El Ferrocarril
Ay! Mi pobre vecina!
Cual te clava su espina
el dolor; ¡Cuál te mina!
Toses, blanca viajera;
y tu cara de cera
es gentil calavera.
¿Dónde vas a curarte?
¿Quién tu pena comparte?
Interesas al arte,
por el duelo que arrojas
de tus ojos de hojas
en que anidas congojas;
por tus besos, no dados,
tus amores, soñados,
y tus días contados;
por tus facciones,
adorables creaciones
de un pintor e visiones.
(Blanco-Fombona, R. 1901. Enero, 1: 15)
Adiós Regina Szymonska.
Tuerces rumbo - el tren arranca,
viajadora
hija de la estepa blanca…
Adiós, señora.
Exotismo deliciosos
tienen tus ojos cambiantes,
- grandes turquesas que brillan
como si fuesen diamantes -
En tus ojos cantan rimas
y paisajes de bohemia;
hay montañas… y en las cimas,
como lluvia de algodones,
se distingue un blanco vuelo
de ilusiones.
Tuerces rumbo - ya vas lejos…
Tu blancura se destaca
entre los campos bermejos.
Adiós, polaca.
(Blanco-Fombona, R. 1901. Julio, 15: 448)
Al Partir
Estreché sus quince años
besé la boca de flor
y los cabellos castaños
junto al viejo mar cantor.
- Piensa, amada, en el amante,
no me quieras olvidar…
y cayó una estrella errante
en la copa azul del mar.
(Blanco-Fombona, R. 1901. Agosto, 1: 481)
1902
Lo Que Dice La Musa
No profanes el misterio de las cosas,
el misterio de las cosas de ilusión;
y consagra a las penumbras y a las rosas
medio abiertas y a los besos, tu canción.
Ciñe gasas a tu amada colombina
Tú no sabes la adorable turbación
de una blanca, no discreta muselina,
o de un pliegue sin plegarse de linón.
Oye el canto de ternura que la brisa
se acompaña con el arpa del ombú;
mira el beso como besa la sonrisa
en la noche del galante rendez - vous.
Curiosea los estuches; la novela
olvidada junto al guante y al corsé;
las persianas; y al discípulos que vela
y medita bajo el rayo del quinqué.
Y ama el verso de sollozos penetrantes;
ama el verso de perfume de azahar;
como el cielo, copa llena de diamantes,
copa llena de zafiros, como el mar.
(Blanco-Fombona, R. 1902. Enero, 1: 481)
La Vida
I
Leo en mi libro. Es ya media noche
El pelo de mía amada
es un chorro de libras esterlinas
y surje (SIC) su cabeza de las blancas
coberturas del lecho
como el dibujo de un pintor de hadas.
Me dicen “es un perro”, o bien: “te adora”.
Hoy nos hemos reído a carcajadas.
Los amigos me envidian
mi casita, mi ocio, la muchacha,
mi juventud y la sonrisa eterna…
Mi sonrisa es mi fuerza y es mi máscara.
Ya soy feliz. Y bien! Esto es horrible.
Suspiro por mis noches angustiadas,
por mi vida haraposa de bohemio,
por mis noches sin cama,
por mi cruel desolación de huérfano,
por mi vida de huérfano y de patria.
A qué vencí? Por qué librar las rudas,
las tremendas batallas
por la vida y el éxito y el nombre?
Para qué la ascensión de las montañas?
Si esta noche de súbito
a mí viniera una hada
y me dijese:
- Escúchame, poeta;
traigo para tus sienes esta rama
de florido laurel; traigo esta púrpura
para cubrir de púrpura tu espalda;
para tu bolsa un vellocino de oro,
y esta rubia gentil para tu cama -
Al hada bienhechora
le daría las gracias,
y a trueque de eso dones
le pediría:
- Hada
ponme en el brazo, músculos,
y ambición en el alma.
II
Sentado a mi balcón miro las nubes
errantes. Caravanas
de sueños y ambiciones,
por mi cerebro pasan.
Mi querida se acerca, y dulcemente
apóyase en mi espalda.
Su caballera se impregnó en el baño
de un olor de campiña. Me dan ganas de beber le
de beber leche, de domar un potro,
de atravesar un río… Nuestra charla
se inicia con un beso. Ella confía
en mis puños. Hablamos del mañana.
¡Cómo es hermoso el gesto del que lucha!
Y el lauro del que triunfa ¡Cómo ata!
(Blanco-Fombona, R. 1902. Julio, 15: 440)
1906
De La Mazmorra
A Gómez Carrillo.
Mi convenio es ruda inharmonía
que en la copa del sauce y del maría,
los pájaros censuran con su canto.
Cómo! El viento en cadenas? En quebranto
el espíritu fuerte? Las prisiones
son para el siervo a bravos infanzones,
hombres de presa y corazón de llamas,
la trompeta gloriosa de cien Famas
y el campo azul y las empresas nobles.
Al celemín los granos; no los robles.
Pesarme ! ¿Quién? ¿Por qué? Jesús lo dijo:
“No Juzguéis” Y será grano de mijo
mi corazón, que vil ventorrillero
diga: “ podrido está”; y al basurero?
La justicia es absurda; la justicia
es el triunfo del miedo y la estulticia:
sobre la indomitez y la osadía.
Ruja el león, antes que arribe el día,
en que talen pastores la montaña.
La pavura, que habita la cabaña,
teme a la fiera de doradas crines.
Y alevora en su miedo y en su saña,
piensa trocar los bosques en jardines.
(Blanco-Fombona, R. 1906. Junio, 1)
La Visión Desde El Jardín Y Dentro Del Alma
¿Cómo pudo pasar? ¿Es un recuerdo;
un sueño, una ilusión?. Pero ¡ay! En vano
hilaciones quiméricas - me pierdo
en desflecar las brumas con la mano.
La vi del mirador; y ya fue esclava
mi paz . Y la visión junto a la puerta
del jardín se detuvo. Penetraba
no en el jardín, sino en mi alma abierta.
¡Oh, clara noche azul, rubia de estrellas!
Oh, jardincito de gladiolas rojas,
arena blanca de imprimir sus huellas
la viera Diana, entre las verdes hojas!
¿Fue un bien? ¿ Acaso un mal? Sentí que dijo
elocuentes la sangre de mis venas
cuando me vio meditabundo, rijo:
“cómo es dulce el tañer de las avenas,
la flor de lujo, el vino y el vinagre,
y de las horas ignorar la huida…
echa una brasa más a tu deseo
riega de amor el árbol de la vida”.
(Blanco-Fombona, R. 1906. Julio, 1)
A La Novia Por Venir
A M . Fredirid Raisin.
Oh, tú flor de esperanza
tú, la que has de venir para la alianza!
¿Qué tardas? ¿Dónde estás? ¿Cómo no vienes?
Ay, blanquearán los rizos de mis sienes
Y ya no podrá ser. Te busco cerca,
lejos, al norte, al sur. Dime ¿Qué alberca
refleja el par de soles de tu cara?
Iré a su fondo aunque en el fondo ahogara
con mi vida el futuro de sonrisas.
Piensa en las frescas y traidoras brisas
que pueden inducirme a yerro, cuando
un nombre que no el tuyo susurrando
me enamore de un nombre que no el tuyo.
En la noche de abril radia el cocuyo;
¿No florecen los campos? Es la hora.
Los cielos pintan la rosada aurora.
Mira el volar del polen y del beso:
Aquí te aguardo, orillas del Permeso,
Cantando una canción. La sangre apremia.
Ven azucena, Rosa, Juana, Eufemia.
Advierte que futuros paladines,
hombres de presa y canto, no malsines,
aguardan en el tiempo y en la nada
el caer de mi orgullo a tu mirada.
(Blanco-Fombona, R. 1906. Julio, 1)
La Guerra A Muerte 1813
La patria en cruz y con las venas rotas,
cintila, salpicada de rubíes
las campañas son todas de alelíes
bermejos, y de grana las garzotas.
¿No parecen millares de patriotas
en los dientes de hispanos jabalíes?
¿No exponen las cabezas carmesíes
palpitantes, en bárbaras picotas?
Y sucedió un fenómeno celeste
la aurora despuntó por el Oeste
Bolívar en los Andes parecía;
Y tempestad de purpurinas olas
en la tumba rodearon aquel día
ochocientos cabezas españolas.
(Blanco-Fombona, R. 1908. Mayo, 1: 235)
Bolívar En Los Andes 1819
En más e una ocasión marchó Bolívar por los Andes,
hazaña semejante a la de Aníbal, sin parecer atribuirle mayor importancia.
Carlyle.
Dardea sus agujas de oro la mañana
y los Andes erigen sus agujas de hielo;
avanza la columna bajo el oro del cielo
por la nieve que, heridas, pincelaron de grana.
Ventisqueros y páramos cruzó la caravana,
de jinetes e infantes quedó esterado el suelo;
y de mañana y tarde y medio día un vuelo
de cuervos, sigue el rumbo de la hueste serrana.
La ventisca emparama; el sol quema. La tropa,
en angustias el alma y en hilachas la ropa,
divisa un horizonte de montañas de nieve.
Y el desconsuelo postra la exhausta caravana.
Pero Bolívar habla. Su arenga lucia y breve
anuncia la victoria de Boyacá, cercana.
(Blanco-Fombona, R. 1908. Mayo, 1: 235)
Bolívar En El Chimborazo 1825
El español mismo, a pesar de su sed de guerra y de
oro, olvida a Pizarro para aplaudir a Bolívar. Lord Byron.
Ya el grupo de victorias
de Atlántico a Pacífico,
bate las alas de carmín;
y el grupo de Naciones,
en un valor magnífico,
sigue el Egregio Paladín.
Mar Caribe, Orinoco,
Amazonas de mito,
Ecuador flamante y azur,
vieron pasar el Héroe,
que ansioso de infinito
su caballo endereza al Sur.
Un cóndor de los Andes
desde cumbre sin nombre,
oyó tropel en su confín.
- ¿Quién osaba? Se tuvo.
Reconocía al hombre.
De Carabobo y de Junín.
Y cuando el Chimborazo
prepotente y erguido,
bañado en célico esplendor,
miró al Emulo en torno
dio un tremendo regido…
Rugía de envidia y dolor.
(Blanco-Fombona, R. 1908. Mayo, 1: 235)
Elegía Del Retorno
Caracas, agosto 1908
Aquí estoy ya. Diviso del cuartucho
la vieja tapia del jardín frontero,
concertante de pájaros escucho
que celebran la vuelta del viajero.
Los “pensamientos” anhelados miran
con sus ojos violados y doncellos;
repican las campánulas; y estiran
las azucenas los nevados cuellos.
-¡Cómo te fue? - pregunta la rampante
trinitaria, y la tímida violeta,
y el chorro de la fuente y la silbante
brisa. Todos cuestionan al poeta.
Y yo a mi vez pregunto: la rosada
y divina figura, en dónde, en dónde está?
Por qué no cruza el carmen la hamadriada?
El escaño vacío me responde.
Balancea su esbelta aristocracia
el sauce melancólico y silente,
cierra su verde parasol la acacia
y se cubre de lágrimas la fuente.
(Blanco-Fombona, R. 1908. Agosto, 15)
Canciones De Holanda
El sueño del agua
El agua se torna risueña
al soplo de un aura de amor,
y rompe en espumas, y sueña
galanas praderas en flor;
EL castaño y el chopo floridos
al beso amoroso de abril,
y llenos de cantos y nidos;
el sol en el campo gentil.
Y amante pareja: la niña
más rubia que espiga de mies,
luz, flor de amena campiña -
el mozo, un Don Juan holandés.
La verde llanura, el molino;
los bueyes cansados de aras;
y en ancas e un potro argentino;
un ave que rompe a cantar.
El agua en el tiempo de frío
apura su copa de hiel
y sueña un paisaje de estío
del gran Salomón Ruysdael.
(Blanco-Fombona, R. 1908. Octubre, 15: 594)
Juramento De Bolívar En Montesacro
I
Oh, la estación florida! Ya la tierra de Europa
empapada de sangre y de recuerdos, copa
de lágrimas, esponja de amargura sonríe.
La primavera triunfa. La campaña se engríe.
Suceden el aroma y el canto a los dolores,
por donde quiera pájaros, por donde quiera flores.
II
Dos peregrinos cruzan los desiertos caminos:
¿A dónde se endereza el par de peregrinos?
Atrás quedó la Francia, resonante de gloria.
Que, a triunfo por jornadas, de victoria en
victoria,
recorrió el continente: París, tierra encantada,
patria de la hermosura, ciudad de cuentos de hada,
Dijon la pintoresca, de campos labrantíos;
como fluvial paréntesis, Lyon, entre dos ríos,
y Chambery la blanca, por el amor famosa.
Atrás quedan la Suiza y sus lagos de rosa
y de azur, sus montañas de florida leyenda,
donde vibra en los aires una flecha tremenda.
III
Los viajadores cruzan los alpestres senderos,
a pie, bordón en mano: ¿Quiénes son los romeros?
Un anciano y un joven: águila y aguilucho:
el viejo mucho sabe, el joven sueña mucho.
Y al transitar senderos de tortuoso meandro
aquél nuevo Aristóteles y el futuro Alejandro,
la brisa de los Alpes, con gracia femenina,
mezcla cabellos blancos con cabellos de endrina,
IV
Recorren Brescia, Cremona, Milán, Padua, Verona,
la lírica Venecia y la adriática Ancona,
y la ciudad de fuerza y hermosura triunfante
cuyo nombre es más bello que un tercero de Dante,
Caminan y caminan. Una mañana adusta,
de neblina, llegaron a una ciudad vetusta,
de elefanciacos muros y vigas con carcoma.
V
La villa dormitaba, perezosa, en sus ruinas.
Al histórico amparo de sus siete colinas,
De entre las piedras grises brotaba esplendorosa
la belleza de mármol de alguna blanca Diosa,
de una Efigie (SIC) cristiana, de un Efebo gentil,
centenario, y más fresco que una rosa de Abril.
En la mitad de Roma, gloriosamente feo,
alzaba su esqueleto de piedra, el coliseo;
y la niebla, trocada por Febo en Chal de Oro,
caía con la gracia de un manto sobre el foro,
VI
Los viajantes corrieron hacia el Monte Sagrado
en donde Graco venga al pueblo despojado;
y el Héroe adolescente, sobre la sacra loma,
por los recuerdos clásicos, a la vista de Roma,
juró el viejo filósofo cortar la garra ibérica,
y conquistar un día la libertad de América.
París 1908 (Blanco-Fombona, R. 1908. Noviembre, 1:
621)
Invitación Al Amor
Caracas, XI-1908.
¿Qué has vertido en mi alma? No es tristeza
ni placer, ni dolor, ni poesía;
una gorjeante fuente de terneza,
mitad amor, mitad melancolía.
Un malestar que de tus ojos fluye
y en mi alma romántica espejea:
un ala de quimera cuando huye,
un rayito de sol cuando alborea.
Si está en tu mano el meditar, sé buena
arranca esa maleza de dolor,
y que surge la dicha de la pena
como una mariposa de una flor.
Como Jesús, amor, da vista al ciego,
voz a los mudos, piernas a los cojos
y hace vibrar un misterio fuego
en los dormitorios e ignorantes ojos.
Como el Rey Midas, el amor convierte
en oro y hermosura lo que toca,
Moisés, azota el berrocal inerte,
y surjen (SIC) manantiales de la roca.
No pierdas tus abriles: que florezcan
es una gracia de jardín mirífico,
petunias, rosas y azahares crezcan
en tu desierto corazón magnífico.
Tu corazón era un erial; vivías
no entre rosas de amor, sino entre topos.
Estabas en tinieblas. No sabías
todo el poder de tus divinos ojos.
Abre el alma al amor, porque mañana
será muy tarde; y triste, arrepentida,
habrás visto pasar, cual sombra vana
lo único bueno y dulce de la vida.
Rufino Blanco – Fombona . (Blanco-Fombona, R. 1908.
Diciembre, 1: 680)
Tomado de:
http://liduvinacarrera.blogspot.com/2011/03/rufino-blanco-fombona-un-lugar.html
Cosas del café
La noche era de bruma. Triste, fría
invitaba la noche a la melancolía.
Yo, sin saber por qué, me entristecía.
Una joven pareja, a mi espalda, reñía...
Rompieron. Y rompieron sin la cortesanía
de fingirse un momento de odio,- o melancolía.
Yo, sin saber por qué, me entristecía.
Tomado de:
http://www.ellugareno.com/2019/07/cosas-del-cafe-un-poema-de-rufino.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario