sábado, 22 de junio de 2019

POEMAS DE ADRIENNE RICH


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Sueño que soy la muerte de Orfeo



Estoy caminando aprisa por las estriaciones de luz
    y oscuridades tiradas bajo una arcada.
Soy una mujer en la plenitud de la vida con ciertos poderes,
y esos poderes severamente limitados
por autoridades cuyas caras raramente veo.
Soy una mujer en la plenitud de la vida
manejando a su poeta muerto en un negro Rolls-Royce
a través de un paisaje de crepúsculos y abrojos.
Una mujer con cierta misión
que obedecida al pie de la letra
la dejará intacta.
Una mujer con nervios de pantera
una mujer de contactos entre Hell's-Angels
una mujer sintiendo la abundancia de sus poderes
en el momento preciso en que no debe usarlos
una mujer juramentada con la lucidez
que ve a través de fuegos humeantes
y de mutilaciones criminales de estas subterráneas calles
a su poeta muerto aprendiendo a caminar
hacia atrás contra el viento
al otro lado del espejo

La Novena Sinfonía de Beethoven entendida por fin como un mesaje sexual



Un hombre aterrorizado de impotencia
o infertilidad, sin saber la diferencia,
un hombre tratando de decir algo
aullando desde la música
climatérica de su enteramente
aislada alma
gritando al Gozo desde el túnel de su yo
una música sin la sombra
de otra persona dentro, música
que trata de decir algo que el hombre
no quiere que salga, quisiera guardar si pudiera
amordazada y amarrada y azotada con cuerdas de Gozo
donde todo es silencio y
el golpear de un puño sangriento sobre
una mesa astillada.

La extranjera



Mirando como antes he mirado, derecho al corazón
de la calle hasta el río
caminando por los ríos de las avenidas
sintiendo el temblor de las cuevas bajo el asfalto
viendo encenderse las luces en las torres
caminando como antes he caminado
como un hombre, como una mujer, en la ciudad
mi ira visionaria despejando mi vista
y las detalladas percepciones de misericordia
floreciendo de esa ira

si al entrar en un cuarto desde la aguda luz brumosa
los oigo hablar un idioma muerto
si preguntan mi identidad
¿qué puedo decir sino que
soy la andrógina?
yo soy la mente viva que no pueden describir
en su idioma muerto
el sustantivo perdido, el verbo que sobrevive
sólo en infinitivo
las letras de mi nombre están escritas entre los párpados
del recién nacido

Buceando en el naufragio



Tras haber leído el libro de mitos,
y cargado la cámara
y probado el filo del cuchillo,
me pongo la coraza de hule negro
las aletas absurdas
la careta torpe y solemne.
Tengo que hacer todo esto
no como Cousteau
con su tripulación diligente
a bordo de una asoleada goleta
sino aquí a solas.

Hay una escalera.
La escalera permanece
colgada inocentemente
al lado de la goleta.
Nosotros que la hemos usado
sabemos para qué sirve.
Sería si no
sólo una cosa marítima,
un utensilio cualquiera.

Desciendo.
Escalón tras escalón y todavía
el oxígeno me sumerge
la luz azul
de átomos claros
de nuestro aire humano.
Desciendo.
Las aletas me estorban,
como un insecto me arrastro por la escalera
y no hay nadie
para decirme cuándo
el océano empezará.

Primero el aire es azul y luego
más azul y luego verde y luego
pierde color y estoy perdiendo conciencia y
sin embargo
mi careta es poderosa
llena la sangre con potencia
el mar es otra historia
el mar no es cuestión de potencia
tengo que aprender sola
a torcer mi cuerpo sin esfuerzo
en el elemento profundo.

Y ahora: es fácil olvidar
a qué vine
entre tantos que aquí
han vivido siempre
ondeando entre escollos
sus dentados abanicos
y además
aquí abajo respiras de otro modo.

Vine a explorar el naufragio.
Las palabras son propósitos
las palabras son mapas.
Vine a ver el daño hecho
y los tesoros que sobreviven
Acaricio el resplandor de mi lámpara
lentamente por el flanco
de algo más permanente
que peces o algas.

