jueves, 24 de marzo de 2022

POEMAS DE ISAAC FELIPE AZOFEIFA

 



OH, TEMPESTAD DE FORMAS

 

Oh, tempestad, a dónde, a dónde me conduces, lleno de ti,

girando en el vacío, arrebatado por tu cruel ventura.

 

Yo quiero descansar, pero me avienta tu pulmón de violencia,

me arrebata tu vértigo, a dónde, a dónde me conduces.

 

Sobre tu móvil lomo avanzo, retrocedo, giro sobre mí mismo,

todas las cosas que conozco y recuerdo se precipitan en tu vórtice.

 

Ah, los pequeños animales que ahora están pegados a la tierra,

que tu ímpetu ignoran, tu dominio, tu posesión voraz del hombre.

 

Esta cima conquisto cada día, esta región de vendavales,

este mundo infinito donde nada subsiste y todo permanece.

 

Participo de este poder creador de seres, en sí mismo sin límites,

me hundo en la pasión paridora del cosmos, me deseo, me elijo,

desafío, asciendo entre castigos y catástrofes, y en lo alto,

pongo mi libertad, la tuya, la de todos, la del mundo infinito.

 

Oh, tempestad de formas!

Que la estéril rutina no me encadene a su vil gramática,

a su camino donde las estatuas ya son blancas vacas muertas,

y los paseantes se saludan -qué tal, qué tal-, mientras adulan

el pasado, y escupen juicios hacia el presente sin futuro,

hasta que el día es una alberca de peces muertos y agua inmóvil.

 

Dame la llama interior, dame la rebelión, dame lo real,

dame la puerta abierta hacia los otros,

dame aceptar activamente,

libremente vivir aún lo que es necesario.

Oh, aventura!

 

De tus manos espero seguir recibiendo el bien perfecto

de la súbita iluminación del rayo,

de la ilusión que se derrumba como un muro.

Dame vivir heroicamente,

aunque este reto sea tan pequeño que cabe

toda mi libertad en la forma interior de este verso.

 

Vigilia en pie de muerte, 1962.

 

YO SOY MI PROPIA PALABRA

 

Yo soy mi propia palabra.

Yo soy los libros que leo.

Yo soy el pueblo que amo y que está hecho

de miseria y palabras.

Yo soy el mar de palabras y deseos que navego.

¡Oh savia viva, río de sangre, raíz mía!

Yo soy don Quijote soñador, pero también Justo Sánchez, jornalero,

y José Arcadio Buendía, loco de sueños como don Quijote,

pero también Roque Chaves, que me trae

lechugas y naranjas.

Yo soy mi santo civil, García Monge,

pero también Mendoza, mi ladino abogado,

y soy mi Luis de Góngora, lengua de artífice irónico,

pero también José Salvatierra, el albañil.

Y Cortázar, Darío, Asturias, la Mistral, Carmen Lyra,

y Neruda, pero también Antonio Siles, jardinero,

y Unamuno, y Don Ramón del Valle Inclán, pero también

la triste doña Emilce, doméstica, con su vocabulario desusado,

y don Vito el sastre, y Jaime, el vendedor,

y don Jacinto en su tienda,

pero también los sonetos de Julián Marchena,

y los cantos para niños de Carlos Luis,

y la poesía de piedra y lumbre de Mario Picado,

y la cólera cívica de Luis Barahona, que acaban de morir

y ahora hojeo sus libros incorruptibles

en el estanque de otro tiempo.

 

Yo soy mi propia palabra.

Herramienta de trabajo de Isaac Felipe, obrero

de la lengua castellana, torcidos los renglones,

y atareado de versos, lector sin hora de descanso,

que cada amanecer sale a cazar metáforas semidormidas

como un furtivo ladrón de estrellas poéticas

y compone el poema escuchándose como músico

y a veces también pide silencio universal

como si estuviera ayudándole a Dios

a crear una nueva criatura

con trabajo digno de alegría y justo descanso,

como acabo ahora, cuando amanece, este poema, y digo que

entero, como persona,

el hombre está en su palabra.

El mundo se aclara y forma

si el hombre da su palabra.

Tiene dignidad de hombre

el hombre por su palabra.

La mentira le corrompe

si no enfrenta su palabra.

Dada en falso, le descubre,

sin hombredad, su palabra.

Tuvo el mundo su principio

en una sola palabra.

Y crea la patria humana

el hombre, con su palabra.

