lunes, 23 de diciembre de 2024

POEMAS DE HERNÁN MIRANDA IN MEMORIAM


Año de gracia

 

*

 

Con cuatro tubos metidos en su cuerpo

«Uno para su nariz,

» Otro en la boca,

» El tercero para sus funciones naturales

» Y el cuarto para sacar lo que hay en su estómago»,

A los veinte días del venturoso mes de noviembre

Del Año de Mil Gracias de 1975

Y faltando 20 minutos para las 5 de la mañana en Madrid

Ha muerto lo que quedaba de Franco

Mientras en España a prisa cantaban los gallos.

 

 

Nuestro país

 

*

 

                            a Paloma Miranda Lapides

 

Desde altamar no es más que una línea

De cumbres nevadas emergiendo de las aguas

Lo que se ubica bajo las cumbres

Esa franja invisible al pie de las montañas

Es este país que tanto dio y dará que hablar.

Si alguna vez naufraga

Verán elevarse esas cumbres nevadas

Y después irse a pique con la bandera al tope.

En el momento de hundirse bajo el agua

Seguro que escucharán a algún gracioso

Haciendo chistes de doble sentido

Aferrado a la Cordillera de los Andes.

 

 

Odisea

 

*

 

- ¿Y entonces quién es este viajero

Que todavía luce sobre los hombros el sarro del mar?

-Es Chile, no le quepan dudas.

El mismísimo Chile que hace milenios permanece inmóvil.

Pero muy despierto entre la corriente.

Es que el modo más heroico de viajar

Es quedarse quieto en su sitio.

 

 

Ahora, hermano, puedo leerte tus derechos

 

*

 

Tienes derecho a mirar a un solo punto fijo

                Y apoyar, si quieres, las manos sobre el pecho

(También puedes cerrar los ojos y simular que estás durmiendo)

 

Tienes derecho a no devolver el saludo

Tienes derecho a faltar a todas las citas

Tienes derecho a no contestar el teléfono

Tienes derecho a dejar un espacio vacío

                Como habitaciones de una casa recién desocupada

                Como árbol cortado en medio del bosque

                Como un muro que acaban de echar abajo

 

Tienes derecho a dejar que tu rostro tome color a muerto

Tienes derecho a convivir con los insectos

Tienes derecho a oler a tierra de tu jardín

        Nada de lo que digas de aquí para adelante

        podrá ser usado en tu contra.

 

 

A nadie daré una droga mortal

 

*

 

Aquí estoy solo con mis pócimas, mis escalpelos,

mis uñas rotas, mis salpicaduras.

Aquí con mi intranquila conciencia.

Aquí con mi mundo perturbado.

 

Aquí, con mi cadáver desnudo sobre el mármol

y el tiempo que aquí debería ser abolido.

Somos los mismos. Los que tuvimos un día

la capacidad de asombrarse.

 

Cartílagos sólo hay, sólo huesos.

Debo suturar desgarros que yo no produje.

Debo hacer coincidir las piezas de un cráneo.

Soy demasiado humano para vivir en paz.

 

Pero quién se sonreirá por ti algún día.

Pero quién repetirá después las cosas que tu dijiste.

Pero quién cometerá tus mismos errores.

Pero quién heredará tu desencanto.

 

Morirse pero contemplar tu propio funeral.

Pero huir y ser testigo de tu fuga.

Pero perderse y participar en tu propia búsqueda.

Pero se trata de estar aquí y en otras partes.

 

Pero yo soy un cirujano fiel a su juramento

y seguiré cortando tendones, removiendo las vísceras

sin lograr ver en ellas el futuro

y a nadie daré una droga mortal.

Tomado de:

https://lacomparecenciainfinita.blogspot.com/2024/12/hernan-miranda-cinco-poemas.html?m=1

 

 

PRONOSTICO METEOROLÓGICO

 

Se observa claramente que el próximo verano

 

será en extremo caluroso.

 

Se nota en las altas temperaturas

 

registradas estos últimos días,

 

pero sobre todo

 

en la forma de besar de las mujeres.

 

 

ESTAMOS EN LA CIUDAD

 

 

La cabeza del toro colgada de un gancho en la tienda del 

carnicero

 

poco nos podrá decir de extensas, feraces praderas

o del sol que hiciera crecer los pastos

a la altura de un hombre de buena estatura.

Estamos en la ciudad. Nadie se equivoque.

Las mesas y las sillas ya no recuerdan aquí a los bosques.

Las piedras de río se las pelean los coleccionistas.

El viento huele a veces a motores Diesel, a asfalto

recalentado.

 

Los gorriones anidan felices en los transformadores de

alta tensión.

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/chile/hernan_miranda.html

 

 

INSECTARIO

 

Yo me enamoré una vez de una muchacha maravillosa

y los dos preferíamos los vanos de las puertas,

los rincones más oscuros de los cines,

de las plazas públicas.

Huiamos de la luz como los fantasmas que éramos en realidad

y esperábamos la noche

y apagábamos todas las luces para hacernos el amor.

Yo gustaba de recorrer todo su cuerpo

centímetro a centímetro

como un escarabajo por las habitaciones en tinieblas.

