Duelo
Canto primero:
Se trata de purificar todos nuestros sentimientos,
sacados de los periódicos y de las callejas,
sacados de los conciertos
y de las vísperas,
se trata de purificar nuestro despertar,
se trata de todos los buenos propósitos
y en contra de todas las desesperaciones,
se trata de la yuxtaposición de dos
sinsentidos…
no se trata de esta ciudad ni de otras
ciudades,
no se trata de esta Tierra ni de otra
Tierra,
no se trata de mañana ni de
pasado mañana,
no se trata de todo lo que existe ni de lo que
no existe,
se trata sólo de nosotros dos…
Canto segundo:
Dónde diablos estás, si no estás
en estas espigas, en esta humillación,
si no estás cerca de mí, entonces en parte alguna
no oíste por qué dije que No,
no oíste mi oración fúnebre,
que nada tenía que ver con compasión,
sólo con nuestros difuntos padres…
Dónde diablos estás, para que pueda ir ahí
y adivinarte…
Pero mi muerte es más definitiva que tu muerte,
eso quiero decírtelo…
Canto tercero:
Invierno, me avergonzaba de mi lengua,
llamaba, llamaba,
sin eco era un árbol desecado
sin raíces…
preguntaba a los bosques,
me pudría con los guerreros descompuestos
hasta las sienes, ya no vivía
una vida al margen de la vida…
No mencionaba la palabra de Dios,
despertaba al batracio y a la
perdiz
al gordo faisán y a las hambrientas cornejas
con mi lamento…
Canto cuarto:
Palabras buscan palabras, emigran
de boca en boca…
… y en tus ciudades
y en tus tinieblas
y en tu palabra silenciosa…
nada…
llevan duelo, sostienen
las conversaciones de otras palabras
en libros abiertos sin palabras…
* * *
Canto quinto:
Contemplaba el mar sin ningún destino,
poseído por la idea de la inmortalidad,
por la silenciosa recaída en el desierto de la
juventud…
Dondequiera que llores
estaré yo…
exactamente ese día
mil años
y mil años después
y siempre
contigo
en tu llanto,
y muchos
te mueren
y muchos
que tú lloras
y siempre…
dondequiera que llores
estaré yo…
Escenarios de Verona:
Figuras susurrantes te cubrieron
de tinieblas,
rompieron cadenas, donde tú estabas,
te azotaron con azotes de pájaros…
Monumento de tedio en las colinas heladas,
los días se levantan negros
y tú en tu hambre.
Al final de la tumba escuché
tu voz
en la protesta de la corneja,
con viles mentiras te até
a las orillas del río…
¿Pues quién escribió antes que yo
que nadie vivió antes que tú
y nadie murió,
y nadie estuvo en mí,
quién escribió antes que yo
que la primavera era invierno
y el invierno primavera,
quién escribió antes que yo:
ésos eran nuestros nombres:
un verde negro,
un rojo mate,
quién escribió antes que yo
cómo entraba en las frías tumbas
el viento frío y la muerte fría?
tú en tu sombra,
tú en tu despertar,
tú en tu tiempo,
tú en tu gloria,
tú en tu palabra,
¡tú!
Sobrevivir
a las órdenes de la noche,
tú te refugias en los libros,
a mí me retiene la tierra
con sus pensamientos.
Tu muerte no es mi muerte
1
… contemplar cómo cava el topo…
3
antes que la rosa la espina,
antes que la luz la sombra,
antes que la vejez la muerte…
5
Entonces comparecí ante ti y entré en tu sufrimiento
como si fueras una basura
y pudieras soportarme…
8
Mi zapato prueba la tristeza de las canciones
y pocos cantan conmigo, hoy ninguno,
ya no sé por qué todos
callan…
9
Director de mi oración, te exprimo
los ojos incapaces,
con lengua abierta hablo a los jornaleros,
en tu nombre
refreno la discordia
con el sueño… con la copa del árbol…
11
La muerte bajó por fin a la vida,
mató a muchos mientras despertaban,
y se puso al trabajo, cansada, impasible.
Octubre
En el montón de escombros nada significa
el lamento de la madre,
nada la intercesión del padre borracho
nada el parte de bajas del teniente
la rebelión de los cardenales nada,
nada el reproche del futuro,
el llanto de pueblos enteros nada,
nada el aire muerto,
el fin de los océanos…
Desenterré la mandíbula enterrada,
las humillaciones,
llevo mi debilidad
ante mi boca degenerada,
ante mi cráneo reseco
a mi miseria de la mañana…
En la noche
compensas los incendios del mundo
con mi imbecilidad fraterna…
Coral:
Qué quiere el día de mí
y me hace preguntas, cientos de miles de preguntas
y me presenta nombres
y revuelve mi estupidez con su
llanto…
Qué quiere el día de mí
y me clava en árboles gruesos,
se limpian su sangre en mi rabillo del ojo,
y la sangre no me deja ver la tierra, nada…
Qué quiere el día de mí,
me clava estaquillas en la carne y me hace
cantar
Traducción de Gabriel Ferrater
Tomado de:
https://www.zendalibros.com/5-poemas-thomas-bernhard/
1.
Tras el sombrío bosque
quemo este fuego de mi alma
donde flamean la respiración de las ciudades
y los mirlos del miedo.
Con mis manos desnudas abato estas llamas
que ascienden por el aire hasta mi cerebro
y tiemblan en mi nombre.
Como nube pasa mi corazón
sobre los techos,
cerca de los ríos
hasta que yo, una lluvia tardía,
regrese en el otoño profundo.
2.
Dios escucha también mi plegaria
por la mañana en el trigal
donde el viento
reúne a los niños del mediodía
y donde los difuntos
descansan de sus cerebros
al pie del muro.
Dios me escucha
en las tinieblas de la lluvia
y en los caminos
de amargas hierbas y relucientes piedras
sobre las calaveras de la noche
que de pavor se estrellan
en mis sueños.
Dios me escucha
en cada recodo del mundo.
3.
El bruñido hierro de la luna
te matará y la rígida garra
de un pájaro gigantesco
al que en invierno
le has confiado tu tristeza.
El bosque enrollará sus huesos
en desasosiego
y te derribará
el viento
que sopla desde
el escondite blanco
de los corzos enfermos.
El sol enterrará
su herida tras los tallos moribundos
y en tus labios fuego
llamas para las flores sonrientes
de la muerte.
Tomado de:
https://riespe.blogspot.com/2012/04/7-poemas-thomas-bernhard.html
2. El fracaso
¿Qué haré
cuando ningún granero mendigue ya mi existencia,
cuando arda el heno en aldeas mojadas
sin coronar mi vida?
¿Qué haré
cuando el bosque sólo crezca en mi imaginación
cuando los arroyos no sean más que venas vacías,
lavadas?
¿Qué haré
cuando no lleguen ya mensajes de la hierba?
¿Qué haré
cuando me hayan olvidado todos, todos?
[Qué haré]
—
3. Contra Austria
Pero ¿Qué encontré en mi capital?
La muerte con sus fauces de ceniza, aniquiladora, sed
y hambre
que repugnaba a mi propia hambre, porque era
un hambre de carne y pan, de rostros y lavabos,
un hambre que balbucea la vergüenza de esa ciudad,
un hambre de miseria,
que relucía de ventana en ventana, produciendo
primavera y fama podrida
bajo las escaleras del cielo.
Yo estaba cautivo y cansado de podredumbre,
lejos de los bosques y lejos de la búsqueda de muerte
de años desintegrados.
Las piedras grises y desmoronadas de esa estructura se
lamentaban salvajemente,
pero yo mismo era risa, risa del infierno,
que me hacía olvidar la trampa humana en que había
caído,
una hora negruzca del mundo
en el viento de noviembre de mi existencia…
[Fragmento
de En mi capital]
—
4. El padre ausente
Sin verte, oigo
lo que dices, siempre estoy
en tus casas,
en la oscuridad de tu casa
reconozco en mi padre
al inventor de mi muerte,
al causante de mis penas,
al inductor,
al padre de mis crímenes…
[Fragmento
de Conmigo y con mi país]
—
5. La muerte
Grazna el cuervo
Me ha capturado.
He de recorrer el país sin pausa
en su graznido.
Grazna el cuervo.
Me ha capturado.
Ayer, posado en el campo, se helaba
y mi corazón se helaba con él.
Mi corazón se vuelve cada vez más negro
porque está cubierto
por las alas negras
[Cautivo]
Tomado de:
https://patriciadamiano.blogspot.com/2012/03/thomas-bernhard-otros-poemas.html#ixzz7XPpyfMYT
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