miércoles, 4 de diciembre de 2024

POEMAS DE KRZYSZTOF SIWCZYK


"Fíjate en las costumbres de aquí..."

Fíjate en las costumbres de aquí, la distinguida superficialidad del personal que está listo para dar todo tipo de consejos imprescindibles para una mejor orientación en el terreno sin tener en cuenta las condiciones poco favorables: fin de las especulaciones. Modernizamos la lectura desde el punto de vista de la presencia de la fuerza real de las premisas, exactamente al revés de lo que sucede en el caso de la mnemotécnica de los universales. Pongamos un ejemplo: no existe el dilema de la puesta en práctica. Luchamos más bien como lo harían los atributos con pérfidos copistas. Mientras que basta con decir: se acabó. Y podemos volver tranquilamente a las obligaciones de atrevidos conductores de rickshaw que arrojan su tenderete directamente a los pies de nadie y que devoran omnipotentemente cualquier cantidad de vidrio y de setas. ¿Ves esa imagen y su semejanza? ¿Sueñas soluciones parecidas? ¿Epílogos en la tormenta? ¿En un vaso de agua que te ofrece una mano minúscula como la cultura oyes el balbuceo de una difícil esperanza? Por aquí, por favor.

Tomado de:

https://franciscocenamor.blogspot.com/2021/04/poema-del-dia-fijate-en-las-costumbres.html?m=1

 

 

Aniversario

 

 

 

Tarta de chocolate puesta bajo un árbol,

 

espumillón de latón, luces eléctricas

 

en vez de fuego vivo, clichés

 

en lugar de lágrimas, una carga de inviolabilidad,

 

es difícil decir si alguien lo quería.

 

 

 

Hoy es viernes. Diecinueve de mayo.

 

El día será más largo que el más corto.

 

Nivel de agua: normal. Estado del aire: bueno.

 

Mañana se esperan chubascos breves

 

acompañados de tormentas eléctricas. Y eso es todo.

 

 

Domingo

 

 

 

En los pasillos, los vuelos bajan puntuales,

 

en los jardines se pliega hasta el anochecer.

 

La autopista no tiene adónde ir,

 

el susurro de las hierbas juega, una ola verde surge

 

bajo los corrales, el látigo apura los caballos.

 

 

 

El domingo de la conjuntidad. Roturas hace el gemido

 

del perro, la fatiga del material, las voces interiores

 

de la gente, que ahora se miran unas a otras.

 

Aunque están divididos por un muro de palabras y están unidos​​

por el eco de lo que no querían, siguen hablando. ​​

 

 

 

Esperan el día de los noexistiendos

 

e inocurriendos. La gran masa del tiempo fluirá

 

hacia las canales, de los hangares vacíos saldrán

 

noches grises y​​ un​​ crujir de dientes

 

despertará del sueño​​ a​​ la lengua de Dios, ​​ quién​​ sabe.

 

 

Bastión

 

En la sala de embarque​​

no hay asientos.

 

Hay zonas libres. ​​

 

Hay​​ en ellas

 

los últimos guardianes del

 

campo de batalla. Señalicen:

 

por aquí no, cara al suelo.

 

 

 

No pasaron el escáner.

 

Uno estaba cerca del objetivo,

 

pero cayó al paso.

 

Con guantes blancos

 

del control se quedaron los negros

 

con esperanza y sin idioma.

 

Volaron con los​​ que tenían

que volar.

 

 

 

Por suerte, no habría

 

más pruebas. Ya esperan

 

furgonetas de hierro fundido, juntas afiladas,

 

un muro​​ sobresale​​ por su​​ aluminio.

 

A través de él verán el purgatorio:

 

el campo de tránsito. La limpieza de los alborotados. ​​

 

Dijo el Señor en un instante. ​​

 

 

Columbario

 

 

No importa a quién llegue este discurso

 

pueda llegar a quien pueda circunvalar, es

 

nuestra, sí, sin duda

 

somos nosotros los que nos sacrificamos en él,

 

de nuestro día y de nuestra noche aquí,

 

será despojado como una gasa

 

bajo la cual todo ha desaparecido,

 

nuestros olores después del amor

 

y las sábanas arrugadas de nuestra hija

 

que se ha ido lejos,

 

y nosotros permanecemos, te doy mi palabra,

 

una vez más en ese compartimento, ese

 

tiempo, esta mujer y este hombre,

 

esos niños jugando en la muerte,

 

atrapados en aquellos pocos libros

 

que nos prestamos

 

para el no-retorno eterno,

 

y sin embargo volvieron a nosotros,

 

tirados en una estantería suelta,

 

a través de la hilera, como nosotros

 

cuando lo vertical se pierde en toda simetría,

 

y nada encuentra su lugar,

 

las habitaciones vacías visitadas por el polvo,

 

de los recuerdos​​ se​​ hizo​​ literatura,

 

esta gente escribía, podía más,

 

se encariñaba, marchaban

 

al fondo gramatical, dramáticamente,

 

línea a línea, verazmente,

 

nadie los esperaba

 

y aceptaron con los ojos cerrados.

 

Baste​​ vivir para​​ un​​ hasta luego.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2024/12/poesia-polaca-krzysztof-siwczyk/

 

 

Descripción de una figura humana

 

Una figura tendida ciegamente A lo largo de un río palúdico,

 

Canalizado en una zanja hacia

 

Agua estancada, donde se desvanece como el barro.

 

 

 

Un hogar de huesos bastante ruidosos,

 

Una paleta de arroz, papel hecho directamente

 

De la fuente de la experiencia sin participación

 

Del sujeto u objeto de su reflexión.

 

 

 

Un camino pavimentado a través de una llanura

 

Corta la madera en la que no encontrará nada.

 

Pero el aserrado de las cigarras y el polvo

 

No se hizo, pues no había tal necesidad.

 

 

 

Una colonia de estanques, una casa sobre estacas,

 

Un toldo que protege un lugar para vivir.

 

El camino que no lleva a ninguna parte.

 

Su gol brilla desde allí.

 

 

Un destilado

 

Los pequeños huesos faciales apuntan hacia donde reposa el reino de este mundo.

 

La infiltración de árboles aumenta y alcanza el campamento.

 

Detrás de la cual se desvanece el sol, las pajas y

 

Todo eso nos ve.

 

Muy claro.

 

 

 

Los vaqueros azules del monje susurran en la luz.

 

Barlovento, cuando la voz implosiona

 

Sobre la llanura, aquella en la que ahora estamos pensando

 

Sin nosotros, como si algo ocurriera,

 

Tuvo su tiempo y pudo existir

 

En nuestra forma.

 

 

 

Nada existe en nuestra forma.

 

Los tejanos azules lo callan, el llano lo piensa,

 

El tiempo lo ve. Aquí en este lugar se mueve.

 

La infiltración, los huesos se esparcen por los escalones,

 

Que conducen hacia arriba.

 

Treinta y tres.

Tomado de:

https://jacket2.org/poems/two-poems-krzystof-siwczyk-b-1977

 

 

Montemagno

 

El horizonte recortado en la línea del bosque de cipreses

escupe los restos de un petrolero como la aguja de una brújula

de una luna que se ha hundido en el fondo de una luna nueva.

 

No hay movimiento en la noche, en lo alto de la ladera se alza

una torre de usos antiguos como el aullador,

un monumento ahora silencioso de la evolución, una perversión de piedra.

 

El triforio es consumido por el calor, las flores secas, recogidas,

duermen como peces que miran al endospermo del cielo

tragado por la cloaca de la boca universal.

 

Las estrellas son gránulos de luz sin fuente,

sólo queda uno de los mundos, que se puede tragar

como una bolita, uno puede quejarse, pero, en otras palabras, no es nada.

 

 

 

La verdad objetiva

para Ewa Lipska

 

Es como una voz que se objetiva en la música que se escucha,

completamente falsa para quien la canta, pero real

para quien la escucha, el fin de semana, sale clara,

en las horas de carrera vacía, en la tarde de domingo,

cuando ya hay un bloqueo en la medicina interna, una compañía externa cierra

el interior, corta constantemente toda la noche, un grito interrumpe las palabras,

los huesos perforan el tejido, un coro crece en la boca, el aire

escarifica los pulmones, los fluidos fluir a través de la cánula, si no logra amanecer

cuando el carrito saldrá de la cocina, los zuecos golpearán los azulejos,

descubrirá qué pasó después, si puede quedárselo, más temprano que tarde.

 

 

 

ecumen

 

Amanecer en un volumen pastel, velcro en el pelo,

abrazada a la pared, le sujetamos los pies, ella huele y respira,

nos miramos y nos atravesamos hacia el borde del

tiempo que nos ha sido dado, las arrugas se esconden como una sábana,

nos hundimos en las profundidades de la distancia, vemos la procesión desde nosotros,

un torbellino silencioso nos lanza más allá de la apasionante sensación de soñar,

rodamos hasta el borde de la cama, tratando de mantenernos

en la barra de equilibrio del aire que lleva a lo lejos. Voces,

murmullos detrás de la ventana, detrás de la pared, desde el otro mundo, tumulto

dentro de un túmulo, Melusina aúlla, y le sujetamos los pies,

nos aferramos a la vida, lo que nos será contado, ella ya está llegando

al borde de la noche, donde ya no se espera que estemos

muertos.

Tomado de:

https://zeszytyliterackie.pl/5730/

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