¡SALVE, PATRIA!
... ¡Salve, gentil, encantadora tierra,
salve, Patria querida,
más dulce al corazón y más amada
cuanto más abatida!
.
... ¿Por qué agotados he de ver tus senos,
marchitos tus pezones,
fuentes de vida rozagantes hechos
a amamantar leones?
.
... Sol de trópico enciende tu horizonte
y pinta tus palmares
y viste de crespón multicoloro
tus bosques seculares;
.
... sol de trópico besa fulgurante
tus llanos, tus alcores,
y estallan a su beso tus entrañas
en explosión de flores;
.
... sol de trópico besa tus vergeles
y a sus tibios raudales,
son amor los perfumes de las flores:
y los besos, panales.
.
... ¿Por qué agotados he de ver tus senos,
marchitos tus pezones,
fuentes de vida rozagantes hechos
a amamantar leones?
.
... ¿Por qué he de ver una encendida lágrima
temblar en tus entrañas,
si no hay oculto un cáncer en tu pecho
que muerde tus entrañas?
.
... Es que tu tierra primorosa y fértil,
que tu tierra opulenta,
harta está de la sangre de tus hijos
y del sudor sedienta!
.
... ¡Ah, si me fuera dado de tu frente
disipar las angustias,
en un beso libar todas tus lágrimas
de tus mejillas mustias…!
.
... Yo veré convertido en paraíso
tu jardín hoy agreste,
y veré recamada de guirnaldas
la fimbria de tu veste.
.
... Yo veré levantarse majestuosa
tu frente hoy abatida,
y tu querido pecho desbordarse
en explosión de vida.
.
... Han de besar mis labios cariñosos
tu planta triunfadora
en la senda florida del progreso
¡no hay noche sin aurora!
.
... Hoy, sólo rompe en mi garganta el grito:
¡Salve, Patria querida,
más dulce al corazón y más amada
cuanto más abatida!
.
TU ALMA
“Si es la pupila un espejo
en que el alma se retrata,
los que tienen ojos negros
han de tener negra el alma”.
.
Dijo un poeta y deduzco,
si tal argucia no engaña,
qué pues tus ojos son pardos,
no ha de ser azul tu alma.
.
No quiero decir con esto
que tengas el alma parda;
semejante conjetura
peca por aventurada.
.
Quieran las musas que el bueno
del vate se equivocara:
¡ojalá tus ojos pardos
encubran un alma cándida!
.
Un alma como celaje
flotante de la mañana;
un alma como una aurora,
mitad fuego, mitad nácar!
.
Y pues es muy diferente
la que tus ojos retratan,
no debo buscarla en ellos:
¡esos pícaros engañan!
.
Asómala, pues, hermosa,
hasta tus labios de grana
y déjame delirante
ver en un beso tu alma
RECUERDOS
A mi esposa
… Diez y ocho años há que en tu seno de Anadyomena,
rosa encendida, cáliz de aromas, búcaro ardiente,
de amor y dicha bebí anhelante la copa llena;
por vez primera me harté de mieles adolescente.
… Fue una mañana fresca y hermosa de primavera,
coloreados los horizontes de rojas franjas,
de verde obscuro todas las frondas de la pradera,
de oro las pomas almibaradas de las naranjas;
… de la alborada multicolores vívidos lampos
anunciadores alborozados de una esperanza,
en tus ventanas, tras de los montes, sobre los campos,
en las planicies de las Misiones en lontananza...
… Triste y cansado llegué a tu puerta... Tú me abrevaste
en la alma fuente de tu cariño... ¡Lumbre encendida
fundió la esencia de nuestras almas, y en el engaste
¡Dios puso el sello de su fecundo soplo de vida!
… Cunas y tumbas marcan la huella de nuestro paso,
como jalones blancos y negros. En nuestra senda
flores y espinas... Ya de venturas mágico vaso,
ya de olores los más precitos la copa horrenda.
… Y ora el aplauso de la lisonja nos adulara,
ya nos hiriera la maldicencia con su murmullo,
indiferentes a la Fortuna, la diosa ignara,
la frente limpia, como patena, fue nuestro orgullo.
