Rilke y los perros
I
En una foto aparece Rilke junto al matrimonio Rodin
y dos perros. El poeta parece más cercano
a uno de los canes que al escultor, su ídolo entonces.
¿Por qué? Rodin es el arte mismo; el perro es más
humano.
Rilke los mencionó en sus cartas
escribió poemas sobre perros
y los tuvo también como mascotas.
Entre ellos, consideró a Prinz y a Lord
dos amigos de verdad.
II
Hoy vi por la calle un bulldog francés,
negro, de rostro amistoso, a pesar de
su personalidad tímida y nerviosa.
Su dueña vestía una sudadera rosa
y para ella —claramente— pasear
a su mascota es hacer ejercicio.
(El collar del perro también era rosa.)
Reparé en esa suerte
de colonización de una especie
con perversidad cristiana:
deformar al otro
a imagen y semejanza
de uno mismo.
Consideré las alergias con las que
tienen que vivir, los dolores
en las articulaciones, los problemas
oculares. Todo para nuestra satisfacción.
Me desdigo sin embargo al confesar
que hay razas cuya belleza admiro.
El Chow Chow, cruce entre león y oso,
antiguo guardián de templos budistas.
Las razas siberianas, verdaderos perros lupinos.
O los cobradores dorados, mejores nadadores que yo
y seguramente mejores amigos.
Además, siempre me ha divertido
que los perros bajitos se comporten
como los hombres bajitos
siempre ladrando
para compensar por su estatura.
III
A Rilke le parecía aborrecible
cómo los hemos vuelto tan dependientes de nosotros
en patetismo consuetudinario. El perro de hoy
vive al filo de su propio ser: mirada y hábitos
humanizados hasta la aberración.
Después, cuando ya iban de vuelta,
la dueña tiró de la correa con fuerza
mientras el bulldog descubría un árbol
con su hocico, que para ellos debe ser
más que una mano.
Me acordé de aquel Goya
el del perro hundiéndose
en dunas tenebrosas
—dunas del amor humano.
Las aves
Esas aves de estaño que anidan
entre páginas o anaqueles
y suelen llamarse ruiseñores
oscuras golondrinas
o cisnes—
cuyas patas
negras
y membranosas, debajo
del plumaje aristocrático,
son horribles—
no son las mismas aves
que se estrellan
contra el vidrio
de un rascacielos
creyéndolo continuidad del cielo
no son las que vuelan
a través de un parque eólico
bueno para el planeta
pero para ellas
aspas de la muerte
las del gorjeo
ansioso y aturdido
por el ruido de la ciudad
que interfiere en su música
las que quedan a veces
atrapadas en aeropuertos
cuyo mínimo aleteo contrasta
con el rugir de los aviones
y en las que vemos una alegoría
de nuestro propio lugar en el mundo
que a veces pareciera también ser
un aeropuerto enorme y ruidoso
o la urraca que entró un día
por la ventana al aula de clases
y sumió a todos los alumnos
en pánico: se agachaban
mientras ella, también en pánico,
rondaba el rectángulo del salón
una mancha negra blanquiazul
abigarrada al vuelo
y se estrelló no una sino dos
veces en las paredes
antes de salir al ancho aire
en un volar ladeado y a pique
mientras los niños en el aula
se ponían de pie, aliviados.
Bajo tierra
Así como de las plantas solo vemos
de su cintura para arriba
y a la superficie del mar
llamamos el mar
de ellos solo percibimos
la punta de los dedos
emergiendo de la tierra.
Los llamamos trufas,
setas, oronjas, níscalos
o champiñones pero
sus verdaderos cuerpos
—el micelio— están bajo tierra
como vastas redes filiformes
y son el bosque debajo del bosque
sin ser por ello plantas o animales
sino un reino en sí mismo.
Ignoramos que lanzan miles
de millones de esporas al aire
que aterrizan, a toda hora
y en cualquier momento,
sobre un pétalo, un parabrisas,
la punta de una nariz.
Y así van extendiendo
su imperio subterráneo
estos seres que roen
la muerte y saben digerirla
y devolverla hecha vida.
Son literalmente la levadura
que le da al pan su cuerpo
a la cerveza su sabor
y hace que la uva nos embriague.
Y qué decir de los que abren
las puertas de la percepción…
Pero los privilegios de la vista
tienen cataratas. Planta, mar,
micelio. Todo, a la luz
del ojo, se vuelve sinécdoque.
Tomado de:
https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/rilke-y-los-perros/
Abril
Olvídense de Eliot. Ya no se trata
de los oscuros movimientos
de la tierra, de raíces o la angustia.
Abril es el mes de las balas
que siguen viajando en el aire.
Abril es el mes que no se acaba
va comiéndose a los otros
en el calendario.
Por eso este diciembre es abril
y mañana cuando sea enero
también será abril
así como febrero
será otra vez abril.
Y las balas
ahí están
en el aire
todavía
suspendidas
en su vuelo
hacia la cabeza de un niño
—la bala quiere leerle
los pensamientos—
que aún va a la escuela
quiere ser bombero
y le gusta el atletismo.
Abril es el mes que no se acaba.
En la Selva Lacandona
Porque eres el escritor y la escritura;
el autor de tu héroe y el héroe
de tu autoría. Por eso eres tan atractivo
para la literatura, le dije.
