martes, 26 de febrero de 2019

POEMAS DE ROBERTO PIVA


Resultado de la imagen para roberto piva

(25 de septiembre de 1937, São Paulo, Estado de São Paulo, Brasil -  3 de julio de 2010, São Paulo, Estado de São Paulo, Brasil)

LOS ángeles de Sodoma

He visto a los ángeles de Sodoma que suben
   un montón hasta el cielo
Y sus alas destruidas por el fuego
    abanan el aire de la tarde
He visto a los ángeles de Sodoma que sembraban
    prodigios para la creación no
    perder su ritmo de arpas
He visto a los ángeles de Sodoma que lamen
    las heridas de los que murieron sin
    alarde, de los suplicantes, de los suicidas
    y los jóvenes muertos
He visto a los ángeles de Sodoma que crecen
     con el fuego y sus bocas saltaban
     medias ciegas
He visto a los ángeles de Sodoma desgrenados y
     violentos aniquilando a los mercaderes,
     robando el sueño de las vírgenes,
     creando palabras turbulentas
He visto a los ángeles de Sodoma que inventan
     la locura y el arrepentimiento de Dios

La vida me carga en el aire
como un gigantesco buitre
La verdad de los dioses
carnales como nosotros y lánguidos
no proviene de la nada
pero del deseo trueno del corazón
  partido por el amor
en su disparada por el rostro de un hombre
  adolescente
con su furia delicada
cruzo avenidas insomnes y corroídas
  de lluvia
mi mano alcanza mi dolor
   presente
y me preparo para un día duro
   amargo y pegajoso
la tarde desaba su azul sobre
   los tejados del mundo
usted no vino a nuestro encuentro y yo
   me muero un poco y me encuentro solo
   en una ciudad de muros
usted no se sabe del ritual
   del amor como fuente
   el agua que corre no correrá
      jamás la misma hasta el poniente
mi dolor es un ángel herido
   de muerte
usted es un pequeño dios verde
   y riguroso
horarios de muerte ciudades cementerios
   la muerte es el orden del día
la noche viene raptar lo que
   sobra de un hipo

Porno-samba para el Marqués de Sade

este homenaje coincide con el deterioro del Gulag
sudamericano minado por la crisis de corazones y balangandanes
económicos donde se mata de tedio el poeta y de hambre el
campesino y sobre los pies femeninos se calza la bota de
plomo de varios colores gamados con Hitleres de turno en
cada esquina recubierta de salchichas y amores abanicos
como tumbas donde tus muslos, Marqués, sirven de amparo
delicado para el chico que chupa tu palo mientras que una
mujer pelirroja te cabalga Así, anotamos el nombre de la mujer.
víctima-orgasmo-blasfemia antes de que las araras entren en la
orgía con sus estimulantes boquillas curvas y un
estratagema de cipos abandone los soles de la desolación
de la vida cotidiana a nivel de Paraíso La noche es nuestra ciudadanía
Marqués, con esporas de gelatina pasteles de espermas &
vinos raros donde sabremos localizar el temblor a sarabanda
de cometas el suspiro de la carne.

  1. Corea es en la esquina

Así no da mi deseo
yo comienzo a soñar contigo todas las tardes
y usted allí en Santos
comiendo maní
viendo ángeles en las cebollas del mercado
buques entran y salen del puerto pulidos
yo corto las venas y rego mi queso-minas
usted me ama sé y me envanezco
las amoras manan la belleza anarquista de sus
       muslos mojados
el pez espada puede declararle amor
pienso en estas islas perfumadas
pero el camino de regreso sólo cuento
a este buitre en carne viva
que gotea en el balcón.