Lo que vine a buscar:
el naufragio y no la historia del naufragio
la cosa misma y no el mito
la cara ahogada de mirada fija
hacia el sol
la evidencia del daño
gastada por sales y vaivenes
hasta llegar a esta belleza raída
las costillas del desastre
curvando su declaración
entre fantasmas tentativos.

Éste es el lugar.
Y aquí estoy, las sirenas cuyo pelo negro
fluye negro, el hombre sirena en su cuerpo blindado
Rodeamos el naufragio
buceamos en la bodega
silenciosos.
Soy ella: Soy él

cuya cara ahogada duerme con ojos abiertos
cuyos pechos aguantan todavía la tensión
cuya carga de plata, cobre, bronce yace
oscuramente en toneles
medio abandonado y pudriéndose
somos los instrumentos medio destruidos
que una vez siguieron un rumbo
la bitácora comida por el agua
la brújula equivocada

Somos, soy, eres
por cobardía o valor
quien halla nuestro camino
de regreso a esta escena
llevando un cuchillo, una cámara
un libro de mitos
en el que no aparecen nuestros nombres.

En Willard Brook

el 18 de noviembre de 1961.

Espíritu como el agua
moldeada por una piedra invisible
y un banco de arena, pliegues y embudos de
acuerdo con su propia
necesidad sumergida:
al ojo indolente
pura alegría, a la
aguja de pino hirviendo
en esa piscina con cascada de cascadas
una furia aleatoria: ley,
si eso es lo que se necesita , miente
pidiendo que se lea
en el lecho seco del arroyo.

Por ejemplo

el 23 de noviembre de 1963.

A veces te encuentras con un anciano
cuyo puño no está cerrado azul blanco.
Alguien como ese viejo poeta.

cuya palma granulada alguna vez recorrió
los cuerpos de niños enfermos.
De vuelta en la línea mecanografiada

Había espacio para todo: el
parche de jacinto de uva azul ,
el toque voluntario.

de la mejilla en el pecho, la
alerta de oído para un cambio de ritmo cardíaco
y para otros sonidos también

que viven en una línea mecanografiada:
el aliento de los animales, la parada
y la puesta en marcha de los autobuses,

Basuras en lotes vacíos.
La atención una vez dada
volvió de nuevo como poder.

Las últimas tardes de un anciano
pueden ser habitadas
no por un público ...

Fuentes de aplausos en los
bancos del auditorio,
homenajes que se leen en los banquetes del hotel.

pero por reverberaciones
la oreja había deseado,
aceptado y absorbido durante mucho tiempo.

El último poema podría escribirse
en una noche repentinamente despierta
con nuevos sonidos tranquilos

como cuando un reflector juega 
contra la oscura maraña
y los pájaros hablan como respuesta.

Traducciones

25 de diciembre de 1972

Me enseñas los poemas de alguna mujer de
mi edad, o menos
traducidos de tu idioma.

Se producen ciertas palabras: enemigo, horno,
suficiente dolor para hacerme saber
que es una mujer de mi tiempo.

obsesionado


con amor, nuestro tema:
lo hemos entrenado como hiedra en nuestras paredes, lo
horneamos como el pan en nuestros hornos, lo
usamos como el plomo en nuestros tobillos, lo
miramos a través de binoculares como si
fuera un helicóptero que
traía comida a nuestra hambruna
o al satélite
de un poder hostil

Empiezo a ver a esa mujer
haciendo cosas: revolviendo arroz,
planchando una falda,
escribiendo un manuscrito hasta el amanecer.

tratando de hacer una llamada
desde un teléfono

El teléfono suena sin cesar
en la habitación de un hombre,
le oye decirle a alguien más
No importa. Ella se cansara
le oye contarle su historia a su hermana

quien se convierte en su enemigo
y, a su manera,
iluminará su propio camino hacia el dolor

ignorante del hecho de que esta forma de dolor
es compartida, innecesaria
y política.



