Cómo te nombro
Cómo te nombro
cuando pienso en ti
y tú no estás:
mi fresa silvestre
mi lagartija confitada
mi cucurucho consuelo
mi hilador de seda
cuco de mis cuidados
mi Aurelia
mi flor de grava
mi criatura en sueño
mi mano matutina
mi muyolvidadizo
crucero de mi ventana
mi ocultador lunar
mi cayado argénteo
mi crepúsculo vespertino
mi hebra solar
mi liebre hocicuda
mi cabeza cervuna
mi pata de liebre
mi rana de escalera
mi guirnalda de luces
mi ladrón de primavera
mi jamelgo temblón
mi caracol de plata
mi tintero
mi zorro escobillero
mi talador
mi fugitivo tempestuoso
mi guardaosos
mi muestradientes
mi oreja de caballo
mi árbol en el Prater
mi cuerno espiralado
mi portamonos
mi fin de invierno
mi alcaucil
mi medianoche
mi contador regresivo
(¡Da capo!)
RETORNO A TI MI NIÑO MUERTO
[Poema - Texto completo.]
Tengo un niño yace enterrado
con dos ojos-ojos azules
dos ojos del color del pomito de olor
y las aves trizadoras de Etiopía acuden en bandadas
en torno a sus dos ojos azules para arrancarlos con sus
picos
y los pequeños cisnes de Seckau
que querían venir al bautismo
se han vuelto volando
mi bello niño muerto yace sobre mí
y encima de mí ha respirado
yo oía sus largos alientos dormidos
parecía el murmullo de las hojas en los árboles estivales
cuando bajo la techumbre de esos árboles él y yo nos
acuclillábamos
y las hojas verde esmeralda murmuraban
y él me miraba desde sus ojos azules
y los árboles seguían murmurando luego y murmuraban:
pronto estará muerto.
pusimos luego en la iglesia su ataúd
tenía tan sólo una pequeña ventanita
por la que él miraba hacia afuera
es mi niño
y se llamaba como el cielo azul y el arrebol
y el viento matinal en primavera y las hojas en la copa
murmurante
y el narciso y el más bello de los días
y aunque le había cerrado los ojos
los párpados volvían y volvían a elevarse
tenía ojos azules y una redonda naricita
y una boca entreabierta con dos hermosos dientes
era un varoncito
era un regalo como jamás lo había antes recibido
lo amo por sobre todo
está muerto
ya no volverá jamás
a mi brazo izquierdo a mi brazo derecho a mis dos brazos
a mis pechos yaciendo sobre mí yo inclinada sobre él
las aves todos los arroyos todas las piedras todas las
nubes todas y el humo
vienen a la ventanita y contemplan a mi niño muerto
yo le tejo una guirnalda de diente de león silvestre
le entrelazo un suave cestillo para el rostro
plantaré sus ojos azules en la tierra
como un par de flores de azafrán
derramaré sus cabellos rubios
esparciré su boca su nariz su piel
sus rodillas y muslitos
sus uñas sus lugares rubicundos en los pliegues del codo
jugaba con pequeños caballitos y borriquillos de crin
rizada
con espiralados caracoles a la vera del camino
y soplaba en sus cuernos
y se posaba gozoso las antenas de las mariposas
y compartía con las lilas
las nubes de lluvia y a las bellísimas nubes saturadas de
la siesta
a los balcones los conocía por su nombre
y como Miró escribía en ellos:» s 5«,» s 5«,» s 5«, y sin
cesar
salteaba muchas cosas
y arriesgaba los saltos más osados de hocico a hocico de
oveja
hasta que la lana se desgreñaba más y más
le gustaba encrespar el agua con la mano
y yo arreglaba cosiendo su peinado
él sacaba hacia adelante la bandera negra
y a su horquilla le ponía un asta
la mandaba a buscar el cordero pascual de mansa errancia
e iba por la punteada curvatura de un arbusto maduro de
viburno
se iba a menudo con mi sombrilla azul
yo gritaba detrás de él y lloraba por su dulzura
(él está muerto él es mi todo)
Tomado de:
https://revistanuevosdiaspremium.com/la-poesia-triste-de-friederike-mayrocker/
Bajo la bóveda craneal
para Ernst Jandl
he olvidado poemas
que quería poner por escrito también poemas
a medias/ el trasto de leche bajo el sillón/ cuando miraba
al amigo
lo veía por la mañana como cuando niño
sentado a comer entre la mamá el papá y los hermanos/ de
pronto
lo vi de tal forma y otra vez era el chiquillo cuchareaba
el porridge y la sopa y bebía leche caliente, luego por la
noche
la luz del quinqué sobre la mesa, junto a la madre
que remendaba ropa, etc. Nunca lo vi, pero lo tengo frente
a mí
si ahora lo observo, a esta edad. Era
el poema o el juicio final, y me puso bastante triste
hasta que lo anoté por escrito, lo penúltimo:
sus cimientos se perdieron/ Matador
Canto del invierno
la ropa interior transitoria todo el torso vibra toda la
hierba
tiembla en mi tórax, y de mí brota la hierba
y desde mí la hierba del cuerpo con la que el cuerpo
siempre
se diseca amarillo paja amarillo en flama: vulnerable al
ataque, henchido
y luego brota y recala con dulces campanadas y provisto
el cuerpo entero con el tono de campana y el tono de
celesta
por eso puede cantar y tararear, tan pronto que la cabra se
repite y derrite, ahora estoy
muy mal empacada, no es el cuartito correcto etc.
