Poema
Una hormiguilla atraviesa, en diagonal, la página
todavía en blanco. Mas ella, aquella noche, no escribe nada. ¿Para qué? Si por
allí ya había pasado el rumor y el misterio de la vida.
Apuntamiento
para una elegía
I
Me inclino
Sobre mí
Con una melancolía
De quien contempla las cosas disparatadas que hay
en la vitrina de un baratillo...
¡Pobre alma, niña fea!
Las lágrimas empañan tus anteojos.
Y lo más triste es que no son verdaderas lágrimas,
Son un mero subproducto del tiempo,
Como ese polvo de alas de mariposas
Que ella va pulverizando, aquí y allí, sobre todas
las cosas...
II
Mi Ángel de la Guarda es dentudo,
Tiene un ala más baja que la otra.
III
Agradecido, niñinina, por ese mirar confiante,
Por tu beso como una estrellita...
Hacía mucho que yo no me sentía así, tan bien
conmigo...
¡Hacía mucho que sólo me dirigían miradas de
interrogación!
IV
Y agradecido, papel, por tu palidez de espanto.
V
Poeta, estás en la hora en que los gallos mueven
los pararrayos
Picotean la rosa de los vientos,
Estás en la hora de cambiar tu vestido de fiesta
de los momentos...
Estás en la hora
Y cuando
Afligido
Llevas
Tu reloj al oído
¡Sólo oyes el misterioso llamamiento de las aguas
cantando distantes!
Jazz
Deja subir los sones agudos, los sones estridentes
del jazz en el aire.
Deja subir: sanos surtidores: caen...
Apenas quedarán los arroyos corriendo sin rumor
dentro de la noche.
Y junto a cada arroyo, en los campos yermos,
Un ángel de piedra estará apostado.
El Ángel de Piedra que está siempre inmóvil por
detrás de todas las cosas-
En medio de los salones de baile, entre el fragor
de las batallas, en los comicios de las plazas públicas
Y en cuyos ojos sin pupilas, blancos y parados,
Nada del mundo se refleja.
Canción de amor imprevisto
Yo soy un hombre cerrado.
El mundo me tornó egoísta y malo.
Y mi poesía es un vicio triste,
Desesperado y solitario
Que yo hago todo por disimular.
Mas tú apareciste con tu boca fresca de madrugada,
Con tu paso leve,
Con esos tus cabellos...
Y el hombre taciturno quedó inmóvil, sin
comprender nada, en una alegría atónita...
¡La súbita, la dolorosa alegría de un espantajo
inútil
Adonde vienen a posarse los pajarillos!
Tan lenta y serena y bella
Tan lenta y serena y bella y majestuosa va pasando
la vaca
Que, si fuera en la mañana de los tiempos, de
rosas la coronara
La vaca natural y simple como la primera canción
La vaca, si cantase,
¿Qué cantaría?
Nada de óperas, que ella no es de ésas, ¡no!
Cantaría el gusto de los arroyos bebidos de
madrugada,
¡Tan diferente del gusto de la piedra del
mediodía!
Cantaría el olor de los tréboles machucados.
O, cuando mucho,
La larga, misteriosa vibración de los
alambrados...
¡Mas nada de superaviones, tractores, émbolos
Y otros trucos mecánicos!
El farol
La ventanita de acetileno del farol de la esquina
tenía una luz que no era la del día ni la de la noche... la misma luz que
bañaba a las personas, animales y cosas que la gente veía en sueños... aquella
misma luz que debería iluminar, más tarde, las ventanas altas del otro mundo...
El que llegó de otros mundos
Tengo una silla de espaldar muy alto
Para el visitante nocturno
Y en cuanto levemente me balanceo entre una y otra
onda de sueño
Helo aquí
El que llegó de otros mundos —
Allí sentado y sin un movimiento
Tal vez me mira como si yo fuera la blanca estatua
derribada de un dios.
Tal vez me mira como a una forma ya ultrapasada
(Que todo él es espanto e inmovilidad se puede
decir)
Y yo
Entonces
—¡él todavía debe estar allí!—
Me levanto y voy cumpliendo
Todos mis rituales.
Todos los extraños rituales de mi condición y
especie.
Religiosamente. Lleno de humildad y orgullo.
El tiempo
El despertador es un objeto abyecto.
En él mora el Tiempo. El Tiempo no puede vivir sin
nosotros, para no parar.
Y todas las mañanas nos llama frenéticamente como
un viejo paralítico que toca la campana atroz.
Nosotros
Es que vamos empujando, día a día, su silla de
ruedas.
Nosotros, somos sus esclavos.
Sólo los poetas
los amantes
los borrachos
pueden huir
por instantes
del Viejo... ¡Mas qué rabia impotente le da al
Viejo
cuando encuentra niños brincando la rueda
y no tiene otro recurso sino desviarlos de su
silla de ruedas!
Porque ellos, simplemente, lo ignoran...
La Tierra
Las fronteras fueron trazadas en el mapa,
La Tierra no sabe de eso:
Son para ella todas inexistentes
Como esos meridianos que los viejos sabios
recortaron
Como si fuese un melón.
Es verdad que viene sintiendo desde hace mucho
unos pruritos.
Una leve comezón que a veces se agrava:
Ella no sabe que son los hombres...
Ella no sabe que son los hombres con sus guerras
Y otros medios de comunicación.
Las utopías
Si las cosas son inalcanzables... ¡Ora!1
No es motivo para no quererlas...
¡Qué tristes los caminos, si no fuera
La mágica presencia de las estrellas!
Interjección que expresa duda, impaciencia o
desprecio.
Tomado de:
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