Este libro
apareció a finales del 2017, bajo el sello editorial “Sol Negro” y realmente ha
causado una grata impresión, no solo por sus textos, sino por su bella factura
como libro objeto además de las bellas ilustraciones a cargo de Santiago
Caruso. Este libro es un viaje por los sentimientos de un poeta que vibra ante
un sinnúmero de situaciones, y reflexiones vitales. Lilian Silva, una poeta
joven, pero que desborda de pasión en sus textos, de fuerza y carácter, nos
hace temblar, nos golpea y nos lleva a delirios nocturnos. Este libro lo
disfruté, y lo sigo disfrutando, cada vez que abrevo en él, y la noche me
obsequia su miel.
Dolientes
En el interior
de mi boca
se ha
extraviado un árbol
de manzanas
nada nace
nada llama
un hombre en la
otra habitación
dice llevar en
su entraña un pedazo de mí
de piel de
hambre
Nos miramos con
recelo como dos moribundos
tras una única
luz
nos exaltamos
entre la pupila, nos devoramos como
sordomudos
entre la fuerza
de cada ojo
como el dialogo
de dos bocas encendidas
cuyas siluetas
se van volviendo borrosas
nos miramos con
malicia, con ansias
con la mano
seca y pinchada
Afuera, hay
pasos
Alguien ha comprendido
en la descarga
Que nos estamos
lapidando
Octubre en el viento
Rasgueos, en la
guerra se abrocha el lamento
Se presume se
quedará la camisa en la cantera
Grita en la
ciudad es una estría operada
hay olvido, la
memoria es de trapo
La ventana
Se hace visible
ahora el eco de nadie
Las cerraduras
de mi sombrase vuelven luz
¿Quién leerá
mientras destierro el sueño
y un verdugo trepa por mi
cabeza?
Círculo de los ojos tristes
Alguien grita
sobre la acera
ocupa la noche
en un banco solitario
y entre
sollozos sostiene un perro
en el regazo
Unas mujeres
abrazan clavos a sus rodillas
reclaman a sus
hijos, se arrastran, nadie las ve
nadie las
escucha. Existen
En el tablero
los peones mueren
Y el rey y la
reina
Sobrevive la
torre
Y un caballo al
que muerde la madera
Afuera alguien
me llama
pero juntos no
cabemos en su viaje
la memoria de
la madrugada, los balazos al alba
un insecto en
el relieve del vidrio esmerilado
hace sombra,
tiembla mi dedo mientras lo empujo
todos asustamos
a la muerte
Nocturno
La cama es un
caballo blanco entre incertidumbres
un animal que
respira tras cuatro paredes y mi sombra
donde recuesto
el cuerpo, donde e cuerpo no me habla
este insomnio regándome
los ojos
persiste y va
de prisa, despedazando fotografías
urdiendo
Mamá, papá,
Alejandro
calles,
botellas vacías
una muñeca rota
en la caja de música
estos, mis
cabellos largos y oscuros moldean una criatura
una almohada
preñada de vidrios
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