y me exprimo a mí misma: ropa de noche húmeda y fría 3
veces cambiada
y peleo por respirar estoy exprimida y jadeante como la carta
más bella esa que llegó como la carta más bella de la noche
y junto a mí
junto al hada, la almohada, junto al hada etc., que reposa
junto a mí
toda la noche como un hada entre el cabello y la cabeza y
que yo hago chocar
en el sueño, que eso crepita, así que el papel de la carta
crepita y yo
despierto del sueño profundo, que suena como el tono de
campanas, tono de celesta
y con ternura crepita la noche entera un ministro de lo
nocturno mientras los cabellos
quiero decir mientras cabeza y pelo crepitan en tu carta,
escribo
a C. F. mientras tu canto durante el canto de un árbol
nevado
frente a la ventana — en lo masivo del corazón aborda,
asciende,
la ola del cuerpo se desagua (desawater) –: ¡porque ahora
es todo tan anglófilo! –
etc., y de cucú por Moscú aquella vez, vaya lago y unas
gotas de rebaño
y casa y perro, hirsuto, después de tantos años y de tanto
ir a los nenúfares
Krumme Lanke, Berlín, ahí me hospedaba, o en invierno las
novicias
flotantes la pareja sobre el hielo en añicos, los ojos
luzazulados del muerto Hans Ulrich Minke, en Rias Berlin
¿cierto?, o en invierno
las miradas cristalinas sobre el hielo, nieve envuelta en
atados,
hielo polar en las callejas, remo con los brazos abiertos
por la pista
congelada o extendida en el tiempo, los brazos porque
cuelga tanto de ellos:
red profunda llena de peces y ampollas y pan y pelaje oh
salón de invierno:
de Chirico Matisse y Picasso: los pelos amarillos de las
damas. Cómo
murmura el pasto de montaña esa comitiva en la oreja noche
y día, y carne
lozana de mejilla, a saber, los cachetes henchidos de los
mil vientos,
y esa nieve que penetra mi cámara, de forma tal que la
maleza azul de la mañana
Tomado de:
https://www.elipsis.ec/traducciones-1/poemas-para-ernst
DESDE LA VENTANA ESOS ARBUSTOS BLANQUECINOS
clemátide o nieve. Espero los días con ilusión
de encuentro y claro de luna monótono, mientras escribo
poemas
ensimismada en lo sagrado en lo benévolo, en mí
una asombrosa alegría. Mientras las cartas enmohecen
bajo la lluvia en el buzón. Sutil ventana
de peonías estriadas, cicatrices y afuera el
mundo colapsado.
Tomado de:
https://poemashumanos.com/2020/04/11/friederike-mayrocker/
inventario de un lapso de vida
en mi mochila
un tronquito de tomillo
dos monedas
un lápiz romo
anotaciones arrugadas
migas de galleta
una pinza verde para la ropa
la tarjeta de visita de una germanista japonesa
un peine pequeño y desdentado
las hormigas de Dalí sobre una hoja de música
mejor viajar en los pensamientos, Hokusai
sobre la espalda, o bajo la lámpara
correr al pie del Fuji y mirar hacia arriba
la punta nevada, las botas de nieve
húmedas y frías, el collarín marchito.
Cómo, pregunto, indagación de la distancia
con los propios pies, cómo, pregunto, experiencias de la
distancia
con los propios ojos. Como unir la nostalgia por la
distancia
con lo sedentario. Como, pies y ojos,
lágrimas y placer.
Tomado de:
http://cactusverbal.blogspot.com/2015/09/cuatro-poemas-de-friederike-mayrocker.html
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