Acta
En nombre de quienes lavan ropa ajena
(y expulsan de la blancura la mugre ajena).
En nombre de quienes cuidan hijos ajenos
(y venden su fuerza de trabajo
en forma de amor maternal y humillaciones) .
En nombre de quienes habitan en vivienda ajena
(que ya no es vientre amable sino una tumba o cárcel).
En nombre de quienes comen mendrugos ajenos
(y aún los mastican con sentimiento de ladrón).
En nombre de quienes viven en un país ajeno
(las casas y las fábricas y los comercios
y las calles y las ciudades y los pueblos
y los ríos y los lagos y los volcanes y los montes
son siempre de otros
y por eso está allí la policía y la guardia
cuidándolos contra nosotros).
En nombre de quienes lo único que tienen
es hambre explotación enfermedades
sed de justicia y de agua
persecuciones condenas
soledad abandono opresión muerte.
Yo acuso a la propiedad privada
de privarnos de todo.
Católicos y comunistas en América Latina: algunos aspectos actuales del problema
A mí me expulsaron del Partido Comunista
mucho antes de que me excomulgaran
en la Iglesia Católica.
Eso no es nada:
a mí me excomulgaron en la Iglesia Católica
después de que me expulsaron del Partido Comunista.
¡Puah!
A mí me expulsaron del Partido Comunista
porque me excomulgaron en la Iglesia Católica.
Como tú
Yo, como tú,
amo el amor,
la vida,
el dulce encanto de las cosas,
el paisaje celeste de los días de enero.
También mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.
Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan, de todos.
Y que mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.
Consejo
No olvides nunca
que los menos fascistas
de entre los fascistas
también son
fascistas.
Credo del Che
El Che Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas
y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba
de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo
que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa
de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers).
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas
y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo
en son de burla
INRI: Instigador Natural
de la Rebelión de los Infelices.
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron
con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás
para que la ceniza
desapareciera con el viento
en vista de lo cual
no le ha quedado al Che otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.
Tomado de:
Casi elegía
Para B.C.
No es que me entusiasmara demasiado tu olor
a miel
yo venía de un hervidero de abejas
y prefería las asociaciones de ideas que
culminaran en
Bambi
pero el maduro azar y sus implicaciones
las labores astrales de las señoras que dan
los permisos
lo echarían todo a perder.
A pesar de que tu aspecto de venadito era
reglamenario
y tu desnudez no tenía aún la menor herrumbre
por el contrario atraía los gatos como un tazón
de leche
y en ella se podía uno refugiar de la policía
o rtener a la Cenicienta hasta el siguiente
atardecer
o cortar mangos tiernos ya peladitos y salados
o mojar puntas de flechas en una estrofa de la
Internacional.
¿Por qué entonces nuestro retrato de bodas
iba a ser el retrato de bodas de nuestros hijos?
Las hojas se secaron entre las obras de Kipling
huélelas y recuérdame
límpialas de diamantes y recuérdame
pon polvo de su polvo en los deseos de tu
juventud.
La culpa es de la vida que se deja vivir
amor mío.
Cita
Para
C., in memoriam.
Tu desnudez es la eternidad
debo decirlo ahora
porque no fue sólo el agua sino que será
siempre la sed
porque había sido el peligro y el premio
la pregunta contestada para la sal de todas
las playas del
mundo.
La toqué y me vistió de luz y sombra
me hizo pedacitos la sabiduría para que la
repartiese por los
caminos
me hizo tener hijos de oro y enemigos náufragos
en la hiedra
me dio un nuevo nombre que sonaba como un
golpe central
soltado por el desencantador en la puerta
invencible.
Sé que por otra
parte pronto te fugarás de la
tumba
construirás una vena hacia el mar
(hasta donde nuestros cardos filiales
tiemblan por su podrido porvenir)
y surgirás como el hermoso amanecer para
estos ebrios
que olvidaron su religión y su mugre
en las esquinas de la última noche.
Descansa hasta esa fecha:
sin que se entere la paz cobra fuerzas de fiera
y en el dorso quemado de una hoja otoñal
escríbeme la hora
y el nombre de la playa.
Poema jubiloso
(Homenaje a
un poema de André Bretón)
En mi patria hecha para probar catapultas y
trampas
vive esta mujer que amo.
Ah cómo brota de la mañana tímida mi mujer
herida en su niñez por el mar menos pensado
por el mar platicador y soberbio que no depone
la esperanza
contra ciertas virginidades caóticas.
Ah cómo surge mi mujer que conserva en un
saquito
el corazón y una vértebra de sus padres
moribundos
ah cómo luce mi mujer de poros voraces
donde darse cita
en ciertas tardes incendiadas por los flamboyanes
del tedio
ah cómo sirve mi mujer guerrera y acechada
poblada de húmedas culebras
que alivian a las grandes bestias polvorientas
ah cómo compromete mi mujer que vive sin
avisarme
que se gana el pan con el rubor de la gente
directora de grandes llamas esclava
de maestros enclenques que huyeron
desesperados
al conocer la preñez de mi madre.
Mi mujer es la más gloriosa retórica de esta
patria
donde no morirá jamás Balzac o Copérnico
ni los comunistas estrangulados ostentarán sus
descomposiciones
en los escaparates por el incendio del Reichstag
mi mujer es la conversación de los peces bajo
la luna
el fervor de quien pintó las manchas del leopardo
los sabores del pan armado en los pregones
la prohibición de una nueva ley contra los
crepúsculos.
Sus ojos inundados de eficacia
estimulan el llanto de los doce mejores
candelabros del
mundo
pues entre olas pétreas entre orquestaciones
de caracoles penosamente edificados
ha puesto a descansar sus espumas de pena.
Su sangre bella y brutal sólo está limitada por
los halcones
por ciertas grietas en el sonido de los dados
rojos
y por los pistillos de la azucena horadando las
partituras del
ciego.
Sus enfermedades son cuadros de jóvenes
pintores franceses
estacionados en la decadencia del mirto
en las aleluyas de la cábala
o en la ternura final de los asesinados junto a
un río de yeso.
Tomado de:
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