Y ella tenaz y laboriosa como ninguna

tejía y destejía en silencio su tela sobre mis labios.

Un día nos equivocaríamos de grieta

o la luz del día nos ahuyentó en opuestas direcciones

y nos perdimos de vista entre la multitud.

 

De ese tiempo,

mi sensación de llevar antenas en la frente

y los ojos facetados.

 

De ese tiempo,

mis pestañas sensibles a la luz del sol

y mi forma de andar

de insecto extraviado entre los hombres.

 

Del libro “Arte de vaticinar”, 1970

 

 

IGLESIA DE LA MATRIZ

 

En la Viña del Señor

hombres suelen ser muertos

a manos de los escopeteros

que cuidan las uvas.

 

La Iglesia de la matriz se sentó

Cuando vino el terremoto. Ahora

Está nuevamente de pie.

La iglesia más antigua de Valparaíso

Es saludada por un borracho que orina en la pared

Casi por encima de un amigo dormido.

Es un vagabundo que se ha echado a morir

Bajo la Vía Láctea

En los momentos que Cristo de la Agonía

Sale en procesión por las calles del puerto.

 

Vaya, amigo, a Valparaíso en Viernes Santo

Y entre al bar de los que nada esperan.

Quizás un hombre flaco y patibulario

Le diga también

Que en Viernes Santo no hay que matar a nadie.

 

Del libro “Versos para quien conmigo va”, 1986

 

 

TODO ENCAJA EN TODO ARMONIOSAMENTE

 

El macho encaja en la hembra y la hembra en el macho

tal como el cuchillo encaja en los labios de la herida sangrante

y el árbol de corteza arrugada en el paisaje que lo rodea.

Cada palabra encaja como un rompecabezas dentro de lo conversado

así como una mirada encaja entre otras miradas

o la columna atacante en el espacio del enemigo

que se repliega a duras penas.

 

El extremo oriental del Brasil encaja en la costa occidental de África

y el cuerpo del atormentado en el instrumento que lo lacera,

la mano del ladrón con su presa.

 

El vuelo de un pájaro y la caída de un pájaro encajan

y el fusilado en las balas que lo perforan

y el niño en su madre

y una boca que besa en otra boca que devuelve el beso.

La línea quebrada de las montañas encaja en la línea quebrada

del cielo que hay sobre las montañas.

El río encaja en su cauce

el mar en su lecho cóncavo

y en su cuenca el ojo lloroso y la llave en la cerradura.

 

Todo encaja con todo

y no parece tarea fácil desligarse de este designio.

Cómo separar al muerto de su ataúd

o la partida del viajero de su regreso.

Todo se relaciona con todo

y hasta el que se esconde en una isla solitaria

encaja como un alfiler en la solapa del olvido.

Cada cosa se disuelve dentro de otra

y hasta “el camino de subida es el mismo camino de bajada”.

 

Al poema le es dado envolverlo todo,

evidenciar las relaciones que hacen posible

la armonía del caos.

 

Del libro “De este anodino tiempo diurno”,1990

 

 

VOY AL BAÑO A MEDIANOCHE

 

Voy al baño a medianoche

y dos o tres cucarachas huyen a esconderse

Una de ellas se queda a medio camino

y se las arregla, negra y reluciente,

para simular que está escondida

inmóvil en un resquicio

Yo también simulo que no la veo

Y actúo para ella representando mi papel

“No te preocupes (le digo al retirarme). Sé

lo que es ser sorprendido en medio de la noche,

sé lo que es vivir en peligro amenazado siempre por el poder”.

 

 

Del libro “Anna Pink y otros poemas”, 2000

Tomado de:

https://laseleccionesafectivaschile.blogspot.com/2008/05/hernn-miranda-casanova.html

 

 

DORALISA SE LANZÓ BAJO EL TREN DE LAS 14

Yo sé que tú eres la misma de hace 20 años, Doralisa,

y que nada ha cambiado para ti, para nosotros,

que habías de eternizar tu juventud y mi niñez

en ese día y esa hora —las 14.

 

Esparcida sobre lucientes rieles te recuerdo, Doralisa,

derramada entre dedales-de-oro en flor

(Fue en primavera ¿no es cierto, Doralisa?)

y qué blanco tu cuerpo, qué blanca, Doralisa,

y tu cabellera negra enrollándose

y desenrollándose al viento entre las yerbas.

Y tu cuerpo, Doralisa,

desperdigado sin orden ni sentido

como si hubieras querido hacer de ti misma un enigma

que nadie pudiera descifrar debidamente.

 

Ah Doralisa, Doralisa,

eres para mí un recuerdo despedazado

que debo empezar a armar pacientemente

—un ojo junto a otro ojo,

una pierna y la otra juntamente

y tus senos y tus manos y tu cabellera sobre todo

y tus pies desnudos sobre la tierra.

Y yo te armo, Doralisa, compongo tu figura

y me llegas intacta a la memoria.

Y enseguida te desarmo, te deposito en tierra,

te disperso,

porque tú eres un recuerdo que vive en mí, Doralisa,

y que no me pertenece.

Tomado de:

https://www.isliada.org/poetas/hernan-miranda-casanova/#google_vignette

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