lunes, 26 de febrero de 2018

POEMAS DE HECTOR MURENA


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(14 de febrero de 1923, Buenos Aires, Argentina -  6 de mayo de 1975, Buenos Aires, Argentina)

I
Una noche mordí
aquella pepita,
el inconfundible
gusto de mí mismo.
Desde entonces huyo.
¿Qué es ese temblor
hacia el que corro,
ese viento del que no sé
si es el ser o el no ser?
Cuando me vuelvo
lamen mi cara
las llamas
de la ciudad incendiada.

VI
Si acabas de nacer,
escoge sin tardanza
tu cántaro.
Agua de la fuente
que mana para todos
hay en el que te corresponde.
El otro cántaro es idéntico,
pero está henchido de veneno.
Escoge: rápido.
Después acierta
o equivócate.
Será en vano.
Eres libre
en el instante eterno.

IX
¿Quién soy
en este cuarto
silencioso y solitario,
quién es el que se queja
mientras yo permanezco
callado, quién
se agita, se estremece,
como si quisiese nacer en mí,
en mi alma,
para cambiarme en monstruo
o en ángel,
feto de fuego
de mi víctima
o mi verdugo?

X
Y esas caras que veo
en los sueños,
la iguana del tiempo
que baila erguida
al claro de la luna,
las voces que susurran
al oído del hombre
tendido
en su estrecha cama:
mientras sea de día
haremos lo que debamos hacer
y mientras tengamos fuerzas
no cederemos ante el mal...
Mis magias. Mis magias.

Paisaje detrás del paisaje


La bella
copa
hipnótica.

Déjala caer
serenamente
rómpela
contra
el suelo.

Soplo
del
gran misterio
llenará
entonces
tus ojos.


Naturaleza del fin


Diálogo
somos
entre
una corza
oscura
y
el secreto
claro.

Así
el fin
nunca
en el fin
fenece.


Como un jardín abandonado


¿Por
mis amores
con el viento
del este?

Tiniebla
crece
en mi corazón.
Pero tiniebla
no es
mi corazón.

Pasa él
ella pasa
solamente
lo otro
siempre
y nunca
queda.


TRABAJO CENTRAL

El instante
en que la espada
de lo posible
súbitámente .
se inyecta de sol,
glra, a segar empieza
los limbos palpitantes.
y más allá,
cuando como diluvio
de pétalos descienden
las tibias, las fuertes
y finas,
las iridiscentes palabras
recogida con ambas manos
antes de que se posen
sobre la realidad.
Precisamente,
libre de libertad,
lento vuelo
de pájaros
visto en un espejo,
rumor aciago, fruta absoluta,
un cadalso
cubierto de polen. Que se entienda
esta dicha terrible
que es cualquier barco
hacia todo naufragio.

LAMENTO DE LA ALEGRÍA

Sin sombra
debería
marchar
como la rosa
que vuela
¡Querida
osadía
nula
de ser!

CÓMO, DÓNDE

Se miran
se huelen
las flores
para recordar
la flor.
La flor.
La flor
del espíritu.
¿quién sabe
cómo
dónde?


Glicinas



El gran poeta
Li Po
nunca escribió
ningún poema

Miraba ramos
de glicinas

Reía siempre
a veces
lloraba
también

Espejo
de lo creado

Eso fue todo


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