(Copenhague 1912 - Estocolmo -2002)
ÁRBOL Y POEMA
Aquí hay un árbol:
el viento canta poemas sin palabras
en su ancha corona.
Sé
que el destino del árbol es ser papel:
un papel que añora palabras
Sé
una palabra que añora estar en el papel
una palabra que añora poder traer un poema
Sé
un poema no escrito que añora su primera palabra
un poema que añora su poeta
Pero también sé
que el poeta sufre
cuando talan el árbol para hacerlo papel.
Nattlandia, 1975. Traducción de Justo Jorge Padrón.
EL POEMA
I
El poema
nuestro tercer pulmón dador de vida
está presente en todas partes
Es el ojo
que mira alrededor de sí mismo
la rueda que eternamente gira
y teje su propio viento
Desnuda la oscuridad
con manos de luz
desafía la profundidad con la altura
el odio con el amor
forja palabras que despiertan
pero no hieren
Busca la verdad
pero le desagrada considerarla como una estatua
es movilidad: la intranquilidad palpitante de la vida
pero también el umbral momentáneo del descanso
El poema
nos contempla desde fuera y desde dentro
es enemigo de la ausencia de la fantasía
y los vicios de la costumbre
nos obliga a salir de la cuna del día cotidiano
con sus desgastados patines
nos ofrece una visión nueva:
la riqueza de la alegría de descubrir
El poema
estira su arco hasta el límite de quebrarse
para que el tono más puro suene
construye puentes entre sueño y realidad
entre el pensamiento y la actuación
su alegría centellea en cada gota de lluvia
y en el manto de la oscuridad
borda hilos de oro y plata
El poema
está presente en todas partes
un salvavidas que socorre
nuestra alegría a punto de ahogarse
y en la mano fría del dolor
coloca una joya que da el color de un recuerdo
El poema es nuestro tercer pulmón
dador de vida.
II
Sí, el poema está presente en todas partes
El brillo de diamante
en la piel negra del caracol del bosque
El pájaro
que construye el nido en una oreja de elefante
El elefante
que cuidadosamente levanta su pie torpe
para avanzar sobre un niño durmiente
El gatito
que amamanta la loba
Los monos
que cuelgan en las ramas de los árboles
igual que imágenes de nosotros mismos
La mariposa
que te seduce pero sin embargo
se niega a dejarse apresar
Todo es el principio
o el final de un poema
La brizna de hierba
que se abre paso con su lengua fresca y verde
en medio de los labios secos de una rendija de piedra
El clavo
que engendra una rosa de sangre
La fosforescencia marina
que cabalga sobre el mar
Chispas
que surgen entre el cabello y el peine
y sin embargo no encienden el pelo
convirtiéndolo en arbusto llameante
Los signos rúnicos difícilmente interpretados de las arrugas
El pájaro
que se empeña en dar brinquitos delante de ti
como si quisiera enseñarte el camino
de su nido secreto
Todo esto es poesía
que puedes hallar
si solamente aprendes a mirar
con el ojo siempre presente del poema.
Nattlandia, 1975. Traducción de Justo Jorge Padrón.
En la habitación de la penumbra
donde las sillas duermen de pie con el regazo abierto
donde los espejos cuelgan como profundos lagos de agua
pierdes tú el rostro de tu rostro.
Tu sombra rompe contra la luz azul grisácea
cuya melancolía mitiga tu palabra
y tus pensamientos hilan hebras sin fin.
—
El dictador
se ahoga tarde o temprano
en sus botas demasiado grandes.
—
¿Sería acaso en el mismo instante
en que el humano comprendió
que alguna vez debía morir
cuando él mismo tuvo el deseo de matar?
—
Desnudar de su sombra al desgraciado
con tu luz
¿es un acto de amor
o solamente impertinencia?
—
Somos muchos
los obligados a convertir la curiosidad del pie
en un ala fugitiva.
—
No puedes obligar al ojo a oír
lo que el oído no quiere
ni al oído a ver
lo que el ojo no quiere.
—
Sobre la rueda que gira
cabalgan mis ojos
como dos veloces ardillas.
