Mi sudor
I
Caballero con armas oscuras,
¿Te arrepientes de las impuras tinieblas
que empuñan una espada ensangrentada?
¿Por qué brillan tus ojos ardientes
y, riendo, tus labios temblorosos
sacan fuego de tu corazón?
¿Estarás arrepentido en conciencia?
Del caballo a lomos vas
Y galopas por el valle...
Despertando al pulpo en el camino,
¿Sientes que lloras lastimosamente
Y muerdes a un fantasma en los pies?
¿Te
arrepientes de las impuras tinieblas,
Caballero de las armas oscuras,
Macilento que muere en el sepulcro?...
¿Te ves...? ¿En la montaña
un tropel vas galopando?
¿Resuena un grito de venganza?
Caballero, ¿qué eres, qué misterio,
quién eres fuerte en el imperio lúgubre
para la noche envuelta en vagancia?
EL FANTASMA
Sueño Soy tu propia esperanza,
Soy tu fiebre que nunca descansa,
¡Es el delirio que te matará!...
¡Si
me matas mañana!
Si muriera mañana, vendería
mis ojos para cerrar a mi triste hermana;
Mi madre murió hace un año
si
yo muero mañana.
¡Qué gloria veo en mi futuro!
¡Qué hermoso futuro y mañana!
¡Me perdería leyendo estas coronas
si
muero mañana!
¡Qué sol, qué cielo azul, qué dulce mar!
¡La vida es más emocionante!
¡No me ladres al pecho con tanto amor
si
mañana me matas!
Más el dolor del mundo que devora
Esta pasión de gloria que se cuida...
El dolor de mi pecho se callaría
¡Si
muriera mañana!
Tomado de:
http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/brasil/manuel_antonio_alvares_de_azevedo.html
¡Adiós, mis sueños!
¡Adiós sueños míos, lloro y muero!
¡No extraño la existencia!
Y tanta vida que llenó mi pecho
¡Murió en mi triste juventud!
¡Miserable! Voté mis pobres días
Al destino loco de un amor infructuoso,
Y mi alma en la oscuridad ahora duerme
Como una mirada que la muerte envuelve en luto.
¿Qué me queda, Dios mío?
Muere conmigo
La estrella de mis cándidos amores,
Ya no veo en mi pecho muerto
¡Ni siquiera un puñado de flores marchitas!
RECUERDOS DE MORIR
Dejo la vida como se va el aburrimiento
Del desierto, del errante atardecer,
- Como las horas de una larga pesadilla.
Que se desmorona como un campanero;
Como el exilio de mi alma errante,
Donde el fuego sin sentido la consumió:
Sólo lo extraño, son esos tiempos
Que amorosa ilusión embelleció.
Sólo extraño una cosa: son esas sombras
que sentí vigilando mis noches.
¡De ti, oh madre mía, pobrecita,
que a causa de mi tristeza te consumes!
Si una lágrima inunda mis párpados,
si un suspiro aún tiembla en mis pechos,
es por la virgen que soñé. que nunca
tocó mis labios con mi hermoso rostro!
Sólo tú a la juventud soñadora
Del pálido poeta de estas flores.
¡Si vivió, fue por ti! y espero
disfrutar de tus amores en la vida.
Besaré la verdad santa y desnuda,
veré cristalizar el sueño amigo.
¡Oh virgen mía de los sueños errantes,
Hija del cielo, contigo amaré!
Descansa mi cama solitaria
En el bosque olvidado de los hombres,
A la sombra de una cruz, y escribe en ella:
Fue poeta - soñó - y amó en vida.
amor
¡Quiero!
que el amor viva en tu corazón!
¡Sufre y ama este dolor
que desfallece de pasión!
En tu alma, en tus encantos
Y en tu palidez
Y en tus lágrimas ardientes
¡Suspira con languidez!
Quiero beber de tus labios
Tus amores del cielo,
quiero morir en tu pecho
¡En el arrobamiento de tu pecho!
¡Quiero vivir con esperanza,
quiero temblar y sentir!
¡En tu fragante trenza
quiero soñar y dormir!
¡Ven ángel, doncella mía,
alma mía, corazón mío!
¡Qué noche, qué hermosa noche!
¡Qué dulce es el turno!
Y entre los suspiros del viento
De la noche al suave frescor,
Quiero vivir un momento,
¡Para morir contigo de amor!
Tomado de:
https://leopoldinense.com.br/coluna/679/poemas-de-alvares-de-azevedo
mi desgracia
Mi desgracia, no, es no ser poeta,
ni en la tierra del amor no tener eco,
y mi ángel de Dios, mi planeta,
tratarme como a un muñeco...
No es andar con los codos rotos,
Tener la almohada dura como una piedra...
Lo sé... El mundo es un barro perdido
cuyo sol (¡ojalá!) sea el dinero...
Mi desgracia, oh doncella inocente,
Lo que hace que mi pecho sea tan blasfemo,
Es tener que escribir un poema entero,
Y no tener ni un centavo para una vela.
Tomado de:
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