lunes, 25 de noviembre de 2024

POEMAS DE MIRIAM REYES


No voy a contestar esa llamada

 

trae una voz de uñas rayando la pizarra

 

y un repertorio de rostros de la náusea

 

 

que conozco de sobra.

 

 

 

Corté los hilos limpié las huellas

 

detuve todo flujo que pudiera extenderse

 

del uno hacia el otro.

 

Barrí tu cuerpo de huesos y carne

 

fuera de mi cabeza.

 

Todo lo tibio también todo a la calle.

 

 

 

Y tú sigues repicando

 

incansable entre los tubos

 

vacíos de mis arterias.

 

 

No soy dueña de nada

mucho menos podría serlo de alguien.

No deberías temer

cuando estrangulo tu sexo,

no pienso darte hijos ni anillos ni promesas.

 

Toda la tierra que tengo la llevo en los zapatos.

Mi casa es este cuerpo que parece una mujer,

no necesito más paredes y adentro tengo

mucho espacio:

ese desierto negro que tanto te asusta.

 

 

Te tengo todo marcado

 

como un yacimiento arqueológico.

 

No es extraer los restos de ti lo que persigo

 

-ruinas de una ciudad tallada en la arenisca-

 

lo que quiero es penetrarte

 

taladrar la piedra de tu cuerpo

 

y este sexo cóncavo de mujer

 

se vuelve inútil para mi deseo.

 

Cavo en tu ombligo

 

para entrar por el flujo de tu sangre.

 

Vacío mi espíritu como aire en tu boca

 

y te observo respirarme.

 

Ya sé que no necesito de piel para tocarte

 

no es eso

 

lo que yo quiero es hacerme

 

una cueva en tu cuerpo.

 

Flexiono tus rodillas bajo mis axilas

 

como los brazos de un taladro.

 

Las aceras que rompo

 

son las de tu calle.

 

Con mis pestañas barro

 

el polvo que levanto de tu frente

 

y no me detengo hasta que soy tú

 

y tu sexo es el mío hasta que soy yo

 

quien está dentro.

Tomado de:

https://www.nes-mag.com/2017/04/02/6-poemas-de-miriam-reyes/

 

 

Por más que lo intentas

 

no haces lo que te digo.

 

 

 

Parece que juguemos a juegos distintos:

 

 

 

yo digo tu voz

 

y tú respondes mi voz solo busca tus oídos.

 

 

 

yo abro una ventana

 

y tú colocas un decorado.

 

Cómo avanzar a la par que el paisaje.

 

Ayudaba la humedad a llevar la aridez de dentro

 

yo no la veía pero había ahora no hay ayuda externa.

 

La aridez se extiende y esconde lo que hay debajo:

 

este lugar y yo este momento y yo

 

somos una misma superficie.

 

Sigo diciendo yo pero sé que ahora significa arena y se asienta

 

sobre los libros los muebles las baldosas

 

cubriendo la apariencia familiar que solían tener los objetos

 

y su compañía.

 

El escenario es así:

 

cerrada la puerta por dentro

 

la calle un ejercicio imposible

 

apenas un rectángulo en cada habitación

 

algo que está ante mí y de lo que no puedo formar parte

 

como la vida de los demás o lo que fui.

 

No lo llamaría ventana.

 

Nada entra ni sale de aquí.

 

Aquí era yo

 

atravesando ciudades y desiertos

 

sin encontrar nada que pudiera llamar mi lugar o mi atención

 

o concordar con la realidad al menos en tiempo.

 

Tiempo de qué

 

cuando no toca sembrar ni toca recoger

 

tiempo de nada.

 

 

 

Mientras el paisaje no hace excepciones

 

el paisaje el paisaje que no se detiene.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2015/02/poesia-espanola-miriam-reyes/

 

 

De todos los extranjeros fue el primero en llegar

 

Tres mil kilómetros de océano hasta tu cama

guiado por el hilo de tu voz que repetía:

esta vez llegaste a tiempo.

 

No había nada en su vida más urgente que la tuya.

 

Frente al cristal dice que quiere guardar el periódico de hoy

como ya hizo con su padre.

El día que tú moriste murieron todas las flores

la bolsa subió se consiguieron importantes avances en seguridad marítima]

un coche entra a toda velocidad en una finca

y mata a cuatro personas que tomaban café en la terraza.

 

Si la vida es el cuerpo

(esa cápsula tan frágil)

tuviste fortuna

tu vida se extendió hasta los hijos de tus nietos.

No lo siento por ti lo siento

por nosotros:

alguien que nos amaba ha muerto.

 

***

I

 

 Ensayamos formas de remendar

lo que podría sufrir desgarro

 

Detenido en el vano de la puerta

tiembla el cuerpo presintiendo

 

Del punto que atravesaría el anzuelo

gotea vaticina y desmaya la sangre

 

II

 

He proyectado sobre mi exigua experiencia de ti

mis experiencias de otros

El primer trecho es hermoso:

los pulmones los ojos el corazón y el sexo

se inflaman palpitan y aplauden

vibra el cerebro y resplandece

 

Avanzaba por ese camino

suspendida sobre las cabezas como lengua de fuego

cuando he recordado adonde podría conducir

ya sabes: a ese lugar de dolor insoportable

 

No es extraño que a menudo se elija pasear por un parque

existiendo la posibilidad de perderse en un bosque

¿verdad?

 

Espero que se entienda: quiero decir: tú eres un bosque:

difícil encontrar un claro en ti

y sentarse

difícil no tener miedo en ti

cuando llega la noche y todo es aullido

 

III

 

Y aún así (o precisamente por eso) lo haría

pasaría la noche en lo frondoso

dejando a la vida subirme por las piernas

picarme morderme cagarme encima

los dientes la zarpa el aguijón de la vida

el olfato húmedo la fruta rompiendo en mi cabeza

Tomado de:

https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-miriam-reyes/

 

 

Mi padre, harto de sueños

sobre el asfalto incandescente de cien mil mediodías caminados

bajo el sol vertical,

perdió los pies

y apoyado en las rodillas sigue buscando

el camino de regreso a casa.

Mi padre sueña

agotado por el cansancio

que regresa a su tierra y planta sus piernas y crecen los pies jóvenes

y la savia de su tierra negra alivia el dolor de sus arrugas

y resucita sus cabellos muertos.

Luego se despierta en un departamento alquilado

en la ciudad de huracanes de miseria

y blasfemias y maldiciones y no tiene amigos.

 

Escondido en la noche,

papá llora por las certezas que lo decepcionaron.

Del otro lado de su piel,

mamá llora por mamá,

mamá llora por su hogar en el que ya no vive

y por paz, descanso y risas.

 

Papá y mamá lloran

a espaldas del otro en la cama

en el más crudo y atronador silencio hermoso

que modula en frecuencias infrahumanas

sonidos que se articulan como palabras:

"si mis sueños no están aquí

cómo voy a dormir aquí".

Y eso sólo lo escucho

con la cabeza hundida en la almohada.

 

Concebida por la nostalgia,

nací con lágrimas en el sexo, suciedad en los ojos y sangre en la cabeza.

No soy lo que soñaron

, ni sus vidas.

 

(De Espejo negro, 2001)

 

 

No tengo un hogar al que regresar

ni ninguna esperanza a la que aferrarme

en ese camino.

 

Las casas se derrumban a mi paso,

la tierra es una alfombra de escombros.

Me detengo a admirar la belleza de las palas mecánicas,

los movimientos de las excavadoras me llenan de ganas.

De noche los contemplo:

los perfiles inmóviles de las palas

que descansan sobre el cielo azul cobalto

junto a la nacarada luz de la luna

son aún más bellos que los brazos de los hombres que las manipulan

y que los bulldozers

con sus enormes bocas abiertas y todavía llenas

de tierra y Los escombros

parecen enormes animales muertos.

 

Mis padres me enseñaron a nunca tener nada.

Me enseñaron a nunca volver a casa

y nunca decir esta casa es mía,

aquí me quedo

en este lugar que amo.