—
Por la justicia luchan ambos
pero lo que es justicia para el uno
es injusticia para el otro
y a causa de esta discrepancia
se combaten el uno al otro
con el arma mortal de la injusticia
y se despojan con ello de todo derecho
a llamarse defensores de la justicia.
—
La flecha canta
en vuelo hacia su víctima elegida
tiembla cuando da en el blanco
y queda luego inmóvil sin canto ni objetivo
aprisionada sin defensa en la herida
que ha causado a su víctima.
—
¿Siempre hay alguien
que se atraviesa en el camino
o soy yo
que me atravieso en mi camino?
—
Y respóndeme esta pregunta:
¿Recibes a tu doble
–tan igual a ti como tu imagen en el espejo–
lo saludas con amor
o sientes de inmediato ganas de matarlo?
*Traducción del sueco y nota introductoria: Carlos Vidales
EN ALGÚN LUGAR
En algún lugar
tiene que haber un rayo de luz
que disipe las tinieblas del futuro
una esperanza
que no se deje matar por el desencanto
y una fe
que no pierda inmediatamente la fe en sí misma
En algún lugar
tiene que haber un niño inocente
al que los demonios no han conquistado aún
un frescor de vida
que no espire putrefacción
y una felicidad
que no se base en las desgracias de los demás.
En algún lugar
tiene que haber un despertador de la sensatez
que avise el peligro de los juegos autoaniquiladores
una gravedad
que se atreva a tomarse en serio
y una bondad
cuya raíz no sea simplemente maldad frenada.
En algún lugar
tiene que haber una belleza
que siga siendo belleza
una conciencia pura
que no oculte un crimen apartado
tiene que haber
un amor a la vida
que no hable con lengua equívoca
y una libertad
que no se base en la opresión de los demás.
Ámame
Ámame
pero no te acerques demasiado
deja espacio para que el amor
se ría de la felicidad,
deja siempre que un fuego de mi rubio cabello
sea libre.
Una extrañeza
Breves encuentros en el cruce de caminos
Luego los hombres se van por un lado
y las mujeres por el otro
por amor a la libertad y a su autorrealización.
Los niños a quienes se ha despojado de sus alas
demasiado pronto
se quedan en el mismísimo cruce de caminos
mirando fijamente con una bizca añoranza
a las diferentes direcciones por las que se han ido sus padres.
¿Adónde en nombre de la libertad
van a dirigirse los niños sin alas?
Desolación
Ella siguió viviendo su vida
en la habitación donde él había muerto
para seguir respirando siempre
sus últimos suspiros
reflexionar sobre las últimas
ideas que él pensó-
Se metía en sus ropas
se sentaba en su sillón
y leía una y otra vez
el último libro que él había leído
pero nunca pasaba de la página
a la que él había llegado-
Llevaba en la muñeca
el reloj de pulsera de él
que había hecho tic-tac a la velocidad de su pulso vivo
y ahora lo hacía débilmente al compás
del pulso renuente y triste de ella
Comía con los cubiertos de él
bebía de su taza favorita
Se peinaba con el peine de él
delante de su espejo
Se quedaba largo ratos mirando
al espejo buscando inquisitiva
como si esperase que la profundidad
le fuera a devolver por compasión
el rostro de él.
ESTOY CANSADA DE SER ESTATUA
Estoy cansada de ser estatua
me gustaría ser como la nada
que nadie pudiese contemplar.
Estoy cansada de la gente
que allá abajo andan devotamente de puntillas
junto a mi pie unido a la piedra
con las bocas abiertas y los ojos mudos
me miran y me admiran
¡Oh, sus banales sueños de espejos me dan escalofríos!
Durante cientos de años
he escuchado la veloz flecha del tiempo
que sólo ha matado y matado y matado
he escuchado los secretos de los hombres
los secretos de los pájaros y de las estaciones
secretos que solamente mostraron ser
una vacía repetición sin fin
Estoy cansada de ser estatua
mi corazón de piedra llora sal
quiero hundirme en la tierra
hasta donde no llegue la pala de los hombres
quiero comer tierra
quiero cantar con la tierra
quiero ser tierra.
