jueves, 4 de febrero de 2021

POEMAS DE JULIO AUMENTE

(29 de octubre de 1921, Córdoba -  2006, Madrid, España)


Al filo de las noches

Un cuerpo que se entrega no es difícil hallarlo.

Eso eras tú, un hermoso cuerpo divino y vivo.

Una breve cintura, un racimo dorado

en tus ojos brillando entre los ríos de Agosto.

 

Pero es fácil que un cuerpo fulja como una gema

si como amor se mira, con verdadero amor.

Amor y no esa débil pasión que muere a un tiempo

con el último goce de los cuerpos vencidos.

 

Para mí la palabra, para ti la caricia;

para mí la sonrisa y el arco de tus cejas,

para mí el fruncimiento de tu labio rosado,

superior, tibio, altivo, carnal, condescendiente.

 

Pero el amor no muere porque nunca ha nacido

en ti, que languideces al tocar de los dedos.

Tú buscas el secreto, la dulzura, el peligro

del momento robado al filo de las noches.

 

La amistad para ti, o el amor, eran sólo

nombres a que invocar en las horas perdidas.

 

Paisaje con campanas

Son ya las seis y media y es domingo. Febrero

trae uno de sus días soleados y dulces

en los que ya se siente rozar la Primavera.

 

Desde este mirador veo Córdoba: sus torres

y sus casas bañadas en el sol de la tarde,

con un silencio apenas roto por unos pájaros

o por llantos de niños en las casas cercanas.

 

A veces toda la ciudad vibra entera

y el aire es dulcemente rasgado

por la campana de un convento que toca a Vísperas.

Primero es el Císter, luego la Encarnación,

lejos se oyen apenas Santa Isabel y el Corpus.

 

Después viene el silencio a dominar de nuevo.

Por la campiña se vuelve el aire tenuemente violeta

y en la sierra los montes oscuramente azules,

¿acaso no es la tarde como una nueva aurora?

San Jerónimo cubre su perfil de naranjas.

 

Un rumor de caballos sube desde la calle.

Las campanas repiten su llamada insistente

y los pájaros huyen de las torres. El Ángelus

se extiende en toda Córdoba entre sol y silencio.

 

En la blanca azotea de un convento apartado

del mundo por ligeras celosías de madera,

una monja recoge las ropas ya secadas.

 

La última campana ha cesado. Imperceptiblemente

la tarde va dejando jirones de sí misma

en las cumbres más altas de Sierra Morena.

 

Lejos hacia Granada las luces van huyendo

y ni un rayo de sol queda ya en los tejados.

 

Los jardines ocultos van despertando al frío

y de un balcón oscuro surge un rumor de música.

La noche viene lenta casi como la muerte

que se espera, no llega y de pronto ha llegado.

Tomado de:

https://www.isliada.org/poetas/julio-aumente/

 

DE POÉTICA

 

Torna voluble el facistol girante

de talladas caobas enceradas y oscuras,

donde en pintados pergaminos lucen

árboles genealógicos hasta Olimpos sublimes.

 

Comnenos, Lusignan, Valois, Hohenstaufen,

Hungría y Aragón, Plantagenet-Anjou;

es tal tanta belleza suntuaria que habría de ser mentira

–real verdad y mentira del hombre o de la historia, quién la sabe–.

 

Pues sí, amigos, poética concurrencia,

lucháis como jauría hambrienta por vana dominación.

 

Tomad mi parte, pavoneaos en el jardín de la fama.

Sin ambición, me quedo errante en mi pasado, en mis salones…

Tomado de:

https://poeticas.es/?p=1968

 

Sarcófago De Córdoba

Allí se reclinó el cuerpo cansado

de aquel que buscó y no halló la absoluta belleza,

verde jardín que refresca el surtidor,

no más, no más sino dormir eternamente.

 

Filósofo abúlico o dacio mílite,

noble patricio o emperador divinizado,

en tan deslumbrador rectángulo de mármol

rosado mineral, tal si de Paros,

con luz lunar iluminada luce

vegetal o animado relieve caliente e inmortal

en cuya puerta, innominada, resquicio cierto incita

a traspasar el dudoso dintel ignoto.

 

Puerta indecisa que separa

sucio mundo presente de un más dichoso prometido;

Hades funesto así lo aceptas sin pavor alguno,

senda de luz y silencio abierta ante tus pies,

niebla acogedora te envuelve en tu mortal deceso,

esplendor evanescente que hace traslúcido el frío alabastro.

 

Sarcófago de Córdoba que en ti mismo devoras

cruel ciudad desdichada a la vulgaridad entregada con desidia.

 

Descansa ahora y luego resucites,

corta fusión perecedera,

para de ti volver, alta realeza,

polvo o aire, del agua, triunfal de nuevo en ti reconvertirme.

Tomado de:

https://www.poemasde.net/sarcofago-de-cordoba-julio-aumente/

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