siempre me tomabas las manos
siempre me tomabas las manos
con tus manos y decías «estos dedos
son perfectos para anillos» revolvías
tus cajones por algún
circulito de oro con el que rodear
mis falanges con una perla
o alguna piedra brillosa
en un extremo. nunca entendí
por qué mis manos te gustaban
tanto, mis dedos en realidad son
cortos y gorditos, ningún anillo
me queda bien si no que todos
me aprietan y me dan la forma
de la asfixia. supongo que mirabas
mis manos blancas y sin callos:
manos que no tuvieron que fregar
contra una tabla de madera con agua
helada en las piedras de un río,
manos sin registros de sabañones manos
suaves y sin grietas. tocás mis dedos y a través
de tus dedos podríamos hacernos una,
creo que esto es lo más cerca
que supiste darme a un abrazo y hoy
tu corazón está fallando de tanto
odio que se fue acumulando dentro,
odio que más bien es amor
que no te dejaron sacar hacia afuera, porque quién
mete a una hija en un barco y la encomienda
a cruzar el océano como si solo un baúl
abandonara el continente. entonces llegaste
a ser igual de pobre acá que allá y tal vez
hubieras preferido morir si morir era
abrazarte para siempre con tu mamá,
creo nadie te preguntó por tu deseo aunque ahora
puedas recordar con amor los cuerpos
desintegrados que te trajeron
hasta acá. tu corazón está fallando
y mientras hablás te cuesta respirar
cada vez más la gente que te ama
porque nació de adentro tuyo
te quiere rodear y vos solo sabés
ser la que siempre fuiste y gritarles no,
por favor no vengan no,
váyanse de mi casa
ahora es mi turno de morir tranquila.
sierra de la ventana
ya sabés vos cómo funcionan las montañas
al principio son altísimas y filosas
amenazantes
y por años el viento las lame con amor
se amansan hasta desaparecer
y lo que se desprende de a poquito de
sus costados y sus puntas y sus manos
sedimenta y fecunda la tierra
enamorarse de un cuerpo siempre
es apostar a un proyecto de caída
el tiempo te lame con amor
todos los días. pero no tengas miedo
levantate y caminá
sobre las personas que amaron personas antes que
vos amaras
lo que sea. sentí las sierras cuando pises
la llanura. dejá que los árboles te cuenten
sus historias de amor y de ternura
algún día van a hacerlo con tu voz.
vivir juntxs es una ventaja evolutiva
mi perro me rasca la pierna
para exigirme que acaricie sus orejas,
mi perro de cemento que no conoce
lo que es hacer un agujero en la tierra, clava
sus uñas filosas siempre en mis muslos
y mientras pide amor
retribuye con daño,
retribuye con marcas blancas que de a poco
se tornan rojas. este cuerpo ya empieza a tener
cicatrices que no identifico
con la memoria, acá
una aguaviva en pehuen-có, acá
un fierro sobresaliente de la ventana,
allá ya no me acuerdo y acá
mi perro
que rasca mi pierna
y si separo mi mano de su cabeza exige más,
araña y me exige más
porque en su pasado de lobo que así
como lo ves y aunque no
puedas creerlo, sí
esta criaturita de cuatro kilos tuvo
un pasado de lobo
en el que desviado sin querer de su manada
vio una mano sin pelo acercarse
con un pedazo de carne entre los dedos
y en vez de clavar sus dientes en las palmas
decidió que tocaba descansar
y lamió con suavidad su amigo nuevo
sin perder en ese acto inaugural
la involuntaria capacidad de destruir.
Tomado de:
https://poesia.uc.edu.ve/valeria-mussio/
querida no estuve pensando mucho
en vos últimamente. perdón,
es que no tengo suficiente espacio mental
para recordar siempre
a todas mis amigas. en silencio,
sin querer, nos desencontramos
y ahora no tengo idea de cómo estás,
en ese momento no te estabas cuidando bien
pero vos decías que estabas bien,
o en realidad, fruncías un poco la boca
y asentías mientras decías “no”,
nunca te animaste a decir algo
que pueda herir a alguien, pero no por eso
no tenías capacidad para destruir.
yo en eso soy distinta:
hago mucho ruido con la boca
pero las estanterías de mi casa
siempre quedan intactas.
a veces, cuando alguien me toca,
calculo cuántas posibilidades tengo
de quebrarle un dedo o la muñeca,
pero nunca tuve el coraje suficiente
para defender lo que era mío.
en fin,
espero que andes mejor ahora, que el local
de ropa no haya cerrado y tengas
un trabajo bonito.
