(1923, Uruguay)
Cambios
Puede
cambiar la vida
sus ramas, como un árbol
cambia las suyas desde
el verde hasta el otoño.
Puede,
pilar oscuro,
suplicio oscuro puede
recubrirse de frutos
como un mes de verano.
Ah puede
también caer,
caer no sé hasta dónde,
como cae el poema,
o el amor en la noche,
hasta no
sé qué fondo
duro y ciego y terrible,
tocando el agua madre
el manantial del miedo
Vértigo
Varada
velocísima en
tu borde,
veraz de veras,
en vilo, en vela
virando hacia,
en ti guarecida,
guarnecida quiero seguir
imaginando cómo se amanece,
capaz de maullar
por las azoteas del frío
o del ardor final,
feliz naciendo
de la diaria muerte.
Traducir
Alguien
desborda,
al centro de la noche.
Ante un orden de palabras ajenas,
rebelde sometido,
ofrece el canto de toda su memoria,
las reviste de nueva piel
y con amor
las duerme en nueva lengua.
Apagada
la luz,
el viento se pregona entre los árboles
y junto a la ventana hay frío
y la certeza de que todo paisaje
adentro se interrumpe
como frase que alcanza la madriguera
del terrible sentido.
No hay dispuesto
en el yermo
un benévolo guía.
Los pasos
son a ciegas,
el cielo sin estrellas.
Y el pensamiento anticipa las fieras.
Obstáculos lentos
¿Si el
poema de este atardecer
fuese la piedra mineral
que cae hacia un imán
en un resguardo hondísimo;
si fuese
un fruto necesario
para el hambre de alguien,
y maduraran puntuales
el hambre y el poema;
si fuese
el pájaro que vive por su ala,
si fuese el ala que sustenta al pájaro,
si cerca hubiese un mar
y el grito de gaviotas del crepúsculo
diese la hora esperada;
si a los
helechos de hoy
—no los que guarda fósiles el tiempo—
los mantuviese verdes mi palabra;
si todo fuese natural y amable?
Pero los
itinerarios inseguros
se diseminan sin sentido preciso.
Nos hemos vuelto nómadas,
sin esplendores en la travesía,
ni dirección adentro del poema.
Cirugía de invierno
Lo
dicho queda, cala,
corroe la leve pulpa que otro construye a solas,
como en la fronda que el otoño ataca.
Porque
el otoño seca las hojas
de manera bellísima:
deja en el aire las puras nervaduras,
ésas casi invisibles
en las que reparábamos apenas
y evapora esa verde sustancia que era,
para nosotros, hoja.
Así
de pronto terminan los verdores.
Hay que arrastrar cadáveres amados
y consentir el lujo
de la infinita dilación indecisa
y el filo que mutila la voz, la tolerancia.
Paloma
Posada
la paloma
en la pared blanquísima
blanca es y reverbera,
es de veras,
es verbo,
nos venga.
Blanca posada pide,
pasajera.
De
pronto es negra.
Vuela.
Residua
Corta
la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.
De
los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.
De la
memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?
Aclimatación
Primero te retraes,
te agostas,
pierdes alma en lo seco,
en lo que no comprendes,
intentas llegar al agua de la vida,
alumbrar una membrana mínima,
una hoja pequeña.
No soñar flores.
El aire te sofoca.
Sientes la arena
reinar en la mañana,
morir lo verde,
subir árido oro.
Pero, aún sin ella saberlo,
desde algún borde
una voz compadece, te moja
breve, dichosamente,
como cuando rozas
una rama de pino baja
ya concluida la lluvia.
De
"Parvo Reino" 1984
Agosto, Santa Rosa
Una lluvia de un día puede no acabar nunca,
puede en gotas,
en hojas de amarilla tristeza
irnos cambiando el cielo todo, el aire,
en torva inundación la luz,
triste, en silencio y negra,
como un mirlo mojado.
Deshecha piel, deshecho cuerpo de agua
destrozándose en torre y pararrayos,
me sobreviene, se me viene sobre
mi altura tantas veces,
mojándome, mugiendo, compartiendo
mi ropa y mis zapatos,
también mi sola lágrima tan salida de madre.
Miro la tarde de hora en hora,
miro de buscarle la cara
con tierna proposición de acento,
miro de perderle pavor,
pero me da la espalda puesta ya a anochecer.
Miro todo tan malo, tan acérrimo y hosco.
¡Qué fácil desalmarse,
ser con muy buenos modos de piedra,
quedar sola, gritando como un árbol,
por cada rama temporal,
muriéndome de agosto!
Cultura del palimpsesto
Todo aquí es palimpsesto,
pasión del palimpsesto:
a la deriva,
borrar lo poco hecho,
empezar de la nada,
afirmar la deriva,
mirarse entre la nada acrecentada,
velar lo venenoso,
matar lo saludable,
escribir delirantes historias para náufragos.
