Que en rejalgar * y anhídrido arsenioso, en sulfuro amarillo y en cal viva, en pez y hollín disueltas en colada hecha con pis y cacas de judía, en plomo hirviente que las desmenuce, en agua sucia de leproserías, en raspones de pies y ropa vieja, en sangre de áspid y diversas víboras, en hiel de lobos, zorros y tejones ¡las lenguas envidiosas sean fritas!
Que con sesos de un gato que ni pesque por no mojarse, y de podrida encía, o con los de un mastín también roñoso goteándole de rabia la saliva, con, en sus propias babas cocinados, los pedacitos de una mula tísica, en agua en que hunden el hocico y boca ranas, ratones, sapos, lagartijas, serpientes, ratas y otras nobles bestias ¡las lenguas envidiosas sean fritas!
Que en sublimado, peligroso al tacto, sobre el ombligo de una sierpe viva, en las sangres expuestas en las ollas del barbero cuando la luna brilla, una ya negra, la otra verde obscuro, en los tachos en donde las nodrizas raspan pañales, y en las palanganas en que se lavan las venales ninfas (quien no me entiende nunca fue a burdeles) ¡las lenguas envidiosas sean fritas!
Pasad, Príncipe, luego estos manjares, si no tenéis tamiz ni tenéis criba, por los fondillos de cagadas bragas, pero antes ¡que en soretes de porcina las lenguas envidiosas sean fritas! |
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* Rejalgar, "sulfuro de arsénico", producto venenoso, como el oropimente (sulfuro natural de arsénico). |
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