A propósito de Pasolini

cuando usted encuentra a un chico
cerca de una fuente
y se curva hacia el agua
tal cual en Caravaggio
sombra salvaje del crepúsculo
con el sol turquesa
en el pelo erizado
es el momento enfermo
como un solfeo pagano
después de la orgía
es así que crecen los dioses
en la primavera y su ardor melancólico
son los años la gente los muchachos videntes
que no brotaron bajo las tenazas
de los ciegos que perdieron la Palabra


Stenamina boat

“Prepara tu esqueleto para el aire”.
Federico García Lorca.
Yo quería ser un ángel de Piero della Francesca
Beatriz apuñalada en un oscuro callejón
Dante tocando el piano en el crepúsculo
yo pienso en la vida reclamado soy por la contemplación
desconsolado miro el contorno de las cosas copulando en el caos
yo reclamo una leyenda instantánea para mi Mar Muerto
Tiempo y Espacio posan en mi antebrazo como un ídolo
hay un hueso cargando una dentadura
yo veo a Lautréamont en un sueño en las escaleras de Santa Cecilia
él me espera en la plaza de Arouche en el hombro de la estatua de un santo
hoy por la mañana los árboles estaban en coma
mi amor escupía brazas en el trasero de los locos
había tinteros medallas esqueletos vidriados copos dalias
            explotando en el culo ensangrentado de los huérfanos
niños visionarios arcángeles del suburbio entrañas en éxtasis alfileteados
            en los urinarios atómicos
mi locura alcanza la extensión de una alameda
los árboles lanzan panfletos contra el cielo gris

Paranoia en Astrakán

Yo vi una linda ciudad cuyo nombre olvidé
          donde ángeles sordos recorren las madrugadas tiñendo sus ojos con
                     lágrimas invulnerables
          donde críos católicos ofrecen limones a pequeños paquidermos
                     que salen escondidos desde las tocas
          donde adolescentes maravillosos cierran sus cerebros para los tejados
                     estériles e incendian internados
          donde reconocidos nihilistas distribuyen pensamientos furiosos y tiran
                     la descarga sobre el mundo
          donde un ángel de fuego ilumina los cementerios en fiesta y la noche
                     camina en su hálito
          donde el sueño de verano me tomó por loco y decapité el otoño de su
                     última ventana
          donde nuestro desprecio hizo nacer una luna inesperada en el horizonte
                     blanco
          donde un espacio de manos rojas ilumina aquella fotografía de pez
                     oscureciendo la página
          donde mariposas de zinc devoran las góticas varices de las venas del ano
                     de las beatas
          donde las cartas reclaman drinks de emergencia para lindos tobillos
                     arañados
          donde los muertos se fijan en la noche y aúllan por un puñado de débiles
                     plumas
          donde la cabeza es una bola digiriendo los acuarios desordenados de la
                     imaginación


Estados Unidos de Fuego


fitoplancton
este paisaje esta canción
fondo del mar descabellado y fanático
Escarabajo que eyacula clavos que asustan
horizonte Klee en la palmada de bronce del sol
Yo vendré del revés el amor
           comiendo uvas negras
barco cosacos de piratería eléctrica
los bomberos del fuego-fátuoso me marcaron para morir
yo desciende de la nave espacial
           en el relámpago que marta sus vísceras
dando puntapié en el culo pedregoso de los velos poetas


