El amor y todo
Bella como las mujeres que aparecen en los sueños de los
buscadores de oro,
honda como la música de la obsesión surgiendo de los
bares portuarios entre copa de delirio
y humo de restos de perdición,
así es tu vida cazadora de instintos extremos
indispensables para hilvanar hilos de vida,
hilos de amor,
hilos de pensamientos sospechosamente atractivos.
Tu boca devuelve palabra por palabra,
beso por beso,
ambos tendientes a demostrar la existencia de los cuatro
elementos
y los cinco sentidos
y son tus manos las que echan leña a la hoguera
o destruyen
sin compasión
los botes del naufragio, no siempre imprevisto.
Pero aun así,
por tu solo consentimiento puedo llegar a sacrificar la
ciega bestia de mi libertad
o falsear toda verdad
o todavía matar el tiempo que ya no me puede matar.
En Los cuadernos del azar (1975)
Textos de Carlos Latorre en puesto de
libros usados de Buenos Aires, marzo de 2018
Tren de vida
Todo lo que ya agotó mi pasión,
ahora lo explora mi inteligencia.
¿El resultado?
Hasta aquí una artera respuesta tan distante de la
magnitud de lo gustado
como puede estarlo la razón de la esencia de lo secreto
y sus dientes ferozmente apretados.
Una montaña no es su ladera visible,
la que si bien es cierto,
denuncia su forma,
no da cuenta del material soterrado
o corazón,
corazón de hombre,
antológicamente considerado.
Lo mismo sucede con el río que,
agua por fin,
es también vena de sangre a su modo;
o con un océano de lágrimas
o con una cuchilla de carnicero
o de tierra,
de tan erizada, erguida punta de hierro.
Inútil poner a cualquiera de espaldas
o volverles la cara;
lo que guarda la entraña, nada ni nadie lo separa,
y lo que la entraña rechaza es lo que deriva entre la
mera idea
y la sola palabra.
Debe ser como decía:
consigna o fatalidad,
todo lo que ya agotó mi pasión
—viva todavía—,
ahora lo explora mi inteligencia
¿Morir?
Morir es vivir otra experiencia.
En Campo de operaciones (1973)
Tomado de:
http://tantamaldad.blogspot.com/2018/04/carlos-latorre-dos-poemas-y-una-carta.html
LA OUTRA ERA
El sueño alcanza ya la velocidad de la realidad
Y a su relâmpago se entrevee por fin el término
de la
contradicción.
El porvenir es ahora uma actitud
En adelante la arqueología registrará sus rostros
solamente
en el corazón
La piedra y la lava apenas um manto piadoso sobre una
fugaz
estadía em el espacio-tiempo
El presente-naufragio será justicia
(Los
alcances de la realidad)
ARTE POÉTICA
La palabra busca cielo como pájaro que cruza el
atardecer
sin dejar canto ni estela,
frágil golondrina fugaz en busca del eerno verano,
que en ocasiones muere sepultada en nieve de invierno
de otro
hemisferio.
La palabra se proyecta como alameda que Lanza
remota
flecha de horizonte,
desdidachamente desmoronada a tiro de piedra.
En ocasiones cae en surco de vida fértil,
a veces hace pie en tierra árida,
u hondonada envuelta em bandera de niebla de
pantano
pestífero.
Mas lo que se pudre no es su intención reveladora
sino su
envoltura de mariposa fatalmente letal a
fuerza de
libar venenoso concepto,
explorar hermético laberinto ontológico
o habitar falso reino ideatario.
La palabra describe paisaje semântico,
poças veces playa marítima,
vida viva,
follaje azul,
fuente de agua pura
ni otra belleza creada en sol de amanecer,
noche
o tarde de lluvia.
Cuando la palabra habla de amor suele amar sólo
su eco
estético,
su canto de Onán obseso o propio ritimo;
más
mucho más que imagen corpórea
o analogia,
más que piel de mujer ya sea adolescente
inocente
o triste ramera.
Sin embargo la palabra es verbo, acción,
para-vida,
meta-lenguaje,
propia meta que algún día terminará por alcanzar
sabia
y desnuda,
de toda estúpida convención
o servilismo.
(Las
ideas fijas)
Tomado de:
http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/argentina/carlos_latorre.html
"Hágalo"
Espacio. El suyo y el mío y el necesario para el bosque.
El agua del mar no cae al vacío, al espacio.
Está
arriba y abajo, y no cae.
