lunes, 15 de septiembre de 2014

SER DIFERENTE UNA CONDENA DE MUERTE…

Una reflexión para no tomarla a la ligera

Durante mucho tiempo, realmente bastante, parece que viví en otra realidad y no tome en serio tantas señales que me indicaban que realmente el país y la sociedad a la cual pertenecía realmente estaba en un punto tan atrasado como hoy en día lo percibo, y es que tal vez está realmente tan bien camuflada la discriminación que en un momento pasa totalmente desapercibida. Pero una tragedia me ha llevado a aterrizar y hacer un examen de lo que realmente sucede.

Y, es que tuvo que suceder el suicidio del joven Sergio Urrego, para que mis ojos palparan y se hicieran consientes que realmente somos un país que discrimina y ha discriminado siempre.
Somos un país en el que queremos que todos seamos iguales, y esto no está mal, si ocurriera en toda la extensión de la palabra y en todos los campos; pero no es así, esto sucede únicamente cuando la falsa moral judío-cristiana se ve ofendida, parece que en este país de religiosos lo único que no se practica es la piedad, y es que consideran muchos que quien no responda a los modelos considerados normales solo les queda marginarse y aislarse, o llegar al punto de ser perseguidos. Y esto abarca muchos campos, pues si se piensa políticamente diferente se convierte en blanco de sectores tradicionales bien sean de derecha extrema o de izquierda extrema. Y, es que políticamente también te aíslan y hasta matan, y no de ahora, sino de siempre,  es que tenemos una capacidad tan, pero tan pequeña de recordar… o mejor sufrimos de amnesia selectiva, olvidamos lo que nos conviene y nos da más confort, para que recordar que hace varias décadas rojos y azules se trenzaban en fuertes combates y desde el poder político o los púlpitos de las iglesias se alentaba el combate considerando la diferencia de pensamiento un crimen que sería perdonado porque quien tiene la razón, o considera tenerla no concibe que rompe las reglas sociales, sino todo lo contrario está convencido que se ubica por encima de las leyes y de los demás. Y, esto es apenas la punta del iceberg, pues en otros campos aun más complejos como el de la sexualidad y la religión las cosas son peores; en política te marginan, te torturan y te matan, pero en identidad sexual te torturan a diario, excluyen de cualquier lugar y te señalan como en la inquisición a las brujas y pese a que hoy en día no pueden quemar a las personas si las torturan socialmente y son consideradas ciudadanos de segunda clase en la medida en que sus derechos no se cumplen ni se respetan y por su mera orientación sexual son víctimas de encarnizadas persecuciones como los mismos cristianos lo fueron en la Roma antigua y que al parecer olvidaron y ahora lo practican contra quienes consideran enemigos de su fe o pecadores… basta no más ver como algunos católicos se rasgan las vestiduras al ver a una pareja homosexual, y como algunas organizaciones de orden católico o religioso de cualquier vertiente desestiman la realidad de esta sociedad. Y es que hablar de homosexuales ya no es realmente hablar de una minoría, hablamos de una realidad y de un derecho a la libre expresión, como en su momento ocurriera con las negritudes quienes aun hoy son víctimas de señalamiento y discriminación, parece que este ser social que hemos creado es un ser totalmente discriminador, no solo discrimina por sexo, color de piel o filiación política sino que día a día muestra sus dientes para amenazar a los librepensadores y en general a todo el que sea diferente. Tal vez un complejo fascista nos ha llevado a tratar de construir una sociedad uniformada, una sociedad donde pensar diferente y expresarse diferente es considerado más allá de una postura individual, un crimen.
Cuando vi aterrado el caso del joven Sergio Urrego, apenas pude soportar el asco hacia una sociedad que no solamente discrimina sino que lleva a la muerte en medio de torturas a sus jóvenes. ¿Dónde quedó la libertad de expresión? y, ¿cuando se empezó a considerar como en los tiempos más obscuros de la historia de la humanidad?, que el homosexualismo es una enfermedad psiquiátrica, casi tan detestable como ser un homicida o un asesino en serie. Acaso ¿ser diferente convierte al ser humano en ese demonio al cual no solo la cárcel sino la muerte son sus destinos?, ¿Cuánta sangre debe correr para que despertemos y seamos lo suficientemente dignos para aceptar la diferencia y la individualidad como riqueza y no como el legado de Satán, hasta cuando torturará esta sociedad a sus miembros por pensar diferente, por comportarse diferente. Es que acaso olvidan que lo que nos hace humanos es la capacidad de crear y ser únicos e irrepetibles, se han tomado tan en serio el asunto de hechos a imagen y semejanza de Dios, y es, que alguien lo ha visto y trae bajo su brazo el mapa genético para definir quien sí y quien no se parece a Dios y por este motivo puede o no pertenecer a esta sociedad. Igual que en los horrores de la esclavitud en la que vendieron la idea que los negros no tenían alma y que los indígenas tampoco, hoy seguimos esa larga y penosa senda de excluir por su color, su identidad sexual o política y hasta por sus creencias religiosas a nuestros compañeros sociales, igual esto cada día empeora, y es que el dinero es otra forma de discriminar: si tiene mucho es secuestrable y si tiene poco no tiene acceso digno a educación, salud o vivienda. Y más aun si piensa diferente le espera la cárcel o la muerte. Y en último caso si su versión de dios es diferente es considerado un demonio. Y hasta por alguna discapacidad es retirado, no textualmente pero sí las ciudades se piensan para personas que no sufren discapacidades, lo que hace que tener alguna discapacidad también sea causal de discriminación, pero lo más aterrador fue conocerla muerte de este joven lleno de sueños y de esperanzas que fue arrojado a los brazos de la muerte y peor aun que la deshonra de la hoguera que ni siquiera permitieron a sus amigos asistir a su funeral, y si esto pasa en la escuela en donde se pretende formar a los ciudadanos ¿Qué tipo de ciudadanos está formando la escuela? ¿Hasta cuándo veremos de manera miope la realidad de la sociedad y la familia de hoy, que no es la familia bíblica sino la familia real, formada por humanos reales con sentimientos reales y preparadas para asumir retos reales como la adopción y el matrimonio. Estas familias reales que son nuestros vecinos, familiares y amigos hacen parte de nuestro mundo real y no de una fábula escrita en otro lugar, por otras manos y con otras intenciones más allá de la realidad actual y que pertenecen al universo mitológico del ser humano también como una suerte de guía moral, o mejor moralista que hace mucho tiempo perdió vigencia, porque de no ser así aun la santa inquisición funcionaría como algunos políticos y funcionarios públicos lo añoran.