Visión 1961


las mentes quedaron soñando colgadas en los esqueletos de fósforo
invocando los muslos del primer amor brillando como una
flor de saliva
el frío de los labios verdes dejó una marca azul claro debajo del pálido
maxilar aún desesperadamente cerrado sobre su mágico vacío
marchas nómadas a través de la vida nocturna haciendo desaparecer el perfume
de las velas y de los violines que brota de los túmulos bajo las nubes de
lluvia
chispazo de luna rota precipitaba en los callejones frenéticos donde
madrotas flacas arrodilladas en el tapete tocando el trombón de vidrio
de la Locura repartían trozos de hostias invisibles
la nausea circulaba en las galerías entre mariposas grasientas
y labios de muchacha febril pegados en la vitrina donde almas coloridas
tenían 10% de descuento mientras costureros arrancaban los ovarios
de los maniquís
mis alucinaciones pendían fuera del alma protegidas por cajas de materia
plástica erizando el pelo a través de las calles iluminadas y en los arrabales
de labios podridos
en la soledad de un convoy de marihuana Mário de Andrade surge como un
Loto pegando su boca en mi oído contemplando las estrellas y el cielo
que renacen en las caminatas
noche profunda de cinemas iluminados y lámpara azul del alma desarticulando
a los mastodontes por las esquinas donde conocí a los extraños
visionarios de la Belleza
ya es jueves en la avenida Rio Branco donde un enjambre de Arpías
vacilaba con cabellos presos en los luminosos y mi imaginación
gritaba en el perpetuo impulso de los cuerpos encerrados por la
Noche
los banqueros mandan a los comisarios lindas cajas azules de excrementos
secos mientras un millón de ángeles en cólera gritan en las asambleas
de ceniza OH ciudad de labios tristes y trémulos dónde encontrar
asilo en tu rostro?
en el lapso de una Tarde los moluscos engulleron sus manos
en su vida de Manzanilla en los callejones donde muchachitos dan las nalgas
y juegan a la malla y los papagayos mueren de Tedio en las cocinas
engrasadas
la Bolsa de Valores y los Fonógrafos pintaron sus labios con ortigas
bajo el sombrero de plata del dictador Tacaño y el hierro y el caucho
vertieron monstruos inconcebibles
al sudeste de tu sueño una docena de ángeles en piyama orinan en
éxtasis y en silencio en los teléfonos en las puertas en los felpudos
de las Catedrales sin Dios


Meteoro


Yo diré las palabras más terribles esta noche
mientras las manecillas se disuelven
contra mi poder
contra mi amor
en el sobresalto de mi mente
mis ojos danzan
en lo alto de la Lapa los mosquitos me sofocan
¿qué me importa saber si las mujeres son
fértiles si Dios cayó en el mar si
Kierkegaard pide socorro en una montaña
de Dinamarca?
los teléfonos gritan
criaturas aisladas caen en la nada
los órganos de carne hablan muerte
muerte dulce carnaval callejero del
fin del mundo
yo no quiero elegías pero sí los lirios
de fierro de los recintos
hay una epopeya en las ropas colgadas contra
el cielo gris
y los luminosos me observan desde el espacio alucinado
¿cuántos lindos muchachos no vi bajo esta luz?

yo rugía medio loco medio aterrorizado medio rajado
narcóticos santos ¡oh gato azul de mi mente!
no puedo detener nunca más mis Delirios
Oh Antonin Artaud
Oh García Lorca
con tus ojos de aborto reducidos
a retratos
almas
almas
como icebergs
como velas
como maniquís mecánicos
y el clímax fraudulento de los sándwiches almuerzos
helados controles ansiedades
yo necesito cortar los cabellos de mi alma
yo necesito tomar cucharadas de
Muerte Absoluta
yo no percibo nada más
mi cráneo dice que estoy embriagado
suplicios genuflexiones néurosis
psicoanalistas espetando mi pobre
esqueleto en vacaciones
yo apretaba un árbol contra mi pecho
como si fuera un ángel
mis amores comienzan a crecer
pasan cadillacs sin sangre los helicópteros
mugen
mi alma mi canción bolsas abiertas
de mi mente
yo soy una alucinación en la punta de tus ojos


