No voy a contestar esa llamada
trae una voz de uñas rayando la pizarra
y un repertorio de rostros de la náusea
que conozco de sobra.
Corté los hilos limpié las huellas
detuve todo flujo que pudiera extenderse
del uno hacia el otro.
Barrí tu cuerpo de huesos y carne
fuera de mi cabeza.
Todo lo tibio también todo a la calle.
Y tú sigues repicando
incansable entre los tubos
vacíos de mis arterias.
No soy dueña de nada
mucho menos podría serlo de alguien.
No deberías temer
cuando estrangulo tu sexo,
no pienso darte hijos ni anillos ni
promesas.
Toda la tierra que tengo la llevo en los
zapatos.
Mi casa es este cuerpo que parece una
mujer,
no necesito más paredes y adentro tengo
mucho espacio:
ese desierto negro que tanto te asusta.
Te tengo todo marcado
como un yacimiento arqueológico.
No es extraer los restos de ti lo que
persigo
-ruinas de una ciudad tallada en la
arenisca-
lo que quiero es penetrarte
taladrar la piedra de tu cuerpo
y este sexo cóncavo de mujer
se vuelve inútil para mi deseo.
Cavo en tu ombligo
para entrar por el flujo de tu sangre.
Vacío mi espíritu como aire en tu boca
y te observo respirarme.
Ya sé que no necesito de piel para tocarte
no es eso
lo que yo quiero es hacerme
una cueva en tu cuerpo.
Flexiono tus rodillas bajo mis axilas
como los brazos de un taladro.
Las aceras que rompo
son las de tu calle.
Con mis pestañas barro
el polvo que levanto de tu frente
y no me detengo hasta que soy tú
y tu sexo es el mío hasta que soy yo
quien está dentro.
Tomado de:
https://www.nes-mag.com/2017/04/02/6-poemas-de-miriam-reyes/
Por más que lo intentas
no haces lo que te digo.
Parece que juguemos a juegos distintos:
yo digo tu voz
y tú respondes mi voz solo busca tus
oídos.
yo abro una ventana
y tú colocas un decorado.
Cómo avanzar a la par que el paisaje.
Ayudaba la humedad a llevar la aridez de
dentro
yo no la veía pero había ahora no hay
ayuda externa.
La aridez se extiende y esconde lo que hay
debajo:
este lugar y yo este momento y yo
somos una misma superficie.
Sigo diciendo yo pero sé que ahora
significa arena y se asienta
sobre los libros los muebles las baldosas
cubriendo la apariencia familiar que
solían tener los objetos
y su compañía.
El escenario es así:
cerrada la puerta por dentro
la calle un ejercicio imposible
apenas un rectángulo en cada habitación
algo que está ante mí y de lo que no puedo
formar parte
como la vida de los demás o lo que fui.
No lo llamaría ventana.
Nada entra ni sale de aquí.
Aquí era yo
atravesando ciudades y desiertos
sin encontrar nada que pudiera llamar mi
lugar o mi atención
o concordar con la realidad al menos en
tiempo.
Tiempo de qué
cuando no toca sembrar ni toca recoger
tiempo de nada.
Mientras el paisaje no hace excepciones
el paisaje el paisaje que no se detiene.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2015/02/poesia-espanola-miriam-reyes/
De todos los extranjeros fue el primero en llegar
Tres mil kilómetros de océano hasta tu
cama
guiado por el hilo de tu voz que repetía:
esta vez llegaste a tiempo.
No había nada en su vida más urgente que
la tuya.
Frente al cristal dice que quiere guardar
el periódico de hoy
como ya hizo con su padre.
El día que tú moriste murieron todas las
flores
la bolsa subió se consiguieron importantes
avances en seguridad marítima]
un coche entra a toda velocidad en una
finca
y mata a cuatro personas que tomaban café
en la terraza.
Si la vida es el cuerpo
(esa cápsula tan frágil)
tuviste fortuna
tu vida se extendió hasta los hijos de tus
nietos.
No lo siento por ti lo siento
por nosotros:
alguien que nos amaba ha muerto.
***
I
Ensayamos formas de remendar
lo que podría sufrir desgarro
Detenido en el vano de la puerta
tiembla el cuerpo presintiendo
Del punto que atravesaría el anzuelo
gotea vaticina y desmaya la sangre
II
He proyectado sobre mi exigua experiencia
de ti
mis experiencias de otros
El primer trecho es hermoso:
los pulmones los ojos el corazón y el sexo
se inflaman palpitan y aplauden
vibra el cerebro y resplandece
Avanzaba por ese camino
suspendida sobre las cabezas como lengua
de fuego
cuando he recordado adonde podría conducir
ya sabes: a ese lugar de dolor
insoportable
No es extraño que a menudo se elija pasear
por un parque
existiendo la posibilidad de perderse en
un bosque
¿verdad?