Pero esta reflexión es más para dar una idea somera de en donde estamos parados y una base para pensar hacia donde queremos ir y qué tipo de sociedad queremos construir, si una sociedad pluralista y libertaria o una prisión del pensamiento.

En tiempos de paz debemos reflexionar y hacer un auto-examen para ver si realmente estamos listos para la PAZ, porque esta implica aceptar la diferencia y negociar, y si no es así entonces hay que guardar los discursos y sus bellas palabras para continuar con los mil y un conflictos que se levantarán, porque todos los sectores discriminados y sin garantías tarde o temprano se levantarán, porque la presión es causa de la violencia y estaremos enfrentando nuevos conflictos. Porque hablar de paz está de moda, pero comprometerse es aceptar una sociedad plural, multiétnica y donde todos tengan respeto por su punto de vista, y eso no es fácil en tanto estamos inundados de profetas que llevan bajo el brazo el discurso mesiánico de la salvación y la verdad y no están dispuestos a aceptar a los diferentes, en cualquiera de sus formas. Es contradictorio que en este siglo aun se manejen conceptos y más que conceptos, yo diría taras medievales que llevan a violar de manera repetida los derechos de los ciudadanos y sus diferencias, pues considero que ciudadanos somos todos y las diferencias no hacen ciudadanos de primera clase o plenos de derechos y de segunda clase o los parias.

Y, aun más abominable cuando son seudo-sectas religiosas las que se toman la vocería y pretenden que dentro de sus filas solo los por ellos considerados normales tengan voz y capacidad, al parecer el Dios de ellos es un Dios ególatra, ego centrista y egoísta.


Como siempre, esta columna solo busca crear interrogantes, no es línea ni discurso, son notas al margen, de una persona que se considera de mente amplia y con una forma singular de ver la vida y que gracias a esta publicación pretende ser leída y discutida gracias

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