nunca tuve una amiga que le comprara cosas
a cada vendedor ambulante que pasara,
¿te imaginas que no lo pudieras hacer más?
la ciudad colapsaría, como ese día
en ese centro cultural que 100% seguro
es un cementerio indio, ¿te acordás?
fue increíble, tuvimos
un ataque de pánico a la vez, nunca
habíamos estado más unidas, jamás
sentí esa conexión con nadie
una foto de una chica envuelta en una frazada
a la orilla del mar
el mar aparece congelado en movimiento
jota me explicó que para lograr eso
hay que bajarle la velocidad al obturador,
la luz tiene que entrar durante más tiempo y más
lento
no voy a mentir, la verdad miro las fotos
de una persona que no conozco ni planeo conocer
solo para ver y volver a ver la misma foto
me emociona mucho esa foto
me emociona mucho y en serio
me emociona y pocas cosas me emocionan
estos días
siento que esa foto es lo mismo que el amor o
/algo así
porque el mundo es voraz y no para nunca
y todo sigue un curso imposible de frenar
las olas arrasan con todo
los pulmones se nos llenan de agua pero
en el medio de todo eso
que destroza nuestras casas y nuestros cuerpos
una persona por un segundo
hace parecer que podemos estar quietos
AMO ver cómo las cosas bellas mueren
vos y yo siempre arrancamos las flores,
no pensando que era un gesto romántico
sino en genocidio deliberado
de lo que se supone que seríamos
cuando nos hiciéramos grandes
¡qué bueno amiga! ¡así vamos a vivir
para siempre! alguien se olvidó de nosotras
en la puerta de la casa, alguien
no le puso sábanas a la cama porque
olvidó que nos quedábamos a dormir,
a alguien no le importó que quisiéramos
ser corredoras de fórmula uno, a alguien
no le interesó lo que teníamos para decir.
¡qué bueno amigas! solo las cosas bellas
mueren. yo voy a ser eternamente joven,
voy a ir caminando por la calle
y voy a mirar a través de sus ventanas
sin deseo de entrar a ninguna de sus casas,
voy a besar cada uno de mis músculos fuertes
voy a salir corriendo en mi propia maratón
voy a comprar una cerveza y papas fritas
voy a morderle la cara
a algún chico en una fiesta
y voy a mirar mi propia cara reflejada
en el lago por largas
larguísimas horas, y a nadie
le va a importar, nadie
va a verme mientras me veo
entonces, ¡amiga!
aplastando las flores en las manos nosotras
vamos a ser libres como nunca
nadie
lo fue
Tomado de:
https://vuelapalabra.com/poemas-de-valeria-mussio/
no lo hagas
si prendés fuego un animal que vive
va a correr huyendo del dolor
sin saber que es imposible desprenderse
de su propia carne que se incendia
el animal
prendido fuego
correrá
y sus pies calientes van a causar
la destrucción completa de esta casa
que existía mucho antes que nosotros
los que aprendimos a hacer fuego con las manos
e intentando salirse de sí mismo, va a provocar
un incendio forestal incontrolable
hasta que sus miembros chamuscados se desmayen
dejando restos que descansan libres
de culpa, de juicio y de recuerdo
porque casi todas las catástrofes que conocemos
se originan en un cuerpo maltratado
que no pudo frenar con el dolor.
huecuvu mapu
la ballena encalló muerta en la playa de monte
hermoso
y nos trepamos al auto rapidísimo esperando
vivir una aventura única, vos y yo las primeras
nenas del mundo en montar una bestia
marina. pero cuando pensamos en la muerte
nos olvidamos que huele terrible, claro
y que ya desde la entrada que está en la ruta
sentíamos
ese olor dulzón y agrio que nunca habíamos olido
pero no podía confundirse con ninguna otra cosa.
en la nueva provincia hay una nota de 1859
en la que los vecinos de la fortaleza protectora
argentina piden
por
favor
que se haga algo con el pelotón de cadáveres de
indios
amontonados en el medio de la plaza rivadavia, que
el olor
no estaba dejando dormir, que por favor estomba
o quien sea mande a construir la pira funeraria
para
el cacique cafulcurá, guayaquil y antenef
junto a sus tres mil lanzas. la nueva roma nacería
de las cenizas de los cuerpos quemados justo
en el centro de la plaza, y nosotras apoyaríamos
nuestras orejas en el cemento para sentir
la posible vibración de los caballos fantasmas,
creceríamos sabiendo que crecíamos
en una tierra completamente maldita, el olor
a muerto nos perseguiría hasta la playa.
la ballena no va incendiarse hoy
ni mañana: alguien que no es nosotras se trepa
al monumento desde arriba y corta
su cuerpo a pedazos, porciones
que van a enterrarse en la arena, mientras
los médanos van cambiando de lugar
la tierra seca va a comerse la carne
muerta de un animal gigante, y no sé si sabías
pero de cerca el olor es peor, las ballenas
eyaculan
cuando mueren.