Espero que se entienda: quiero decir: tú
eres un bosque:
difícil encontrar un claro en ti
y sentarse
difícil no tener miedo en ti
cuando llega la noche y todo es aullido
III
Y aún así (o precisamente por eso) lo
haría
pasaría la noche en lo frondoso
dejando a la vida subirme por las piernas
picarme morderme cagarme encima
los dientes la zarpa el aguijón de la vida
el olfato húmedo la fruta rompiendo en mi
cabeza
Tomado de:
https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-miriam-reyes/
Mi padre, harto de sueños
sobre el asfalto incandescente de cien mil
mediodías caminados
bajo el sol vertical,
perdió los pies
y apoyado en las rodillas sigue buscando
el camino de regreso a casa.
Mi padre sueña
agotado por el cansancio
que regresa a su tierra y planta sus
piernas y crecen los pies jóvenes
y la savia de su tierra negra alivia el
dolor de sus arrugas
y resucita sus cabellos muertos.
Luego se despierta en un departamento alquilado
en la ciudad de huracanes de miseria
y blasfemias y maldiciones y no tiene
amigos.
Escondido en la noche,
papá llora por las certezas que lo
decepcionaron.
Del otro lado de su piel,
mamá llora por mamá,
mamá llora por su hogar en el que ya no
vive
y por paz, descanso y risas.
Papá y mamá lloran
a espaldas del otro en la cama
en el más crudo y atronador silencio
hermoso
que modula en frecuencias infrahumanas
sonidos que se articulan como palabras:
"si mis sueños no están aquí
cómo voy a dormir aquí".
Y eso sólo lo escucho
con la cabeza hundida en la almohada.
Concebida por la nostalgia,
nací con lágrimas en el sexo, suciedad en
los ojos y sangre en la cabeza.
No soy lo que soñaron
, ni sus vidas.
(De Espejo negro, 2001)
No tengo un hogar al que regresar
ni ninguna esperanza a la que aferrarme
en ese camino.
Las casas se derrumban a mi paso,
la tierra es una alfombra de escombros.
Me detengo a admirar la belleza de las
palas mecánicas,
los movimientos de las excavadoras me
llenan de ganas.
De noche los contemplo:
los perfiles inmóviles de las palas
que descansan sobre el cielo azul cobalto
junto a la nacarada luz de la luna
son aún más bellos que los brazos de los
hombres que las manipulan
y que los bulldozers
con sus enormes bocas abiertas y todavía
llenas
de tierra y Los escombros
parecen enormes animales muertos.
Mis padres me enseñaron a nunca tener
nada.
Me enseñaron a nunca volver a casa
y nunca decir esta casa es mía,
aquí me quedo
en este lugar que amo.
Cierro la puerta y no necesito mirar atrás
para saber
que la casa ya no existe.
No estoy en ningún lado sin hablar con
nadie,
pero si nos cruzamos
puedo enseñarte a caminar sonriendo sobre
la desolación.
(De Espejo negro, 2001)
No soy dueño de nada y
mucho menos podría pertenecer a alguien.
No debes tener miedo
cuando estrangule tu sexo,
no pienso darte hijos ni anillos ni
promesas.
Llevo toda la tierra que tengo en mis
zapatos.
Mi casa es este cuerpo que parece una
mujer,
no necesito más paredes y dentro tengo
mucho espacio:
ese desierto negro que tanto da miedo.
(De La Bella Durmiente, 2004)
El río es un dios marrón, dicen
de su divinidad, solo veo
agua y tierra arrastradas por el agua.
Debajo de mi cama el dios marrón insinúa
que mi casa no es un barco de papel
es cuestión de pliegues
estacionado al lado del río, mi cama
no es a prueba de lobos ni de
inundaciones,
ningún arquitecto diseñó mi casa
sin paredes que me quiten la luz
con una vista de dios cartón marrón y artritis
reumatoide
de repente podría ser tu cama
De repente un día me desperté y allí
estaba el río
con ese color marrón de barro de
alcantarilla
y las articulaciones y huesos aullando.
mi antigua casa era a prueba de lobos,
todos los ladrillos hasta el techo,
hermosa, nada me protegía
antes estaba en otro lugar y ahora estoy
aquí
con el río que me susurra en las noches
sus bagres sus abismos sus ahogados
-a los lobos no les interesa-.
Cómo avanzar con el panorama.
La humedad ayudó a quitar la sequedad del
interior,
no lo vi, pero ya no había ayuda externa.
La aridez extiende y oculta lo que hay
debajo:
este lugar y yo, este momento y yo
somos una misma superficie.
Lo sigo diciendo, pero sé que ahora
significa arena y se posa
sobre los libros, los muebles, los
azulejos,
cubriendo el aspecto familiar que
antes tenían los objetos y su compañía.
La escena es así:
la puerta está cerrada dentro de
la calle un ejercicio imposible
apenas un rectángulo en cada habitación
algo que está frente a mí y del cual no
puedo ser parte
como la vida de los demás o lo que he
sido.
Yo no lo llamaría ventana.
Aquí no entra ni sale nada.
Aquí estaba
atravesando ciudades y desiertos
sin encontrar nada que pudiera llamar mi
lugar o mi atención
o coincidir con la realidad al menos en el
tiempo.
Tiempo para qué
cuando no toca sembrar o cuando toca
recoger
tiempo para nada.
Si bien el paisaje no hace excepciones,
el paisaje es el paisaje que no se
detiene.