BENDITA SEA LA IRA
Bendita sea la ira
la pálida ira silenciosa
que tiembla igual que un arco demasiado tenso
o la ira colérica
que grita con voz resonante
y la oscura ira abismal
que retumba en la campana de alarma de la tormenta
Bendita sea la ira
que con su guadaña de luz
despierta al indiferente
y con su fuego
oscurece la sonrisa del tramposo
la ira que desenmascara
al ostentosamente dadivoso
y al que acepta con avidez
Maldita sea la ira
que habla con la lengua del odio
sólo para extender más odio
Huye de esta ira engañosa
como si de una serpiente venenosa huyeras
Pero no huyas de la ira
que embriagada de furor
tropieza con sus palabras
préstale
la oreja redonda de la paciencia
Y tu propia ira contenida
que se retuerce como un sacacorchos
en tu corazón
o susurra como una abeja
encerrada en tu mano:
libérala
reparte contigo mismo
las frutas de tu ira
Bendita sea la ira
que con su discurso brillante
agudiza y se yergue
haciendo huir a la maldad
al igual que las sombras
huyen de la luz-
Bendita sea la ira que lucha
por más vida en la vida
más amor en el amor
más justicia en la justicia.
EXPEDICIÓN DE DESCUBRIMIENTO
Si no tuvieras
tantísima prisa
(a tu muerte llegarás en todo caso a tiempo)
podrías darte cuenta de muchas más cosas.
Podrías por ejemplo descubrir
que la yema de tu dedo
tiene la misma forma abovedada
que un grano de uva
que su piel tiene el mismo dibujo
de pequeñas estrías acanaladas
que la piel de la uva
y que cuando aprietas la yema de un dedo sobre otra
la sensación de blanda dureza es la misma
que cuando la aprietas sobre la uva
Descubrirías
que los párpados de los ancianos
bien están toscamente arrugados como piel de higos
bien tenues y transparentes
como la película del ojo de un pájaro
Tendrías tiempo de ver
que en el esmalte brilla una sonrisa
que el cuchillo en realidad es un rayo capturado
y que la caballa ha sido asada a la parrila por la sombra
Descubrirías que
a menudo una piedra dura protege
un secreto blando
y tendrías tiempo de escuchar la melodía
que suena dentro de cada pelo
Podrías leer el mensaje de la escarcha
en el cristal de tu ventana
y asombrado descubrirías
lo difícil que es llorar
bajo un sol deslumbrante
así como que se necesita coraje para atreverse a reír
en la oscuridad nocturna
Si fueras un hombre
descubrirías
que la mujer que llevas dentro ansía
permiso para echarse a llorar
y si fueras mujer
que el hombre que llevas dentro ansía
permiso para dar cuenta
de tu malgastada debilidad
Descubrirías
que casi todo lo que les reprochas a otros
es un reproche que has evitado hacerte
Si te dieras tiempo para contemplar
la alfombra del paisaje que has tejido con tu vida
podrías descubrir muchos senderos que te has saltado
a los que nunca podrás volver
Y quizá gracias a tu descubrimiento
dejarías de saltarte el día
para alcanzar rápidamente la noche
dejarías de saltarte el invierno
para llegar rápidamente al verano
y con este conocimiento
alargarías tu vida considerablemente.
LOS GRAJOS DEL OTOÑO
Y de repente llegan desde sus paraderos invisibles,
los parloteadotes grajos del otoño vienen volando en grandes bandadas
como amenazadoras nubes negras dejan tras sí un cielo recién arado y claro.
Se posan en las copas de los árboles del parque en el mismo instante
en que el atardecer predica el silencio y el sueño recobra
vida, se extienden igual que las hojas negras sobre las ramas
de los árboles y continúan chachareando, chachareando con inconsciente
petulancia hasta avanzada la noche.
Los graznidos sin alegría de los grajos llenan la oscuridad
con clamoroso vacío y de honda melancolía a mi alma.
La noche se hace insomne, se retuerce en desnudo dolor
igual que un ojo desorbitado que en vano busca su párpado.
Hasta que el amanecer no se haya peinado a través de la oscuridad
de la noche, el dolor no me abandona y me duermo finalmente
con la luz del sol en mi regazo.
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