 

Ensayo sobre la palabra (en seis discursos líricos), 1988.

Tomado de:

https://poeticas.es/?p=711#:~:text=Yo%20quiero%20descansar%2C%20pero%20me,se%20precipitan%20en%20tu%20v%C3%B3rtice.

 

 

SE OYE VENIR LA LLUVIA

 

 

La casa de mi infancia es de barro del suelo a la teja,

y de maderas apenas descuajadas, que en otro tiempo obedecieron

hachas y azuelas en los cercanos bosques.

El gran filtro de piedra vierte en ella, tan grande,

su agua de fresca sombra.

Yo amo su silencio, que el fiel reloj del comedor vigila.

Me escondo en los muebles inmensos.

Abro la despensa para asustarme un poco

del tragaluz, que hace oscuros los rincones.

Corro aventuras inauditas cuando entro

en el huerto cerrado que me está prohibido.

En la penumbra de la tarde, que va cayendo lenta

sobre el mundo, el grillo del hogar canta de pronto,

y su estribillo triste riega en el aire quieto,

paz y sueño sabrosos.

 

Cuando venían las lluvias miraba los largos aguaceros

desde el ancho cajón de las ventanas.

Nunca huele a tierra tanto como esa tarde.

Se oye la lluvia primero en el aire venir como un gigante

que se demora, lento, se detiene y no llega,

y luego, están ahí sus pies sobre las hojas, tamborileando,

rápidos, mojando,

y lavando sus manos deprisa, tan deprisa, los árboles,

el césped, los arroyos,

los alambres, los techos, las canoas.

 

Pero también su llanto desolado,

su sinrazón de ser triste, su acabarse de pronto,

sin objeto ni adiós,

para siempre en mi infancia, para siempre.

 

Llueve en mi alma ahora, como entonces.

 

 

AL ALBA SIEMPRE

 

 

El alba es un camino.

Por el alba se llega a la dulzura.

El aviso general de los gallos abre a la luz las puertas de la tierra.

 

El aire reparte una casta voz de campanas.

Un trino de pájaro rompe el cristal del cielo y riega

el silencio fresco de la madrugada.

El árbol duerme vuelto hacia sí mismo.

Tú, mi fiel compañía, dices

palabras irreales para salvar el sueño

que se aleja en el agua sutil de la noche.

Despierta tiritando en el vacío

un ángel retardado.

Un fantasma, una sombra, un soplo, nada.

Y amanece.

 

Vida, mi vida, al alba siempre.

Tomado de:

https://descontexto.blogspot.com/2007/11/2-poemas-de-isaac-felipe-azofeifa.html

 

ITINERARIO SIMPLE DE SU AUSENCIA

 

 

b

 

Hoy no has venido al parque.

Podría ponerme a recoger del suelo

la luz desorientada y sin objeto

que ha caído en tu banco.

Para qué voy a hablar

si no está tu silencio.

Para qué he de mirar sin tu mirada.

Y este reloj del corazón que espera

golpeando y doliendo.

 

 

c

 

Esta noche de luna y tú lejana.

Necesito a mi lado tus preguntas.

Y encontrarte en aire vuelta brasa,

vuelta una llama dulce,

vuelta silencio y regazo,

vuelta noche y reposo, como cuando

guiábamos la luna nuestra hasta la casa.

 

 

ch

 

Qué manojo de rosas olvidadas.

Qué tibia pluma y mansa luz

tu cuerpo como un árbol,

como un árbol gritando,

con tanto poro abierto, con tanta sangre

en olas dulces elevándose.

Oh, sagrado torrente del naufragio.

Cómo amaría perderme

 

y encontrarte.

Tomado de:

http://www.mundopoesia.com/foros/temas/isaac-felipe-azofeifa-bolanos.554033/

 

Primer día

 

El grito es lo más claro, todavía

la piedra es una estatua oscura. El viento

vaga sin arpa, solo. La Poesía

es un enigma, un canto sin acento.

 

El mismo sol, no halla aun su día.

Hasta el tiempo se agota en su momento.

Hay una agua sedienta. Hay una vía

sin hombre aun, sin ser, sin movimiento.

 

Un color, una luz, un solo aroma.

Un estar sin sustancia, un vivir puro.

Un aspirar que nada deja o toma.

 

Un rumor extasiado, sin idioma.

Un olvido celeste del apuro.

Aquí nace el poema o la paloma

Tomado de:

http://poesiabreve-briefpoetry.com/isaacazofeifa.html

 

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