En el cielo
Tengo en alta estima a ese hijo de perro
que me hace ladrar en la ciudad solar
ay de esa boca mía
que ladra
me descubrí grandilocuente
bajo puentes grandes extravagantes
intentaba decir
la carrera hacia el futuro
cuando el baniano se alza
a la vertical del azul
La llanura de Ham
Aquí renaces,
cansado de los deseos, tu noche de muerte que por fin se aclara.
Tu
corazón pide al cielo el oscuro tono del azul que consiente.
Y su
dulzura conmueve las aguas durmientes. Desnudas y núbiles,
Las nubes
inician cerca del horizonte el dibujo de los amores.
Te
deslizas sobre la crema de su piel, nuestra carne. En este camino
Viste
el rebaño cantando la pastoral, y hasta el hueco de las olas,
Hasta
el nido donde el pájaro se calló. Y el trueno retumba... Porque de la base a la
cima
Una
canción exalta las nubes, devuelve al instante la variación codiciosa de las
horas?
Su
transparencia se infiltra en nosotros, escurre el borde de una hermosa acacia
Y
envuelve nuestros pies. El polvo se derrite, el sol se da cuenta;
Un poema le responde y fecunda una luz musical.
Canción para un inicio de éxodo
Conté a todos ustedes
Oh,
creían en el hombre
y a
los bellos ojos de la bondad
pero
que el camino se traga como
un
enorme y desvergonzado río
¡Fantasmas!
¡Fantasmas!
Benjamín
Fondane, Jornadas de junio.
Esta mañana de mis 19 años, orgulloso del otoño
Y apático y fresco en la ruta crucial
Mi corazón es azul y rosado y fuerte y feliz
Soy el novio de todas las flores
Que levantan el humus, que arremolinan la paja
El espíritu triunfa igual que el cuerpo
A lo lejos, las farolas de la avenida
Muestran la noche ante mis ojos
La felicidad obliga a la pesadilla
¿Pero por cuánto tiempo?
El camino murmura según el clima
Del corazón — el mío está gimiendo
Oh, denme un sueño infantil
Denme sueños, denme
Denme sueños para combatir
La Historia que calienta los pies
La caminata que calienta el corazón
La caminata suave dénmela hasta el infinito
No me gustan estas lágrimas que me llenan
Los ojos, me gusta el agua en los pies
Es una dulzura compatible
Estoy a buena distancia de los guerreros locos
Que mañana estarán en la calle
Y el mañana ya está aquí — ¿Cómo es que dicen?
Vienen a matarme.
Esperaba el cielo, sólo un rayo, allí
Encima de mi ventana
Una espina puso la quemadura
En el corazón de mi dolor
Ella rebaja la inocencia
No quiso ciencia ni lágrimas
En el camino de mi vida
La ruta desenrolla sus líneas argentinas
Planta tras planta por encima de la luna
Es demasiado puro el éxodo
Es ideal y mi novia
Disfraza una miseria
Que vale la mía
Era la historia era la vida
Mi madre nunca lo superó
Mi padre murió de eso
Y apenas entiendo
Llegando a los cincuenta
Esa lucha bárbara
Que impone una élite
Y no otra
La novia-vida el amor-vida
Son sacrificados sobre el altar
De las causas
Es el heroísmo
Gente venida de lejos
Alabando a los ganadores
Eso es lo que perturba el poema
Tener el triunfo modesto
Lon laire
Tener la modestia por triunfo
Lon laire
Conté a los chadianos fantasmas
Chadianos vivos
Que contaban como fantasmas
Aquí en Sudán y en Mali
Dios mío eran todos los chadianos
A los que nunca se les mencionaron
Los Derechos humanos
Este triunfo sin letras ni diplomas
Que castiga y que vence
Este triunfo astuto oh Dios
Ten piedad de la tierra del Chad
Las etíopes
¡Jerusalén! Tu rumor me había llegado río abajo; el camino estaba
subiendo hacía ya media hora;
Entonces supe, como el Moisés que no soy, que entraría
en Canaán. Ya la caliza da testimonio de mi felicidad,
Subraya con una línea blanca las etapas de mi peregrinaje. Lo alargo un
codo,
Lo
acuesto en la verdad del corazón, en la pureza de un voto mucho tiempo guardado
en secreto.
Lo
acuesto con los cipreses, con los pinos, y ese fino aroma a pimienta que
agudiza el sentido de las alturas.
Amo
la montaña, y me acerco a una que es un país con el que no me atrevía a soñar.
Ahora soy otro hombre,
Otro
beduino: acampo alrededor de la universidad hebraica, los estudiantes, sin
maneras,
Conversan conmigo. Contemplo la cúpula de la mezquita de al-Aqsa,
contemplo la cara oriental de mi alma.
¿Por
qué el aire es tan embriagador? ¿Por qué esa doradura mezclada con el azur en
la Ciudad de las Tres Religiones?
¿Por
qué el aire es tan transparente? Poeta, di: ¿por qué esa mujer que pedía
limosna en la lengua yiddish
A las
puertas de la ciudad judía, te arrancó un sollozo? Todavía puedo oír al mirlo
que había hecho resonar
En mi
oído su alma. Pero no lo escuchaste, ¡escuchaste a la Madre Jerusalén!
Y
puedo oír tu corazón, puedo oír el mío en la sonrisa de las pequeñas etíopes que
de repente aparecen.
Intercambiamos en francés lo que tenía el brillo de un país compartido.
Hijas de la reina de Saba,
Color
pimienta, belleza negra en el suelo bíblico, traeré ahora en el muro de las
Lamentaciones mis votos para usted,
Expresaré en el silencio de mi corazón, rodeado de los rabinos, de los
hasidim, de los piadosos de toda condición,
Su
oración. Recuerdo sus perfiles griegos, el satén etíope en la piel de la ciudad
santa,
Del
exilio que las abraza, como sus cuerpos flexibles y resistentes, solidarios del
fuego que los consume,
Solidarios y verticales como el aire en la cima de un ciprés. ¡No se
alejen, morenas de Jerusalén!
Déjenme contemplar sus ojos irresistibles. Se inscriben en la caliza
Como
la llama en una noche de sabbat. Especias, he dicho especias, ¡queridas
etíopes! Son la memoria
De
las piedras fundadoras, son el pan fragante, el aroma que me encontró lejos de
aquí,
Cuando mi corazón se ajustaba a su
expectativa, como un baúl que sueña con su capacidad.
¡Bésenme, etíopes, bésenme al pie del muro! Para irme con este sabor a
pan de especias
En la
lengua, en el cerebro, en el corazón, en la cara, como la alianza que una vez
selló Moisés.
Babel, Babilonia
7
En las puertas de Babel, he grabado mi hambre. El poema
Es un niño que sueña; es la gracia alimentada con
leche.
Es ciudad en Babel, Babel en ciudad. Oigo silbar
Las balas por encima de mis orejas.
¿El rayo inventa una rima que se empeña en vencer la
Belleza,
en convencerla a quedarse? ¿Pero dónde? La tierra está
devastada.
Ciudad destinada a los fantasmas, ciudad destinada a la
vertical del tiempo;
Ciudad destinada a los perros, un sollozo desgarra ¿mi
alma.
¿Adónde se fue el sol claro de las flores, el rosado de
las avenidas?
¿Dónde enterré mi miseria?
8
Padre es el nombre hueco, el nombre cueva, cuando el
cielo se entremete
Para una eternidad pasada de moda, excepto para el niño
El niño que le responde y que me responde en la noche.
Adquirí más pestilencia, como un soltero empedernido.
Hay que haber
sido uno mismo para sentirse huérfano nada menos que
del horizonte.
Porque más grande es la belleza si le corresponde el
amor.
Planté el árbol del padre, el árbol-padre en ramas y
hojas
Como una tristeza después de la lluvia, una tristeza
varias veces hermosa
de haber sido alimentado por la luna predecible de los
grandes viajes.
9
En la mañana, cuando se va con sus largas piernas de
bronce,
Los escultores palidecen de envidia: unas piernas así
Hay un gran propósito en disputarlas con los dioses
artistas
A los dioses que caminan como perfiladores de horizonte
Estás orgulloso de un padre con piernas de sueño
Es el camino que está conteniendo su respiración, que
sofoca,
Sencillamente... Tu elogio está a la altura de tu edad:
Es un amor de niño que ve pasar a los grandes de este
mundo.
La emoción llena tu garganta… Esperas a que hable de
nuevo,
El padre, a que alargue un codo las palabras que trazan
Su camino, del alba de una confesión hasta el alba de
una palabra
Siempre cumplida, cuando te duermes en medio del rocío.
Tomado de:
https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/31/Nimrod/
AFIRMÓ MI CARCASA
Afino un busto apenas robusto.
Se agacha, toma impulso, inicia
pasos de giro en su propio espejo
Pero el hipo ya sacude su torso ectoplasmático.
Sabe que desciende de pequeños tentáculos
de humanoides sin fe ni ley. O más bien
una fe del tamaño de un grano de mostaza
sin ornamento ni ritual, sin catecismo ni dogma.
Un humanoide parkinsoniano con la nariz
moquienta que alza pirámides.
¿Cómo pude dejarme dominar
por su pinta rastrera? ¿Dominar
por su llanura eternamente mía?
¿Y cómo me liberé de ella sin pompa
sin alcohol bien helado?
Afino mi carcasa, afino mañanas
elásticas, pero sin pegamento ni parche
y sin quemador de sobrepeso
Soy el bípedo atormentado por su erección
el varonil siempre eréctil – pobre odiador
que de repente se voltea hacia una tribu
de trípodes que la recuerdan su breve pasado.
¡Nacer vivir y envejecer a gran velocidad
es todo salvo un programa!
Afino una carcasa que se erosiona
Tomado de:
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