Poética en retajos
Escribo con restos y ruinas
(ni en eso esta primera persona
es muy singular).
Colecciono metáforas antiguas,
hago micrologías mitológicas,
reciclo toponimias usadas,
y hablo de esto para decir aquello
y digo aquello para hablar de esto.
Así voy pasando de una cosa-cosa
a otra y otra cosa
más rarefacta y siempre doble
que me observa de vuelta
cuando la miro.
He naufragado muchas veces
y ya estoy de nuevo embarcada.
Haciendo míos, versos ajenos
haciendo mis versos, ajenos
voy recogiendo desechos
de otros tantos naufragios.
Lengua materna
para Gabriel
Oye, hijo mío, en un tiempo:
la lengua era una sola
melodía
en redondillas ingenuas
rimas minúsculas
y naturales
como pajarito en lata
de leche en polvo
La lengua, pura como agua
en leche maternizada,
era
una
única
inmensa infancia
Pero en la leche viva de mi pecho
enriquecido
con variados nutrientes
ese ritmo
ya vino entremezclado
con otro más lento, más largo, susurrada
monotonía, en doce dosis, uniformes
Por eso el sabor de tu lengua
siempre fue doble,
maternales, fueron sus primeras letras,
pero el múltiple nacimiento, es tu infancia.
Palabra extranjera
Entre las palabras y las cosas,
hay siempre una distancia:
en la palabra, la cosa es otra,
en la cosa, la palabra no es.
Pero esa cosa sonora,
que la palabra es también,
es un tipo de artimaña
para adueñarse de otra cosa.
Presa en la palabra extranjera,
una cosa es aún más otra
menos diversa de sí
que mi propio silencio.
Pero la palabra extranjera
que tardíamente aprendí
en previa palabra extranjera
se torna alguna aún más diversa
agarrándome así,
de buenas a primeras.
Cosa aprendida en el tiempo,
toda palabra es artimaña
donde yo, ella o esto
(la cosa pensante = X)
capturada, se captura:
toda palabra es extranjera.
Traducida
La lengua del traductor invade mi boca
y lúbrica alisa la plástica muscular
de sus vocales leves
y esa recta ligeramente ascendente
de cada frase suya
penetra
lo elástico rítmico de mis sílabas
en redoblado silencio
gozo
el eco en esta otra voz
langueur monotone
dentro.
Arca de Babel
Érase una vez dos historias:
la ciudad en construcción
era este barco a la deriva.
En él, envueltas las lenguas,
pares híbridos y fértiles,
crecían y se multiplicaban.
Un abarcar, muchas arcas:
esta ciudad a la deriva
es bullicio y traducción.
La torre
Aunque
sus cimientos
sean
un tanto inciertos,
con
geometría conceptual
y
argamasa sistemática
la
torre es bien construida:
ladrillo
sobre ladrillo,
sigue
un plano racional.
Pero
cuando la palabra quiere
tocar
el cielo,
se
torna escaso
el
material.
En
lo alto la densidad
demostrativa
del
concreto
débil
es.
En
nubes convergen las palabras fundamentales
y
en neblina metafórica divergen
los
planos ideales de construcción:
lenguas
metafísicas se dispersan.
Aquí
luz
es
piedra
y
la
verdad
más
pura,
pues
al final esta cima
es
la base que faltaba:
poesía,
esa piedra más dura.
Tomado de:
https://poesia.uc.edu.ve/bye-bye-babel/
Hilos enmarañados
Filomela era la hija más jovial del rey de Atenas, su
voz de miel y de lira era célebre en toda Grecia. Ella vivía en la corte del
padre entre versos y telares, cuando Tereo, el bronco rey de los tracios, vino
a buscarla a pedido de su hermana, Procne, con quien estaba casado. Pero en en
vez de conducir a la cuñada hasta su casa para una visita, como había sido
prometido, este la violó en el camino. Y para impedirla de gritar, tal vez por
recelo de ver su crimen denunciado, o quién sabe apenas para robarle lo que no
podía tener
le cortó la lengua
Filomela hizo entonces con hilos otra voz
Ariadne hizo de su hilo, confiado a Teseo, la salida
del laberinto.
Hiló así el fin del Minotauro, pero erró
al confiar en Teseo
quien después la abandonó en una isla porque temía
quedarse enredado
en la tela de sus tramas.
Penélope deshizo del hilo
fidelidad
y tejió en vida su propia mortaja.
Su ardid de espera y renuncia fue entonces muchas veces
alabado.
Filomela (II)
Con hilo de navaja
en urdimbre de silencio
lo que tramo es casi
un grito
casi un canto
Nominar
Un crujir de alas en la palabra
cambia
de este lado de toda metamorfosis,
Adília Lopes dice:
“Mi Musa antes de ser
mi Musa me avisó
cantaste sin saber
que cantar cuesta una lengua
ahora te voy a cortar la lengua
para que aprendas a cantar
mi Musa es cruel
pero no conozco otra”
La barbarie de las transmisiones y de las pérdidas
cortó aquí y allí partes de la historia que el poema de Adília subvierte y
disloca, muchos siglos después de Ovidio y de la voz medieval anónima que se
esconde en el nombre Chrétien de Troyes. De la fábula de Esopo, vestigio aún
más antiguo, sobró una conversación entre Procne y Aedón la Golondrina y el
Ruiseñor, en la mayoría de las traducciones. Pero antes de figurar el arte
épico de los aedos, Aedón designaba otro pájaro de mentón rojo-sangre e hilo frágil
de voz en un canto entrecortado, el tordo. El corte, anterior al cuento,
escindió el mismo nombre en dos aves.
“Yo vacilo, decía Safo, pues siento un doble pensar en
mí”.
En la lengua cortada de la poeta, una ausencia
vacilante
nomina el corte en el canto
el canto en el
corte
la musa
en la plántula.
Filomela
es aquella que ama el canto
como la filósofa;
busca el saber
y la filóloga,
las bellas palabras
en sus palimpsestos
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2024/10/poesia-brasilena-patricia-lavelle/
Utopía de barrio
“Agua, arena
arena y tierra
barro y quilla
quilla-arcilla”.
Los niños en la playa,
en la playa de un río,
jugaban en el barro.
“Arcilla en ladrillos
ladrillos en pilas.
Los niños apilan
en torres y torres.
Las niñas apilan
en voces y voces”.
Sin proyecto ni plan
apilado, inventan
“¡una gran torre!”
E inventando, suspiran:
“¡Una sola para todos!”
“¡Una sola, hasta el cielo!”
Aquello era infancia
de razón que aspira:
en sus manos, arcilla
en su voz, Babel.
Tomado de:
I
Al borde del mar sin forma,
Pienso en seres polimórficos:
peces tan grandes que son
ellos mismos
enormes redes
II
yo pesco,
logotipos
soy
[de Migalhas metacríticas (Megamini, 7Letras, 2017)]
Tomado de:
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