Cuando
me miró
Supe que se despedía
Con su sonrisa,
Así que,
Abrace mi corazón
Y supe que se alejaba
Mi soledad.
Vestí
mis ausencias
Con palabras
Bastante cómodo,
El laberinto
Del poema
Permite
Huir de la soledad
Que solo comparto
En las noches
Bajo los labios
Húmedos
De la muerte.
Huí
de mis demonios
Cortando los diarios
De poesía
Escritos
Por mi mano,
Sentí
su ausencia
Cuando el espejo
Me devolvió la soledad.
Nunca
imaginé
Que dentro
Del “hasta pronto”
Viniera un adiós
Hoy busco
Tras los pasos
De la soledad
Los adioses pintados
En la pared
Los pasos seguidos,
Los besos
En la noche
De los olvidos
Así la muerte
En el abecedario
De la vida.
El
tiempo se ahogó
En sus labios
Nunca antes se sintió
Tan húmedo
El yerto labio
De la muerte
Nunca con tanto amor
Cortó su vida
En medio
Del licor.
Con
los años
Me llegó la nostalgia
Extraña, lejana,
Una agonía
Un eco lejano
De la infancia;
Con la edad
Me ha llegado
Más fuerte la soledad
Cada vez más
Me acerca sus labios
La mueca de la muerte.
Mi
destino
No está escrito
En las líneas de la mano
Ni en las barajas,
A veces lo veo
En las intrincadas
Líneas del poema.
Al
dolor
Le gusta el dolor
Y uno tras otro
En fila
Se alistan
Como puñales
En la puerta
De mis ojos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario