(Londres, Inglaterra, 8 de febrero de 1819-Brantwood, Cumbria, Inglaterra, 20 de enero de 1900)
Noche
Desmayados por la campana caen
los ecos espantosos,
que rechinan dentro de la
torre gris de la catedral;
No permitas que entre por el
portal alto, para que
el extraño espíritu de la hora
sin luna
deba dar vida a esas personas
pálidas, que
yacen en sus nichos inquietos,
dos y dos,
cada uno con su cabeza sobre
una almohada de piedra reposada,
y sus manos levantadas , y sus
párpados cerrados.
De muchos oriel deshilachados,
como para burlarse,
su pálido y grave ceño de
piedra
teñida de hiedra, viene la
risa incongruente, y se deleita gritando:
arriba, un solitario marco
abierto de par en par al
viento nocturno,
Admite su frío, así que
mortal, pero tan amable
En la ceja febril y el ojo
ardiente
de uno, cuya hora nocturna
pasa sin dormir.
¡Cámaras melancólicas! Podría
evitar
la oscuridad de tu silencio,
con tanto miedo,
como lugares donde se ha
cometido un asesinato lento,
¡Cuántos espíritus nobles han
muerto aquí,
marchitándose en anhelos de
aspirar
roídos por la burlona
esperanza devorada por su propio fuego!
Creo que la tumba debe sentir
un lecho más frío
para los espíritus como estos,
que para los muertos comunes.
La última sonrisa -
Se sentó junto a mí ayer
con los labios y los ojos, así
que blandamente sonriendo,
Tan lleno de alma, de la vida,
de la luz,
con tanta dulzura mi corazón
lorn seductora
que casi me había hecho
homosexuales
casi había encantado la idea
de distancia
(que, como el viento del
desierto envenenado,
vino enfermo y pesado sobre mi
mente)
Ese recuerdo pronto sería mío,
y ella ya no sonreiría para
mí.
Tomado de:
Confía en Tu amor
Confía en
tu Amor: si ella está orgullosa, ¿no es dulce?
Confía
en tu Amor: si ella es muda, ¿no es pura?
Poner
tu alma llena en sus manos, bajo a sus pies;
Fallo,
Sol y Aliento!-todavía, por tu paz, Ella perdurará.
Tomado de:
https://www.translatetheweb.com/?from=en&to=es&ref=SERP&dl=es&rr=UC&a=https%3a%2f%2finternetpoem.com%2fjohn-ruskin%2f
Confía en Tu amor
Confía en
tu Amor: si ella está orgullosa, ¿no es dulce?
Confía
en tu Amor: si ella es muda, ¿no es pura?
Poner
tu alma llena en sus manos, bajo a sus pies;
Fallo,
Sol y Aliento!-todavía, por tu paz, Ella perdurará.
Tomado de:
https://www.translatetheweb.com/?from=en&to=es&ref=SERP&dl=es&rr=UC&a=https%3a%2f%2finternetpoem.com%2fjohn-ruskin%2f
«Las colinas de Carrara»
En medio de un valle de hojas
florecientes
donde la vid alarga su raíz
sinuosa
y abultada se abate la gavilla
otoñal
y los olivos derraman su
atezado fruto,
y vientos leves, y aguas nunca
mudas,
hacen de jóvenes ramas y
guijarros límpidos
un laúd universal.
Y aves vivaces, por el oscuro
soto de mirto,
perforan con breves notas, y
un plumaje bañado de rocío,
el silencio y la sombra de las
sosegadas avenidas.
II
Lejos en la profundidad de
cielos sin voz
donde calmas y frías se
esparcen las estrellas,
se alzan los cerros de la
pálida Carrara.
No hay ruido ni tormenta, ni
rudo torbellino,
que puedan quebrar su serenidad
de mármol solitario;
los relámpagos carmesí en
torno de sus cimas
podrán sostener sus fogosas
disputas:
ni escuchan ni responden; su
venturoso descanso
no lo adornan cogollos, ni
verdes pastos, ni el aliento
de cosa moviente alguna altera
su atmósfera de muerte.
III
Pero más abajo, en un sueño
plegado,
se extienden borrosas formas
de vida celestial
de pálidos ceños y ojos vagos,
sumidos
en una dulce paz de sombra
somnolienta,
cuyos miembros retorcidos,
ataviados de roca,
descienden como olas blancas
sobre el humano pensamiento,
manifestado en sueños
intranquilos;
en sus secretos hogares de
deseada duermevela,
se elevan inmortales, hijos
del día,
brillando con divinas formas
en la tierra, y en su ruina.
IV
Sí, donde los brotes tienen su
origen más brillante,
donde ampliamente reluce un
florecer de oro,
allí se desliza la serpiente y
se afana el gusano
y negra la tierra se extiende
por debajo.
¡Ah! no pretendas conocer el
alma de los hombres;
que visten con aparentes
sonrisas sus baldíos parajes;
las palabras que se toman a
broma el infortunio
despiertan no con menos
ligereza, pese al corazón roto,
al corazón burlón, que apenas
se atreve confesar
incluso para sí, la fuerza de
su propia amargura.
Ni juzgues que aquellos de
frías palabras,
los de frentes oscuras, los de
corazón de acero,
con la fuerza acostada,
furtiva, solapada,
de pensamientos que ocultan y
punzadas que sienten,
necesiten de una cavilación en
respuesta para romper su sello,
¿quién puede saber qué olas
batirán el mar callado,
bajo el pobre llamamiento
desde costas lejanas, de un
viento que no sientes?
Qué sonidos se despertarán
dentro de la caracola,
sensible al encanto de quien
sabe tocarla.
Traducción de Andrés Catalán
No hay comentarios.:
Publicar un comentario