SER DIFERENTE UNA CONDENA DE MUERTE…
Una reflexión para no tomarla a la
ligera
Durante
mucho tiempo, realmente bastante, parece que viví en otra realidad y no tome en
serio tantas señales que me indicaban que realmente el país y la sociedad a la
cual pertenecía realmente estaba en un punto tan atrasado como hoy en día lo
percibo, y es que tal vez está realmente tan bien camuflada la discriminación
que en un momento pasa totalmente desapercibida. Pero una tragedia me ha
llevado a aterrizar y hacer un examen de lo que realmente sucede.
Y,
es que tuvo que suceder el suicidio del joven Sergio Urrego, para que mis ojos palparan y se hicieran consientes
que realmente somos un país que discrimina y ha discriminado siempre.
Somos
un país en el que queremos que todos seamos iguales, y esto no está mal, si
ocurriera en toda la extensión de la palabra y en todos los campos; pero no es
así, esto sucede únicamente cuando la falsa moral judío-cristiana se ve ofendida, parece que en este país de
religiosos lo único que no se practica es la piedad, y es que consideran muchos
que quien no responda a los modelos considerados normales solo les queda
marginarse y aislarse, o llegar al punto de ser perseguidos. Y esto abarca
muchos campos, pues si se piensa políticamente diferente se convierte en blanco
de sectores tradicionales bien sean de derecha extrema o de izquierda extrema.
Y, es que políticamente también te aíslan y hasta matan, y no de ahora, sino de
siempre, es que tenemos una capacidad
tan, pero tan pequeña de recordar… o mejor sufrimos de amnesia selectiva,
olvidamos lo que nos conviene y nos da más confort, para que recordar que hace
varias décadas rojos y azules se trenzaban en fuertes combates y desde el poder
político o los púlpitos de las iglesias se alentaba el combate considerando la
diferencia de pensamiento un crimen que sería perdonado porque quien tiene la
razón, o considera tenerla no concibe que rompe las reglas sociales, sino todo
lo contrario está convencido que se ubica por encima de las leyes y de los
demás. Y, esto es apenas la punta del iceberg, pues en otros campos aun más complejos
como el de la sexualidad y la religión las cosas son peores; en política te
marginan, te torturan y te matan, pero en identidad sexual te torturan a
diario, excluyen de cualquier lugar y te señalan como en la inquisición a las
brujas y pese a que hoy en día no pueden quemar a las personas si las torturan
socialmente y son consideradas ciudadanos de segunda clase en la medida en que
sus derechos no se cumplen ni se respetan y por su mera orientación sexual son
víctimas de encarnizadas persecuciones como los mismos cristianos lo fueron en
la Roma antigua y que al parecer olvidaron y ahora lo practican contra quienes
consideran enemigos de su fe o pecadores… basta no más ver como algunos
católicos se rasgan las vestiduras al ver a una pareja homosexual, y como
algunas organizaciones de orden católico o religioso de cualquier vertiente
desestiman la realidad de esta sociedad. Y es que hablar de homosexuales ya no
es realmente hablar de una minoría, hablamos de una realidad y de un derecho a
la libre expresión, como en su momento ocurriera con las negritudes quienes aun
hoy son víctimas de señalamiento y discriminación, parece que este ser social
que hemos creado es un ser totalmente discriminador, no solo discrimina por
sexo, color de piel o filiación política sino que día a día muestra sus dientes
para amenazar a los librepensadores y en general a todo el que sea diferente.
Tal vez un complejo fascista nos ha llevado a tratar de construir una sociedad
uniformada, una sociedad donde pensar diferente y expresarse diferente es
considerado más allá de una postura individual, un crimen.