Cuidado:
no se pierde sin castigo el pasado,
no se pisa en el aire.
De
"Nuevas arenas I" 2002
De un fulgor a otro
Quizás no se deba ir más lejos.
Aventurarse quizás apenas sea
desventurarse más,
alejarse un atroz infinito
del sueño al que accedemos
para irisar la vida,
como el juego de luces que encendía,
en la infancia,
el prisma de cristal,
el lago de tristeza, ciertas islas.
Sí, entre biseles citados los colores,
un fulgor anidaba sobre otro
-seda y deslumbramiento
el margen del espejo-
y aquello también era un espectro,
sabido, exacto. Centelleos ajenos
en un mundo apagado.
Como un canto sin un cuerpo visible,
un reflejo del sol creaba
una cascada un río una floresta
entre paredes áridas.
Sí, no vayamos más lejos,
quedemos junto al pájaro humilde
que tiene nido entre la buganvilia
y de cerca vigila.
Más allá sé que empieza lo sórdido,
la codicia, el estrago.
De
"Nuevas arenas II" 2002
Estar
solo
Un
desventurado estar solo,
un venturoso al borde de uno mismo.
¿Qué menos? ¿Qué más sufres?
¿Qué rosa pides, sólo olor y rosa,
sólo tacto sutil, color y rosa,
sin ardua espina?
De
"Palabra dada" 1953
Exilios
...tras tanto acá y allá yendo y viniendo.
Francisco de Aldana
Están aquí y allá: de paso,
en ningún lado.
Cada horizonte: donde un ascua atrae.
Podrían ir hacia cualquier fisura.
No hay brújula ni voces.
Cruzan desiertos que el bravo sol
o que la helada queman
y campos infinitos sin el límite
que los Vuelve reales,
que los haría de solidez y pasto.
La mirada se acuesta como un perro,
sin siquiera el recurso de mover una cola.
La mirada se acuesta o retrocede,
se pulveriza por el aire
si nadie la devuelve.
No regresa a la sangre ni alcanza
a quien debiera.
Se disuelve, tan solo.
De
"De procura de lo imposible" 1998
Gatos
Como tras los mullidos ves tres gatos
a su trisagio erótico ceñidos,
saltar por los tejados, aguerridos
como otros d ' Artagnan, Porthos y Athos,
pasas a depender, no de insensatos
pensamientos ajenos repetidos
ni de tu larga deuda de descuidos
sino del paso de estos gatos gratos.
El primero te quita de lo humano
sin llevarte por eso a lo divino;
el segundo te anima la sonrisa;
con el tercero, piensas, de la mano,
más cabal, de la cola del felino:
¿a qué, no siendo humanos, tanta prisa?
De
"Reducción del infinito" 2002
Gotas
¿Se hieren y se funden?
Acaban de dejar de ser la lluvia.
Traviesas en recreo,
gatitos de un reino transparente,
corren libres por vidrios y barandas,
umbrales de su limbo,
se siguen, se persiguen,
quizá van, de soledad a bodas,
a fundirse y amarse.
Trasueñan otra muerte.
De "Reducción del
infinito" 2002
Justicia
Duerme el
aldeano en un colchón de heno.
El pescador de esponjas descansa
sobre su mullidísima cosecha.
¿dormirás tú, en lenta flotación,
sobre pael escrito?
De
"Parvo Reino" 1984
La palabra infinito
La palabra infinito es infinita,
la palabra misterio es misteriosa.
Ambas son infinitas, misteriosas.
Sílaba a sílaba intentas convocarlas
sin que una luz anuncie su dominio,
una sombra señale a qué distancia de ellas
está la opacidad en que te mueves.
Van a algún punto del resplandor y anidan,
cuando las dejas libres en el aire,
esperando que un ala inexplicable
te lleve hasta su vuelo.
¿Es más que su sabor el gusto de la vida ?
De
"De procura de lo imposible" 1998
Llamada viva
Ponerse al margen
asistir a un pan
cantar un himno
menoscabarse en vano
abrogar voluntades
refrendar cataclismos
acompañar la soledad
no negarse a las quimeras
remansarse en el tomado
ir de lo ceñido a lo vasto
desde lo opaco a la centella
de comisión al sueño libre
ofrecerse a lo parco del día
si morir una hora tras otra
volver a comenzar cada noche
volar de lo distinto a lo idéntico
admirar miradores y sótanos
infligirse penarse concernirse
estar en
busca de alma diferida
preparar un milagro entre la sombra
y llamar vida a lo que sabe a muerte.
De
"Reducción del infinito" 2002
Los compases heredados
A Adolfo Nigro
No te amargues el mar,
acompásate con la hora que,
involuntario y cruel, nadie trasmuta;
ríete de los antológicos traspiés
del mínimo común nominador,
de todo el trafalgar
en que un traidor se anega.