 

Cierro la puerta y no necesito mirar atrás para saber

que la casa ya no existe.

No estoy en ningún lado sin hablar con nadie,

pero si nos cruzamos

puedo enseñarte a caminar sonriendo sobre la desolación.

 

(De Espejo negro, 2001)

 

 

No soy dueño de nada y

mucho menos podría pertenecer a alguien.

No debes tener miedo

cuando estrangule tu sexo,

no pienso darte hijos ni anillos ni promesas.

Llevo toda la tierra que tengo en mis zapatos.

Mi casa es este cuerpo que parece una mujer,

no necesito más paredes y dentro tengo

mucho espacio:

ese desierto negro que tanto da miedo.

 

(De La Bella Durmiente, 2004)

 

 

El río es un dios marrón, dicen

de su divinidad, solo veo

agua y tierra arrastradas por el agua.

 

Debajo de mi cama el dios marrón insinúa

que mi casa no es un barco de papel

es cuestión de pliegues

 

estacionado al lado del río, mi cama

no es a prueba de lobos ni de inundaciones,

ningún arquitecto diseñó mi casa

 

sin paredes que me quiten la luz

con una vista de dios cartón marrón y artritis reumatoide

de repente podría ser tu cama

 

De repente un día me desperté y allí estaba el río

con ese color marrón de barro de alcantarilla

y las articulaciones y huesos aullando.

 

mi antigua casa era a prueba de lobos,

todos los ladrillos hasta el techo,

hermosa, nada me protegía

 

antes estaba en otro lugar y ahora estoy aquí

con el río que me susurra en las noches

sus bagres sus abismos sus ahogados

 

-a los lobos no les interesa-.

 

 

Cómo avanzar con el panorama.

La humedad ayudó a quitar la sequedad del interior,

no lo vi, pero ya no había ayuda externa.

La aridez extiende y oculta lo que hay debajo:

este lugar y yo, este momento y yo

somos una misma superficie.

 

Lo sigo diciendo, pero sé que ahora significa arena y se posa

sobre los libros, los muebles, los azulejos,

cubriendo el aspecto familiar que

antes tenían los objetos y su compañía.

 

La escena es así:

la puerta está cerrada dentro de

la calle un ejercicio imposible

apenas un rectángulo en cada habitación

algo que está frente a mí y del cual no puedo ser parte

como la vida de los demás o lo que he sido.

Yo no lo llamaría ventana.

 

Aquí no entra ni sale nada.

Aquí estaba

atravesando ciudades y desiertos

sin encontrar nada que pudiera llamar mi lugar o mi atención

o coincidir con la realidad al menos en el tiempo.

Tiempo para qué

cuando no toca sembrar o cuando toca recoger

tiempo para nada.

 

Si bien el paisaje no hace excepciones,

el paisaje es el paisaje que no se detiene.

 

 

No tengo un hogar al que volver

 

 

 

 

 

 

 

 

Mi padre, harto de sueños

sobre el asfalto incandescente de cien mil mediodías caminados

bajo el sol vertical,

perdió los pies

y apoyado en las rodillas sigue buscando

el camino de regreso a casa.

Mi padre sueña

agotado por el cansancio

que regresa a su tierra y planta sus piernas y crecen los pies jóvenes

y la savia de su tierra negra alivia el dolor de sus arrugas

y resucita sus cabellos muertos.

Luego se despierta en un departamento alquilado

en la ciudad de huracanes de miseria

y blasfemias y maldiciones y no tiene amigos.

 

Escondido en la noche,

papá llora por las certezas que lo decepcionaron.

Del otro lado de su piel,

mamá llora por mamá,

mamá llora por su hogar en el que ya no vive

y por paz, descanso y risas.

 

Papá y mamá lloran

a espaldas del otro en la cama

en el más crudo y atronador silencio hermoso

que modula en frecuencias infrahumanas

sonidos que se articulan como palabras:

"si mis sueños no están aquí

cómo voy a dormir aquí".

Y eso sólo lo escucho

con la cabeza hundida en la almohada.