Poema Porrada


Estoy harto de muchas cosas
no me transformaré en suburbio
no seré una válvula sonora
no seré paz
yo quiero la destrucción de todo lo que es frágil:
cristianos fábricas palacios
jueces patrones obreros
una noche destruida cubre los dos sexos
mi alma zapatea vuelta loca
un tiro de máuser atraviesa el tímpano de
dos ciempiés
el universo es escupido por el culo sangriento
de un Dios-Perra
las vísceras se conmueven
necesito disipar el encanto de mi viejo
esqueleto
necesito olvidar que existo
mariposas perjuran el cielo de cemento
yo me atrinchero en el Arcoíris
Ah volver de nuevo a la ventana
perder la mirada en los tejados como
si fuesen el Universo
el girasol de Oscar Wilde atardece sobre los techos
necesito partir un día muy lejos
el mundo exterior tiene demasiada prisa para mí
São Paulo y Rusia no pueden parar
¿cuando iba al colegio Dios tapaba los oídos para mí?
la Muerte me mira desde la pared por los ojos podridos
de Modigliani
yo quisiera incendiar los pendejos de Modigliani
mi alma loca apunta hacia la Luna
vi los profesores y sus cálculos discretos ocupando
el mundo del espíritu
vi niñitos vomitando en los radiadores
vi plumas dementes huertas tapas de baño
abro los ojos las nubes se tornan más duras
traigo el mundo en la oreja como un arete inmenso
la locura es un espejo en la mañana de pájaros sin Aliento


La Piedad


Yo rugía en los poliedros de la Justicia mi momento abatido en la extrema
palizada
los profesores hablaban del afán de dominar y de la lucha por la vida
las señoras católicas son piadosas
los comunistas son piadosos
los comerciantes son piadosos
sólo yo no soy piadoso
si yo fuera piadoso mi sexo sería dócil y sólo se erguiría
a los sábados de noche
yo sería un buen hijo mis colegas me llamarían matadito y me
harían preguntas ¿por qué el navío boya? ¿por qué el clavo se hunde?
yo dejaría proliferar una úlcera y admiraría las estatuas de
fuertes dentaduras
iría a bailes donde no podría llevar a mis amigos pederastas o
barbudos
yo me universalizaría en el sentido común y ellos dirían que tengo
todas las virtudes
yo no soy piadoso
nunca podré ser piadoso
mis ojos resuenan y se tiñen de verde
Los rascacielos de carroña se descomponen en los pavimentos
Los adolescentes en las escuelas bufan como perras asfixiadas
arcángeles de azufre bombardean el horizonte a través de mis sueños


Poema Sumergido


Yo era un poco de tu voz violenta, Maldoror,
cuando los cilios del ángel verde arrugaban las
chimeneas de la calle donde caminaba
Veía a tus muchachas destruidas como ranas por
una centena de pájaros fuertemente de paso
Nadie lloraba en tu reino, Maldoror, donde el
infinito posaba en la palma de mi mano vacía
Y niños prodigio eran maltratados por el Alma
ausente del Creador
Había un revolver imparcialísimo vigilado por las
Amibas en el tejado roído por la orina de tus mariposas
Un jardín azul siempre enorme arrojaba manchas en mis
ojos inyectados
Yo caminaba por los callejones mirando con alucinada ternura
a las muchachas en la gran farra de los canteros de
insectos perturbados
Tu canto insatisfecho sembraba el antiguo clamor de los
piratas mutilados
Mientras el mundo de formas enigmáticas se desnudaba
para mí, en leves mazurcas


Jorge de Lima, panfletario del Caos


Fue el día 31 de diciembre de 1961 que te comprendí Jorge de Lima
mientras caminaba por las plazas agitadas por la melancolía presente
en mi memoria devorada por el azul
yo supe descifrar tus juegos nocturnos
indisimulable entre las flores
unísonos en tu cabeza de plata y plantas ampliadas
como tus ojos crecen en el paisaje Jorge de Lima y como tu boca
palpita en los bulevares oxidados por la niebla
una constelación de ceniza se desmorona en la contemplación inconsútil
de tu túnica
y un millón de luciérnagas trayendo extraños tatuajes en el vientre
se despedazan contra los nidos de la Eternidad
es en este momento de fermento y agonía que te invoco gran alucinado
querido y extraño profesor del Caos sabiendo que tu nombre debe
estar como un talismán en los labios de todos los muchachos


Sergio Ernesto Ríos (Toluca, México, 1981). Ha publicado entre otros libros Piedrapizarnik y De cetrería.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario