- Por Lucas Ospina
2015/03/02
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El concepto “arte contemporáneo” puede ser explicado a partir de su utilidad: es una dupla de palabras que crea, de forma inmediata y mágica, un nicho de mercado. Algo parecido a lo que ocurre con el concepto de “arte latinoamericano”, una conjunción tan arbitraria como “matemática latinoamericana”. Por qué no mejor “arte atemporáneo”, porque “arte contemporáneo”, ¿contemporáneo de quién?, ¿de Van Gogh?, ¿de Botero?, ¿de nosotros? “Arte contemporáneo” sería entonces una suerte de franquicia con proveedores que se encargan de darle a un conjunto de piezas y actitudes un sentido de especialización, pertenencia y actualidad en miras a certificar un producto segmentado (no vaya a ser que a alguien le metan gato por liebre y le hagan pasar algo “moderno” por “contemporáneo”).
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