No tengo un hogar al que volver
Mi padre, harto de sueños
sobre el asfalto incandescente de cien mil
mediodías caminados
bajo el sol vertical,
perdió los pies
y apoyado en las rodillas sigue buscando
el camino de regreso a casa.
Mi padre sueña
agotado por el cansancio
que regresa a su tierra y planta sus
piernas y crecen los pies jóvenes
y la savia de su tierra negra alivia el
dolor de sus arrugas
y resucita sus cabellos muertos.
Luego se despierta en un departamento
alquilado
en la ciudad de huracanes de miseria
y blasfemias y maldiciones y no tiene
amigos.
Escondido en la noche,
papá llora por las certezas que lo
decepcionaron.
Del otro lado de su piel,
mamá llora por mamá,
mamá llora por su hogar en el que ya no
vive
y por paz, descanso y risas.
Papá y mamá lloran
a espaldas del otro en la cama
en el más crudo y atronador silencio
hermoso
que modula en frecuencias infrahumanas
sonidos que se articulan como palabras:
"si mis sueños no están aquí
cómo voy a dormir aquí".
Y eso sólo lo escucho
con la cabeza hundida en la almohada.
Concebida por la nostalgia,
nací con lágrimas en el sexo, suciedad en
los ojos y sangre en la cabeza.
No soy lo que soñaron
, ni sus vidas.
(De
Espejo negro, 2001)
No tengo un hogar al que regresar
ni ninguna esperanza a la que aferrarme
en ese camino.
Las casas se derrumban a mi paso,
la tierra es una alfombra de escombros.
Me detengo a admirar la belleza de las
palas mecánicas,
los movimientos de las excavadoras me
llenan de ganas.
De noche los contemplo:
los perfiles inmóviles de las palas
que descansan sobre el cielo azul cobalto
junto a la nacarada luz de la luna
son aún más bellos que los brazos de los
hombres que las manipulan
y que los bulldozers
con sus enormes bocas abiertas y todavía
llenas
de tierra y Los escombros
parecen enormes animales muertos.
Mis padres me enseñaron a nunca tener
nada.
Me enseñaron a nunca volver a casa
y nunca decir esta casa es mía,
aquí me quedo
en este lugar que amo.
Cierro la puerta y no necesito mirar atrás
para saber
que la casa ya no existe.
No estoy en ningún lado sin hablar con
nadie,
pero si nos cruzamos
puedo enseñarte a caminar sonriendo sobre
la desolación.
(De Espejo negro, 2001)
¿Me vas a enseñar a vivir?
Te dejaré tocar mi colección de conchas,
te compartiré los clavos que guardo en mis
bolsillos.
Las semillas que nos dieron
son somníferos
y
de nuestro ombligo dormido crecen árboles
frutales.
te daré de comer
venir
La tierra prometida es de otros.
Para nosotros, la arena:
un paisaje que cambia con el viento
(De Desalojos, 2008)
El cuerpo que tanto me preguntó que tanto me dijo tanto y tanto ahora todo se apaga el pequeño piloto la lucecita verde que brillaba en la noche el cuerpo que tenía piernas con muslos terminados en nalgas de un lado rodillas del otro
y aún continuaba
que tenía en el pecho campanillas redondas
de plata que hacían sonar un timbre cuando se aplicaba una ligera presión, el
cuerpo que tenía huesos de interés antropológico, huesos ilíacos, clavículas y
otras evidencias del perfecto diseño de la evolución,
todo el cuerpo,
toda esa maravilla deselectrificada.
(De Haz lo que te digo)
Tomado de:
https://www.revistaaltazor.cl/miriam-reyes-2/
Si me lo pide me pongo en cuatro patas
en dos, en una
meneo la cola
doy vueltas
me hago la muerta
salto por una galleta
le lamo los pies.
Y es que me muero de gusto cuando me rasca
panza arriba.
Soy la perra más perra
que jamás nadie haya abandonado.
Déjalo estar
tú no eres mujer de horno y niños
no eres capaz de mantener con vida ni a un
cactus.
No necesitas casa y semental
suéltalo y echa a andar de una vez.
Aquel amante tuyo tenía razón
para ti las personas son accidentes:
de pronto te suceden.
En macizas sillas de madera de roble
se sientan los piadosos hombres
que quieren despertarme.
Sus abultadas pelucas blancas
de jueces ingleses
tapan la línea del horizonte.
Un viejo escritor gordo de unmetrochenta
quiere despertarme
para que le apriete el dedo corazón
mientras mueve su lengua.
Un viejo padre de una vieja amiga quiere
despertarme
para abalanzarse sobre mí
en un aula vacía.
Un viejo y afamado catedrático quiere
despertarme
para que pruebe mis méritos
sobre su mesa.
Yo no le pedí nunca nada a ninguno
Pero todos tienden sus manos
para ensuciar la blancura que les
deslumbra.
Quiero ser pura
como la niña filipina
que hace la calle. Pura
como las mujeres transparentes
del paraíso mahometano,
como la cara que escurre
cuando a Magdalena se le corre el
maquillaje.
Pura para que no me pudra el asco.
Tomado de:
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