Ese mediodía de zumbidos
el hombre del pasamontaña
con el reloj de la injusticia en un brazo
y el reloj de la justicia en el otro
fumaba su pipa histriónica
y en la nube de humo
yo veía todas las luchas
el humo rojo de las masacres.
Y me habló de sus años
en la lucha sandinista, y de esa otra
—más pequeña pero también
más feroz— resistencia indígena
de un lugar llamado Monimbó
y de cómo la Izquierda ya no existe:
es una palabra de un lenguaje muerto
pues ya todos nos traicionaron.
Mientras tanto el humo
escribía sus volutas en el aire
imposibles de leer.
¿Y cómo te sientes ahora?
Como un pájaro
atrapado
en un aeropuerto.
Secretos
-en ese momento
en que aún no sos poema
y podéis temblar sin yo antes
haberte dado el temblor
-en esos instantes
en que todavía soy tu dios creador
de sensibilidad extra-ordinaria
y espléndido don literario
Cuando tu boca ante mí
es simplemente tu boca;
eso no se entrega a la literatura
Ese gozo es mío.
Tomado de:
https://lp5.cl/2023/09/carlos-fonseca-grigsby-poesia-actual-de-nicaragua/
DIECISIETE
I
Con la misma desgracia de una estrella
que de pronto pierde su rumbo,
mi cara se vuelve pergamina
y el llanto infantil se disipa.
La virginidad de mi alma se evapora
para luego convertirse en una sola lluvia:
Nadie toma su vida en serio y muere.
Una supernova es mi corazón.
(Por el rabillo del ojo camina una pantera
¡Simetría perfecta!
es la noche hecha animal
devorándome
debajo de la noche de mis ojos.)
II
Nadie toma su vida en serio y muere.
Es la edad donde mi risa no se va
corazón
de nada
mi cuerpo todavía no es el cadáver de un granjero
que
flota en el río del tiempo—
cuando la sonrisa de los muertos aún no se muestra
sus
dientes amalgamados—
y en mi corazón hay tantas sombras
¿Quién podría convertirme en trabajador?
abismo.
Es que entre tanto silencio enojado, entre
tantos gestos eléctricos,
A veces parece que mi sombra asusta y asusta
al sol
y es una sombra que habla con otras sombras
sobre la hora en que se fueron
mueve
el corazón de la nada;
sobre cómo aprender su orografía
cuerpos
y el culto al beso
y el rito del tacto
y el lenguaje de la mirada hambrienta.
(Aaaaah... Sí. También hay días — esto está pasando
recientemente,
mientras que en el momento exacto y que muestra tu
cuerpo
embalsamado
el alba, me parece que con los ojos, y bajos
mis ojos,
el silencio te ha abierto los ojos.)
III
Entro de noche como entra de noche un nadador;
y retirado de aquel taller nocturno, sueño.
(Nadie se toma la vida en serio y muere)
Sin embargo, hoy,
después del retrato de la soledad
—un columpio que cae al suelo,
suelo-
y bajo en la palabra vida,
sobre un pedestal que heredó la tiniebla
mi sombra besa a las muñecas con claridad.
El mundo es la muerte que se escapó de mi cráneo.
y desnudo en el río de material.
Las cosas que escribes tu poema en Mí.
MISTERIOS
—en ese momento
cuando
no estoy solo poema
Puedes temblar de pecado antes
haberte
dado el temblor.
—en
estos momentos
mientras yo no lo soy, sin embargo, eres el creador,
de una sensibilidad extraordinaria
espléndido catedrático literario.
Cuando tu boca delante de mí
es simplemente tu boca;
eso no se entrega a la literatura.
Ese
disfrute es mío.
Tomado de:
http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/nicaragua/carlos_fonseca_grigsby.html
VIII
LA PALABRA
Y Dios dijo «Hágase la luz» y la luz se hizo.
Y Dios no era poeta.
IX
FRAGMENTOS DE MÍ
Soy el que escucha al ruiseñor y se tapa los oídos.
Soy el que llora un llanto seco,
el de las musas pornográficas,
el de los sonetos volando con alas de cartón, haciendo
piruetas en el aire.
Soy el que lo quiso escribir todo —y quizás era
posible—.
Soy el que conoció el silencio desde adentro,
con herramientas de arqueólogo.
RETRATO N.º 3:
ÁNGULO QUE FORMAN MI SOMBRA Y EL MUNDO
Mis recuerdos emigraron a tu olvido
y volvieron hechos pájaros.
Te hablo con el lenguaje de las sombras;
cuando el silencio lentamente abre sus ojos,
te he dicho que te quiero.
Luego (esto siempre ocurre) se alza la cresta de la
marea del
tiempo tratando de decirte algo.
Mi mirada hoy quiso reemplazar a la palabra felicidad.
Pero todo esto es teología.
Entonces, te digo, que quedarás como una estatua en el
museo de mi corazón.
(flores blancas se marchitan en el ombligo del
silencio).
EL POETA EN DIÁLOGO CON SUS
MONSTRUOS YA LIBRES
—No cantamos, oh monstruos, para renovar la forma.
—¿No? —No, ya somos libres —dijo el poeta.
—¿Entonces para qué cantamos?
—Para no volvernos prisioneros de esta libertad.
(noviembre 2005)
Tomado de:
https://public-digitaliapublishing-com.ezproxy.biblored.gov.co/viewepub/?id=41112
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