que desaparece
y se dispersa.
Una pureza que se mancilla.
Un veneno de hambre.
3
Un cráneo tiene el poder de la
encarnación.
4
La leche invoca imágenes que bifurcan el
cuerpo del lenguaje.
5
Todas las metáforas son lácteas.
Avisos de desastres en miniatura.
6
La poesía es un claro de cielo difunto
goteando sus blancas inquietudes
sobre la desnudez de los sobrevivientes.
7
Un poema es profético, como la leche,
pero no puede decir el mañana de los
hechos
sino el mañana del ser.
El futuro es el presente de lo que nunca
cambia.
8
La escritura:
inquietud blanca que se nombra de
rodillas.
9
Sueños de leche.
Mirar hacia el símbolo con los ojos
cerrados
es la única forma de llevar su peso.
Tomado de:
https://poesia.uc.edu.ve/historia-de-la-leche-monica-ojeda-poesia-ec/
Una hija es un ojo que muerde
1
Papá, tú querías un hijo y
en cambio
te nació esta cabeza.
Una planta que crece hacia adentro.
Una uña.
Un estanque.
Por eso dijiste
callado a la placenta: “UN HIJO ES UN
HOMBRE”.
Creías que serlo era irse callado de pesca
pescar la vida
sacarla del agua
y me llevas a pescar para que aprenda a
ser un hombre
para que saque de la vida algo tibio que
matar.
“Matar te hace hombre”, me dijiste.
Creías que serlo era irse risueño de caza
empuñar un rifle a un corazón con astas
reventarle el cráneo a la vida
tú piensas que eso que se inventa el
bosque es un hombre
y me llevas a cazar contigo para que lo
vea
me enseñas a dispararle a un árbol
a una nube todavía niña en mi cerebro
porque pienso demasiado fácil, dices
porque pienso cosas que se
atraviesan
Y en cambio un hombre no arde de útero
dice la-madre-coja-de-las-axilas
ni sangra en los pasillos
ni riega su leche sobre las ecografías
abiertas
ni se mete el dedo índice
para tocar a Dios
en un volcán de pelvis.
Una hija mata
pero como un hombre respirando al revés
en mitad del bosque.
Un amor umbilical rodeándote la manzana:
una hija es un ojo que muerde
—una mandíbula de leche—
un anzuelo al cielo de los cabellos
Por eso “pesca la muerte”, dice mamá
lamiendo la escopeta
“caza la vida”
como una hija que es un hombre y una
cabeza
como un río en una sábana de dientes
mastodónticos
y el sexo abierto de las balas
goteando sobre la encimera.
2
Hora de huir
de la madre.
El origen es una aguja
escribiendo los nombres de los muertos
en las pupilas de los peces.
Ceguera oceánica.
Sin imagen sólo queda el sentido de lo
invisible
y una punta sangrienta como línea de
salida a la superficie.
Mientras tomas aire
la escritura se humedece de futuro.
Tomado de:
https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/una-hija-es-un-ojo-que-muerde/
Del Libro de los abismos
Negro es el páramo donde caen las focas
como meteoritos de mar
nadando sus oquedades en el pecho gigante
de la hierba de tu exilio
Sus fósiles encenderán la lámpara de tus
sueños y esa voz
que vuela alrededor de los volcanes
te mostrará el pasado como resina de
insectos:
una piedra que no puede ser iluminada
enterrada al fondo del sol
De Mamá Cólera
*
Tus golpes caen sobre los abetos
derribados en mi cabeza.