La atracción, la antípoda. Boca abajo. Patas arriba.
La ola llega a más de treinta metros de altura y no
consigue la libertad. Alta como las catedrales,
siempre
recobra su nivel.
El mar, no las catedrales. El hombre sólo en ocasiones
excede los dos metros. Pero sin embargo
dicen
que asciende más alto. Quizás.
Eche a volar las palomas. Lo mismo. Regresan.
Suelte el idioma. El improperio. ¿Alcanza? No va más
allá que una fiera herida en el pudor, que una
amante
con una bala en la frente.
De todas las libertades, la del bumerang. Es todo lo que
conceden.
¡Absurdo!
Vaya siempre demasiado lejos.
"La ley del mayor esfuerzo"
Soltar los cables de amarre la vela mayor henchida por
la brisa de las tormentas interiores
encandiladas alrededor del fuego fatuo
Soltar las correas de los baúles que guardan los
paisajes nevados y música de cerveza en
fermentación
Soltar el amor para que dance hasta el sacrificio como
una mujer que cede ante la cualidad normal
de las
necesidades terrestres
Soltar desde el nacimiento de la tentación hasta su
muerte prematuramente decidida por la insidia
de la
razón
Soltar los signos vivos de la inteligencia revelada por
la actitud de toda melancolía
Soltarlo todo
La determinación
Los meandros de la aventura
La bala perdida
La locura del lógico terror especial
Y sobre todo soltar la libertad encadenada a la falsa
movilidad del movimiento continuo
"Los amantes circunscriptos"
Llegó con ese oscilar temible que tienen los camarotes
en los largos viajes de ir y venir
No hubiera dejado de volver jamás, jamás borraba con su
mano izquierda lo que decían sus
órganos
de ver y palpar
Todas sus noches eran de golpe de timón de así se hace
la historia
Su peligrosa costumbre consistía en comenzar de nuevo
Y yo la amé sin saber que cuatro ojos ven más que dos
Quizá fuera por su manera de dormir tal para cual
Llegó
La esperé con un disco de oír decir la quiero por los
cuatro costados
"Seramérica"
América,
el mar que mece el gran barco del hemisferio.
Sus orillas con formas de mujeres que se niegan a dar a
luz,
el cielo que nunca es suficiente,
la montaña que crece y crece para alcanzar a ver lo que
está y lo que no está,
la llanura, esa piel de la tierra o de animal en estado
de contemplación;
el viento que sopla para ponerlo todo en limpio,
el desierto del que resulta imposible desertar,
las islas que algún día se han de unir,
la leche del calor que hierve desde el Trópico al
Ecuador;
el frío del sur, hielo sin norte que lo salve;
el río que llega precisamente de donde uno quisiera ir,
los lagos en los que el agua se cansa de esperar,
los bosques donde el lobo siempre está,
los esteros con el barro con el que alguien amasó a la
criatura de esta latitud;
el hombre que puede llegar a ser el Hombre en esta vana
enumeración que casi olvida,
inexplicablemente,
la apuesta de ese mismo hombre a Todo
o Nada
Tomado de:
https://franciscocenamor.blogspot.com/2016/09/poema-del-dia-hagalo-de-carlos-latorre.html
ENTRE TODOS LOS MUEBLES...
Entre todos los muebles que adornan los mundos
interiores
prefiero los carnívoros
Los armarios para las noches de tormenta
Mi lecho de reguero de pólvora
Su lecho para la materia que constantemente se
transforma
El amor siempre toma la forma de los cuerpos que lo
contienen
La casa se adapta a los hijos que engendra
Por eso entre dos mujeres elijo siempre a la del golpe
de gracia
La que ama de arriba abajo
Entre ella y yo ponemos en marcha el largo tren del
peligro
(De Otro río que pasa. Un siglo de poesía argentina
contemporánea,
editorial Bajo la Luna, Buenos Aires, 2010)
AMOR EN PESO NETO
Antes te buscaba reventando caballos
Subiendo las escaleras de dos en dos
Ahora vienen a mí con el rumor que hacen los novios en
ciertos aniversarios
Para caer en la trampa por la que asoma una mujer sí y
otra no
Las impares siempre más jóvenes
Ahora te amo a mayor densidad por kilómetro cuadrado
Es el amor a precio de costo
La luz se hace con el frotamiento de los cuerpos
Y si te toco provocamos las situaciones extremas
Pero no importa
Ven nos llenaremos los bolsillos de males menores
Y de algunas maneras que hemos heredado
(de El lugar común, Buenos Aires, Letra y línea, 1954)
LA CRÓNICA DEL SUCESO
Artimaña del conocimiento,
sombra del raciocinio que diluye el rojo siempre
peligroso de
la sangre,
canjeando blanco
por negro,
enturbiando los colores primarios
y el nítido contorno tanto del objeto
como de la persona
y la positiva relación entreambas.
Hay algo más entrañable,
todavía más ineluctable, si se quiere,
y es la pregunta y la respuesta,
el Yo y su fluir
y todo aquello que por estar fuera de él
pareciera a simple vista ajeno a él,
ya sea materia
o abstracto pensamiento;
vano intento de hacer luz sobre la zona
o vertiente del misterio.
Pensar es un hueso más en el esqueleto original,
un hueso duro de roer,
pero sólo un órgano más cumpliendo su función;
de ninguna manera el sistema o aparato
o clave que revela y pone en movimiento
el cálculo y el azar,
lo deducido o fabulado mediante la práctica del
silogismo
y su teorema provisional.
Todo sucede,
nada se explica.
(De
Campo de operaciones, Buenos Aires, Rodolfo Alonso, 1973.)
LA ASCENSION DE LA CARNE
La densa,
la triste,
a si se quiere bella carne
es de la que se abre paso,
indefinidamente,
otra
y otra distinta carne del mismo esplendor
corrupto
y tierno,
jamás un tiempo,
-mito supuestamente eterno-,
un espacio-tiempo sin la voluntad que ella
misma debe generar como existencia
o gratuidad.
La carne que por ser carne
y no cosa anónima,
(no sé cuál ni importa demasiado imaginarlo),
me somete a su extrañeza
o casi siempre azar.
Carne
o mala suerte,
no sea dicho como oprobio
o fatalidad,
que como tal me humillaría con tan solo
mencionarlo
en tanto algo
o alguien,
aún imprescriptible en su origen
y su desenlace consecuente,
logre demostrar hasta dónde es posible ofrecer
el pecho,
en blanco,
el amor,
la insurrección,
y hasta dónde
esa misma carne y su condición hermética
consumarán la tentación
y su naturaleza insobornable,
unión siempre emocionante como el estremecimiento
de insana que propaga otro cuerpo
codiciado,
otro día,
precario asilo cielo
o pensamiento;
otra trampa sexual
digamos de tan temible apego
y pasión en todo su esplendor.
La carne,
la carne que asila un no sé qué
o ánima
o soplo divino,
así llamado.
Eso que siendo carne de hecho
busca encarnarse tristemente
y ser su propia vergüenza,
su juez
su eunuco,
su Isla de los Treinta Sepulcros.
Quizá ella fuera fauna
y flora
y forma para siempre;
fuera floresta
o flor,
simplemente;
fuera perla que no roe el diente abstracto con
su ignominia
si algo
o alguno que fuera yo
o su equivalente,
dijera:
¡a los perros su materia ideal,
ésta es mi carne y su orgullo!
SÓLO ESTO
De toda esta alma en cueros,
desnuda,
no para mostrar lo presumiblemente eterno
sino más bien el sexo,
mi sexo,
su sexo,
el sexo en la piel,
-¡y por qué no!-,
en la entraña, deslumbrante cielo;
y sobre todo,
repito,
el sexo,
el sexo adherido al
SEXO,
obsesivamente
como a las tablas de un naufragio
que es como decir a mi orgullo,
que lo tengo,
que es como decir
el mundo entre las manos
y en parte,
la arena entre los dedos.
De toda esta alma,
decía,
único sésamo,
única cosa que sólo quiere ser cosa propia
como es nuestro un tumor cerebral, por
ejemplo;
como un naufragio al que ya en alguna otra
parte he aludido,
-aclaro para insistir y explicar mejor-,
como un naufragio cuando los niños y Ellas
ha abandonado las cubiertas y se distancian
en los botes de la separación
quizá para vivir toda una vida sin el pasajero
retenido por la muerte
que ronda su obra muerta;
de toda esta alma,
como venía diciendo
y para terminar,
queda la palabra MUJER
como
ESPERANZA
y Nada Más.
(de La vida a muerte, Buenos Aires, Rayuela, 1971.)
Tomado de:
http://rincondepoetasmajo.blogspot.com/2014/11/carlos-latorre.html