Prémiate con recordar que siempre
huiste de él como de un eufonium.
De "Reducción del
infinito" 2002
Mariposa,
poema
En el aire estaba
impreciso, tenue, el poema.
Imprecisa también
llegó la mariposa nocturna,
ni hermosa ni agorera,
a perderse entre biombos de papeles.
La deshilada, débil cinta de palabras
se disipó con ella.
¿Volverán ambas?
Quizás, en un momento de la noche,
cuando ya no quiera escribir
algo más agorero acaso
que esa escondida mariposa
que evita la luz,
como las Dichas.
De
"De procura de lo imposible" 1998
Mes de mayo
Escribo, escribo, escribo
y no conduzco a nada, a nadie.
Las palabras se espantan de mí
como palomas, sordamente crepitan,
arraigan en su terrón oscuro,
se prevalecen con escrúpulo fino
del innegable escándalo:
por sobre la imprecisa escrita sombra
me importa mas amarte.
De
"Oidor andante" 1972
Obstáculos
lentos
Si el poema de este atardecer
fuese la piedra mineral
que cae hacia un imán
en un resguardo hondísimo;
si fuese un fruto necesario
para el hambre de alguien,
y maduraran puntuales
el hambre y el poema;
si fuese el pájaro que vive por su ala,
si fuese el ala que sustenta al pájaro,
si cerca hubiese un mar
y el grito de gaviotas del crepúsculo
diese la hora esperada;
si a los helechos de hoy
-no los que guarda fósiles el tiempo--
los mantuviese verdes mi palabra;
si todo fuese natural y amable...
Pero los
itinerarios inseguros
se diseminan sin sentido preciso.
Nos hemos vuelto nómades,
sin esplendores en la travesía,
ni dirección adentro del poema.
De
"Reducción del infinito" 2002
Otoño
Otoño, perro
de cariñosa pata impertinente,
mueve las hojas de los libros.
Reclama que se atienda
las fascinantes suyas,
que en vano pasan del verde
al oro al rojo al púrpura.
Como en la distracción,
la palabra precisa
que pierdes para siempre.
De
"Reducción del infinito" 2002
DE TIGRE EL SALTO
De
tigre el salto,
de
tigre, el emboscado escondrijo.
La
Vida velocísima
deja
tras
el zarpazo,
el
desgarrón por donde gotea
la
constancia.
Luego
vienen los argumentos del olvido;
mansos
lamentos
la nueva cicatriz
cuando
nos due,le, oscura,
y
olvidados del bosque,
otra
vez lo cruzarnos
por lo
mínimo diario.
CUADRO
Construimos
el orden de la mesa,
el
follaje de la ilusión,
un
festín de luces y sombras,
la
apariencia del viaje en la inmovilidad.
Tensamos
un blanco campo
para
que en él esplendan
las
reverberaciones del pensamiento,
en
torno del icono naciente.
Luego
soltamos nuestros perros,
azuzamos
la cacería,
la
imagen serenísima, virtual,
cae
desgarrada.
INVIERNO
Como las gotas en el vidrio,
como las gotas de la lluvia
en una tarde somnolienta,
exactamente iguales,
superficiales,
ávidas todas,
breves,
se hieren y se funden,
tan, tan breves
que no podrían dar cabida al miedo,
que el espanto no debiera hacer huella
en nosotros.
Después, ya muertos, rodaremos,
redondos y olvidados.
LA MÁQUINA CIEGA
Te estás acercando al lugar
donde
mejor se muere;
allí
un sol negro alumbra
el frío.
Manos sin prisa
ceden
a la otra gravedad
donde caer definitiva
a solo.
Juntas todas las lágrimas
llevan a donde
estalla
noche
catedralicia.
CONTRA ENGAÑOS
Los
guardadores de la nostalgia
rememoran en los días de oro
con la baraja expiatoria
de sangre sepia y claroscuro.
Si la cuenta de puentes canta,
la lluvia del tiempo les llora
y condice con catedrales
anegadas en ciegos vinos.
Mejor, a espaldas las imágenes,
probar el vidrio de los versos
con el rigor del ser a solas.
Y si están muertos de mentiras,
si otra lluvia del tiempo les llora,
penitenciarlos, aunque luego
andemos un campo vacío.
SE ELIGE
Diezmada, desangrada,
cortada en tantas partes
como sueños,
quiero,
no obstante,
ésta y no otra manera
de estar viva;
ésta y no otra manera de morir;
este sobresalto
y no más la habitual
duermevela.
Como una sombra de uno mismo
o como incendiado fósforo violento.
No hay otra alternativa,
ni más signo de identificación.
No otra muerte.
No mayor vida.
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