jueves, 3 de diciembre de 2015

POEMAS DE JUAN DE TASSIS

(1582-1622)



  A Josefa Vaca, reprendiéndola su marido

«Oiga, Josefa, y mire que ya pisa
esta corte del rey, cordura tenga;
mire que el vulgo en murmurar se venga
y el tiempo siempre sin hablar avisa.

»Por nuestra santa y celestial divisa,
que de hablar con los príncipes se abstenga,
y aunque uno y otro duque a verla venga,
su marido no más, su honor, su misa».

Dijo Morales y rezó su poco,
mas la Josefa le responde airada:
«¡Oh, lleve el diablo tanto guarda el coco!

»¡Mal haya yo si fuese más honrada!»
Pero como ella es simple y él es loco,
«miró al soslayo, fuese y no hubo nada».

A una dama que se quería casar con Don Fulano de Castro, impotente

Señora, no me fastidia,
       Envidia
ni mueven mi palma y labios
       Agravios,
ni causan en mí desvelos
      
Celos;
antes alabo a los cielos
de que os sirva un impotente,
pues así el alma no siente
Envidia, Agravios ni Celos.

Diome el ciego Amor
      Dolor;
ver sus deseos logrados,
      Cuidados;
y que os gozasen sus ojos,
      Enojos.
Supe sus aceros flojos;
y sabida su impotencia,
cesaron en mi conciencia
Dolor, Cuidados y Enojos.

Es Castro en nombre abreviado
      Castrado,
castrado a quien falta el basto,
      Casto,
castrado y casto varón,
      Capón.
Mal podrá haceros buen son
aunque cascabeles toque,
quien es en toque emboque,
Castrado, Casto y Capón.

Bien sé que este amante rojo
      es Flojo,
su pica, taco y velorto,
      Corto;
y que no tiene esta pieza
      Cabeza.
No jugará con destreza
instrumento tan mellado,
porque está de puro usado
Flojo, Corto y sin Cabeza.

Fáltale a vuestro Escipión
       Bastón;
y aunque a la guerra os provoque
      Estoque;
y para entrar la goleta,
      Jineta.
y así, en la guerra secreta,
asaltos os faltarán,
faltándole al capitán
Bastón, Estoque y Jineta.

No correrá con pujanza
      Lanza,
ni con gritos o a lo sordo,
      Bohordo,
ni a fuer de juego de España,
      Caña.
Si el corazón no me engaña,
la boda será funesta,
pues no se enristra en la fiesta
Lanza, Bohordo ni Caña.

Si no empuña Mandricardo
      Dardo,
ni dispara en vuestro Onnuz
      Arcabuz,
ni enciende cuando os pertrecha
      Mecha,
siempre andará con sospecha,
señora, que otro os da asalto,
un hombre que ve que es falto
de Dardo, Arcabuz y Mecha.

Es un brazo sin espada
      Nada;
reloj con pesas sin mano,
      Vano.
y un impotente en el lecho,
      Sin Provecho.
Ved, señora, el pie derecho
primero que lo juzguéis,
mirad que después no halléis
Nada, Vano y Sin Provecho.

Si al potro el Híjar no bate,
      Acicate;
ya la yegua que más vuela,
      Espuela;
ya la mula que más rúa,
      Púa;
en ser lerda se habitúa,
y lo mismo es la mujer,
si no le bate al correr
Acicate, Espuela o Púa.

Fue un tiempo vuestro varón
      Capón,
y es el que os goza al presente,
      Impotente,
amén de otro monje añejo
      Viejo.
Señora, mi mal consejo
es que corráis buen caballo
y no busquéis para gallo
Capón, Impotente o Viejo.
Vos tenéis, señora polla,
      Argolla,
y en Castro contemplo solas
      Bolas,
y en el capón solo y flaco,
      Taco;
y de aquí, señora, saco
que uno destos solo y vos
nunca juntaréis los dos
Argollas, Bolas y Taco.

Plegue a Dios que no sea Castro
      Padrastro;
de vuestro huerto y jardín,
      Mastín;
y sea del hortelano
      Alano.
Gozad del garbo lozano,
antes que seáis mujer
de un marido que ha de ser
Padrastro, Mastín y Alano.

Tenga otro en vuestros sollozos
      Gozos,
y en vuestro burlado intento,
      Contento,
y en veros quemar y arder,
      Placer,
que a mí no me han de mover
riscos, bronce y pedernales
a tener de vuestros males
Gozos, Contento y Placer.

 


Cuando me trato más, menos me entiendo...


Cuando me trato más, menos me entiendo,
hallo razones que perder conmigo,
lo que procuro más, más contradigo
con porfiar y no ofender sirviendo.

La fe jamás con la esperanza ofendo;
desconfiando más, menos obligo;
el padecer no puede ser castigo,
pues sólo es padecer lo que pretendo.

De un agravio, señora, merecido
siempre será remedio aquel tormento
que cuanto mayor es, más se procura.
Porque para morir agradecido
basta de vos aquel conocimiento
con que nunca eché menos la ventura.




Determinarse y luego arrepentirse...


Determinarse y luego arrepentirse;
empezar a atrever y acobardarse;
arder el pecho y la palabra helarse;
desengañarse y luego persuadirse.

Comenzar una cosa y advertirse;
querer decir su pena y no aclararse;
en medio del aliento desmayarse,
y entre el amor y el miedo consumirse.

En las resoluciones detenerse;
hallada la ocasión no aprovecharse,
y perdido de cólera encenderse.

