viernes, 20 de septiembre de 2019

POEMAS DE HARRY MARTINSON


Resultado de imagen para POEMAS DE HARRY MARTINSON(6 de mayo de 1904, Jämshög, Suecia - 11 de febrero de 1978, Hospital universitario Karolinska, Solna, Suecia)



«La mejor solución»

La resignación se encarga de arreglar casi todo:
poco a poco se forma una suave costumbre del dolor.
Eso acontece sin protestas y sin vivas.

Uno se esfuerza hacia arriba
y se acostumbra hacia abajo.

No son las revoluciones, sino las resignaciones
las que han permitido al hombre que viva,
si es que en realidad ha vivido.
Nadie, sin embargo, ha sobrevivido.

Es posible arreglar las jubilaciones,
pero las resignaciones se arreglan sin nadie.
Alivian poco a poco y sin cesar todas las instituciones
de las obligaciones y de las opiniones.
Y el ocaso, sonríe.


«La sierva»
Ella arrojó lejos su azada
y avanzó hacia él diciendo:
no derroches demasiados años en la piedra inconmovible de tu obstinación.
Demórate alguna vez con mi corazón en el rocío y escucha al zorzal y al cuchillo.
Pronto nos encontrará el sol del crepúsculo lo suficientemente viejos
para que lo sigamos para siempre cuando se acuesta detrás de las colinas.


«Gaviota muerta»

Nunca más atravesará
mi hambriento pico
la calma de la niebla.
Nunca más me meceré ansiosa de grasa de foca
en la ola que juega en la luz del sol;
ya no me deleitaré
—en la escarpada escollera—
con el hígado del gran bacalao —
nunca, — oh, nunca.

Pero en la niebla vive mi grito extraviado.
Tú lo has oído, pescador,
y el sonido de una boya ondulante,
el solapado oleaje
te extravió en el mar.
Nunca más chirriarán ansiosos tus escálamos allí fuera.
—Silenciosa es la noche—
¡Vive, oh, grito mío solitario!


"¿Has visto un colisionador vagabundo"

¿Has visto salir de un huracán un colisionador de vagabundo,
con auges rotos, peleas hechas pedazos,
arrugado, jadeando, afligido,
y su capitán se volvió completamente ronca?
Resoplando, se acerca al muelle iluminado por el sol,
exhausta, lamiéndose las heridas
mientras el vapor se diluye en sus calderas.


Las visiones

Con miedo en sus ojos,
los soldados de salvación vieron
desde la torre del observatorio con casco: las arpas celestiales;
las nebulosas titánicas que se mecen
y sus cadenas caóticas de oro gaseoso.

A lo lejos, en el cristal ilimitado de lugares más allá del tiempo,
donde el pensamiento asustado
puede sumergirse eternamente a través de los milenios,
agitó los bombines dorados como el gas de las arpas
efervescentes en Sagitario.


LA CATÁSTROFE




De espaldas a la cotidianidad de los hombres oteaba Tycho

desde la isla de Hveen

el Universo donde brillaban los semblantes de los soles.



Una noche cuando se consumía una nova, un sol camino de su destrucción,

oyó a sus espaldas la voz quejumbrosa de una jornalera:



Misericordioso señor, mi hijo está en peligro,

Ay, antes de que salga el sol mi hijo habrá muerto.



Tycho permaneció inmóvil investigando la nova en el telescopio,

vio cómo desaparecía para siempre un sol para los mundos

que habían gozado de sus favores,

pensó en la gente de aquellos mundos, sus reinos sorprendidos,

todo lo que habían hecho soñado y sentido

hasta la fecha en que surgió la llama

súbitamente de la blancura ígnea de cielos retumbantes

y los océanos del mundo no bastaron para apagarla.



Temblando sintió el innominado dolor de Casiopea,

y sin volverse hacia la quejumbrosa mujer le dijo:

Mujer acabas de nombrar el sol.

Recordabas la existencia del sol.

Grande es la excelencia de tu memoria.

¿Cómo está tu hijo? ¿Enfermo?



Traducción Francisco J Úriz.

EL ISLOTE.   (1953).

El somormujo tuerce la cabeza y se da la vuelta,
se lanza detrás de su cuello
como detrás de una flecha polícroma por
los círculos del agua.
Y el islote se balancea,
se desliza como un barco con aparejo de noble,
juega por un instante con sus siglos en las olas del ahora.


INVOCACIÓN.   (1958)

L a luna llena resplandece en el mar
y tú en mi corazón.
La ribera espera y envejece. Tú no llegas nunca.
Efímero es el sendero de luz lunar que riela en el mar que devoró
el barco en el que hubiésemos viajado un largo tiempo
llevados por el deseo, tocando la flauta y la lira
uniendo la canción y la carne en el viento de plata.


LA CANCIÓN DEL PRADO.   (1958)

Un prado en flor no puede ser descrito más que por sus mariposas,
sólo puede ser cantado correctamente por sus abejas.
Mantener unido ese vuelo multitudinario
y distinguir correctamente el canto de las abejas.
Sólo pueden hacerlo las hadas que han practicado eternamente.


LA DESPEDIDA DE LOS RECUERDOS.   (1960)

Cuando los recuerdos van a desvanecerse nos visitan con gran frecuencia
como si quisieran ser completamente consumidos.
Lo mejor es comerlos como el manjar favorito,
muy a menudo, hasta que uno ya se harta de ellos.
Así disminuye su valor
para el día en que sean presa del insolente olvido.


PARTIDO EN DOS.  (1971)

Tu avidez de calma y tu ansia de movimiento, de inquietud
cantan un dúo hostil a lo largo de una vida de olas y valles.
¿Cuál es la razón de vivir? Ninguna y sin embargo todas.
¿Cuál es la razón de morir? Lo mismo.
Esos ojos desgraciados vieron más de lo que podían arreglar,
esos ojos felices vieron con una confianza heredada
las cosas rectas y redondas, los árboles con raíces y copas.
El fluir y volar y arrastrarse, una ruina felizmente combinada.
EL CEDAZO DE LOS RECUERDOS.  (1971)
La mayoría de los recuerdos
caen al suelo con las hojas.
Si después uno los toca
solamente crujen secos
como si jamás hubiesen verdecido
en los matorrales de los años.
El hombre exige de las cosas
más que ellas de él.
Avaro e implacable
consume el resplandor de las cosas.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario