Horas negras
¿Ve aqueyas paredes
De adobe, sin techo,
Que al láo de un ombudo
Lucen ayá lejos?
¿Las vido? Pues sepa
Que aqueyo jué un tiempo
Nidito de amores
De este gáucho viejo.
Pasaron los años
Surcándome el cuero
Como a tierra e chacras
El aráo de acero.
Sobre mi cabeza
Más de tráinta inviernos
Dejaron en hebras
La escarcha e sus hielos
Y aqueyas paredes
Cuasi sin cimientos,
Ni horcón, ni cumbrera,
Ni marcos, ni techo,
Entuavía empacadas
Se ráin del pampero...
Ansinita e firmes
Y como eyas negros,
Tamién del olvido
Se ráin mis recuerdos!
Prendida en la nuca
La mata e su pelo
Con un manojito
De flores de céibo;
Cáido hasta las corvas
Y encrespáo el resto
Como crin de potro
Que alborota el viento;
Redamando gracia
Por todito el cuerpo,
Que tenía la blanda
Suavidá del viento,
Cuando me miraron
Sus ojazos negros
—Por lo que aún de luto
Se visten mis sueños–
Créi que por mi espalda
Subía un hormiguero,
Y que tuito el áire
Se me iba del pecho...
¡Por qué jué conmigo
Tan ingrato el cielo
Cuando con un rayo
Podía haberme muerto!...
Horas que volaron,
Dichas que murieron,
Amor del que a gatas
Quedó otro recuerdo
De un cabayo overo
Y el grito e venganza
Que auyaban mis celos;
Aqueyas paredes
Tuito eso sintieron
Al cáer de una tarde
Que olvidar no puedo.
Eyas y la virgen
Que está arriba el cerro
Vieron a mi china
Cuando iba juyendo
Enancada a un indio
De vincha y culero
Que de su cariño
De juro era dueño...
Tamién yo la vide
Y, de rabia ciego,
Tantié la cintura,
Me ajusté el sombrero,
Corrí ande pastaba
Mi cabayo overo,
Lo enfrené volando,
Salté en él en pelos,
Le apreté los lomos
Con muslos de acero
Y salió aquel pingo
Bebiendo los vientos
Como si en sus carnes
Se hincasen mis celos...
Sintiéndome cerca,
Largó el indio al suelo
La prienda robada
De juro creyendo
Que pa mi venganza
Me bastaba aqueyo,
Y que más liviano
Su flete azulejo
Sacaría ventajas
A mi pobre overo,
Que corriendo siempre,
Corriendo, corriendo,
Como si en sus carnes
Mordiesen mis celos,
Diba ya tan cerca
Del indio matrero,
Que viendo era al ñudo
Regatiar el cuero,
Pronto pa peliarme
Se dió contra el suelo.
Y áhi, nomás, toparon
Mi fierro y su fierro,
Y áhi, nomás el táita,
Más zonzo o más lerdo,
Se ligó un “barbijo”
Que andaba sin dueño,
Y aflojó los brazos
Y se vino al suelo.
Yo, al mirarlo cáido
Y viéndolo muerto,
Pa que no se juese
Manié su azulejo,
Y po’el alma el indio
Recé un padre-nuestro
A esa hora en que el mundo
Se queda en silencio...
. . . . . . . . . . . . .
—¿Y ella?—De rodiyas,
Pálida de miedo,
Juntas las manitos
Como en gesto e ruego,
Cuando cerca suyo
Sofrené mi overo,
Y echando pie a tierra
La cacé del pelo,
Dió un grito tan hondo
Que aún lo estoy oyendo...
. . . . . . . . . . . . .
Sin decir palabra
Suspendí su cuerpo,
Le escupí la boca
_Nido en que sus besos
Habían puesto un “toldo”
Del amor matrero–
Y fijos mis ojos
En sus ojos negros
—Que nunca en la vida
Golvería ya a verlos—
Ahugáo con la baba
Dije: “Te los dejo,
Te los dejo, china,
Te los dejo abiertos,
Aunque más no sea
Pa que un poco e tiempo,
Si no sós muy yegua,
Lo yorés al muerto”.
Alo escuro
China, espérame a las once;
A esa hora no nos vé-náides,
Porque están negras las noches
Como sotana de fláire.
Déjate de andar zonciando
Con la vieja y con tu padre,
Que, últimamente, es al ñudo
Esconder lo que eyos saben.
Mirá quién, china, tu vieja
Pa no cazarla en el aire,
¡Ella, que jué p’al amor
Como Rivera p’al sable!
Aijuna, vieja alarifa
Si al yegar yo la otra tarde
Se me dejó cáir de punta
Con estas mesmitas frases:
“Mozo, no vaya a hacer buya,
Porque puede recordarse...
Sinforiana, que hace días
Duerme unas siestas muy grandes”.
Y me miró sonriyendo
Como pa que yo cociase...
Le barajé la indireta,
Y ansí, como pa tirarle
De la singüeso, le dije:
—“Quién sabe si no vela a álguien”—
—“Eso—dijo—como verlo,
Porque a ocasiones, ya tarde,
La siento como que reza...”
—“Pa que el dijunto se salve”
Dije yo—“De juramente,
Dijo eya—pero es muy ave
El tal dijunto y coléa”—
—“Pues si colea... aflojarla”—
La vieja al óir esta broma
Dijo, queriendo babiarse:
—“Lambéte que estás de güebo;
Esa guacha tiene madre”—
–“Güeno, pues con su licencia”,
Le contesté yo al instante.
Y eya, largando el picazo,
Respondió: “Ansina, ¡quién sabe!”
Con que ya sabés, chiruza,
La vieja está de mi parte,
Y al viejo, si se retoba
Puede que le dé... un calambre...
Y bale... como ternero
Que se ha quedado sin madre.
No te hagás la chancha renga
Y abríme en cuanto te yame,
Porque he juntáo... tantos besos
Que en los labios no me caben;
Y como esa tu boquita
Es tan chiquita, se me hace
Que pa no desperdiciarlos
Los vi a dar un muchas partes...
Ten cuidáo de no dormirte
Y en la ventana esperáme,
Y no te retobés mucho,
Mi lindo clavel del aire
Que cuando no puede verte
Se conforma con tocarte
El que sin tu amor no vive
Y es todo tuyo—Dinarte—
A mis maestros los redactores de "El fogón"
Paisanos: como esta es luz
Que ando hasta medio asustáo,
Y eso que ya estoy cansáo
De hacerle al diablo la cruz.
Gambetié como avestruz
Pa juirles a los puebleros:
Pero eyos, que son auteros,
Me bolearon de paráo,
Y a la suidá se han yeváo
Mis estilitos camperos.
Y ustedes, que en las cuchiyas
Tuitas sus ansias pusieron,
Cuando mis trovas oyeron
Creyeron óir maraviyas.
Del trébol y las gramiyas
Les yegó, acaso, el olor,
Y, aunque puetas de mi flor,
No vieron que era su anhelo
Quien tráiba el olor del duelo
Y no este pobre cantor.
Yo, en la guitarra querida
Que muertas dichas recuerda,
Tengo no más que una cuerda
Ya gastada y añidida;
Bordona que al ser herida
Roba a mi mano el temblor,
Y va diciendo, pa pior,
A quien compriende de notas,
Que las otras cuerdas rotas
Las ha rompido el dolor.
Y no hay más... pura zoncera,
Pura espina, puro abrojo.
Charamuscas de mataojo
Que no son más que humadera.
Leñita de esa... cualquiera
La tiene pa su fogón...
Yo, al de ustedes, con razón,
No mando astiyas, paisanos,
Mando un apretón de manos
Y con él mi almiración.
Tomado de:
https://www.poeticous.com/jose-alonso-y-trelles?locale=es
Como el cangrejo
Y bien echáo p'atrás; bien en la nuca,
Pa que tuitos me vean,
Pa que tuitos se enteren que no tengo
De que tener vergüenza;
Dios me hizo ansina, viejo,
Y ansina he de seguir hasta que muera;
Beyaco p'al recáo, negáo al freno,
Arisco pa dentrar ande otros dentran.
¿Que maté? ¿Que juí preso? ¿Que a gatitas
Me escapé de echar ráices en la celda?
¿Y de áhi? Si a mano viene áhura mesmito
Canto flor otra güelta,
Y otra güelta me enrriedo con los jueces
Y les juego risitas a las penas.
Todo está en que lo esijan
Mi china o mi opinión, cualquiera d'eyas,
Cualquiera d'eyas, viejo.
Porque sigo a las dos como un sotreta;
Porque doy por las dos si yega el caso
La sangre de mis venas...
¿Que soy gáucho atrasáo, fruto amargoso
Maduráo a la sombra e las taperas,
Charamusco en la hoguera de los oDios
Que abrasan esta tierra?
¿Que le juyo al sobéo de eso que yaman
Progreso, y luz, y cencia,
Y voy siempre p'atrás como el cangrejo.
Rezusitando vinchas y melenas,
Como dijo el Fiscal el día e la vista,
Pa encajarme diez años de condena?...
¡Y qué hacerle al dolor si soy ansina,
Y ansinita he de ser hasta que muera!...
¡Ah hij'una! P'al que mata engüelto en sombras,
Seguro y a traición, no ha e tener lengua,
Y la tuvo pa mí, que herí de frente
Y maté en güena lay, en cancha abierta,
Y, antes de darle al fierro,
Pedí al táita respeto pa mis creencias,
Respeto p'al color de mi divisa
Que es mi más grande amor sobre la tierra,
Porque habla al corazón de sacrificios,
Y con las glorias de la Patria sueña,
Porque tiene el perfume e las cuchiyas,
Y el entusiasta olor de las peléas,
Y se enrieda en las cuerdas en que vibran
Mis tristes y mis décimas,
¡Y la yeva la china que yo adoro
Prendidita en la trenza!
¿Que es esto dir p'atrás como el cangrejo,
Resucitando vinchas y melenas,
Como dijo el Fiscal el día e la vista,
Pa encajarme diez años de condena?
¡Y qué hacerle al dolor si soy ansina,
Y ansina he de seguir hasta que muera!
Tomado de:
https://www.buscapalabra.com/poetas.html?nombre=Jos%C3%A9%20Alonso%20y%20Trelles
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