¿sabías vos lo que es eyacular?
yo tampoco en ese momento y
miré directo
al ojo muerto de la ballena, debe ser curioso
pensé, morir en el agua:
debe ser curioso ser ballena y que sea el océano
el que se encargue de llevarte a donde tengas que
llegar,
abandonar el cuerpo en el medio del atlántico
y que tu destino último sea una playa
perdida en el sur argentino
donde curiosamente el sol amanece
y atardece siempre sobre el mar
el primer encuentro con la magia
entonces, cuando naciste y eras chiquita
y el mundo no iba más allá de la manteca y el
azúcar
todavía no estabas enredada en la metáfora
y cuando apretaste en la pestaña
“refranes populares” de la encarta ‘98
apareció una frase más bien rara
que para vos no tenía sentido alguno
porque nunca viste con tus ojos
cientos de pájaros y ninguno
quiso dormir tranquilo entre tus manos.
decidiste que era mejor investigar
y resuelta a descubrir el mundo, apagaste
la computadora usando solamente tu pie
saltaste de la silla, ataste tus zapatos
y buscaste entre sillones a tu papá
él descansaba, oliendo a oleaginosa
vos te paraste enfrente de la tele
y le dijiste “¡vamos!”
él cerró los ojos un ratito
se sacó la camisa que bordaba cargill
y se puso la remera que decía boca juniors
dejando el ocio oficialmente habilitado.
caminaron por el paseo
y llegaron hasta el parque de mayo
donde él señaló, atenta al cielo
que lento se hacían las siete de la tarde
y en el trasfondo rosado que atardece
los loros barranqueros volvían a su hogar.
sí, ahí estaban:
exactamente cientos de pájaros volando,
y se adentró en tu entraña lo salvaje
sonreíste, encontrando la manada
entre tus manos tu corazón agitadísimo
un benteveo deseando cantar.
le hice un altar a patti smith en mi cuarto
y mientras le rezo pienso en el primer
hijo que tuvo y decidió
dar en adopción. considero
la posibilidad de existir como hijo
de patti smith pero lejos de patti smith,
ser la razón que podría haberla
convertido en una maestra jardinera y no
una adolescente de 19 años que toma
un colectivo se cruza
a robert mapplethorpe y le pide, descarada
que si piensa regalarle a una chica
aquel collar violeta que esa chica sea
únicamente ella. cuartos con estrellas
de seis puntas y tules oscuros con dibujos
porno y polaroids tapando las ventanas,
toda la música que no hubiera
sucedido si el hijo dado
en adopción de patti hubiera atado
sus tobillos como estacas en la tierra, pienso
en sus noches sentado en el porche
de su casa de estadounidense promedio
con su esposa promedio y sus hijos
debajo del promedio, noches de verano
sofocantes cada vez menos luciérnagas
una cerveza que se calienta mientras mete
su mano en su calzón imaginando
formas en los pastos mientras la otra
mano abolla una lata vacía. pienso en dios,
porque antes de patti estuvo la primera
comunión y el primer sorbo de vino
que no anticipó nada de lo que estaba
por pasar, pienso en dios
que debería haber tenido miles de hijos pero uno
solo descendió para nacer de entre las piernas
sangrantes de una mujer pobre en medio oriente,
en lo que debe ser saberse el único hijo
destinado a morir, a morir como morimos los demás
a sentir dolor en el cuerpo como en el cuerpo
sentimos los demás, personas comunes amontonadas
en patios con el pasto crecido abanicándonos
con revistas que dejaron de imprimirse y se
acumulan
porque nunca nos decidimos a tirarlas, con
mosquitos
pegoteándose en nuestra piel sudada, aventurando
dedos que se filtran entre muslos que se abren
de a poco, en clavículas que se estremecen pelos
que se erizan con el tacto porque el hijo de dios
murió
por los pecados de alguien
pero no por los nuestros
Tomado de:
https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/poeta/663036c35e6b70475d38a030
no sé si te conté alguna vez mi teoría estúpida
pero estoy tan segura como para jurar
sobre lo más preciado que tenga que puede ser
este sándwich de palta y queso que sostengo con la
mano,
que aunque no tenga forma de probarlo
estoy segura de que soy estéril.
mi argumento se funda en
nada, en la sensación de que mi cuerpo
no puede darle vida a cosas que no sean
coágulos de sangre o sentimientos
tristes que se vuelven rápido
formas torcidas que tropiezan
entre las cosas que están
bien hechas.
claro, no voy a ser tan tonta
de permitir que nosotros pongamos
una criatura en el mundo sin querer,
dos personas que se encuentran
jóvenes en la tierra y edifican de a poco
algo defectuoso que mame
el petróleo que sale de los agujeros
que deberían despedir nuestras lágrimas.
en este punto nos encontramos en la playa,
tu cuerpo recordándome que tengo
un cuerpo, mis brazos salados y rígidos que apenas
se dejan rozar. quizá sientas que tengas que
decirme
que me querés más que nunca en este instante pero
ya sé que no es así, sé que estás solo y que yo
estoy acá, y cuando intentes tocar
mi estómago se va a volver
arena, que se va a confundir con más
arena, que se va a ir mezclando con esta
tierra seca que no se puede cultivar
ritos funerarios
no entiendo por qué las abejas deciden
morir en casa, por qué una vez que entran
por la ventana ya no pueden
salir, cómo es que se marean
tanto que confunden este vidrio
esmerilado y difuso con la claridad
del aire que las llevó
hasta esta altura insólita.
me decís que si las abejas caen
al suelo y no remontan
vuelo es porque tienen sed, y yo
ajena a los comportamientos animales
les acerco agua en la tapita de una botella
que ignoran completamente mientras agonizan
justo al lado de las flores que podrían
comer. pienso: cada edificio que construimos
le quita a alguien una montaña,
y algunas montañas que conocemos
simplemente como cúmulos de tierra
y rocas accidentalmente altas son
en realidad
cementerios antiguos.
como ese cerro triangular en el medio
de comodoro rivadavia, ese que de noche
se desprende de a poco en las tormentas
de viento más violentas que pasé
en mi vida. este edificio es un cementerio
de abejas, específicamente, mi casa.
dejo los cadáveres algunos días
en el piso respetando el tiempo
prudente que un alma requiere
para abandonar la materia, o más bien
últimamente estoy triste y me cuesta
limpiar. la casa es vieja y aunque intento
luchar contra el decaimiento
de los materiales me supera
el hecho de que, eventualmente,
todas las cosas se desvanecen; así
asistimos a la destrucción lenta
de lo conocido: yo refrescándome
con la losa, a mi alrededor
cadáveres de insectos, mi perro
lamiéndome los pies, por la ventana
entra el sonido del tren que llega
y otra abeja se mete para morir;
yo simplemente espero.
no creo que sepas el efecto que causás en mí, pero no dejes que nadie te convenza de que no existe tu belleza
con esto que siento por vos puedo entender
lo que hace unos años me pasó con ella:
quisiera contarte sobre lo que es
ser un cuerpo que crece sin ternura
y que alguien te acaricie el pelo
por primera vez. quisiera contarte sobre
lo que un cuerpo malnutrido es capaz
de hacer por vivir
eso de nuevo. tal vez no te resuene
para nada, pero a la luz de vos
cobra sentido lo que pasó con ella,
en ese momento también
intenté asimilarla a mi cuerpo y así
de a poco la fui deshaciendo
hasta empujarla lejos de mis manos.
ahora crecí un poco pero vos
sos más viejo que yo
y no voy a pretender que no se nota,
dudo mucho que entre tus clavículas
y la última de tus costillas esté prendida
la misma hornalla que despacita me quema
a mí, a mí por dentro.
voy a hacer un esfuerzo para no
arrasar con tu casa, pero si supieras
que si pusieras una mano tuya
ahí, donde arde
atravesarías mi pecho que se torna
blandito y se derrite con el mimo de cualquiera
atravesarías mi pecho que de a poco
deja ver un animal que lento
muy lento
se resquebraja
para dejar entrar solo
lo que se siente como esa primera vez
que alguien pasó una mano suave
por mi cara. voy a hacer un esfuerzo
por dejarte ir tranquilo y no volver
a quemar lo que amo intentado
evitar el derrumbe
quiero aprender
una relación tierna con la ternura
relajada, con confianza
como quien sabe que las frutas
siempre surgen en la estación que corresponde
no como un lobo
que cuando tiene la comida entre los dientes
la destroza.