Y sin saber por qué, desvanecerse:
efectos son de amor; no hay que espantarse,
que todo del amor puede creerse.



A LOS PRESAGIOS DEL DÍA DEL JUICIO

Cenizas que aguardáis aquella trompa
para unir las especies desatadas
con que al Juicio final serán llamadas
las almas puras con gloriosa pompa,

cuando la voz de Dios, abriendo, rompa
los mármoles y losas más pesadas,
porque salgáis unidas y apuradas
en forma a quien el tiempo no corrompa.

No puede estar ya lejos, pues es cierta
aquella confusión, cuya agonía
los dormidos espíritus despierta.

Antes, en este caso juzgaría
que ver cosa inmortal, sin tiempo, muerta,
es ya de los prodigios de aquel día.




Amor es un alterno beneficio

que recíprocos lazos multiplica,
unión de voluntades que se aplica
a felizmente acepto sacrificio;

gloriosa diversión, atento oficio
de un alma ya de afectos nobles rica,
dulcísima abusión que califica
en sublime concordia alto ejercicio;

vïolenta opresión que se dispone
a lograr en sí misma, interiormente,
fe que en gémina luz rayos enciende;

pasto que la ambición del gusto pone,
dulce dolor que aplaude lo que siente,
arte en que ignora más, quien más entiende.


 A UN RETRATO

Ofensas son, señora, las que veo,
hechas a vuestras grandes perfecciones,
porque donde acredita sus pasiones
sólo amor las escribe y yo las leo.

Vencido queda el arte del deseo,
los imposibles dando por razones,
y en esta fe tan libre de opiniones
fundo lo que de vos no alcanzo y creo.

Si en lo menos se pierde más el tino,
en lo más, ¿qué será de aquel traslado
que procura sacar el arte en vano?

Sólo yo tengo aquel tan peregrino
en que el original no está agraviado,
hecho en mi corazón por vuestra mano.

 Al mismo Rodrigo Calderón.  Redondillas (atribuido)

Aquí de un hombre el poder
yace mejorado en suerte;
perdió el ser y fue su muerte
tal que cobró mayor ser.

Caminante, ¿dónde vas?
No estén de tu nombre ajenos:
si fue más para ser menos,
fue menos para ser más.

Hoy de fortuna el desdén
dio aquí una muerte inmortal
a quien el bien hizo mal
y a quien el mal hizo bien.


Amor no es voluntad, sino destino

de violenta pasión y fe con ella;
elección nos parece y es estrella
que sólo alumbra el propio desatino.

Milagro humano es símbolo divino,
ley que sus mismas leyes atropella,
ciega deidad, idólatra querella,
que da fin y no medio a su camino.

Sin esperanza, y casi sin deseo,
recatado del propio pensamiento,
en ansias vivas acabar me veo.

Persuasión eficaz de mi tormento,
que parezca locura y devaneo
lo que es amor, lo que es conocimiento.




Buscando siempre lo que nunca hallo,

no me puedo sufrir a mí conmigo
y encubierta la culpa y no el castigo
me tiene Amor, de quien nací vasallo.

Yo sufro y no me atrevo a declarallo
con ver tan imposible el bien que sigo,
que cuando me condena lo que digo
no me puedo valer con lo que callo.

Sigo como dichoso, no lo siendo;
quisiera dar razones y estoy mudo
y de puro rendido me defiendo.

Del tiempo fío lo que en todo dudo,
y en fin he de mostrar claro muriendo
que en mí el amor más que el agravio pudo.


Después, amor, que mis cansados años
dieron materia a lástima y a risa,
cuando debiera ser cosa precisa
el costoso escarmiento en tus engaños;

y de los verdaderos desengaños
el padre volador también me avisa,
que aunque todo lo muda tan aprisa,
su costumbre común niega a mis daños;

cuando ya las razones y el instinto
pudieran de mí mismo defenderme
y por causa fundada en escarmiento;

en otro peligroso laberinto
me pone amor, y ayudan a perderme
memoria, voluntad y entendimiento.


Epitafio al mismo D. Rodrigo Calderón (atribuido)

Huésped, sustenta esta losa
quien nos gobernó el vivir
y nos enseñó a morir,
estrella tan imperiosa;
y la muerte, temerosa,
con haberle preparado
la fortuna y derribado
con tan grande valor, le vio,
que nunca se le atrevió
hasta que le tuvo atado


DETERMINARSE Y LUEGO ARREPENTIRSE


Determinarse y luego arrepentirse;
empezar a atrever y acobardarse;
arder el pecho y la palabra helarse;
desengañarse y luego persuadirse.

Comenzar una cosa y advertirse;
querer decir su pena y no aclararse;
en medio del  aliento desmayarse,
y entre el amor y el medo consumirse.

En las resoluciones detenerse;
hallada la ocasión no aprovecharse,
y perdido de cólera encenderse.

Y sin saber por qué, desvanecerse;
efectos son de amor; no hay que espantarse,
que todo del amor puede creerse.


AL ALGUACIL DE CORTE PEDRO VERGEL


La llave del toril, por ser más diestro,
dieron al buen Vergel, y por cercano
deudo de los que tiene so su mano,
pues le tiene esta villa por cabestro.

Aunque en esto de cuernos es maestro
y de la facultad es el decano,
un torillo, enemigo de su hermano,
al suelo le arrojó con fin siniestro.

Pero como jamás hombres han visto
un cuerno de otro cuerno horadado,
y Vergel con los toros es bienquisto,

aunque esta vez le vieron apretado,
sano y salvo salió, gracias a Cristo;
que Vergel contra cuernos es hadado.

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