 

Concebida por la nostalgia,

nací con lágrimas en el sexo, suciedad en los ojos y sangre en la cabeza.

No soy lo que soñaron

, ni sus vidas.

 

 (De Espejo negro, 2001)

 

 

No tengo un hogar al que regresar

ni ninguna esperanza a la que aferrarme

en ese camino.

 

Las casas se derrumban a mi paso,

la tierra es una alfombra de escombros.

Me detengo a admirar la belleza de las palas mecánicas,

los movimientos de las excavadoras me llenan de ganas.

De noche los contemplo:

los perfiles inmóviles de las palas

que descansan sobre el cielo azul cobalto

junto a la nacarada luz de la luna

son aún más bellos que los brazos de los hombres que las manipulan

y que los bulldozers

con sus enormes bocas abiertas y todavía llenas

de tierra y Los escombros

parecen enormes animales muertos.

 

Mis padres me enseñaron a nunca tener nada.

Me enseñaron a nunca volver a casa

y nunca decir esta casa es mía,

aquí me quedo

en este lugar que amo.

 

Cierro la puerta y no necesito mirar atrás para saber

que la casa ya no existe.

No estoy en ningún lado sin hablar con nadie,

pero si nos cruzamos

puedo enseñarte a caminar sonriendo sobre la desolación.

 

(De Espejo negro, 2001)

 

 

¿Me vas a enseñar a vivir?

Te dejaré tocar mi colección de conchas,

te compartiré los clavos que guardo en mis bolsillos.

Las semillas que nos dieron

son somníferos

y

de nuestro ombligo dormido crecen árboles frutales.

 

te daré de comer

venir

 

La tierra prometida es de otros.

Para nosotros, la arena:

un paisaje que cambia con el viento

 

(De Desalojos, 2008)

 

 

El cuerpo que tanto me preguntó que tanto me dijo tanto y tanto ahora todo se apaga el pequeño piloto la lucecita verde que brillaba en la noche el cuerpo que tenía piernas con muslos terminados en nalgas de un lado rodillas del otro

 

y aún continuaba

que tenía en el pecho campanillas redondas de plata que hacían sonar un timbre cuando se aplicaba una ligera presión, el cuerpo que tenía huesos de interés antropológico, huesos ilíacos, clavículas y otras evidencias del perfecto diseño de la evolución,

todo el cuerpo,

toda esa maravilla deselectrificada.

 

(De Haz lo que te digo)

Tomado de:

https://www.revistaaltazor.cl/miriam-reyes-2/

 

 

Si me lo pide me pongo en cuatro patas

en dos, en una

meneo la cola

doy vueltas

me hago la muerta

salto por una galleta

le lamo los pies.

 

Y es que me muero de gusto cuando me rasca panza arriba.

 

Soy la perra más perra

que jamás nadie haya abandonado.

 

 

Déjalo estar

tú no eres mujer de horno y niños

no eres capaz de mantener con vida ni a un cactus.

No necesitas casa y semental

suéltalo y echa a andar de una vez.

Aquel amante tuyo tenía razón

para ti las personas son accidentes:

de pronto te suceden.

 

 

En macizas sillas de madera de roble

se sientan los piadosos hombres

que quieren despertarme.

Sus abultadas pelucas blancas

de jueces ingleses

tapan la línea del horizonte.

 

Un viejo escritor gordo de unmetrochenta

quiere despertarme

para que le apriete el dedo corazón

mientras mueve su lengua.

 

Un viejo padre de una vieja amiga quiere

despertarme

para abalanzarse sobre mí

en un aula vacía.

 

Un viejo y afamado catedrático quiere despertarme

para que pruebe mis méritos

sobre su mesa.

 

Yo no le pedí nunca nada a ninguno

 

Pero todos tienden sus manos

para ensuciar la blancura que les deslumbra.

 

 

Quiero ser pura

como la niña filipina

que hace la calle. Pura

como las mujeres transparentes

del paraíso mahometano,

como la cara que escurre

cuando a Magdalena se le corre el maquillaje.

Pura para que no me pudra el asco.

Tomado de:

http://miriamreyes.com/bella-durmiente/

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