viernes, 21 de octubre de 2016

POEMAS DE NIKA TURBINA


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 Nika Turbina. (Yalta, URRS 1974 - Moscú, Rusia 2002). Poeta y actriz. Fue niña prodigio de la poesía, empezó a escribir poemas desde los cuatro años. En 1984, a la edad de diez años publicó su primera obra, Черновик (Primer Borrador), acompañado de un LP con los versos recitados, vendiendo 30.000 ejemplares en toda la ex URSS. Al año siguiente, en 1985, el fenómeno de la niña prodigio, con el apoyo del influyente escritor Evgeni Yevtushenko, alcanza la cima al obtener El León de Oro en el Festival Internacional de Poesía de Venecia. Este premio sólo lo había ganado otra rusa, Anna Ajmátova, al cumplir sesenta años. En 1988 se publica nuevamente Primer Borrador, que recoge sus primeros poemas y añade nuevos. En 1991 se publica su última obra en vida Ступеньки вверх, ступеньки вниз… (Pasos hacia arriba, pasos hacia abajo…) En mayo del 2002 acudió a una reunión en casa de varios amigos, Nika se sentó en el alféizar de la ventana, con las piernas colgando, en la que siempre fue su postura preferida; Nika cayó y falleció en el acto, se dice extraoficialmente que fue un suicidio. El 2004 se publicó su obra póstuma con poemas inéditos bajo el título de Чтоы незабыть (Para no olvidar).

Muñeca

(Escrito a los nueve años, 1983)

Yo soy como una muñeca rota.
En el pecho olvidaron
poner un corazón
y me dejaron innecesaria
en un rincón oscuro.
Soy como una muñeca rota,
solo escucho, antes del amanecer,
al sueño quedamente susurrarme:
"Duerme, querida, 
larga, largamente.
Volarán los años
y, cuando despiertes,
la gente querrá de nuevo
cargarte en brazos,
acunarte, simplemente jugar,
y latirá tu corazón..."
Solo es horrible esperar.
*
*

A Mamá


(Escrito a los siete años, 1981)
 
Me falta
tu ternura,
Como el aire
para un ave moribunda.
Me falta
el trepidar angustiado
de los labios tuyos
Cuando me siento sola,
me falta la sonrisa
de tus ojos.
Mirándome,
tus ojos lloran.
¿Por qué en este mundo
el dolor es tan negro?
¿Será porque estás sola? 
*


Las novedades del día

(Escrito a los nueve años, 1983)

Espero
a que alguien
me pregunte
qué vi, con quién,
dónde estuve.
Entonces abro mi libro de novedades.
¿Quieren oír noticias?
Quién murió, quién se fue,
quién se quedó solo...
¿Podemos
simplemente quedarnos en silencio?
Observemos por la ventana
el último tranvía que pasa...
Me gusta mucho la casa adormecida.
Y cuando las novedades del día
se cubren de polvo.
Yo entiendo,
no es a mí a quien esperan.


QUIÉNSOY? 


¿Quién soy?
¿Con los ojos de quién
miro este mundo?
¿Con los de mis amigos? ¿familiares?
¿de los árboles? ¿ las aves?
¿Con los labios de quién
capto el rocío de la hoja
caída a la carretera?
¿Con los brazos de quién
abrazo este mundo,
que es tan indefenso y frágil?
Pierdo mi voz entre las voces
de los campos, las lluvias, los bosques,
de las tormentas de nieve y de las noches.
Pues ¿quién soy?
¿En qué he de buscarme?
¿Cómo respondo a todas las voces
de la naturaleza?



Ventanas ajenas


(Escrito a los diez años, 1984)


Ventanas ajenas, cine mudo,

oscuridad en la calle, luz en la película...

Un niño grita silenciosamente - yo lo estoy meciendo,

los platos rotos dan suerte - yo no la recibo.

Los que no pagaron la entrada, llenaron la sala.

Esta función es silenciosa...

Mi ventana es sonora.

La tristeza cubrió los vidrios.


***



El mar parece una cúpula bajo mis pies, 

el sol se va a dormir detrás de las montañas.

Los labios del mar murmuran,

sus olas abrazan el faro.

Vamos corriendo hacia la casa

para ganarle esta carrera a la oscuridad.

Adormecida, envuelta en sus luces, 

mi ciudad se ahoga en la noche.


***


La lluvia. La noche. La ventana rota.



La lluvia. La noche. La ventana rota. 

Y los trozos del cristal se atoraron en el aire

como las hojas que no alcanzó el viento.

De repente el estrépito. Exactamente así

es como se desprende la vida humana.


Los caballos en el campo

Los caballos en el campo,
el pasto alto.
Los caballos en el campo
bajo la luz de la mañana.
Las gotas de rocío correrán hasta que amanezca,
rápido, hay que saciar toda la hierba.
Los caballos en el campo,
el chasquido de sus cascos.
El relincho silencioso,
el rumor de la montura.
El sol como un globo,
alejándose de la Tierra,
tiende hacia las crines
sus dedos calientes.
Los caballos dejarán el campo,
pero hasta la noche
en el pasto aplastado
quedarán las huellas
de sus cascos.
Traducción de Natalia Litvinova
El mar parece una cúpula bajo mis pies,
el sol se va a dormir detrás de las montañas.
Los labios del mar murmuran,
sus olas abrazan el faro.
Vamos corriendo hacia la casa
para ganarle esta carrera a la oscuridad.
Adormecida, envuelta en sus luces,
mi ciudad se ahoga en la noche.
– Traducción de Natalia Litvinova

Borrador

Mi vida es un borrador
donde las letras son constelaciones…
Todos mis días malos están contados por adelantado.
Mi vida es un borrador.
Toda mi suerte y mis desdichas
quedan plasmadas en él
como un grito desgarrado por un tiro.
Traducción de Natalia Litvinova

Ese sonido misterioso


Con eco volaron los dedos,

la música les daba miedo,

les dolía y los iluminaba.

Toco el piano,

no sé palabras,

no sé notas.

Sólo una sensación extraña

tengo del sonido

que llenó la casa.

Él bate las ventanas,

en torbellino sacudió

los árboles,

confundió la noche con el día,

ese sonido misterioso.

Toco el piano,

poco a poco los dedos se detienen.

Esa música pertenece al universo,

mi casa le es pequeña.  




2 comentarios:

  1. Buena tarde. Justo ahora estoy escuchando Radio UNAM y están hablando de Nika Turbina. Y las palabras alagüeñas que de ella dijeron me hizo buscar y llegar aquí. Soy lector pero no de poesía. Debo confesar que los poemas que presentas aquí de Nika, son realmente, cómo decirlo, sencillos pero bastante oscuros, depresivos, quizá. Buscaré más de esta mujer.

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