Los llamo Erinias porque hieden a
montaña
*
Después de limpiar a tu niña con mi lengua
tomé su cuerpo ahogado de galaxias y lo desmembré
para regar su gloria cósmica sobre mi sombra
*
Por campos y llanos cayeron sus costillas,
vértebras
y
omóplatos,
y de los árboles colgó su carne ondulando sangre
*
Cabalgaste la tierra recogiendo los
fragmentos de mi hermana:
los hallaste junto a los peñascos y los volcanes,
ocultos en las cuevas y en la maleza,
y te preguntaste si habría alguien de este mundo
que pudiera juntarlos en la luna
De Botánica de Quincy
Hago el amor
con tu muerte
Me desnudo sobre el silencio como un ave
destripando su destino
completándose, por fin, en los amplios
jardines familiares,
naciéndote ecuestre en los galpones del
llanto de mamá quemado al rocío
Hay cientos de gaviotas en el orgasmo de
tus dientes lloviendo la neblina
Se vuelan al paso de los termómetros en
nuestra sangre purísima de fiebre;
llenan las jaulas de biberones para el
chacal hambriento de los bosques
Haré con tu muerte una
obra incorruptible
a dos metros de
altitud bajo mi sombra
Yo quise morderte los ojos con los que
veías mi fuerza como una hoz
cortando la arquitectura de tus desiertos
soñados en la nieve,
pero ahora veo mi cuerpo en la luna donde
te enterré ya rota de mí
y como un monstruo común te lloro de
belleza
Te lloro acabada y completa en la
taxidermia de los volcanes
Tu saliva se seca dejando una línea de
mantarrayas en
dirección a las orquídeas: ellas nadan
cortando el cuerpo de
Dios de espaldas a la tormenta del mundo
Todo lo oscuro y lo abundante
aterriza como una caricia
sobre
el espanto de su abandono
He aprendido a cultivar un cadáver a la
orilla de nuestra cama
|Un
cadáver con inflorescencias de sentido
es tu sangre pura de clavel en fiebre
Me dijo que tu muerte era una estrella
colgando como una
ventana abierta afuera de la sábana:
un tambor de agua en la
pelvis del tejado,
una cáscara de mandarina
olorosa a vejez solar
cubriendo los rosetones de tu cuello erguido al tiempo de
las almohadas
Yo empujé tu tráquea hacia el paraíso
podrido de los buitres
artificiales
|No hay mayor rebelión que hacerte
Edén de los pájaros de los misterios
Un homicidio, dijiste, es un espectáculo
teatral con aves
falsas e instrumentos de Jubal
Me siento y aplaudo la memoria entrando
hacia el infierno
de tu cráneo como olas incansables de
incendios líquidos
Cae la cuarta pared en los
jardines familiares:
todo el daño de la luz dialoga conmigo
Hago el amor con tu muerte para que abras
tus pétalos de
buey desollado sobre mi lengua
Huevos negros de mariposas abonan tu flor
cadáver como
una escultura en el centro de la ciudad:
esperan el nacimiento
de tus rosetones en frente, cuello,
vientre…
Jubal te compondrá una canción como un
grito en la
primavera de los templos
Dormida regaré un cadáver en mi
futuro como un jardín
Mabel,
yo te golpeé para sembrarte un arte
vegetal que creciera
entre los mingitorios de los museos
Mabel,
yo te golpeé para convertirte en una flor
de carne soltándose
a la vida de los anfibios
Mabel,
yo te golpeé para que sudaras pestañas
eternamente en mi apariencia,
y te hice tanto daño como pude,
y sentí placer mientras te apagaba una
vela ancha en los
altiplanos de los girasoles que bucean los
días más débiles
del planeta
Hago el amor con tu muerte cada segundo
desde que te
expandiste sobre el lomo arqueado de
Nuestra Señora
Calavera del Poema:
a un extremo de su erial está mi
escritura mascando el dictado
de mi sombra; al otro, tu silencio
manifestándose en potencia
magna al vacío
Riego tu sangre de clavel en fiebre para
que crezca firme
entre los músculos de mi sexo:
el lugar más fuerte y sensible al vértigo
Allí me creces apagada como un tallo de
ceniza junto a los
crisantemos;
puños de carne que cuelgan de mi
conciencia y rodean tu
frágil resurrección en el patio de las
cigarras
Se levantan tus restos entre los rombos
para darle paso a la
ingeniería de la poesía,
y dices
molesta hacia los corales:
–Existe una teoría de la leche que explica
por qué un pájaro
de hielo y un pájaro del misterio vuelan
en direcciones
opuestas al mismo punto cardinal
Te hundo en mi sombra y te conservo como a
un tiburón tras los
cristales del invernadero
–Una teoría de la leche es una teoría del
poema y también
de lo imposible. ¿Quieres morarme en lo
que no puede ser?
Mabel, hago el amor con tu muerte
Te escucho obra y eterna en la escritura
donde encontré la
mortalidad de los gladiolos,
y te senté
en mis rodillas,
y te
hallé amarga,
y
te injurié
Te lloro de belleza, Mabel
De Epílogo
La poesía es un claro de cielo difunto
goteando sus blancas inquietudes
sobre la desnudez de los sobrevivientes
Tomado de:
https://wp.nyu.edu/gsas-revistatemporales/historia-de-la-leche-poemas-de-monica-ojeda/
PRIMERA EXPERIENCIA DE LA
CRIATURA SIN ROSTRO
1. El quebrado mundo
Como cuando me llovió un océano con la
sangre de mis hermanos sobre el ancho lomo y levanté la conciencia hacia el centro
del espejo. Así aprendí a respirar la primavera bajo la piel abierta de quienes
alguna vez me amaron, y dije que ninguna imagen ni olor ni sonido articulado
podría hacerme sentir nunca lo que era romperse encima de algo vivo | ninguna
palabra podría comunicar el sentido de la fragilidad cayendo sobre la fuerza y
bañándola de eso que la hace fuerte: la debilidad de los pétalos ardiendo el
cielo, las raíces del relámpago encarnando el árbol. Toda la brutalidad estaba
en la vida que era ternura empozada en la violencia, por eso el mundo se partía
como los dientes de una casa enterrada en la herida de un niño.
SEGUNDA EXPERIENCIA DE LA CRIATURA SIN
ROSTRO
2. El callado abismo
Ocurrió entonces que las palabras trepaban
nuestras pezuñas como tarántulas cojas queriendo renombrar la vida, pero
nosotros, hundidos en el callado abismo, nos negamos a volver al estado
primigenio donde la lengua importaba más que el lenguaje de las piedras. Hoy el
agua horada los párpados y cada mil años una gota deforma la roca que esconde
la vieja escritura de los hombres. Los oídos de los otros escuchan sus
asperezas rendidas | nuestros ojos rasgan la dura materia de las cuevas donde
nacimos. La discapacidad de las palabras ahora es el poder de la precariedad
cubriendo los cuerpos con conceptos limitados sobre la naturaleza del paisaje y
sus sonámbulas criaturas. Por eso en la claridad del silencio perfeccionamos
movimientos que fueron la forma de decir más pura de nuestra especie y también
el inicio de una civilización despojada de la gramática heredada. Los hombres y
las mujeres de afuera, sin embargo, pelearon por el orden de las tarántulas
para nombrar la naturaleza vencida de las bestias sin lengua. Ellos definen el
amanecer de los cedros revestidos con las garras perdidas de los animales:
nosotros hallamos el sentido de la guerra en la forma de sus huellas.
TERCERA EXPERIENCIA DE LA CRIATURA SIN
ROSTRO
3. Los atrapados párpados
Abro los párpados detrás de mis costillas
para ver con el cuerpo la verdad descubierta en el centro del espejo: no existe
un camino que me lleve al interior de mis hermanos. Cualquier movimiento es
hambre en la verdad y en el espacio sin nido que guarda todo lo que no sé que
me habita. Ese vacío espectral colgado de la esquina más árida me llena de
relojes rotos en el cosmos de la respiración agitada de un jilguero. De esta
manera las hojas se arrastran por las vías de un tren de leche hasta quebrarse
en mi ausencia de rostro y hervir en mi vientre el cascarón de la intranquila
noche. El frío es una extraña bicicleta sobre la que trepamos la distancia a la
pregunta antes informulable: ¿cómo cavar con los ojos todo lo que es cierto?
CUARTA EXPERIENCIA DE LA CRIATURA SIN
ROSTRO
4. Las ciudades renacidas
Cientos de bloques crearon los caminos de
antes con paisajes controlados por la nueva tecnología: la escritura del amor y
de la derrota | dos escrituras hermanadas en el castigo de abrir las puertas de
las ciudades renacidas. Diseñaron el círculo olvidado de la especie que se
nombra. Construyeron en su nombre la única cárcel de la naturaleza. Los sabios
temieron el regreso del tiempo: dijeron que escribir era como ir rompiéndonos
para nacer de afuera hacia dentro y gritar al interior toda la luz de los
olmos. Bajo esa claridad yo escribí mi cara al menos una docena de veces en la
soledad de los viejos caminos de paisajes vigilados. Así nació la máscara # 1.
MÁSCARA #1
Mi rostro es una columna desvencijada;
una hernia en la velocidad del miedo que
me impulsa a matar hasta los más bellos
insectos del silencio.
Ellos reproducen el ruido de la nada sobre
los pedazos de mi cara.
El rostro es eco en la construcción de lo
invisible
bajo los labios cosidos de nuestro último
amanecer.
Pero el viento golpea con la tierra del
llanto de las bestias
mis mejillas quebradas al sol:
ahora nidos carnosos se alojan
en mi alma.
El monstruo y la persona
habitan la misma línea que parte la
materia
en dos hemisferios míticos
de pulmones que respiran el aire de otras
regiones
desplazadas más allá del sur.
El vacío de mí no es un abismo
pero posee el corto cielo de las cabezas
de los animales
y el silencio que descompone
las piezas de mis mejillas quebradas al
sol:
ahora hay nidos carnosos
alojándose en mi alma.
En este mapa se trazan los límites de los
fragmentos de mi semblante:
arriba o abajo es un espacio que no
existe.
Toda descripción que nace de la
observación
es luz y excremento.
Tomado de:
https://www.auroraboreal.net/literatura/poesia/2238-poesia-de-monica-ojeda