… Una guirnalda de albos azahares rodó... Mis manos,
al detenerla, se lastimaron, en sangre tintas
la recogieron: y los azahares frescos, lozanos,
se convirtieron en mil claveles de rojas pintas.
… Con los primeros hilos de plata sobre las frentes,
y más que nunca latiendo juntos los corazones,
son tus miradas mis luminarias más relucientes,
y por ti vibra la arpa dulcísima de mis canciones.
… Y en nuestro cielo, limpio de nubes, con lumbre plena,
culmina el astro de la esperanza resplandeciente,
que estaba en orto cuando en tu seno de Anadyomena,
por vez primera me harté de mieles adolescente.
Tomado de:
http://rincondepoetasmajo.blogspot.com/2011/04/alejandro-guanes.html
LAS LEYENDAS
En el báratro de sombras alocado el viento brega
ya blasfema, ya baladra, ora silba y ora juega
con el tul de la llovizna, con las ramas que deshoja,
con la estola de una cruz,
ya sus ímpetus afloja, ya retorna, ora dibuja
del relámpago á la luz
un fantástico esqueleto que aterido se arrebuja
del sudario en el capuz.
Caserón de añejos tiempos, el de sólidos sillares,
con enormes hamaqueros en paredes y pilares,
el de arcaicas alacenas esculpidas, qué de amores,
qué de amores vio este hogar,
el que sabe de dolores y venturas de otros días,
estructura singular,
viejo techo ennegrecido, qué de amores y alegrías
y tristezas vio pasar!
Por los ángulos oscuros de sus cuartos vaga el pora (1)
Es quizás un alma en pena que la vida rememora,
vida acaso de grandezas, tal vez mísera existencia,
vida de héroe tal vez!
En pesada somnolencia la tertulia se sumerge
en confusa placidez:
es la hora en que sus formas toma el pora y en que emerge
de la triste lobreguez.
Por las épicas leyendas que les cuento adormecidos,
ya mis hijos uno á uno van quedándose dormidos;
-las leyendas de portentos, de grandezas admirables
de aquel tiempo que pasó; -
con sus labios impalpables como un hálito ligero
dulce el sueño les besó,
como besa á las traviesas golondrinas del alero;
sólo insomne velo yo.
Y á mis ojos admirados cobran forma las escenas,
cobran forma y colorido las venturas y las penas
de la edad de mis abuelos, y oigo besos y suspiros
en las sombras palpitar;
en callados, tenues giros, por los ángulos desiertos
los escucho revolar:
son los besos y suspiros que arrullaron á los muertos
de un amor y de un hogar!
Donairosa, blanca dama de peinetas y mantillas,
! qué bien luce sus fulgores en tus hombros la espumilla!
¿fuiste dueña de esta casa, despediste á un caballero,
y le esperas aún quizás,
á un impávido guerrero que el partir besó tu frente,
y que el rostro volvió atrás,
al través acaso, ansioso, de una lágrima luciente
por mirarte una vez más?
Y el mancebo, tú que arrastras en la sombra la muleta,
de morrión de tosco cuero y uniforne de bayeta (2)
¿te amputaron esa pierna tras de bélicos horrores
y hoy retornas al hogar,
al que sabe de dolores y venturas de otros días,
estructura singular,
viejo techo ennegrecido qué de amores y alegrías
todo un mundo vio pasar?
! Son los muertos! En las sombras alocado el viento brega,
ya blafesma, ya baladra; ora silba y ora juega
con el tul de la llovizna, con las ramas que deshoja,
con la estola de una cruz;
ya sus ímpetus afloja, ya retorna, ora dibuja
del relámpago á la luz,
un fantástico esqueleto que aterido se arrebuja
del sudario en el capuz.
(1)
El duende de los indios guaraníes cuyas leyendas han quedado en el
pueblo paraguayo.
(2)
Los soldados de los ejércitos del Paraguay vestían este uniforme en los
días de la guerra del 65/70.
Tomado de:
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