Tomado de:
https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/no-entiendo-por-que-las-abejas-deciden-morir-en-casa/
2 — tres corazones míos
tres corazones míos cabalgan
como locos, por lugares de pastos inmensos
ven vallas y saltan así
con dulzura y gracia
ven caballos y dicen “hola, caballos”
somos casi lo mismo
ven agua y la beben sin
desesperar, ven perros
y se revuelcan en el barro, juegan
a ensuciarse. tres corazones míos
cabalgan con el amor intacto
persiguen persiguen y persiguen
no temen nada
me protegen mientras me quedo quieta
me protegen de la que me dice
cosas tan feas que no me dejan dormir
cuando es de noche, cuando estoy sola
cuando me traga el cemento y el calor.
tres corazones míos cabalgan
me traen para comer cerezas
me cantan con voz dorada
no dicen nada sobre
lo chiquitas que son mis manos,
tres corazones míos como si nada entran en mi
palma
me hacen sentir que puedo sostenerlos
se duermen conmigo, en mi regazo
me aman
me aman, me aman
son en todo mejores que yo
me tratan bien mientras se alejan
no se olvidan de mirar para atrás.
3 — un poema de thaís espaillat en el que le agradece a una montaña por recordarle que su cuerpo es pequeño
hoy amé la vida caminando por el abasto
corrientes de noche a esta altura de la ciudad
pierde en glamour pero gana en noséqué.
entre basura y más belleza somos
mis manos llenas de acrílico y yo
contra el mundo
voy lento y amo la vida caminando
sobre todo ahora que pude darme cuenta
de que no soy para nada inteligente.
esto, amigas
es mi victoria diminuta.
ahora que ya no pesa, por fin
puedo ser todas las cosas:
bonita, saltarina, la montaña más antigua
erosionada ligeramente, besada por el viento
pura carne, piel y hueso pero sobre todo carne
un conjunto leve de destellos
algo que brilla, que gusta de que la miren
que se escurre fácil, que resbala
un cuerpo denso, atado al núcleo de la tierra
un pato, un biguá, un sietevestidos
un punto blanco en medio del bañado
algo que podría ser una garza
o una bolsa de papel
un perro suave echado al sol, un chillido
una chincheta roja que señala
un lugar determinado del planeta
al que me sujeto por gusto y por placer.
amo la vida ahora que puedo ser todas las cosas
y esta ciudad me ama a mí también
me recuerda que soy pequeña y acariciable.
4 — cantan hoy todas las cosas que te extrañan
momentos sagrados, por lo menos, había tres
el primero una liturgia clásica
cuando acostadas en la cama, observadas
por la sagrada familia gigante
y las ramas secas del olivo
me enseñabas a rezar mirando
mi primer san cayetano en estampita
siguiendo la costumbre de tu casa
de pedir tan solo lo concreto:
un trabajo, panzas bien nutridas
que todo lo que amamos
nos sobreviva
una vida sin tanto llanto, cada milagro
tangible que aparezca y paciente
se ofrezca a sí mismo de comer.
el segundo momento eran las apariciones
de las gotas de miel que descienden
de los cielos a las copas de los árboles
recolectadas en cuencos de metal, rojos
de los que tiene en casa cualquiera
para sentarnos a comer resguardadas
del sol, mirando la novela del momento
en la misma cama que rezamos, ahora
haciendo la danza de apagar y prender
el ventilador, correteando
la siesta en silencio y en busca
de un pedazo de queso
un vaso de vino
un poco de pan también.
el tercer momento, entonces
eran los atardeceres
la hora de regar las plantas
el olor a tierra húmeda, el primer
sorbo de cerveza, los cantos
alejados de las cotorras
hay algo en ese patio que condensa toda imagen
posible del verano.
del mes de enero, si quiero ser exacta.
ahora me encuentro despojada de rituales.
llamo a una bruja
y solo le pido que acaricie mi frente
me dice que tengo niebla en los ojos por el duelo
mi amigo abre un libro y lee en voz alta
“un zorro blanco apareció en la patagonia”
y me dice “así,
así empiezan esos textos tuyos”
y yo me río pero tampoco sé explicarle
que me encuentro desahuciada de animales
se fueron yendo cuando pintó negra la cosa.
queda entonces, para mi
un solo momento sagrado
y es mi forma revivirla, de negar que estuvo
muerta.
cada quince días, voy a almagro y compro flores
camino las veinte cuadras hasta once
le doy permiso al sol
para tocar mi cuerpo
me exijo ser un acto de belleza
que esta cara
tan parecida a su cara también
se pasee por la ciudad recordando
ella fue así, creció en la boca
fue joven, un instante de lo más perfecto
amó las plantas, amó las ciruelas, amó a sus
nietas
fue un animal blanco que llegó por mar.
Tomado de:
https://vamussio.medium.com/algunos-poemas-de-estos-%C3%BAltimos-d%C3%ADas-f74e4a5c7556
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