SUSURROS
Cerca
de las 3 de la mañana salí, estaba aun un poco turbado por el alcohol y los
cigarros, el eco lejano de las risas y las conversaciones me golpeaban en la
cabeza como un martillo neumático…
Caminé
por un par de cuadras, cuando sentí su presencia, era un hombre alto, no
corpulento pero alto… con unos zapatos brillantes, y con un largo abrigo que
cubría su cuerpo hasta los tobillos… sentí su mano fría sobre mi cabeza, y su
pregunta que me escupió a la cara… y donde la dejaste?
No
supe que decir, no sabía a quién se refería, siempre he estado solo
Pero
un recuerdo lejano, aunque de esa misma noche… como un recuerdo que se niega a
ser recordado, pero que persiste en ese instante me atrapó; elevé mi mano hasta
casi rozar la nariz de esa mujer? si creo que era mujer… no estaba seguro… un
plumaje multicolor y aromático salía de su cabeza, era extraño pero cautivante,
recordé que tomé sus delgados brazos y rodee su cintura con los míos. Una
suerte de lento baile nos cobijó. Yo intentaba ver tras sus ojos que mítica
creatura era, o si estaba alucinando, pero todo era tan real, sus plumas me
provocaban estentóreos estornudos, y una resequedad en la garganta, pero aun
así no quería soltarme de ella, estaba asido totalmente, y gustosamente. No era
nada del otro mundo, solo una extraña figura de formas abundantes, de pechos
generosos y piernas regordetas que sobresalían y contrastaban con la delgadez
extrema de sus brazos.
Era
fenomenal, de su cuerpo salía un perfume dulzón, algo como de vino y miel… era
embriagador
Luego
de bailar bailar y bailar
Cuando
pensé que estaba algo agotada le invité un trago… lo pensó un momento y
entonces aceptó haciendo una mueca con sus labios rojos… pero no un rojo
encendido sino algo más cercano al violeta. Al siguiente instante me dijo que
quería subir a la azotea. Eso me cayó muy bien, pues ya necesitaba
aire, y la idea de subir solos me parecía muy bien, pues desde hace rato
deseaba estar a solas con ella, tenía tantas preguntas, las únicas que un joven
de 16 años puede tener: tienes novio, estudias en donde, como es tu casa, te
puedo llamar, me das tu número, que canciones te gustan, toda esta serie de
preguntas tontas que uno hace, y quería saberlo todo…
Subimos
lentamente, escalón por escalón, yo
quería demorar la marcha, el tiempo a su lado era maravilloso, yo quería verme
en sus ojos, y porque no besarla, era de los pocos que en las fiestas siempre
salía con las manos vacías y sin una historia. Pero esta vez sería diferente,
eso lo sentía en el corazón.
Llegamos
a la azotea, nos sentamos en unas viejas cajas de madera, la luna apenas
asomaba por entre las nubes y un frío recorría toda la ciudad… temblamos. Con
cuidado me fui acercando, me fui embriagando del aroma de su plumaje, quería
estar cerca, muy cerca… así que apreté mi cuerpo contra el suyo, y puse mi
mejilla al alcance de sus labios, un frío recorrió mi cuerpo, un pinchazo como
de aguja encendió mi corazón, no sentía su aire, pese a la cercanía no
escuchaba exhalar su aire… la sentí lejana… muy lejana…me abracé aun más fuerte
a ella, y ella no dijo ni hizo nada diferente a extender sus manos y atarme a
ella, esta situación me agradaba… parecía que pensábamos igual, yo no la había
visto con nadie en el salón… y sus respuestas acerca de su novio siempre fueron
bastante escurridizas, ni afirmando ni negando, era como si quisiera decir que
si, y luego se arrepintiera, yo lo tomé por un juego, ella se hacía la
interesante y yo, seguía el juego. Pero, su abrazo era cada vez más fuerte, sus
labios se acercaban y yo temblaba, mis piernas querían huir, pero la situación
era de una emoción que me era imposible moverme, así que me entregué totalmente
a la situación apenas dibujé una sonrisa y me deje llevar…, igual seguía
preguntando si tenía pareja, me asustaba terminar en líos con algún muchacho,
pues no me gustan los problemas, pero me tenía tan seducido esta mujer que me
sentía incapaz siquiera de intentar huir.
Su
rostro contra la luna era pálido, pero un pálido agradable, no un pálido
espectral, era como si un delgado halo cubriera todo su ser, un delicado halo
de perfume desconocido y agradable, la luna se reflejaba en sus ojos y estos
como dos luceros incandescentes penetraban en mi alma, sentí frío, pero un frío
agradable, como un leve viento en la frente.
Su rostro,
cada vez más cerca del mío era la promesa, era la sentencia de un beso que
esperaba… pero la noche ocurría, inevitable las horas pasaban, cada momento
algo dentro de mi gritaba, su aroma cada vez más fuerte a vino me llegaba a la
base del cerebro, la suavidad de sus manos me recordaban la tersura de un bebé,
pero no eran tan rozagantes, eran pálidas, pálidas y con una luz que se
desprendían de ellas, era como una luz, más que un aire, era luz, mucha luz…
algo de ella me atraía mucho, mucho, era algo diferente, algo que no me explico
aun, pues a la vez que sentía miedo, sentía fascinación, le tomé las manos y le
miré a sus ojos, eran unos ojos profundamente azules, como compactos, pero
infinitos…
Sentí
de pronto fuego en mi boca, fuego, sus dientes se hincaron fuertemente sobre mi
labio superior, y un delgado grito salió de mis entrañas, sus brazos con fuerza
me tomaron de la cintura, y sus palabras taladraron mis oídos: Quieres viajar
conmigo? Asentí fuertemente con mi cabeza, todo empezó a girar… y un viento
fuerte y gris nos envolvió… sentí la falta de gravedad, sentí que mi alma
giraba, giraba y giraba, el cielo y las nubes se arremolinaron en mi cabeza, el
vértigo invadió todo mi cuerpo, y sus labios, sus labios absorbían los míos, y
un calor llagó a mis piernas… que mundo de sensaciones.
De
pronto he sentido la firmeza del piso… a que horas llegué? Cuando caí.
Estoy
aquí cerca del parque, y mil voces se agolpan en mi cabeza, y ella, no se, ha
desaparecido… ella… donde, hacia donde, no está, sin embargo su perfume me
rodea, y su voz taladra mi cabeza…
Ahora
veo los anuncios de la muerte, en los diarios, y es ella, no puedo creerlo,
ella estaba conmigo… y ahora en los diarios la fotografía de su cadáver me hace
estremecer, ella no puede ser ella, ella estaba en mis brazos y ahora es un
cadáver en la prensa, sus labios están en mis labios, su perfume está en mis
ropas… y sus palabras son un susurro en la memoria.
Solo
me quedan preguntas y el rumor de sus besos…
Solo
me queda un recuerdo hermoso lejano
Susurros
en la noche todo eso me queda.
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