Cuando
vi aterrado el caso del joven Sergio
Urrego, apenas pude soportar el asco hacia una sociedad que no solamente
discrimina sino que lleva a la muerte en medio de torturas a sus jóvenes. ¿Dónde
quedó la libertad de expresión? y, ¿cuando se empezó a considerar como en los
tiempos más obscuros de la historia de la humanidad?, que el homosexualismo es
una enfermedad psiquiátrica, casi tan detestable como ser un homicida o un
asesino en serie. Acaso ¿ser diferente convierte al ser humano en ese demonio
al cual no solo la cárcel sino la muerte son sus destinos?, ¿Cuánta sangre debe
correr para que despertemos y seamos lo suficientemente dignos para aceptar la
diferencia y la individualidad como riqueza y no como el legado de Satán, hasta
cuando torturará esta sociedad a sus miembros por pensar diferente, por
comportarse diferente. Es que acaso olvidan que lo que nos hace humanos es la
capacidad de crear y ser únicos e irrepetibles, se han tomado tan en serio el
asunto de hechos a imagen y semejanza de Dios, y es, que alguien lo ha visto y
trae bajo su brazo el mapa genético para definir quien sí y quien no se parece
a Dios y por este motivo puede o no pertenecer a esta sociedad. Igual que en
los horrores de la esclavitud en la que vendieron la idea que los negros no
tenían alma y que los indígenas tampoco, hoy seguimos esa larga y penosa senda
de excluir por su color, su identidad sexual o política y hasta por sus
creencias religiosas a nuestros compañeros sociales, igual esto cada día
empeora, y es que el dinero es otra forma de discriminar: si tiene mucho es secuestrable
y si tiene poco no tiene acceso digno a educación, salud o vivienda. Y más aun
si piensa diferente le espera la cárcel o la muerte. Y en último caso si su
versión de dios es diferente es considerado un demonio. Y hasta por alguna
discapacidad es retirado, no textualmente pero sí las ciudades se piensan para
personas que no sufren discapacidades, lo que hace que tener alguna
discapacidad también sea causal de discriminación, pero lo más aterrador fue
conocerla muerte de este joven lleno de sueños y de esperanzas que fue arrojado
a los brazos de la muerte y peor aun que la deshonra de la hoguera que ni
siquiera permitieron a sus amigos asistir a su funeral, y si esto pasa en la
escuela en donde se pretende formar a los ciudadanos ¿Qué tipo de ciudadanos
está formando la escuela? ¿Hasta cuándo veremos de manera miope la realidad de
la sociedad y la familia de hoy, que no es la familia bíblica sino la familia
real, formada por humanos reales con sentimientos reales y preparadas para
asumir retos reales como la adopción y el matrimonio. Estas familias reales que
son nuestros vecinos, familiares y amigos hacen parte de nuestro mundo real y
no de una fábula escrita en otro lugar, por otras manos y con otras intenciones
más allá de la realidad actual y que pertenecen al universo mitológico del ser
humano también como una suerte de guía moral, o mejor moralista que hace mucho
tiempo perdió vigencia, porque de no ser así aun la santa inquisición
funcionaría como algunos políticos y funcionarios públicos lo añoran.
Pero
esta reflexión es más para dar una idea somera de en donde estamos parados y
una base para pensar hacia donde queremos ir y qué tipo de sociedad queremos
construir, si una sociedad pluralista y libertaria o una prisión del
pensamiento.
En
tiempos de paz debemos reflexionar y hacer un auto-examen para ver si realmente
estamos listos para la PAZ, porque esta implica aceptar la diferencia y
negociar, y si no es así entonces hay que guardar los discursos y sus bellas
palabras para continuar con los mil y un conflictos que se levantarán, porque
todos los sectores discriminados y sin garantías tarde o temprano se
levantarán, porque la presión es causa de la violencia y estaremos enfrentando
nuevos conflictos. Porque hablar de paz está de moda, pero comprometerse es
aceptar una sociedad plural, multiétnica y donde todos tengan respeto por su
punto de vista, y eso no es fácil en tanto estamos inundados de profetas que
llevan bajo el brazo el discurso mesiánico de la salvación y la verdad y no
están dispuestos a aceptar a los diferentes, en cualquiera de sus formas. Es
contradictorio que en este siglo aun se manejen conceptos y más que conceptos,
yo diría taras medievales que llevan a violar de manera repetida los derechos
de los ciudadanos y sus diferencias, pues considero que ciudadanos somos todos
y las diferencias no hacen ciudadanos de primera clase o plenos de derechos y
de segunda clase o los parias.
Y,
aun más abominable cuando son seudo-sectas religiosas las que se toman la
vocería y pretenden que dentro de sus filas solo los por ellos considerados
normales tengan voz y capacidad, al parecer el Dios de ellos es un Dios
ególatra, ego centrista y egoísta.
Como
siempre, esta columna solo busca crear interrogantes, no es línea ni discurso,
son notas al margen, de una persona que se considera de mente amplia y con una
forma singular de ver la vida y que gracias a esta publicación pretende ser
leída y discutida gracias
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