¿HASTA DONDE EL BRAZO DE LA JUSTICIA ALCANZA?
DISERTACIONES SOBRE JUSTICIA EN LA SEMANA
Notas apenas en desorden
1. JUSTICIA ¿PARA
QUIEN?
No
es un secreto, que la justicia es directamente proporcional al poder del país
que la exige, pues con un guiño de una potencia todos los mecanismos se ponen a
la orden y se activan al instante. Nada parecido ocurre con un pequeño país que
pida bien sea una extradición o una deportación; queda demostrado desde el
mismo momento en que muchos funcionarios que son investigados en Colombia por
diferentes hechos, han decidido salir del país argumentando cualquier cantidad
de disculpas y discursos mediáticos de índole política, y de quienes
definitivamente solo se tiene noticia cuando han abandonado el país y ya no hay
manera de lograr su regreso. Esto, porque Colombia en realidad es un país
bastante respetuoso de los acuerdos internacionales y a la vez no tiene la
fuerza ni es lo suficientemente determinante y poderoso para exigir respeto,
por tal motivo es bien fácil esconderse en cualquier país para eludir las
responsabilidades… esto ha quedado bastante claro en las últimas semanas.
Lo
que en mis épocas juveniles les escuchaba a las personas: “La ley es para los de ruana”
cada día me parece más acertado, pues tal parece que dentro de la moral
nacional el delito tiene estrato, pues robar en un supermercado puede
considerarse un suicidio; al extremo de que he conocido el caso de un señor que
tiene varias condenas por robar chocolatinas, mientras quienes han sido
condenados por millonarios desfalcos a la nación campean no solo por Colombia,
sino que deciden ir a otros países en donde bajo el débil argumento de la
persecución política viven de manera holgada y sin contratiempos una suerte de
impunidad, a la cual nos están acostumbrando.
Y,
es que tal parece que los valores han mutado, desde cuando los griegos
indicaron que los políticos deben estar al servicio de la ciudadanía, como bien
lo enseñó Pericles, hasta esta
suerte de politiqueros que en lugar de propender por el bien común se encargan
de engrosar sus fortunas individuales ejerciendo en muchos casos un poder mayor
en las regiones que el propio presidente.
Con
tan solo un guiño, las potencias exigen sean entregados a sus tribunales los
ciudadanos delincuentes, en tanto que países como Colombia por más antesala que
hagan reciben puras y cínicas respuestas evasivas acerca de las peticiones de
justicia, mil y una trabas imponen a un país que no es potencia y por ende su
poder en el concierto internacional no da la talla en medio de otros países que
con mover un dedo ejercen presión.
Por
este motivo, tal vez la impunidad siga campeando los estamentos de la
politiquería, que no es política nacional, pues las mañas de esta fauna
nacional que es aun más astuta -más no inteligente-. Pues al saquear el país
están saqueando su propio bolsillo, es como auto-robarse.
Hasta
donde es flexible la mano de la Justicia, tal parece que no lo suficiente, pues
no alcanza sino hasta la corta distancia de la patria, y tan pronto llegan a la
frontera queda atada como a una mascota con una cadena que apenas permite
llegar al plato de comida y de quien se burlan, al llegar cerca al sindicado
esta cadena le lanza hacia atrás en un golpe fuerte que lastima el cuello de la
justicia.
2.
JUSTICIA Y ¿GÉNERO?
Hasta
donde un país que permite un grado de impunidad tan alto tiene la capacidad
moral suficiente para juzgar los comportamientos de sus ciudadanos, y es que
enjuiciar a- priori es lo que mejor se hace, juzgamos a la comunidad LGBTI, es
más, hay quienes en nombre de algo parecido a un tribunal de la verdad y la fe
se atreven a juzgar a los homosexuales y por esa misma vía a intentar torpedear
cualquier atisbo de respeto a sus derechos, pero votamos a favor de los
verdugos de nuestros compatriotas y facilitamos la huida de los criminales de
cuello blanco y su impunidad.
Dejamos
pues que desde las potencias mundiales manejen los hilos de nuestra justicia,
entendido esto como la manera en que acogen a los criminales que terminan por
esconderse tras sus fronteras para eludir el brazo de la justicia colombiana, y
es que ya son varios los casos de personajes que huyen de Colombia para impedir
pagar la deuda con el país. Van desde los que reparten dineros del erario
público hasta los que cometieron crímenes de lesa humanidad o delitos contra
las minorías… no es necesario enumerarlos en la medida en que son de público
conocimiento, yo, solo dejo unas líneas para la reflexión.
Y, a
estos personajes a quienes en el exterior les abren las puertas para
esconderse, aquí existen quienes quieren crucificar a los miembros de las
comunidades LGBTI, o les quieren quitar sus naturales derechos.
Será
que ser homosexual es tan grave, o casi más grave que chuzar teléfonos o
generar masacres y falsos positivos, o más aun será más dañino para el país que
¿dilapidar los dineros de los campesinos?
¿Justicia?
Palabra
tan corta para tanto que abarca…
Tanto
así que en nombre de ella se ha cometido tanta barbarie, y es que por fortuna
en la legislación nacional no se contempla ni la pena de muerte ni la cadena
perpetua- o ¿desafortunadamente?- pues, realmente en mi criterio, los delitos
no solo contra la vida sino contra el bienestar de los más pobres, como los
saqueos a la salud, a la educación y las masacres propiciadas por el estado
mismo en cualquiera de sus gobiernos bien merecen las mayores penas, pero como
hemos sido testigos muchos salen y ninguno regresa, será que a ellos les
amedrenta así no más esta débil justicia de penas irrisorias a crímenes tan
mayúsculos. Entonces con penas mayores pensaríamos que luego de un mal gobierno
se deberían repartir visas para ausentarse impunemente de la justicia nacional.
No, aquí la política debe reinventarse y la justicia no permitirse ser engañada
por los rostros de personas que parecen ser pobres damas de la caridad pero con
las actitudes demenciales de un sicario.
Siguiendo
con un tema que a la vez no es tan lejano, me refiero a la persecución
organizada por algunos integrantes del gobierno para quienes erróneamente la
homosexualidad es causal de pérdida de los derechos ciudadanos y más allá los humanos.
Temas que la justicia ha maltratado, por ese ejercicio religioso teocentrista
de algunos funcionarios que tanto mal le hacen a un país tan diverso como el
nuestro, no quiero decir nombres, porque todos los sabemos, solo con una mirada
rápida a algunos titulares de prensa. Negar la adopción a padres homosexuales
no es negarle el derecho a ellos, es negarle el derecho a un niño a recibir
amor y a tener un hogar, que hoy por hoy puede estar compuesto, por un solo
padre, por dos hombres, por dos mujeres y en muchos casos por ninguno y esto a
causa de la violencia. Entonces, como quitarle el derecho a un niño al amor y a
la familia exclusivamente por una visión recortada de lo que es el ser humano.
Así
podríamos seguir avanzando por la senda de las mil y una torpezas de la
justicia colombiana, pero eso lo haré tal cual vayan ocurriendo los hechos,
pues sobre este tema apenas están estas puntadas que de seguro y con la deforme
mirada de las leyes colombianas tendremos tema para rato.
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