(República del
Congo, 1938-2009)
Abandonado a la corriente
¡Cuántos ríos en
mi vida me han mostrado su curso,
Sinuoso o
torrencial, color de plomo o transparente!
Senegal, Nilo,
Sena, Ganges, Tíber y Volga,
Y el Congo, al
discurrir por mis pestañas
Como en su lecho
diario.
Y luego se allegó
la amante inevitable:
La mar, lengua
azul, bajo el paladar del cielo;
Pasa entre las
gaviotas y las algas.
(Árboles
microscópicos de vetustas florestas
Roídas por la sal
y los gorgojos de los siglos.)
He consumido ya
múltiples soles,
Y por ello, en el
agua, mi memoria se vuelca
Muero y revivo
como el mar
En cada soplo que
tendría que exhalar;
En vez de olas,
deseo noctilucas
Para ver si mi
doble entre los hombres
Puede ser
refulgente.
Tomado de:
"El árbol y el amor"
Aquí el hombre y
el árbol se parecen
el amor se va con
paso oscuro
como la progresión
de las raíces
contigo he
caminado a mis orígenes
la sensitiva es mi
ancestro totémico
tanto destello ha
producido nuestro fuego
que no han de ver
nuestros ojos sus cenizas
yo miro el cielo
lavado por la primavera
y querría aún
amarte con este cuerpo del pasado
lleno de una savia
que ahonda
su otra filiación
con el río
hemos vivido en un
bosque colmado de leyendas
y tú has olvidado
las esencias de luz clara
especies nobles
que desafían a los siglos
desde las lejanas
dinastías del Mayombe
Sappeli Okumé
Limba Kambala
recuerdo tu
parecido con las olas
por eso te escucho
en el ruido del mar
en la playa se
anuncia ya el reflujo
los años nos
empujan con tal fuerza que ya es hora
de desatar tu
rostro
el perfume que nos
frecuenta ignoto permanece
qué olorosa hierba
¿es el silfio
de las costas
Cirenaicas
que nos llega por
fin
como un presente
retrasado?
El amor nos muda
más que el sueño
devuelta a los
pesares del tiempo ya vivido
la cabeza es sólo
una ancha quemadura
te coloco desde
ahora en el más alto rellano del lenguaje
sobrevivirás
emigrante de libro en libro
tu inmortalidad
queda así más protegida
que la de los
hijos del Levante
inhumados hace
tiempo en vasijas de arcilla
Tomado de:
Impotencia (o
impotencia)
Si yo fuera un
hacedor de lluvia como mi difunto abuelo
Me empujaría a la
sombra de este triste día
que ya rueda la
luz del sol
pasado todos los valles y montañas de mi alma
Tomado de:
"Congo
natal"
Nada temo tanto
como el destierro
la nostalgia de mi
sol vertido por las olas
como aceite que se
exalta en la sartén
y canta el cántico
del fuego
y mi madre bañada
de angustias
ante su fogón de
tres piedras
cuántos poetas
llevan para siempre
el luto de los
Trópicos en las comarcas del Norte
Los dolores en sus
escritos se disponen
como noctuelas en sus vitrinas
cuando el clima
despliega sus fuerzas áridas
el ojo se abre en
lo gris y se embebe
el corazón
nidifica en la piedra
a veces la memoria
se despliega
viene luego la
claridad de nuevo el cielo se embruma
tú el extraño
cultivador transmigrante
qué espacio has
fructificado
desde que la
tierra en ti se ha estrechado
y el río Congo en
ella es sólo un surco
pienso en mi
horizonte donde se alza la espiga del alba
En los niños que
se dispersan en el espejo del día
En los gorriones
en tumulto en el borassus
en este pueblo
misionado que recupera su ardor
cuando pasa el
viento con sus peces-pilotos de hojas secas
intentando en su
turbación sin paz posible
arrancar las
máscaras de la mentira
a los que
desertaron las alas
de una casa
obscurecida por la muerte
el sol acude
planta sus lanzas en la calle
observo las
generaciones nuevas que ondulan
y esta hija de la
especie lianescente
sale del terruño
profundo
su rostro moreno
por el fuego de sándalo
y pasa como un
jacinto en las aguas errantes
ciega va a romper
su corazón en el escollo
el asfalto le abre
sus charcas y espejismos
y no olvido la
gloria de los Días de Agosto
ensangrentados en
su túnica color de sangre
y la herencia que
aún exhala
el perfume del
franchipán.
Tomado de:
"Muerte y renacimiento"
Que la corteza del
suelo se hunda bajo mis pies,
que la válvula del
cielo se abra y me deje entrever
el nicho alto del
sol o la inmensa camada de los astros,
que no habré de
asustarme.
¿Que la Muerte me
llama? ¿Acaso me presenta
si quiera un espejo,
una placa de luz donde leer
mi perfil de
ultratumba?
Soy una rama
jubilosa de este mundo,
mis sueños
prosperan con los rayos de sol
no en el triste
hormigueo de los moluscos:
me columpio al
viento;
Me emborracho con
los dones del día y de la noche,
recojo, a mi paso,
los pájaros borrachos del espacio: ¡mirad
la colibrí llega
aquí por la mañana a mi porción de rocío
para sorber la
fuente de su grito!
como ella me lanzo
siempre más lejos y más alto,
nadie me ve
prosperar a la sombra de mi secreto;
no responderé a la
llamada que brota de las zarzas de la noche.
¡Que el mar se
vuelva al mar con su carga
de peces y de sal!
¡Que el cielo reviente su artesonado azul!
¡Que el sol
estalle en una rueda de fuego!
¿Y por qué no
primero los elementos?
Me hallo en el
alba de un pueblo que inicia una marcha:
¡que pueda verlo
surgir de su muda con todo el sudor
de su alma, como
el sol surge de su marcha de Oriente
en una gran
traspiración de luz!
Tomado de:
"Aldea ancestral"
Tanteando hasta ti
hemos llegado
bajo un cielo
perlado en fuego
en todos los
rostros el aceite de la fatiga
(En verdad que
eres tierra de petróleo y sol)
Y buscábamos en el
terreno quemado
huellas distintas
de las cenizas de árbol
tú que rico fuiste
en contadores de leyendas
te queda una
cigarra que recita
con su voz
monocorde
el himno al sol
del mediodía
en una corteza de
eucalipto
y algunos cuervos
encorbatados
describiendo en lo
alto las líneas
de un destino en
espiral
He aquí la calma
de la noche
hasta las raíces
de los cabellos
el árbol repliega
su sombrilla
y este perro de
sol poniente
alza aún contra la
noche
su hocico
ensangrentado
la memoria nos
abre sus pliegues
nos cruzamos con
nuestros muertos en los sueños
todo vuelve a
correr hacia el alba
el gallo lanza un
grito
y huye el genio de
la noche
llevándose bajo el
brazo a la vía láctea
como un saco de
frutas.
Tomado de:
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