Esta noche no habrá poesía

el 26 de mayo de 2008

Te vi caminando descalzo
observando detenidamente
el párpado de la luna nueva

más tarde se extendió el
sueño caído, desnudo en tu cabello oscuro
dormido pero no ajeno
a los no dormidos que dormían en
otra parte

Esta noche creo que
no
servirá la poesía .

Sintaxis de la entrega:

verbo pilotos el
adverbio plano modifica la acción

el verbo force-feeds sustantivo
sumerge el sujeto sujeto
es asfixiante
verbo deshonrado sigue haciendo

hay adjetivos en venta

ahora haz un diagrama de la oración

Quarto

8 de junio de 2009

1.
Llámame Sebastian, flechas que se pegan por todo el
mapa de mis campos de batalla. Maratón.
Rodilla herida. Vicksburg. Jericó.
Batalla del paso elevado.
Las victorias se volvieron del revés,
pero no se rindieron.

Cementerios de remordimiento
El campeón vencido sollozando Los
fantasmas se mueven para proteger sus lágrimas

2.
Nadie escribe la letra en un campo de batalla
En un mapa atascado con flechas
Pero creo que puedo hacerlo si simplemente estoy al acecho
En mi tienda de campaña pretendiendo
recargar mis flechas

¡Estaré allí ! Grito
Cuando vienen con sus ballestas y fósforo blanco
Para reclutarme
Agazapado sobre mis borradores
para que no me descubran
y me disparen

3.
Presiona tu mejilla contra mis medallas, escucha a través de ellas mi corazón
, doctor, ¿puedes verme si estoy desnudo?

Pasé más tiempo en este lugar que en la guerra.
Nadie viene, pero rara vez, y no sé para qué.

Fuimos a ese desierto como muchos lo hicieron antes.
Despedida y creyendo, y esperamos no morir.

Espero no morir y qué era la vida.
¿Pensábamos que nos esperaba después?

Coloca tu estetoscopio de vuelta en tus habilidades,
doctor, ¿puedes verme cuando estoy desnudo?

4.
Te contaré sobre la sirena.
Cobertizos cola para nadar. Piernas para bailar.
Canta como el mar con la garganta ahogada.
Cuchillos en su espalda.
Lanza a cada paso.
Hay un precio.
Hay un precio
por cada regalo.
Y todos los consejos.

1999


Antes del intenso
momento de la ruptura
yo quería ver en el espejo
biselado y con charnelas de mi siglo
limpio de humo
ojos de carbón y rubí
aturdido cuello portador de ladrillos y diamantes
cumbre de conchas de ostra iluminadas por la luna
encaje de alambre de espino ultrajando
el famoso monumento

Tras él se extiende el viejo
mapa indígena            paisaje
anterior a los conquistadores           horizonte sin dueño.

Versión de María Soledad Sánchez Gómez

  

Árboles


Desde el interior, los árboles avanzan hacia el bosque,
el bosque que estuvo vacío todos aquellos días,
donde ningún pájaro podía posarse,
ningún insecto esconderse,
y ningún sol podía enterrar su pies en la sombra;
en el bosque vacío de esas noches,
los árboles abundarán por la mañana.

Las raíces se esfuerzan toda la noche
por desprenderse de las grietas
en el suelo de la terraza.
Las hojas se retuercen hacia los vidrios,
pequeños vástagos endurecidos por el esfuerzo
largas y torcidas ramas que se desprenden con dificultad
bajo el techo, como pacientes recién dados de alta,
medio-aturdidos, dirigiéndose
hacia las puertas de la clínica.
Aquí me acomodo. Las puertas se abren hacia la terraza,
escribo extensas cartas
donde apenas menciono el bosque
y su partida de la casa.
La noche está fresca, la luna entera brilla
en un cielo aún abierto.
El aroma de hojas y liquen
llega como una voz a las habitaciones.
Mi mente está plena de susurros
que permanecerán en silencio mañana.
Escucha. Los vidrios se quiebran,
se tambalean los árboles
Hacia la noche. El viento
se apresura a recibirlos.
Como un espejo la luna se ha quebrado
y en la copa del roble más alto
relampaguean ahora sus fragmentos.

1963

Versión de Myriam Díaz-Diocaretz

 Arden papeles en vez de niños


                                                                                                     Estaba en peligro de
                                                                                 verbalizar mis impulsos éticos
                                                                                     hasta hacerlos desaparecer.
                                                                                                         °1-Daniel Berrigan,
                                                                                            en el juicio, en Baltimore.

1.
Mi vecino, un científico coleccionista de arte, me llama por teléfono en
un estado de violenta emoción. Me dice que mi hijo y el suyo, de once y
doce años, han quemado el último día de clase un libro de matemáticas en
patio trasero. Le ha prohibido a mi hijo ir a su casa durante una semana,
le ha prohibido al suyo salir durante ese tiempo. «Quemar un libro
dice- me produce sensaciones terribles, recuerdos de Hitler; hay pocas
cosas que me disgusten más que la idea de quemar un libro».

Allí otra vez: la biblioteca, amurallada
con Britannicas verdes
Buscando otra vez
en las Obras Completas de Dürer
MELANCOLÍA, la mujer desconcertada

los cocodrilos de Herodoto
el Libro de los Muertos
el Juicio de Jeanne d'Arc, tan azul
Es su color, pienso

y se llevan el libro
porque suefio con ella con demasiada frecuencia

                  amor y miedo en una casa
                  conocimiento del opresor
                  sé que duele quemar


2.
Imaginar un tiempo de silencio
o pocas palabras
un tiempo de química y música

los hoyuelos por encima de tus nalgas
que mi mano recorre
o el pelo es como la piel, dijiste

una época de largo silencio

alivio

procedente de esta lengua          el bloque de caliza
un hormigón reforzado
fanáticos y mercaderes
arrojados a esta costa         de verdor salvaje          de arcilla roja
que respiro una vez
en señales de humo,
soplo de viento

el conocimiento del opresor
éste es el lenguaje del opresor

y sin embargo lo necesito para hablarte

°2 3
La gente sufre mucho cuando es pobre y hay que tener dignidad e inteligencia para superar este sufrimiento.
Algunos de los sufrimientos son: una criatura no cenó anoche: un niño roba porque no tenía dinero para comprarla:
oír a una madre decir que no tiene dinero para comprar comida para sus hijos y ver a una criatura sin ropa
te hace brotar lágrimas de los ojos.

(la fractura del orden
el remiendo del discurso
para superar este sufrimiento)

4.
Yacemos bajo la sábana
después de hacer el amor, hablando
de la soledad
mitigada en un libro
revivida en un libro
así, en esa página
su coágulo y su fisura
aparecen
palabras de un hombre
que sufre
una palabra desnuda
penetra el coágulo
una mano que agarra
a través de los barrotes:

liberación

Lo que sucede entre nosotros
ha sucedido durante siglos
lo sabemos por la literatura

todavía sucede

celos sexuales
mano que se lanza
a golpear el lecho

sequedad de boca
después de jadear

hay libros que describen todo esto
y no sirven

Te internas en los bosques detrás de la casa
alli, en ese territorio
hallas un templo
construido hace mil ochocientos años
entras sin saber
qué es donde entras

así pasa con nosotros

nadie sabe lo que puede suceder
aunque los libros lo digan todo

quema los textos     dijo Artaud

5. Escribo a máquina por la noche, tarde, pensando en hoy. Qué bien
hablábamos todos. Una lengua es un mapa de nuestros fracasos. Frederick
Douglass escribía un inglés más puro que el de Milton. La gente sufre
mucho cuando es pobre. Hay métodos pero no los usamos. Joan, que no
sabía leer, hablaba una variante campesina del francés. Algunos de los sufrimientos son: es difícil decir la verdad;
esto es América; no puedo tocarte ahora. En América sólo tenemos el tiempo presente. Estoy en peligro. Estás en peligro.
Quemar libros no provoca sensación alguna en mí. Sé que duele quemar. Hay llamas de napalm en Catonsville, Maryland.
Sé que duele quemar. La máquina de escribir está recalentada, mi boca arde, no puedo tocarte y éste es el lenguaje
del opresor.

1968

°1: Daniel Berrigan, jesuita, pacifista y escritor, en 1968 quemó junto con otros 8 implicados, archivos de la oficina
donde se reclutaba a los jóvenes soldados, en Catonsville, Maryland, como protesta ante la guerra de Vietnam.
Fue juzgado y acabó en prisión.

 °2:   3. El texto en prosa lo escribió un alumno de Adrienne Rich perteneciente al Programa de Admisiones Abiertas,
para clases desfavorecidas, del City College de Nueva York en el que ella daba clases entonces.

Versión de María Soledad Sánchez Gómez

Delta


Si has creído que este escombro es mi pasado
hurgando en él para vender fragmentos
entérate de que ya hace tiempo me mudé
más hondo al centro de la cuestión

Si crees que puedes agarrarme, piensa otra vez:
mi historia fluye en más de una dirección
un delta que surge del cauce
con sus cinco dedos extendidos

1987

Versión de María Soledad Sánchez Gómez

  

En un concierto de Bach


Atravesando la ciudad en una noche de invierno
Dijimos que el arte y la vida son polos opuestos.
Aquí nos acercamos a un amor que no conoce la lástima.

Esta anciana disciplina, severamente tierna,
Renueva la creencia en el amor y sin embargo controla el sentimiento,
Convirtiendo lo que soportamos en una bendición.

La forma es la ofrenda más grande que el amor puede ofrecer -
La unión vital de la necesidad
Con todo lo que deseamos, todo lo que sufrimos.

Un arte demasiado compasivo es apenas un arte a medias.
Sólo tan altiva y comedida pureza
Restaura el demasiado traicionado corazón humano.

Versión de Jaime Manrique Ardila


Instantáneas de una nuera


1
Tú, antaño una beldad en Shreveport,
con cabellos teñidos de henna,
la piel como un capullo de melocotón,
aún te haces vestidos copiados de aquella época,
y tocas un preludio de Chopin
del que Cortot dijo: «Deliciosos recuerdos
fluyen como perfume a través de la memoria.»

Tu mente ahora,
desmoronándose como una tarta nupcial,
cargada de experiencias inútiles, rica
en sospechas, rumores, fantasías,
rompiéndose bajo el filo del cuchillo
de la realidad. En la plenitud de tu vida.

Excitada, colérica, tu hija
seca las cucharas, crece de otra forma.

2
Golpeando la cafetera en el fregadero
oye a los ángeles recriminándola, y mira hacia fuera
más allá de los jardines rastrillados, al sucio cielo.
Hace sólo una semana le dijeron: No seas paciente.

La vez siguiente fue: Sé insaciable.
Luego: Sálvate a ti misma; no puedes salvar a otros.
A veces deja que el agua del grifo le escalde el brazo
que una cerilla arda hasta quemarle la uña del pulgar,
o mantiene la mano sobre el escape de la tetera
justo sobre el denso vapor. Son ángeles probablemente,
ya que a ella ya nada le duele, excepto
la arenilla que cada mañana se le mete en los ojos.

3.
Una mujer que piensa duerme con monstruos.
Se convierte en el pico que la agarra. Y la Naturaleza,
ese arcón de tempora y mores,
con tapas alabeadas, todavía útil,
se atiborra con todo ello:    las mohosas flores de naranjo,
las píldoras femeninas, los tremendos senos
de Boadicea bajo lisas cabezas de zorro y orquídeas.

A través del cristal tallado y la mayólica
oigo gritar a dos atractivas mujeres, enzarzadas en una discusi6n,
las dos orgullosas, agudas, sutiles,
como Furias arrinconadas lejos de su presa:
el discurso ad feminam, te clavo
todos los viejos cuchillos que se han oxidado en mi espalda,
ma semblable, ma soeur! °

° Irónicamente Rich varía el célebre apóstrofe que aparece en el poema «Au Lecteur»
de Charles Baudelaire:  «Hypocrite lecteur!-mon semblable, -mon frère»!

4.
Reconociéndose demasiado bien la una en la otra:
sus cualidades no sólo deleite, sino una espina,
la punzada afilada contra el menor signo de desprecio...
Leyendo, mientras espera
que la plancha se caliente,
escribiendo, My Life had stood -a Loaded Gun- °
en esa despensa de Amherst mientras las confituras hierven y se pudren,
o más a menudo,
con ojos férreos y pico y resuelta como un pájaro,
limpiándolo todo en el trastero cotidiano de la vida.

°Poema número 754 de Emily Dickinson.

5.
Dulce ridens, dulce loquens,
se depila las piernas hasta que relucen
Como colmillo de mamut petrificado.

6.
Cuando con su laúd canta Corina °1
ni las palabras ni la música son suyas;
sólo el largo pelo que le roza
la mejilla, sólo la canción
de seda en sus rodillas
y éstas
se acomodan en un parpadeo.

Suspendida, temblando e insatisfecha, frente
a.una puerta abierta, esa jaula de jaulas,
dinos, tú, pájaro, tú, trágica máquina-
¿es éste un fertilisante douleur? Inmovilizada
por el amor, para ti el único acto natural,
¿están tus filos más preparados
para penetrar los secretos de la cripta? ¿Te ha enseñado la Naturaleza
sus libros de cuenta a ti, nuera,
que sus hijos nunca vieron?

Corina °1    Primer verso de un poema de Thomas Campio

7.
«Contar en este mundo incierto con algún refugio
que no pueda ser destruido, es
de primordial importancia.» °1
                                          
                                                       Así escribió
una mujer, en parte valiente y en parte buena,
que luchó contra lo que apenas comprendía.
Pocos hombres en su entorno harían o podrían hacer más,
de ahí que la llamaran arpía, fiera y puta.

°1 Frase de Mary Wollstonecraft (1759-1797), escritora inglesa y apasionada defensora
de la igualdad social  y educativa para las mujeres. La cita se ha tomado
de "Thoughts on the Education of Daughters".

8.
«Todas morís a los quince», dijo Diderot,
y se convirtió en parte en leyenda y convenci6n.
Sin embargo, ojos sueñan de manera imprecisa
tras cerradas ventanas brumosas por el vapor.
Deliciosamente, todo lo que podríamos haber sido,
todo lo que fuimos -fuego, lágrimas,
ingenio, gusto, ambición martirizada-
agita como el recuerdo de un adulterio no consumado
el exhausto y fláccido pecho de nuestra madurez.

9.
¿No que se hagan bien las cosas, sino
que se hagan siquiera? °3 Cierto, ¡piensa
en la posibilidad! U olvídala para siempre.
Este lujo de la criatura precoz,
preciada inválida cr6nica del Tiempo-
¿renunciaríamos a él, queridas, si pudiéramos?
Nuestra ruina ha sido nuestra ventaja:

el simple ingenio nos bastaba-
brillo en fragmentos y borradores.

No suspiréis más, señoras.
                                              El tiempo es hombre
y en sus copas brinda por la belleza.
Desconcertadas por las galanterías, oímos
alabar nuestras mediocridades,
considerar abnegación la indolencia,
elegante intuición el pensamiento desordenado,
cada desliz se perdona, nuestro crimen
es sólo hacer marcada sombra
o romper el molde sin vacilar.

Para eso, celdas de aislamiento,
gases lacrimógenos, bombardeos de dolor.
Pocas son las aspirantes a tal honor.

°3   Frase misógena atribuida a Samuel Johnson: «Una mujer que predica es como un perro
que camina sobre sus patas traseras: no es que lo haga bien, lo que te sorprende es
que lo haga siquiera».

10.
                                                                   Bien,
le ha llevado mucho tiempo llegar, a ella que debe ser
más despiadada consigo misma que la historia.
Mente al viento, la veo zambullirse
desafiante, moviéndose por las corrientes,
bañada por la luz
Can bella, al menos, como cualquier muchacho
o helicóptero,
                        firme, acercándose todavía,
sus finas hélices estremeciendo el aire
                        pero su carga
                        no será una promesa entonces:
                        entregada
                        palpable
                        nuestra.

Versión de María Soledad Sánchez Gómez



La luna...


(volviendo a casa en coche de una lectura de Robin Blaser)

La luna
no es romántica.              No.              Es
un hecho de la vida y aún
no estamos acostumbrados. Pensarías, refleja
las olas no las atrae.           Así
yo te regiría igual que
he sido regida por ti.              En la carretera de la Costa
entre rachas de niebla

                               ese rostro (sí, tiene
                               expresión) que aparece y desaparece
                               nos habla
                               como hizo él en su galantería
                               y operístico misterio.


Versión de María Soledad Sánchez Gómez







Planetarium 


                                 Inspirado en Caroline Herschel (1750-1848),
                               astrónoma, hermana de William, y en otras...

Una mujer con forma de monstruo
un monstruo con forma de mujer
abundan en los cielos

una mujer            «en la nieve
entre los Relojes e instrumentos
o midiendo el suelo con pértigas»

capaz de descubrir a sus 98 años
8 cometas

aquella sobre quien la luna gobernó
como en nosotras
levita hacia el nocturno cielo
surca distancias en los lentes pulidos

Galaxias de mujeres, cumpliendo ahí
penitencia por impulsivas
congelados nervios
en aquellos espacios           de la mente

Un ojo
              «viril, exacto y absolutamente seguro»
              desde las confusas telarañas de Uranusbor
          

                         encuentra la NOVA

cada impulso de luz estalla
desde el centro
como se descarga nuestra vida

                        Tycho susurra al fin
                        «Que no parezca que he vivido en vano»

Lo que vemos, lo vemos
y ver es cambiar

la luz que marchita una montaña
y le permite a un hombre vivir

Los latidos del pulsar
el corazón exudando por mi cuerpo

El impulso de radio
que fluye desde Taurus

                          Estoy bombardeada             aun así me yergo

Me he mantenido de pie toda la vida en medio
del curso directo de una batería de señales
el más fielmente transmitido el más
intraducible lenguaje en el universo
Soy una nube galáctea tan profunda              tan intrincada
que una onda de luz demoraría 15
años viajando por mí               Y ha ocurrido
Soy un instrumento con forma
de mujer intentando traducir pulsaciones
a imágenes                para aliviar el cuerpo
y reconstruir la mente.

1968

Versión de Myriam Díaz-Diocaretz

Reparto de tareas


Las revoluciones dan vueltas, pactan, hacen declaraciones:
una revista nueva aparece, viejos nombres en su cabecera,
una revista antigua abrillanta su obra
con deconstrucciones de la prosa de Malcolm X
Las mujeres en las filas traseras de la política
todavía lamen hilo para pasarlo por el ojo
de la aguja, truecan huesos por plástico, rajan vainas
para venderlas como collares en los cruceros
hacen inmaculados vestidos de Primera Comunión
con planchas y vacilante agua caliente
todavía ajustan los microscópicos hilos dorados
en los chips de silicio
todavía dan clase, vigilan a los niños
desaparecidos en las callejuelas de fuego cruzado, los barrancos de
             repentinas inundaciones
los repentinos incendios de queroseno
-mujeres cuyo trabajo reconstruye el mundo
todas y cada una de la mañanas
                                                       He visto a una mujer sentada
entre la estufa y las estrellas
sus dedos chamuscados de apagar las velas
de la pura teoría             Índice y pulgar: los dos quemados:
he sentido esa cera sagrada levantarme ampollas en la mano

1988

Versión de María Soledad Sánchez Gómez

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