De El rostro en la mano
La mano
La miro. Es mi mano.
Distinta a la imagen que culturalmente poseo:
larga, dedos puntiagudos
y en las articulaciones exactitud matemática
de acuerdo al ritmo de Mahler, Yupanqui, Xenakis.
Mi mano cuadrada. Plana.
No están en ella ni el monte de Júpiter ni el de Venus ni
el de la Luna.
Sí el mapa de siete generaciones que me preceden:
guerreros, labradores, albañiles, truhanes, hilanderas,
modistas
apretando el terrón el puñal la sangre
el pañuelo empapado de sudor
la humilde violeta
el dedal el huso la baraja.
Mírala, bruja de todo alquimería,
quiromántica.
Mi destino no está escrito en las líneas de la mano,
está en el Universo.
Lo rigen el tiempo y el espacio:
la gigantesca espiral de la Historia:
ese milagro.
De Paloma pantera
Al morir
con certeza mi hermana gemela me dejó su vida
prendida al ombligo
para que yo viviera por ella y por mí.
Este yugo que me unce
el peso de milenarias piedras sobre los hombros
y su voz que es
sólo un rumor
desvela a la paloma
a la pantera
a la locura que se viste de rojo y violeta
se restriega las manos mientras patina haciendo ochos
sobre el piso
las paredes
el techo de la casa.
Yo miro aturdida
confundiendo mi cama con un tren que vuela enloquecido en
busca del sol.
Tomado de:
https://www.eternacadencia.com.ar/blog/libreria/lecturas/item/tres-poemas-de-glauce-baldovin.html
XII
Es necesario Amigas
nos dice la Soledad
hacer un alto en el camino
-el lugar nos es propicio-
reflexionar sobre los senderos recorridos:
rectas círculos concéntricos quebradas
zigzagueantes
cardar el pasado
perfumar y ovillar la fibra que nos resta
y comenzar otra vez
como tantas veces comenzamos
pero ahora con un paso diferente
una alegría
serena agridulce como las almendras
más la sabiduría que los años han ido acumulando.
XVIII
Por la mañana el sol entra a nuestra alcoba
Baña el macetero con potus crotos
helechos
La máquina de coser de la abuela transformada en mesa
Donde están los diccionarios
-benditos compañeros de toda la vida-
y termina recostándose en nuestro lecho:
es naranjo
mandarino limonero.
La Magia vuela por los rayos del sol juega
danza.
De pronto abre el Pequeño Larousse ilustrado
Corre en mi busca y señala CRIBAR.
Cribar digo cernir
tamizar.
Dejar pasar las sombras
quedarse con la luz
dejar pasar la mentira
la traición la crueldad
retener la verdad
el amor
la ternura
el hechizo las
alas.
Dejar transitar las ansias de poder
-corruptas
perversas genocidas-
Retener la porfía de luchar contra miedos
frustraciones
amargor
amenazas:
mantener el heroísmo de vivir cada día
levantando la palabra HERMANO
como sacramento y espada.
Sergio
Predestinado nació para la vida
para la filosofía y los viajes siderales
y con Heráclito empezó a construir su mundo
aquel río eterno que siendo el mismo cambia a cada
instante.
Quiso la revolución de la alegría
del hombre conquistando el universo
y de las rosas.
Amaba al sol al mar a la pantera
Y nunca se atrevió a matar una serpiente
por más que su presencia lo erizara.
Fue su amor por todo lo que existe
por lo que palpita de una u otra forma.
Y en su joven sabiduría eligió como meta el pensamiento
Su esplendoroso rigor
El miedo a las contardicciones.
¿Hubiera sido poeta
filósofo o simplemente su oficio
un imprentero?
Nadie lo sabrá jamás. Le trizaron su tiempo
El silencio
El silencio es recordar nuestras voces
la tuya y la mía
hablando sobre el sol
los avatares de la humanidad
el amor
los barcos.
El milagro
Tantas veces quebré mi esqueleto tantas veces lo
recompuse.
Sin saber anatomía fui dejando huesos en la tierra
Falanges fémur omóplatos crestas ilíacas vértebras.
No sé con los que cuento aún
Y sin embargo estoy de pie cara al sol
sostenida por brisas arbotantes,
alimentándome con tu asombro
con cada una de tus palabras.
La opción
Es imposible negar esta tristeza
el esternón como quebrándose
el aire que no llega a los pulmones
y las ganas de no estar no saber
no haber estado nunca.
Pero es tan criminal como el crimen vivir en la tristeza
andar desparramándola
contagiándola como una peste
y aunque esté casi inválida mi voluntad
tendré que optar finalmente por la alegría o la muerte.
La alegría
Bajo el sublimado altar de la tristeza yace la alegría.
Postergada.
Olvidada.
Casi un estigma.
Hela aquí: junto al hombre que cruzamos en la calle
en el pan
el corazón del alcaucil, la cebolla, la manzana
la golondrina que huye
y retorna
la memoria
la canción que nos llega de lejos y cantamos.
La aurora, el crepúsculo, el rocío, la garúa.
El primer higo que ha madurado.
La noche que soñé que regresabas.
El gorrión que bajó a comer migas en mi patio.
La poesía sale de su oscuro rincón
me enfrenta
me mira desde sus ojos sin párpados
y me exige testimonio sobre el hambre
la persecución
el crimen.
Me conmina.
Me sentencia.
Y antes de esfumarse otra vez
deja en mis manos un afilado puñal de punta perfecta.
IX
El silencio es la violencia.
Pero más violencia es mezclar las palabras
confundirlas
trastocarlas
para que el silencio se vuelva error
y creamos que la paloma se transformará en dragón
y que aquel que se alimentó con nuestra sangre es el
cordero.
La esperanza
Creo en la esperanza de los pueblos.
En la gran naranja jugosa del mañana,
mas no en la esperanza individual
cruel
prostituida
emponzoñada
sabedora de todos los disfraces: tórtola mensajera del
amor
gallo de veleta que gira según las brisas arbotantes
un no me olvides brotando en la nuca una mano en espigas y
mares
La esperanza es tan solo una araña sabia en las más
oscuras cárcavas
mejor fortificadas
y en el veneno elaborado controlada con tal maestría
que sin matar perpetra la gran agonía:
inventa el milagro de la muerte y la resurrección cada vez
con más dolor
con menos fuerzas
en un delirio que avanza en línea recta y se transforma en
espiral
sin dirección.
Enloquecida.
Tomado de:
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